Saint Seiya Fan Fiction ❯ Ayoros ❯ Camus, su espalda y la Sombra. ( Chapter 20 )

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XX. Camus, su espalda y la Sombra.
 
Muy temprano aquella mañana había salido Shion del Santuario sin que nadie se diera cuneta. Ya lo había dicho antes Dhoko, era tan despistado, que nunca se percataba de algunas de las cosas que sucedían alrededor, que generalmente eran aquellas que se referían a peligro inminente, destrucción o Santos desquiciados...
 
Kiki: Bueno, pero él estará bien, ya volverá...
 
Shaina: Lo sé, pero me sentiría más tranquila si no viajara sólo... en estos días tan extraños... y además, siendo verdad lo que dices, de que sea tan despistado... cualquiera puede atacarlo por la espalda...
 
La muchacha de pronto se dio cuenta de que había dicho algo muy hiriente. Sin embargo, se relajó porque sabía que Saga no andaba por ahí, lo había visto salir con anterioridad... bueno, a cualquiera le pasa.
 
Kiki volteó a ver a la joven que se había quedado tan callada de pronto.
 
Kiki: ¿En qué piensas?
 
Shaina: (aún algo meditativa) Pienso... en Saga...
 
Kiki se volteó lentamente al frente... estaba tratando de analizar si acaso habría escuchado mal a Shaina: “Sa-ga”, no, definitivamente no sonaba a “Sei-ya”...
El muchacho la volteó a ver nuevamente, ella seguía con su vista metálica perdida en el horizonte... ¿se le habrían botado los tornillos?
 
Kiki: Hum... Shaina...
 
Shaina: (interrumpiendo) Bueno… (caminando) Debo empezar mi ronda por los alrededores del Refugio. Nos veremos al rato Kiki.
 
La muchacha salió corriendo a toda velocidad.
 
Kiki: Oh... >_< no... ¿qué sucede?
 
El pelirrojo no sabía que pensar... Bueno, cierto era que Shaina aún estaba muy molesta por culpa del cabezota de Seiya... pero de eso a creer que podría haberse empezado a fijar en un hombre que le triplicaba la edad por despecho al otro necio... era algo demasiado descabellado...
 
Kiki: -Lo mejor será que me regrese al templo de Mu...-
 
El chico se dio media vuelta aún con su mente perdida en hipótesis extrañas y se adentró a la casa de Aries, fuera de la cual, Shaina y él habían estado platicando desde la mañana.
 
Hyoga: Maestro ¿está seguro que no desea que le consiga algún medicamento?
 
El muchacho rubio veía a su maestro, compareciente, acostado boca abajo en su cama.
 
Camus: No.
 
Luego de un rato de haber permanecido de pie fuera de su templo, sin poder moverse por culpa del dolor, Camus había perdido toda esperanza de que alguien le ayudara...
 
Hyoga: Pero es que (mortificado) se ve tan mal...
 
Sin embargo, para su suerte (o mala suerte) Hyoga, quien iba a visitarlo para ver como seguía, lo había encontrado y le había ayudado a regresar al interior de su templo.
 
Camus: Ya se me pasará... sólo necesito descansar... Tú mismo has visto mi mejoría estos últimos días.
 
Y desde ese momento, Hyoga no se había separado de su lado, ni había dejado de darle lata con preguntas acerca de su salud, su comodidad u otras cosas relacionadas al tema...
 
Hyoga: Pero... ¿no cree que esa posición es más dañina para usted? Debería recostarse boca arriba...
 
Y este tipo de actitudes le molestaban mucho a Camus quien no soportaba la idea de necesitar tal ayuda, y menos de alguien menor que él...
 
Camus: Oye, Hyoga...
 
Hyoga: ¿Sí?
 
Camus: (Serio) ¿Podrías dejarme en paz? Si estoy así es porque así estoy cómodo ¿no crees? No soy tan masoquista como ustedes.
 
Hyoga: ...
 
Camus: Anda, quiero estar a solas.
 
Hyoga: (Cara de niño regañado) Sí maestro...
 
A regañadientes, el muchacho abandonó la habitación.
 
