Saint Seiya Fan Fiction ❯ Ayoros ❯ Conmoción en casa de Leo ( Chapter 4 )

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IV. Conmoción en casa de Leo.

 

Pero las preocupaciones de Seiya y Shaina poco a poco se fueron dispersando con el paso del tiempo.

 

A pesar de prevenir a otros y hasta hacer sugerencias de lo que podía o no ser, la verdad es que no pasó de ser un simple rumor. Ni siquiera cuando Seiya regresó por un tiempo a Japón para divagar más sobre el asunto, pudo encontrar algo que le hiciera sentir que en verdad se trataba de "dos hombres maliciosos" buscando "a su Ayoros"… ¿Es que todo lo extraño que pasaba en el mundo tenía que ver con ellos?..¡No!

 

El asunto fue olvidado entonces; los dos sujetos que Seika había mencionado en su carta nunca se volvieron a aparecer, y Ayoros estaba creciendo feliz y muy saludable, ganándose más y más cariño de todos sus "papás" con cada año que pasaba.

 

Sin darse cuenta, el pequeño Ayoros ya había cumplido seis años (y por fin podía usar su bandita escarlata ¡woo-hoo!).

 

Ahora sí que era un niño muy alegre y seguro que no se detenía ante nada. Y como ya estaba muy grandecito para andar de arriba para bajo a su voluntad, no era extraño que se hubiera roto aquella disciplina de "un mes cada uno". Ahora, corría de casa en casa con la única preocupación de llegar a tiempo a sus clases con su bola de maestros que procuraban una buena educación al niño:

Mu, al no poderle enseñar a usar poderes telequinéticos, puesto que el niño no era apto para eso, mejor se concentró en enseñarle todos los oficios de la reparación de armaduras. Kiki, por su parte -ahora un muchacho de catorce años… (¡cómo vuela el tiempo!)- le ayudaba con su entrenamiento en el combate y sobretodo en cuanto a agilidad se refería (es que eso de tratar de alcanzar a un muchacho que puede teleportarse de aquí para allá si esta como en chino).

Aldebarán (que yo creo que era amante del físico culturismo) se preocupaba mucho por aumentar la masa muscular y el tamaño del chaval, pero no le exigía demasiado al pobre (mejor se soltaba a carcajadas cada vez que el niño trataba de levantar sin éxito algunas de las pesadas herramientas que Aldebarán había hecho con sus propias manos para usarlas a modo de pesas).

En casa de los gemelos, el niño aprendía a estudiar; Saga, adoptando como de costumbre una actitud más imponente que la de su hermano, era el encargado de dar clases teóricas al niño. Le hablaba de historia, filosofía, geografía y otras cosas (que yo creo que a esa edad ni le importaban T_T), y siempre le aseguraba un cuaderno para que hiciera apuntes, y en esto último, Kanon era el que lo asesoraba en la escritura mientras Saga dictaba y dictaba (En realidad, Kanon le enseñaba al niño a hacer dibujos "super deformed" de su hermano gemelo, cosa de la que luego ambos se burlaban cuando Saga les daba la espalda).

Había otras dos casas donde el niño se dedicaba más bien al estudio, como la de Libra y Capricornio, o la meditación, en caso de la casa de Virgo: en la primera, el antiguo maestro solía contarle historias o fábulas al pequeño; esto le gustaba mucho, y aún más cuando Shiryu estaba de visita con su maestro y le hacía la segunda en las narraciones.

En el caso de Capricornio, Shura más bien ayudaba al pequeño a entender más sobre el cosmos y todas esas teorías existenciales; además, lo hacía ver lo importante que era servir a la Diosa Atena. Ayoros disfrutaba mucho de la compañía de Shura y de la forma en que le hacía entender las cosas.

En Virgo se ponía más serio el asunto, ya que Shaka no solía tolerar las irresponsabilidades que presentaba el niño de vez en cuando (como dormirse a la mitad de la meditación o llegar tarde); sin embargo, Shaka se divertía mucho viendo (¿en serio? ·_· ) al pobre niño sufrir por no poder subirse a su gigantesca flor de loto para sentarse a meditar al lado de su maestro, cosa que consideraba como un esfuerzo por parte de Ayoros y que usaba de pretexto para perdonarle todas las demás faltas.

