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Y por eso sonríes.

Y la historia empieza como cualquier otra. No hay un punto de inicio real. Te vuelves su amigo. Ella confía en ti, y llega un momento en el que memorizas sus distintos tipos de sonrisas. No eres cercano a ella, pero a la vez lo eres más que otros desgraciados. Sabes que tienes su confianza, y por eso sonríes.

Luego, te enamoras de ella. ¿Cómo evitarlo?. Con sus brillantes ojos dorados, su cabello color canela, su sonrisa, su luz..... tonto el que no la ame. Ciego el que no la idolatre como la diosa que es. Idiota el que no sienta que se pierde con el toque de su mano. Perdido el que nunca ha disfrutado de su risa.

Y tu no eres nada de eso. La amas, y atesoras el toque de su mano en la tuya, o su mano en tu mejilla, o la forma en que su sonrisa te hace sentir como un hombre mejor, como desearías estar ahí para ella, por siempre.....

Pero lo deshechas como una tontería. Aun eres un niño. Y muchas personas son las que te han dicho que no sabes lo que es el amor.

No es posible que ese dolor en tu pecho por no tenerla sea amor. No lo es. Es sólo que su luz te cegó. Y por eso sonríes. Por haber descubierto lo que tu crees que es la realidad. En verdad no importa. Todo desaparecería. Pero el pensar esto te llena de tristeza y soledad.

Pero sigues creciendo, y la sigues amando. Y cuando por fin comprendes que el amor es poder entregar tu alma por ella, por su luz, por su sonrisa, por sus bellos ojos dorados, sonríes, porque sabes que harías todo por su felicidad.

Ella sigue siendo bellísima. La Afrodita mortal. Tu estrella de la noche y la mañana. Tu luz. Y tu sigues admirándola, y ahora puedes incluso charlar con ella, porque ya no son sólo conocidos. Ya son amigos. Y en ese entonces cuando vuelves a disfrutar de sus sonrisas -que son sólo para ti- y notas que su mano toca la tuya más veces, y también notas la forma en que su presencia te reconforta, y como te sientes completo a su lado.

Y por eso sonríes.

Ella y tu se van haciendo mucho más cercanos. Han bailado juntos, sus charlas duran horas. Estás seguro que la mayor parte de sus sonrisas están dirigidas hacia ti. Sabes eso por la manera en que su mirada se dirige a la tuya, por la forma en que su voz parece siempre llegar a ti. Por la forma en que siempre estás ahí para ella, y ella para ti. Y por eso sonríes. Porque ella también es tu todo, y aunque aun no se hayan dicho nada, lo sabes dentro de ti. La amas. Y harás todo por ella.

Pasa el tiempo, y por fin le dices que la amas. Ella sonríe, sus bonitos ojos ambarinos derramando lágrimas felices, su cabello canela reflejando la luz del sol. Te besa y te dice que también te ama. Y sabes que es cierto. Por la manera en que su cabeza descansa en tu hombro, por la manera en que te abraza, y por la manera en que se entrega a ti.

Y por eso sonríes.

La amas, es toda tu vida. Sus ojos dorados se han vuelto la luz en tu camino de sombras, no sabes que harías sin ella, y sabes, porque ella te lo dice a menudo, que ella piensa lo mismo de ti.

Por eso es que nunca entiendes porque ella terminó contigo.

De un día para otro, dijo que su amor había acabado. Pero que aun quería ser tu amiga. Y te miró con esos ojos ámbar que adoras, con su sonrisa escondida en sus labios suaves, y su cabello cayendo sensualmente por sus hombros. Sabes que no puedes perderla, que no puedes dejar de tener su luz, aunque sea distante.

Y por eso sonríes.

Y por eso asientes.

Por eso aceptas ser su amigo, a pesar de que fuiste su amante, su amado.

Pero nunca pudiste entender como es que ella quedó con él, tu mejor amigo. Los viste juntos y tu alma se llenó de dolor, porque su brillantes sonrisas y sus bonitos ojos dorados ahora eran de él. Las miradas llenas de luz que antes te dirigía, ahora eran de él. De él y su maldita perfección. De él y sus cabellos dorados y sus ojos azules, y aun así, sonreíste, porque él era tu mejor amigo, y ella era tu amor.

Querías su felicidad.

Pero las sombras te seguían. No podías ser feliz. ¿Cómo serlo en la oscuridad? Y era culpa de él, por haberte quitado tu luz, tu amor. Por haberse llevado de tu lado sus bonitos ojos ambarinos, y su sonrisa radiante, y el sonido de su risa, y su cuerpo de tu lado.

Empezaste a odiarlo. Pero lo escondiste bien, detrás de tus sonrisas falsas, de tus modales amables. Nunca sospecharon nada. Ni ellos, ni los otros que decían conocerte tan bien.