Camus: -Vaya con este muchacho... Parece que jamás aprendió que no debía ser tan sentimental... Ni siquiera las frías regiones de Siberia lograron enfriarle la cabeza... hablando de frío... aquí hace frío... ¡!-
Camus notó de inmediato que había algo muy incoherente en sus pensamientos... ¿Cómo era que él sentía frío?... Algo andaba bastante mal...
Luego de tener la cara escondida en una modesta almohada, Camus levantó un poco la cabeza; de pronto se sentía observado, pero había escuchado cómo Hyoga se había ido de la habitación... y ese frío...
Los pensamientos de Camus lo llevaron de repente a recordar a sus compañeros, y muy específicamente a Ayoria: “la energía fea y fría...” ... De ser así, estaba en problemas. Con todas sus fuerzas restantes, se volteó para poder sentarse al borde de su cama... así, con sorpresa y sin poder hacer otra cosa que mirarle de frente, descubrió que, efectivamente, esos ojos rojos que tanto habían sido objeto de comentarios y discusiones entre sus compañeros, ahora lo observaban directamente...
 
 
Shaka caminaba con paso firme y decidido (increíble que jamás se tropezara a pesar de tener siempre los ojos cerrados), seguido muy de cerca por sus otros cuatro compañeros (increíble que le permitieran a Shaka guiarlos teniendo en cuenta el paréntesis anterior).
Todos iban muy callados, mirando atentamente por donde caminaba y volteando en ocasiones limitadas a analizar el desértico panorama por el que se desplazaban...
 
Shaka: -Oh, creo que pronto llegaremos... creo...-
 
Ayoria: -¿Por qué siento que estamos perdidos?-
 
Afrodita: (abanicándose con sus manos) - ¡Hush, odio sudar!... ¡¿Por qué rayos no hemos llegado a ningún lugar?! De haber sabido que tendría que caminar a lo tonto por un desierto tan horroroso, mejor me hubiera quedado castigado en mi casa...-
 
Máscara de la muerte: - Shaka, Shaka abre los ojos que cada vez estoy más convencido de que no ves por dónde vamos... ¡ja ja ja ja jaja ja! Esa es buena... pero debo pensar en una mejor... -
 
Mu: (sonriendo) -Bueno, por lo menos es entretenido escuchar tantas bobadas-
 
El silencio entre ellos era tal que lo único audible eran sus pisadas hundiéndose en la cálida arena a cada paso (ah, que poético).
 
Máscara de la muerte: ¡Ah! Es cierto... Mu si me estás escuchando ¡toma esto! (pensamiento obsceno)-
 
Mu: (sonrojado) ¡!
 
Máscara de la muerte volteó a ver si su travesura había funcionado.
 
Máscara de la muerte: ¡JAJAJAJ JAJA JAJA! ¡¡CAÍSTE REDONDITO POR METICHE!! ¡JAJA JAJAJA JJA!
 
Todos los demás: (volteando) ¿?
 
Mu: (como niño regañado y apenado con los demás -además de rojo, rojo como tomatito-) No fue gracioso Máscara de la muerte.
 
Máscara de la muerte: Tienes razón... ¡Fue genial!
 
El muchacho casi se cae al suelo de tanta risa.
 
Ayoria: (viendo a los dos que venían en la “cola” de la procesión) ¿pues qué tanto hacen ustedes dos?
 
Afrodita: (sarcasmo) Nada bueno, mírales las caras, de seguro se andan pasando pensamientos íntimos e impuros...
 
Mu y Máscra de la muerte: ¡!
 
Afrodita: (malicia) ¡Vaya! ¿Desde cuando se llevan tan bien ustedes dos?
 
Ayoria: (viéndolos con mala cara) Pues de ser así será mejor que dejen sus amoríos para después, hay cosas más importantes que hacer ahora...
 
Mutismo (¡por fin encontré un sinónimo de “silencio”!)...
 
Shaka: Jm...jmm... Ja... (ya no pudo resistirlo) ¡JA JA-JA JA-JA JA JA!
 
Afrodita: (contagiado por su compañero) ¡JA JA-JA JA-JA JA JA JA JA-JA JA-JA JA JA!
 
Ayoria: ¿Y ahora ustedes dos qué?
 
Afrodita: (sujetándose el estómago) Ja, hay ja Ayoria.. je je es que ja dijiste ja una ja palabra ja ja muy chistosa...
 
Ayoria: ¿eh?
 
Shaka: (ya sentado en el suelo de la risa) Amo... ja ja... amoríos...
 
Ayoria se puso a tratar de razonar sus palabras... y creía recordar que en efecto había dicho algo un poco...
 