 

Por supuesto, también existían casas donde el aprendizaje era más "didáctico" (o sea que se la pasaban jugando); bien podríamos citar la de Acuario, donde Camus a menudo le hacía montoncitos de nieve al niño, los cuales utilizaba para hacer "castillos" o muñecos de nieve, e incluso, cuando Hyoga iba de paso, podían jugar una buena guerrilla de bolas de nieve (Que aunque Camus no participaba en ellas, se entretenía mucho de ver a sus dos "alumnos" haciendo tarugada y media).

También estaba la casa de Escorpión para explayarse un poco. Milo (que resulto ser un vago de lo peor) a menudo gustaba de agarrar a "su niño" como excusa, y llevárselo montado en sus hombros a pasear por el mercado griego (y ya sabían que cuando esto sucedía, los dos acababan con un tremendo dolor de estómago por comer tanta chuchería...)

 

En fin, todas las casas zodiacales eran divertidas y muy interesantes - Hasta la suya que luego usaba de escondite o para hacer travesuras sin que nadie le pudiera decir nada-; sin embargo, había una casa que aún no aceptaba al pequeño como las demás…la de Cáncer.

Inclusive en Piscis, Afrodita siempre lo recibía con cierto entusiasmo y el niño le servía de compañía (porque seamos sinceros, Afrodita no le enseñaba nada de técnicas, mejor lo entrenaba en el arte de la contemplación y la estética… (¿eso será bueno o malo? Insisto)), y aunque no lo exaltara muy seguido, pero era obvio que el santo de Piscis se había rendido completamente ante los encantos del pequeño, hasta el punto de extrañarlo demasiado - quizá más que otros de sus compañeros - cuando se iba de vacaciones con los chicos de bronce (momentos del año que odiaba); pero Máscara de la muerte… No, a él nada más le habían gustado los niños para poner sus rostros inanimados como trofeos en su casa, en otros tiempos…

Máscara de la muerte no le hacía caso, es más, lo ignoraba a propósito para que el niño no se quedara mucho tiempo (de hecho también lo hacía para no irse a encariñar con él como le había pasado a su "compañero de armas" - Es decir, Afrodita-) o procuraba no estar en su casa. Ante esta actitud, Ayoros - como todo niño ignorado- trataba de hacer mil monerías para agradarle a Máscara de la muerte...

 

Máscara de la muerte: ¡¡¡¡¿PERO QUÉ RAYOS ES ESTOOOOOOOOO?!!!!

 

El gritó desgarrador de Máscara de la muerte alertó a toda la comunidad de santos dorados que salieron corriendo a la entrada de sus casas para ver qué pasaba (pobres, ya deberían haberles puesto unas ventanitas ¿no?).

 

Saga: (viendo, junto con su hermano, la casa vecina) ¿otra vez?

Parecía entonces, que los gritos de Máscara de la muerte ya empezaban a ser algo rutinarios en el Santuario...

 

Máscara de la muerte: (Trabado por el coraje) Pero... es que... esto-no... debió ser... (Llamando) ¡¡¡AYOROS!!!

 

Y muy obediente, el niño apareció corriendo desde la salida de la casa de Cáncer (es que ya se iba a ver a su hermano en Leo, cuando Máscara de la muerte llegó de haber estado quién sabe en dónde).

 

Ayoros: ¡Hola! ¿Qué pasa Máscara?

 

Máscara de la muerte: (Fastidiado) ¡No me llames Máscara insecto! ¡Soy Máscara de la muerte, di mi nombre completo!

 

Ayoros: (Razonable) Pero es que tu nombre parece trabalenguas... y pues me trabo la lengua...

 

Máscara de la muerte: (Rojo del coraje) ¡¡Eso no importa ahora!!

 

El molesto caballero agarro de los pelos al niño (algo a lo que seguramente Ayoros ya estaba acostumbrado, y yo creo que hasta lo consideraba como un cariñito medio apache por parte del santo de Cáncer) y lo soltó enfrente de una de las paredes de su casa.

 

Ayoros: ¡Ouch!

 

Máscara de la muerte: ¡¿Qué demonios significa esto?!

 

Pensando que el santo de Cáncer estaba amargado porque su casa era muy "gris", Ayoros se había dado a la tarea de pintar todas las paredes del templo con unos lindos crayones que Saori le había regalado -y que le gustaban mucho por cierto-...

Se los acabó, se puso triste, pero su obra de arte era bellísima; ahora sólo faltaba que la viera Máscara de la muerte cuando regresara de hacer lo que quiera que estuviera haciendo...