Máscara de la muerte: ¡YA CÁLLENSE! ¡USTEDES DOS SON LOS MENOS INDICADOS PARA BURLARSE DE NOSOTROS!
 
Shaka Y Afrodita: ...
 
Mu: (muy molesto) Máscara...
 
Máscara de la muerte: ¡¿QUÉ?!
 
Mu: Acabas de empeorar las cosas...
 
Máscra de la muerte: ¿Duh?
 
Los otros dos volvieron a estallar en risas mientras se retorcían en el suelo. Ayoria pensaba en lo tonto que parecía el asunto y Máscara de la muerte y Mu parecían estar listos para matar a los tres...
 
“¡OIGAN USTEDES!”
 
Se escuchó una voz que les puso la carne de gallina a los cinco viajeros. Después de un vago silencio, voltearon a sus espaldas para ver atemorizados y sorprendidos a Saga acercarse a ellos corriendo a toda velocidad.
 
Afrodita: (de pie de un brinco, cubriendo sus cachetes con sus manos) ¡¡Oh no, nos descubrieron!!
 
Cierto, si Saga estaba ahí era por una sola razón: Estaba molesto y seguramente listo para regresarlos al Santuario de las greñas.
 
Shaka: ¡No! ¡Hemos llegado muy lejos para rendirnos! ¡¡CORRAN!!
 
Y sin preguntas, quejas o acuerdos, los cinco salieron corriendo a toda velocidad.
 
Saga: ¡¿A dónde creen que van? Vengan acá!
 
El santo de Géminis continuaba corriendo; mientras a sólo unos pasos detrás de él, Milo y Shura trataban de alcanzarle pero ya bastante agotados y con la legua de fuera.
 
Shura: Huf, Puff ¿como... puede... tener... tanta... energía...?
 
Milo: Pues...no... lo... sé... llevamos corriendo... huff... todo el... tiempo...
 
Shura: (cayendo al suelo) Oh... ya no puedo...más... (heroico) Milo, sigan... sin mi... no miren... atrás...
 
Milo: (cayendo de sentón a su lado) Vale... pero... primero... déjame descansar... un poquito...
 
Los dos se quedaron agotados en la suave arena (quemándose de paso hasta las ideas) mientras Saga perseguía desesperadamente a sus perturbados compañeros.
 
 
Iris había hecho todo lo posible por tratar de encontrar a Hera... pero por alguna razón, esta parecía haber salido de los límites del recinto, ¿sería que ya estaba camino hacia el Olimpo?. La mañana había llegado, ya era tarde, el espectro mensajero debía hacer algo y pronto.
“¿Iris?”
 
Tras doblar por una esquina de un pronunciado corredor, Iris se volteó ante el llamado de Ilítia, quien la miraba con incógnita.
 
Ilítia: ¿Dónde te habías metido? Ya me he enterado que abandonaste tu puesto y mira todo lo que ha sucedido...
 
Sin esperar a que la chica terminara de reprocharle en su tono aún tierno y despreocupado, la figura luminosa se acercó a Ilítia y comenzó a jalarla y a moverse frenéticamente en ademanes de preocupación y molestia.
 
Ilítia: ¡Tranquila Iris me asustas!... (pensando) ¿Acaso a sucedido algo grave?
 
Iris asintió con la “cabeza”
 
Ilítia: ¿Qué pasa?... Trata de explicármelo ¿quieres?
 
Iris miró a todos los lados posibles, y luego de cerciorarse de que no había nadie, comenzó a extender su energía para comunicarse con la chica, pues ella misma no poseía el don de la palabra y su único medio de comunicación era mediante las vibraciones de un cosmos a otro... y eso era, bastante tardado.
 
 
Después de andar un rato de aquí para allá pensando en la desmejorada salud de Camus, Hyoga estaba convencido de que, luego de haber creído que empezaba a mejorar, su maestro nada más se ponía peor.
Decidió entonces volver a la casa de Acuario, sólo que esta vez le acompañaba Shiryu, a quien se había encontrado en casa de Libra mientras iba camino a su destino. Shiryu, aparentemente, estaba haciendo alguna especie de guardia a petición de su maestro en las casas zodiacales (porque para este entonces, Saori ya se había percatado de la ausencia de los “fugados” y esta era la razón principal por la que Dhoko ahora la acompañaba en el templo principal, pues había decidido interceder por sus amigos ante la diosa), ya que ahora casi todas estaban vacías y debía haber alguien encargado de estarlas explorando por si las moscas -por eso se encontró con Hyoga-.
 