 

Ayoros: (orgulloso de su trabajo) ¿No es bonito? ¡Me tarde toda la mañana y trabaje muy duro para dejarte la sorpresa lista antes de que volvieras!

 

Máscara de la muerte: Bonito sí... ¡como no! (viendo al niño) Lo que acabas de hacer es como para partirte la...

 

Ayoros: (Esculcando en una mochilita que siempre cargaba y sacando un pan dulce) ¿Quieres pan dulce, Máscara?

 

Máscara de la muerte: (Va a hacer erupción el volcán) ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ 61;¡!!!!!!!!!!!!!!

 

Y de nuevo, el grito que se escucho por todo el Santuario, acompañado esta vez por el eco que ocasionaban las ruinas... Era un grito verdaderamente espeluznante y que incluso ocasionó que Shaka tirara los platos… (¡¿platos?! ¿de dónde sacó Shaka unos platos?)

 

Shaka: Mmm…

 

Luego de esto, un aterrorizado Ayoros sale como bólido de la casa de Cáncer, seguido por el furioso hombre cangrejo con todo y sus "capas del espíritu" detrás de él...

 

Máscara de la muerte:¡¡Ya verás cuando te alcance pequeño engendro del mal!!

 

Ayoros: ¡Lo siento Máscara! (rogando) ¡Prometo mejorar mi técnica para que me quede más bonito la próxima!

 

Máscara de la muerte: ¡¡Pero no entiendes, NO HABRÁ PRÓXIMA VEZ PARA TI!!

 

Obteniendo la ira del santo dorado, ahora el niño corría escaleras arriba a todo lo que daba para no ser alcanzado y llegar hasta la protectora casa de su hermano. No por nada, pero Ayoria era el que más afecto tenía por parte de Ayoros. El niño lo adoraba y como todo mundo esperaba, era al único santo dorado que llamaba hermano.

 

Ayoria: (Viendo a Ayoros correr hacia él) ¡Ah que bien! Ahí viene ya.

 

Marín: (Viendo lo mismo, junto a Ayoria) ... ¿Y qué es eso de atrás?

 

Ayoria: ...Oh no... ¡no, no, no, de nuevo no!

 

Ayoria era muy consentidor y, cada vez que el niño salía corriendo de casa de cáncer con Máscara de la muerte detrás de él, el pobre Ayoria era el que tenía que hacerse cargo.

 

Ayoros: (pasando junto a su hermano) ¡Hola, ya llegué!

 

Y el niño siguió corriendo hasta desaparecer dentro de la casa de Leo.

 

Marín: (dando una palmada amistosa en la espalda de Ayoria) Voy a comenzar con sus clases... Ya sabes cómo manejarlo...

 

Y Marín desapareció también.

 

Ayoria: (Viendo a Marín alejarse) Ugh...

 

Máscara de la muerte: (voz vaporosa) A-YO-RIAAAA...

 

Ayoria volteó al frente para encontrarse con esa escalofriante visión que, por lo menos una vez a la semana, lo hacía tener pesadillas: Máscara de la muerte haciéndole honor a su nombre.

 

Ayoria: (resignado, serio) ...¿Qué hizo ahora?...

 

Máscara de la muerte: ¡Pinto mi casa, toda todita, con esos demoníacos crayones!

 

Ayoria: Creo que es más demoníaca la "capa del espíritu" que traes atrás de ti... Sabes que Atena te ha prohibido usarla.

 

Máscara de la muerte: (relajándose un poco y desapareciendo su técnica) Sí ya lo sé... pero no puedo evitarlo... ¡Cuando me enojo es en lo único que pienso, y deseo mandar ahí a ese mocoso!

 

Ayoria: (Molesto) ¡Pero que tonterías dices! No se te ocurra o te las verás conmigo ¡¡¿Entendiste?!!

 

Máscara de la muerte: ¡Es que no es la primera vez! ¡Ese niño es un mal agradecido y me odia! ¡¡¿Si no por qué soy al único que se la vive haciéndole travesuras?!!

 

Shaka: (Saliendo de casa de Leo) Él no te odia...

 

¡Claro! Shaka apareciéndose otra vez y metiendo sus narices en el asunto.

 

Ayoria: ¿Shaka?

 

Shaka: El mismo.

 

Ayoria y Máscara de la muerte:...

 

Shaka: Ehm... (serio) lo siento, es como un "tic" que tengo.