Hyoga: Hace rato se veía realmente deplorable... creo que se quiere hacer el fuerte, algo muy clásico de él a mi parecer.
 
Shiryu pensaba en el parecido, en cuanto a su comportamiento, de ambos, maestro y alumno, mientras escuchaba a Hyoga quejarse de los continuos berrinches de Camus.
 
Hyoga: Pero eso es lo que más me preocupa... porque si no dice las cosas, no puedo saber si esta mejor o peor... y la verdad, tengo un mal presentimiento... es decir... ¿cuántas veces se puede poner tan mal un caballero, en especial uno dorado, más aún de la espalda? ¿No se supone que ese tipo de cosas no deberían pasar?... es decir, ¡lleva casi siete años con esa molestia!...
 
Shiryu sintió como si de pronto le hubieran echado encima un balde de agua fría... “casi siete años”... Ayoros había llegado hace siete años... Y Hyoga tenía razón, el dolor de espalda de Camus era algo verdaderamente inusual... Pero claro ¿cómo jamás se había puesto a pensar en ello?... si tuviera acaso una relación con...
Shiryu sacudió la cabeza un par de veces. Estaba empezando a desvariar... ¿Cómo podía encontrarle relación a un dolor de espalda con los problemas en el Santuario?, no tenía que digamos mucho sentido...
 
Sin que se lo esperara, el joven de cabello negro tuvo que salir abruptamente de sus pensamientos cuando se dio cuenta de que algo enorme había aparecido frente a ellos: Habían llegado a la cilíndrica casa de Acuario.
 
Hyoga: Bueno, esta vez me va a escuchar, aunque sea por las malas.
 
El muchacho entró sin gestear ni esperar respuesta de su compañero. Shiryu se quedó mirando la entrada de la casa mientras un escalofrío le recorría todo el cuerpo. Miró al suelo. Tal vez se había estado sugestionando demasiado en el camino...
Volvió a mirar en el interior de la casa y nuevamente se le puso la carne de gallina... No, definitivamente algo no andaba bien... Entonces se apresuró para alcanzar a su amigo.
 
En el interior, Hyoga se encontró con una... ¿sorpresa?: Camus, profundamente dormido boca arriba.
 
Hyoga: -¿Me habrá hecho caso?-
 
Shiryu llegó entonces y se detuvo a un lado del joven rubio.
 
Shiryu: ¿Qué pasó?
 
Hyoga: Nada... Parece ser que se quedó dormido... creo que eso es bueno. Debe descansar...
 
Shiryu: Oye Hyoga...¿No has sentido algo extraño desde que entraste a esta casa?
 
Hyoga: ... (viendo a Shiryu) ¿eh?
 
Shiryu: Sí como... escalofríos ¿o algo así?
 
Hyoga: (sorprendido) Pero... Es que aquí dentro es normal que puedas sentir algo de frío, Shiryu, si no estás acostumbrado... Es el distintivo de la casa de Acuario...
 
Shiryu: -En eso no había pensado... aún así...-
 
Shiryu se quedó mirando a Camus unos instantes... Frunció entonces el entrecejo, como si hubiera visto algo desagradable; luego alzó la vista al frente... y guardó silencio, tratando de analizar el fondo de aquella habitación... de pronto, su mirada se quedó fija en algo...
Hyoga: Hey, ¿Shiryu?
 
Shiryu: (sin verlo, con voz pausada) Hyoga... creo que no me equivocaba al creer que algo no andaba bien aquí...
 
Hyoga miró consternado hacia donde se había quedado viendo su compañero, reprimiendo casi de inmediato una especie de exclamación al descubrir algo frente a ellos: aquella sombra desesperante.
 
Shiryu: Creo que ya nos tocó conocer a esta creatura que es tan popular por aquí...
 
Hyoga: (molesto) Pues yo creo que ya es momento de que le demos su merecido por causarnos tantos problemas...
 
Shiryu: No Hyoga, espera...
 
Hyoga volteó a ver algo desesperado a su amigo.
 
Shiryu: ¿Acaso no lo ves?
 
Hyoga: ¿Ver qué?
 
Shiryu: Fíjate bien en el cuerpo de Camus...
 
Hyoga, algo extrañado, miró analíticamente a su maestro... no podía ver nada fuera de lo común... ¿o sí?...
 