 

Máscara de la muerte: (Nefasto) ¡¿Qué haces aquí chico del "tic"?!

 

Shaka: ¿No es obvio?... Estoy bajando las escaleras.

 

Máscara de la muerte: ¡Eso ya lo sé grandísimo...

 

Shaka: (interrumpiendo) Me dirigía a hacerle una visita a Mu.

 

Y terminando esta oración, Shaka alzó, a la vista de los otros dos, un par de platos de barro barnizado, que estaban bien rotos (¡ah! Los platos…).

 

Ayoria: (Viendo los platos) ehm... Shaka (viendo al caballero a la cara) ¿Mu qué tiene que ver con estos platos rotos?

 

Shaka: (decidido) Él repara armaduras destruidas y agonizantes... unos cuantos platos deben ser pan comido.

 

Máscara de la muerte: No puedo creer lo que oigo... ¡Sería una estupidez arreglar esas basuras con el polvo de estrellas!

 

Shaka: Yo pensaba más bien en barro; pero soy muy torpe para la manualidad y él no... (bajando los platos) Como sea, el punto es que: (continuando) el niño también hace travesuras en mi casa... igual que en casa de Dohko o del mismo Camus; en casa de todos. Es normal, porque es eso, "un niño". Los niños no tienen malicia como los adultos, Máscara de la muerte... él no te odia, al contrario, creo que busca una manera de cómo agradarte.

 

Máscara de la muerte: ¡¡¿Pintando mi casa?!!

 

Ayoria: -¿qué Ayoros habrá roto esos platos también?-

 

Shaka: Yo sólo te he dado un sermón, lo que pase en tu casa no es asunto mío. Es tu problema.

 

Y acabado esto, Shaka continuo su parsimonioso descenso hacia la casa de Aries. Ayoria y Máscara de la muerte se quedaron mirando hasta que lo perdieron de vista.

 

Ayoria: Necesita vacaciones, cada día está más loco.

 

Máscara de la muerte: ¡Ah de ser por culpa de tu niño! ¡¿Ves como si puede volverte loco?! ¡hasta rompe platos el dedos de mantequilla!

 

Ayoria ya estaba harto de tanta necedad por parte del santo de Cáncer; desde hace mucho tenía una interminable lista de cosas que quería decirle en tono destructivo a ver si le explotaba el cerebro, o algo así, para que por fin los dejara en paz a él y su hermano... y ahora estaba listo para hacerlo, de verdad, incluso ya tenía la boca abierta, y su garganta empezaba a emitir lo que parecía un ruido encaminado a convertirse en un "tu"... pero no pasó nada cuando, de pronto, algo lo paralizo; volvió a cerrar la boca de inmediato y se quedó en silencio; una extraña sensación le había atravesado por todo el cuerpo... Una sensación algo amarga y fría… ¿qué era eso?

Mas no fue el único que sintió algo extraño, puesto que Máscara de la muerte también se había quedado callado, aunque aún mirándolo; en su cara resaltaba una mirada de incrédula sorpresa.

 

Máscara de la muerte: (volteando a sus espaldas) ¿Qué es...

 

Ayoria: No sé qué clase de energía es esta...

 

Máscara de la muerte (sin mirar a Ayoria) ¿También la sentiste?... Es algo demasiado extraño... no logro...

 

Ayoria: Alguien viene...

 

Y ambos miraron defensivos las escaleras que conectaban sus casas... Pero lo único que se les hizo presente fue la silueta de Shaka que venía de regreso hacia ellos…

 

Shaka: ¿Cuántos platos les enseñé?

 

Máscara de la muerte: (atontado)… ¿dah?

 

Ayoria: (tratando de actuar normal) Ehm… ¿dos, Shaka?

 

Shaka: (meditando) Que mal…

 

Shaka continuó caminando escaleras arriba.

 

Shaka: Olvidé uno…

 

Máscara de la muerte: (reaccionando)… ¡Shaka, espera!

 

El caballero de Virgo se detuvo para luego darle el frente a Máscara de la muerte que de tan sólo dos zancadas lo alcanzó.

 

Shaka: ¿qué pasa?… Te escuchas abrumado.

 

Máscara de la muerte: Tú eres un hombre muy receptivo ¿no?… ¿has sentido algo extraño últimamente? ¿quizá hace como cinco minutos o menos?

 

Shaka: (pensando) No… no que yo sepa.

 

Y sin más preámbulos, Shaka se dio media vuelta y se dispuso a regresar a su casa por el plato que le había faltado, dejando a sus compañeros atrás.

 

Ayoria: (acercándose a Máscara de la muerte) Esto no me gusta… (viéndolo) ¿Acaso tu y yo somos los únicos que tuvimos esta horrible sensación?

 

Ayoria veía con intriga a Máscara de la Muerte; este último, simplemente se había quedado callado, pensando... Luego de unos cuantos minutos (que parecieron siglos) parecía que por fin iba a externar sus cavilaciones:

 

Máscara de la muerte: (voz muy baja) Esa energía... se parecía mucho...

 

Ayoria: (Tratando de escucharlo) ¿Eh?... ¿qué dices?

 

Sin embargo, el santo de Cáncer cayó nuevamente en el silencio y de nuevo se puso a indagar para si mismo.

 

Máscara de la muerte: - Energía... es muy parecida a la que yo utilizo con las capas de espíritu... Sin embargo... ¿dónde esta el cosmos del dueño de esta energía?... ¿acaso no le pertenece a nadie?... ¡¿Qué rayos es esto?!- ... (viendo hacia casa de Leo) ¿Mmm?

Ayoria: ¿Y a ti qué demonios te pasa?... ¿Por qué te quedas callado? (viendo que no hay reacción) ¡¡Responde!!

 

Máscara de la muerte: Shhht… guarda silencio…

 

Ayoria: ¿eh?

 

Máscara de la muerte: … oigo… llorar a alguien…

 

Ayoria: …

 

Y ambos se concentraron en los diminutos sonidos del ambiente que los rodeaba. ¡Sí! Era el llanto de alguien… era el llanto de un niño… ¡¿un niño?!

 

Ayoria: ¡Ayoros!

 

Los dos caballeros entraron corriendo a la quinta casa.

 

Apresurados y con una sensación de frío en la boca y la nariz, Ayoria esperaba encontrar lo más rápido que le fuera posible a su hermano… "Pero estaba con Marín" "Marín no permitiría que nada malo le pasara" "Y si algo le hubiera pasado a Marín y a su hermano"… maldición, estas ideas tan raras los estaban volviendo loco y no podía parar… no hasta que encontrara a ambos sanos y salvos…

Gracias al cielo, así fue: Pronto, Máscara de la Muerte y Ayoria encontraron a Marín y a Ayoros en la parte media del templo de Leo. Marín estaba hincada a un lado del pequeño que, no les falló el oído, estaba apenas sollozando.

 

Ayoria: ¡¿Qué pasó Marín?!

 

Marín: (volteando a ver a Ayoria) Él está bien Ayoria… Se tropezó y se pegó en la nariz, eso es todo.

 

Máscara de la muerte: ¡¿Y por eso esta llorando como niñita?!

 

Ayoria: (molesto) ¡¿Tú cómo estarías si yo te rompiera la nariz?!

 

Marín: (poniéndose de pie) Por cierto… de casualidad ustedes…

 

Los dos santos dorados vieron a Marín como adivinando a dónde encaminaba su pregunta (Quizá no estaban tan locos después de todo).

 

Marín: ¿De casualidad ustedes sintieron también esa extraña fuerza, aquí, en el Santuario? Porque Shaka, que acaba de pasar por aquí hace unos instantes, me hizo dudar…

 

Los tres caballero atenienses se quedaron divagando un buen rato en casa de Leo.

 

Apenas habían pasado unas cuantas horas, y lo que parecía haber empezado como una mera serie de casualidades se convirtió en una especie de reunión de alguna secta secreta en casa de Leo: Primero eran tan Sólo Marín, Máscara de la muerte y Ayoria - y Ayoros, aunque éste último se había quedado dormido luego de un rato (cansado por la corretiza que le puso Máscara de la muerte, de seguro)-… pero al rato, llegó también Milo junto con Shura y Camus… y luego apareció Mu, seguido unos minutos después por Aldebarán y Saga… Los santos dorados se estaban congregando en casa de Leo sin explicación aparente… o bueno, con una, pero medio rara: "Es que sentimos una energía anormal aquí, en casa de Leo, pero nadie dijo nada… Así que hartos de esperar, decidimos venir a ver qué pasaba"… y otros además antepusieron lo del grito de Máscara de la muerte aunque sabían que en realidad no tenía ninguna relación, así era siempre de gritón pero bueno, había que cerciorarse…

 

Camus: ¿Platos?