Se quedó perplejo cuando por fin pudo descubrir una extraña energía oscura que le cubría el cuerpo al caballero, y no sólo eso, sino que esta misma energía estaba por todos lados... como neblina, una neblina negra muy tenue y casi imperceptible... Con razón fue difícil distinguir aquella sombra oscura a primeras vistas.
 
Hyoga: ¿Pero qué significa...?
 
Shiryu: ¿No se te hace extraño Hyoga?
 
Hyoga miró a Shiryu sin saber realmente qué esperaba de esta acción.
 
Shiryu: El dolor de Camus comenzó hace siete años, cuando Ayoros llegó al Santuario... según tengo entendido por la teoría de Ayoria, los sueños extraños que tenía Ayoros tienen casi el mismo tiempo... y si es verdad que la causa de ellos era esta sombra, significaba que rondaba seguido por aquí sin que nos diéramos cuenta... ¿por qué?... Quizás, porque tenía un lugar dónde esconderse...
 
Hyoga: ¿Insinúas que estuvo escondida todo este tiempo en Acuario?
 
Shiryu: No precisamente... Insinúo que estuvo escondida en el cuerpo de Camus como un reflejo de su dolor de espalda...
 
Hyoga: ¡¿Qué?!
 
La habitación guardo de pronto un silencio ensordecedor, el cual se prolongo durante mucho tiempo...
 
Aquella sensación extraña de nuevo.
 
Saori miró hacia la puerta principal de su recinto... parecía que iba de salida cuando se quedó paralizada...
 
Saori: Creo... que esta vez fue en Acuario...
 
Ya había sentido aquella extraña sensación: cuando vio a esa sombra, cuando lastimaron a Ayoria... y ahora... algo malo debía haber ocurrido...
 
La sorpresa de Saori le extrañó a sus acompañantes: Seiya y Shun se acercaron a su diosa y cada uno se detuvo a cada uno de los costados de ella, mirándola interrogantes.
 
Seiya: ¿Qué pasó, por qué te detuviste de pronto?
 
Saori: Seiya, Shun, necesito pedirles que me acompañen a la casa de Acuario...
 
Shun: ¿Acuario? ¿Acaso le pasa algo malo a Camus?
 
Saori: (movimiento negativo) No lo sé... pero sentí esta presencia tan desagradable... y siento que algo grave sucedió...
 
Seiya: (viendo a Shun) Pues iremos... (viendo a Saori) pero sólo nosotros dos.
 
Saori: ¿Eh?
 
Seiya: Si es peligroso, será mejor que te quedes aquí. Estarás más segura ya que Aldebarán y Kanon están vigilando la entrada. No debes exponerte.
 
Saori: Pero... ¿qué harán si realmente...
 
Seiya: (interrumpiendo) ¿Si realmente hay peligro? Bueno, yo creo que haremos lo que mejor sabemos hacer...
 
Shun: ¿Correr a lo tonto hasta que alguien nos ataque por la espalda y luego debamos preguntarle un montón de cosas para sacarle información y darle así oportunidad al público de que se enteré de por qué lo hizo en primera instancia, para luego recordar algún tema sin objeto, y ser atacados a continuación una y otra vez sin piedad por un adversario divinamente poderoso, quien por usar tanto su técnica nos dará oportunidad de descubrir su punto débil, y así lo eliminaremos y entonces... hey, pero para que todo eso pase, necesitamos primero que secuestren a Saori, sino, no podremos salvarla al final Seiya.
 
Seiya: (pensando) Ohu, es cierto...
 
Saori: ...
 
Seiya: En ese caso (viendo a Shun)... si hay peligro, ahora sí podemos salir corriendo a pedir ayuda a los grandes ¿no crees Shun...?
 
Shun: (contento) ¡Sí, que Aldebarán y Kanon se hagan cargo!
 
Seiya: (viendo a Saori) De acuerdo (Sonrisa) No tardaremos...
 
Los dos muchachos se pusieron en marcha.
 
Saori: ... ...
 
La chica regresó al interior de su templo, luego de haber olvidado por lo que en primera instancia iba de salida de éste.
 
Fuera del templo, escaleras abajo, Seiya y Shun se encontraron, efectivamente, con Kanon y Aldebarán quienes venían de subida.
Los dos que subían se mostraron curiosos al ver a los otros dos bajando (bueno, es que es demasiado sencillo como para darle tanta vuelta ¿no?: Unos suben, otros bajan...)
 