 

Mu: … Yo no reparo platos.

 

Máscara de la muerte: ¡Pues es lo mismo que yo le dije!

 

Saga: Eso no importa… Mejor debería preocuparnos el que Shaka no hubiera sentido nada, a pesar de haber estado tan cerca…

 

Camus: Curioso, eso de los platos me recuerda... (meditando)...

 

Milo: ¿Vas a decir algo o sólo nos andas picando?

 

Camus: ¬_¬ El único que pica gente aquí eres tú tarado.

 

Milo: (entre dientes, molesto) Si trajera un "picahielos" a la mano ya verías...

 

Camus: (serio, sin prestar atención) En fin, volviendo al tema... quizá esta energía especial no pueden sentirla todos… El viejo maestro y Afrodita, ninguno de los dos se ha aparecido tampoco…

 

Mu: Es extraño… tomando en cuenta que, por lo menos el viejo maestro, tiene una capacidad receptiva impresionante.

 

Milo: ¿Entonces qué? ¿Acaso la gente más receptiva en este Santuario no pudo sentirlo?

 

Aldebarán: (Movimiento negativo de la cabeza) Esa regla no aplica. Mu está aquí, lo sintió como cualquiera de nosotros.

 

Mu: En realidad era una energía como cualquier otra; lo único que la diferenciaba era esa esencia fría con la que la sentí... Seguramente, ustedes también lo notaron.

 

Máscara de la muerte: Sí, es cierto. Sentía como si mi nariz estuviera congelada... Además, ¡era una maldita energía sin cosmos!

 

Mu: (Viendo a Máscara de la muerte) Lo cual nos lleva a suponer que no era de "alguien", sino más bien de "algo".

 

Ayoria: ¿Entonces qué, acaso ya no es algo importante? ¿Que quizá sólo fue una energía pasajera...?

 

Y todos se quedaron pensando. Era como una competencia de tiempo para ver quien obtenía o pensaba en una respuesta coherente más rápido; el premio: resolver el misterio que estaba poniéndolos neuróticos a todos, antes de que acabaran odiando a Shaka por preocuparse más por unos estúpidos platos que por aquel acontecimiento tan fuera de lugar…

 

Ayoros: (frotándose los ojos) Ah, ¿qué pasa? ¿Por qué están todos aquí?

 

La voz del niño los hizo regresar un poco a la realidad. Ya llevaban mucho tiempo especulando dentro de la casa de Leo; horas tal vez. Afuera ya empezaba a anochecer.

 

Milo: (hincándose frente a Ayoros) ¿Qué hay Ayoros? ¿Dormiste bien?

 

Ayoros: Sí... (bostezando) Pero me da miedo esa cosa oscura...

 

Máscara de la muerte: Se llama "noche" niño bobo.

 

Shura: (viendo con ojos de demonio a Máscara de la muerte) No empieces a fastidiar al niño. Es lo único que sabes hacer.

 

Máscara de la muerte: (sarcasmo) Tan sólo le regreso el favor.

 

Ayoros: (Sin prestar mucha atención a "Máscara", viendo a Milo) Entonces ¿noche es siempre igual de feo?

 

Milo: ¡Oh no!... La noche no siempre es fea... a veces es algo muy bonito.

 

Camus: Oh sí... Precioso.

 

Milo: (volteando a verlo molesto) Nadie pidió tu opinión.

 

Ayoria: (viendo a Camus y a Milo) Por favor, no empiecen a discutir de nuevo ustedes dos...(Hincándose junto a Milo) Ayoros... ¿Dónde está Marín? ¿No estaba contigo cuando despertaste?

 

Ayoros: Sí, pero me dijo que aprovechando que me había levantado, ella se iba porque debía hacer algo...

 

Ayoria: Que extraño... - Ni siquiera se despidió...-

 

Milo: (Viendo a Ayoria) ¿Qué relevancia tiene esa mujer ahora?

 

Ayoria: Nada en realidad, soy curioso.

 

Ayoros: (Viendo con esperanzas a los dos que tenía en frente) Oigan, tengo hambre...

 

Aldebarán: (antes de que alguien dijera nada) ¡Fabuloso! ¡Vayamos todos a cenar algo!

 

Todos:...