Aldebarán: ¿Y ahora a dónde van ustedes dos? ¿No se supone que Dhoko les dejó muy claro que no se debían separar de Atena ni un minuto?
 
Su enorme compañero se veía un tanto disgustado por pensar que estos dos jóvenes habían dejado sola a la otra pobre; pero Seiya y Shun rápidamente se defendieron platicándoles lo que había sucedido, que Saori estaba preocupada por una sensación extraña en casa de Acuario.
 
Kanon: ¿Acuario?... ¿Camus?
 
Seiya: Bueno, Hyoga también es Acuario...
 
Kanon: ...
 
Shun: Y hablando de Hyoga, él estaba con Camus hasta donde yo tenía entendido... (viendo a Seiya) ¿Crees que realmente haya algún problema? Si algo le pasara a Hyoga, yo creo que nos daríamos cuenta...
 
Seiya: Pues... no si se quedó dormido...
 
Shun: ¿Eh?
 
Kanon: (viendo a Aldebarán) Mmm, yo no he sentido nada extraño últimamente.
 
Aldebarán: Ni yo.
 
Kanon: (viendo a los otros dos) Pero lo mejor será ver, no tiene caso omitir las preocupaciones de Atena. Lo más seguro es que sean ciertas...
 
Aldebarán: En ese caso iré con ellos. Más vale prevenir que lamentar.
 
Kanon: Como tú gustes.
 
Tres bajaron y uno siguió subiendo.
 
 
“¡¿Cómo era posible que su hermana pensara así?!”
 
Ilítia corría de pasillo en pasillo, preguntando a sirvientes y centinelas por igual, acerca del paradero de su madre, pero ninguno sabía darle un dato exacto. Por lo pronto lo único en lo que habían coincidido, es que no había salido del Recinto. Definitivamente debía encontrarla y detenerla, y hablar con ella sobre lo que Iris había escuchado... ella era la única persona que podía detener a Hebe en ausencia de su padre...
 
Ilítia: -¿y si no encuentro a mi madre?... ¿qué pasará si Hebe logra...?-
 
Iris la seguía siempre muy de cerca, ayudándole en ocasiones a buscar en algunas habitaciones cuando pasaban por ahí (lo bueno de ser transparente e inmaterial es que puedes atravesar muros). La muchacha se fue deteniendo poco a poco, no solía correr tanto y estaba cansada. Se detuvo frente a un amplio ventanal mientras trataba de tomar aire. Iris se detuvo a su lado, animándola (¿cómo se entienden esas dos?)
 
Ilítia: Esto debe se un mal sueño, es una locura - ay padre, ¿por qué me dejaste todos estos problemas a mi?... si tan sólo supiera dónde te escondiste... Mi hermana va a causar un grave conflicto si no hacemos algo...-
 
Y cuando se dispuso a continuar, frente a ella se paró una silueta conocida.
 
Hebe: ¿Por qué tanto escándalo Ilítia? Me extraña que andes corriendo de aquí para allá... tus centinelas me dijeron que buscabas a mi madre... ¿pasa algo en tu propio Recinto que no puedas solucionar tú misma?
 
La voz de su hermana parecía tranquila, y hasta cierto punto amable... pero sus palabras eran frías, Ilítia podía percibirlo. No lograba acabar de entender por qué su hermana, siempre tan tranquila y educada, ahora se comportaba como una... ¿bruja?, pues sí, como una mujer malvada, haciendo bajezas y usando a sus propios familiares; se descaraba al preguntarle sobre cosas de las cuales ella misma sabía la respuesta, y por si fuera poco, a hablarle así dentro de su propio Santuario...
 
Ilítia: -Como he sido tonta... no me quise dar cuenta de que mi hermana andaba extraña... y ese guardián suyo... ¡claro! Todo empezó cuando los trajo...-
 
Incluso ahora, la chica se preguntaba cómo era que no se había dado cuenta antes de que algo malo ocurría: Desde que su hermana, hacía poco, le había pedido un cuerpo mortal, ya se comportaba extraña, distante... También el hecho de que, cuando hubo regresado, en lugar de irse al Olimpo, se quedará un tiempo... Claro, ahora podía verlo, Iris tenía razón, ella estaba armando un complot muy descabellado en contra de todos, incluso de ellos mismos...
 
Hebe: ¿Qué pasa? ¿Te has quedado muda?
 
Ilítia: ...
 
Hebe: Oye hermana... debo pedirte un favor.
 
Ilítia: ¿Eh?
 
Hebe: Necesito... que me digas dónde has guardado al niño.
 
Ilítia abrió bien grandes los ojos... Ayoros... ¿qué tenía que ver este niño mortal con los planes desquiciados de su hermana?...
 
Ilítia: ¿Puedo preguntar...
 
Hebe: (interrumpiendo) Ya me canse de jugar, iré al grano: dime dónde esta el niño o te juro que soy capaz de sacarte esa información por la fuerza.
 
Ilítia: (helada) Hebe ¿qué estas conspirando contra mi padre, y por qué?
 
Hebe: Oh, que directa. ¿Cómo es que tu...
 
La muchacha no acabó su sentencia, ya que luego de mirar a la figura luminosa que acompañaba a su hermana, creía tener idea de cómo Ilítia se había enterado de lo que pasaba por su mente.
 
Hebe: Claro (viendo a Ilítia) ¿Lo ves? A todos aquí nos gusta conspirar hermana querida... incluso tú e Iris lo han hecho... no sabes engañar a la gente...
 
Ilítia: ¿Por qué Hebe?... ¿Qué piensas que vas a lograr?
 
Hebe: Nada... sólo divertirme un rato con aquellos que considero impuros...
 
Ilítia miró a su hermana directamente a los ojos, molesta... ese comentario era demasiado insano y más viniendo de esta persona.
 
Iris estaba fastidiada también, su aura empezaba a expandirse y mostraba cual furiosa era su energía en ese momento.
 
Hebe: Oh no, olvídalo Iris, no eres guerrera... (mirándolas) Pero me temo que, las dos, me trataran de detener ¿no es así...?
 
Ilítia de pronto bajó su mirada... no, definitivamente, por más enojada que estuviera, ella no podía ni debía hacerle frente a su hermana mayor.
 
Ilítia: Pero hermana... ¿Cómo alguien tan débil cómo yo trataría de detener a alguien como tu?... ¿por qué me haces esto? ¿por qué en mi propia casa?...
 
Hebe: ¡Por los dioses Ilítia!, date cuenta de que lo que hago, es por nosotros... para reponer los errores de mi padre y para destruir a toda esa bola de hijos ilegítimos que ha dejado regados por ahí... ellos no hacen mas que pelear por cosas tan insignificantes y además nos destruyen... ¡¿o es que acaso no recuerdas lo que le hicieron a nuestro hermano, Ares?!, incluso a Poseidón y hasta a Hades... ¡ya ni siquiera nos podemos morir ¿a dónde iríamos a dar si ya no hay Hades?!... ¿cómo hemos podido aguantarlos durante tantos siglos? ¡pues porque ese es el deseo de mi padre!
 
La chica se acercó y acarició con ternura el rostro de su hermana menor.
 
Hebe: Por favor Ilítia, tu debes ayudarnos a mi y a Tiphón...
 
Ilítia: ¿Y quién es él para que yo le ayude?...
 
Hebe: Vamos, sólo dime dónde esta el niño...
 
En aquel momento no había nadie que pudiera defenderla... sus únicos guerreros estaban cumpliendo un importante encargo. Su madre no se daría por enterada... sus centinelas eran inútiles contra el poder de su hermana... pero aquello no justificaba que cometiera un error tan grande... ella jamás pensaría en dañar a los humanos, a Ayoros que nada tenía que ver con esta locura, o a su propio padre...
 
Ilítia: Perdóname Hebe, pero no puedo hacer lo que me pides...
 
La dulce mirada de Hebe se tornó desafiante.
 
Ilítia: Iris...
 
La figura de energía le puso toda la atención necesaria para actuar de inmediato y conforme a lo que sea que fuera a ordenarle.
 
Ilítia: Por favor, llévate a Ayoros muy lejos de aquí, a donde Hebe no pueda encontrarlo... Es lo único que puedo hacer por alguien, ahora...
 
El rostro desafiante de Hebe ahora era uno furioso. Con un movimiento rápido y fuerte, tiró a su hermana al suelo; sin embargo, aquel ser que había permanecido oculto tras de Ilítia, ya se había desvanecido y no había un mínimo rastro de esta.
 
Hebe: (viendo a su hermana) Te juro Ilítia, que te vas a arrepentir.