 

La intromisión de Aldebarán, aunque fuera de lugar, tuvo un impacto bastante grande: ... comida... hambre.. ¡sí!, ¡qué rico! De repente todos empezaron a imaginar sabores y olores de platillos que en ese momento les antojaba el paladar... ¡mmm! Algo salado, dulce o picoso... ¡tanto pensar les abrió el apetito!

 

Milo: (pensando) ¿Qué opciones tenemos? (desilusionado) Nadie aquí prepara cosas ricas de cenar... y el mercado ya debe haber cerrado.

 

Aldebarán: ¡Ah, no! ¡Piénsalo, mi muy apreciado compañero!... Sólo se me ocurre una razón para que Shaka tuviera más de un plato en su casa.

 

Milo: (interesado, sonriendo) ¿Crees que ese nefasto hombre sepa cocinar?

 

Aldebarán: ¡Solo hay una forma de saberlo! ¡Vayamos todos a casa de Virgo!

 

Y felices todos, dejaron atrás sus angustias y comenzaron a fijar el camino hacia su nueva meta (porque la verdad sí empezaban a considerar las palabras del santo de Tauro aunque en un principio los hubiera sacado a todos un poco de onda).

 

Saga: ¡Esperen un momento!

 

Saga de nuevo, rompiendo con la felicidad del grupo que se quedó paralizado esperando oír los reproches del joven (pues ni tan joven... si han pasado seis años, Saga tiene como... ¡34!)

 

Máscara de la muerte: ¡¿Qué?!

 

Saga: ¿Qué significa todo esto? ¿Ya se les olvidó por qué estábamos aquí en primera instancia?... No puedo creer que sean tan desdichados...

 

Shura: (pensando) ¡Tiene razón!

 

Y todos miraron confundidos a Shura.

 

Shura: No es justo... ¡Hay que avisarle a Afrodita y al viejo maestro para que nos acompañen! Total, Shaka no podrá echarnos a todos juntos ¿o sí?... Sirve que les preguntamos de la energía extraña.

 

Todos: ¡¡¡¡Sí!!!!

 

Y acto seguido, todos salen hacia la casa vecina de Shaka, en bola y empujándose.

 

Saga: (La excepción, se había quedado en Leo viendo como uno a uno sus compañeros iban desapareciendo) Son unos niños...

 

Ayoros: Saga...

 

Saga volteó con sorpresa hacia abajo; esa vocecilla que oía, era la de un desconcertado Ayoros que sujetándolo por la capa esperaba llamar su atención (¿Qué ya nunca se quitan las armaduras? Esto amerita una "nota intelectual").

 

Nota intelectual: (Que en realidad de intelectual no tiene nada, pero a que bonito suena... ejem, en fin, a ver, creo que mejor le llamaremos paréntesis cultural de aquí en adelante ¿va? Estando de acuerdo, continuemos...) A estas alturas eh descubierto que no me había puesto a pensar en lo que traen encima los santos dorados. Estaremos de acuerdo en que sería medio de hue...¡flojera! que siempre trajeran sus armaduras doradas ¿no?, así que... ¡en mi fan fic no será así! (ya sé que fueron destruidas en Hades pero eso será explicado más adelante °-^), a menos que lo indique, y para tu mayor comodidad, traerán puesta ropa de diario (que en el Santuario equivale a esos uniformes como los de los centinelas, que nada más le llegamos a vérselos puestos a Ayoria, Kanon, Mu (que es una linda excepción porque su traje era más bien "típico de la región"), etc. Bien, ahora podemos continuar:

 

Ayoros: (Como quedamos que no traían armaduras: jalando la camiseta de Saga para que le hiciera caso) Yo también tengo hambre... (cargando la cabeza en dirección a donde se habían ido los demás) Vamos con ellos.

 

Saga: (furioso) Te olvidaron siendo tú el motivo en primer lugar... ¡partida de...!

 

Saga dejó escapar un fuerte suspiro (y luego contó hasta diez); sujetó entonces la mano del pequeño en la suya.

 

Saga: Mira Ayoros... toda la bola de tonterías que me orillan a hacer.

 

Y ambos salieron de la casa de Leo en dirección a casa de Virgo (ahora bien, ¿Acaso Saga no podría haberle dejado sólo una notita a Ayoria y decirle que se había llevado al niño a su casa?... Es que Saga era bien curioso, a pesar de su seriedad, empezaba a disfrutar de la "mediocre compañía" -como él la llamaba- de sus compañeros dorados).