Te involucraste con muchas. Luchaste por encontrar la luz que habías perdido en ella en otras, pero era imposible. Nadie la tenía. Ninguna tenía sus bonitos ojos dorados, ni sus sonrisas deslumbrantes, ni su voz musical, ni su cabello canela. Ninguna era ella.

Y sonríes al darte cuenta que aun la amas.

Con el paso del tiempo, te das cuenta de que también es culpa de ella, la increíble soledad en la que te encuentras. Ella era para ti, y nunca debía de haberse ido con otro, era su obligación quedarse a tu lado, y que sus bonitos ojos dorados se quedaran junto a ti, alejando la oscuridad. Eran tuyas sus sonrisas brillantes, y sus cabellos lacios y sedosos. Era tuyo su cuerpo, y no tenía derecho de estar al lado de él.

Sabes que él te la quitó. Porque eso fue lo que hizo. Te la quitó, ella era tuya hasta que él se entrometió, y ella nunca debió de haberse ido con él, porque tu la amabas, y se debía de haber quedado contigo. Con esto en mente, te decides.

Ella es tuya. No puede estar con él.

Él tiene que pagar, porque ÉL te la quitó.

Sacas la pistola que tienes para defenderte, y te diriges hacia su apartamento, decidido.

Tocas la puerta, sonriendo tranquilamente, para que sea quien sea que te abra, no sospeche nada.

Es ella, y sus bonitos ojos se iluminan al verte, y por un breve segundo tienes una de sus sonrisas sólo para ti. Pasas, con ella acompañándote, y lo ves a él, al traidor que te la quitó. Él también te sonríe, ignorando el hecho de que te arrebató lo mejor de tu alma, de ti. Él es el culpable de todo.

Él es el culpable de su propia muerte. Y a su vez, será el culpable de la muerte de ella.

Ella también lo había traicionado.

Esperas hasta que ella va a la cocina por unos momentos, y aun sonriendo, sacas la pistola, y lo señalas a él con el arma asesina.

Él te ve asustado. Por primera vez desde que lo conoces, su mirada llena de miedo está dirigida hacia ti. Sonríes al notar que por primera vez ÉL, entre todos, te tiene miedo..

El sonido de la bala atravesando su cuerpo llena el apartamento, y luego es el sonido de su cuerpo cayendo, chocando contra el piso. Sus ojos azules estarán abiertos para siempre, lo sabes. Y dentro de ti siempre llevarás el sentimiento de haberle provocado miedo.

Ella sale corriendo, sus bonitos ojos aterrados. Pregunta con su musical voz que fue ese ruido, y entonces su mirada llena de luz viaja hasta el cuerpo que se está desangrando en la alfombra blanca.

Queda en silencio, y luego sus ojos viajan hasta tu mano, que aun sostiene el arma negra. Ahora es ella la que te mira aterrada, llevándose la mano a la garganta, no creyendo que TU, entre todos TU, su mejor amigo, sea el que lleva la pistola que le quitó la vida al traidor que te la arrebató.

Ella no lo ve así, lo sabes. Por eso acabarás con su vida, para que pueda al fin entender lo que él te hizo. Lo que ella te hizo. Porque nunca entendió a través de tus falsas sonrisas, de tus falsos deseos.

Tiras la pistola, y aun sonríes. Con manos lentas sacas una navaja que llevabas en tu chamarra. Tapas sus suaves labios con tu mano, y clavas el arma blanca en su estómago, y sientes como es que el dolor se apodera de ella. Sacas el arma, y lo vuelves a clavar en ella, ahora mucho más profundo, igual al dolor que ella te causó cuando terminó contigo. Sientes como tus manos se llenan de algo tibio y líquido..... su sangre.

No dejas de sonreír, pero quitas la mano que clavó el arma en su vientre, y también quitas la que tapa su boca gentil, y la dejas caer.

Y la vez, como sigue viva, su vida roja derramándose en la alfombra, y ves la manera en que trata de llegar a él, y entonces te das cuenta de lo que hiciste.

Ves tus manos, llenas de sangre, rojas con la vida de él, el que fue tu mejor amigo, y de ella, la mujer que amaste toda tu vida, y la volteas a ver. Ella ya no se mueve. Su mano está estirada eternamente en muerte, tratando de llegar a él, al que ya tampoco se moverá nunca.

Sabes que sus bonitos ojos dorados ya nunca te volverán a ver, y sabes que su sonrisa nunca más será para ti.

Lo volteas a ver a él, y sabes que nunca más besará los labios de ella.

Con un movimiento rápido, cortas tus muñecas, sintiendo la sensación ardiente de la sangre escapar de ellas. Te quedas de pie, viéndolos, la sangre de ellos llegando a tus pies, empapando tus calcetines, transformándolos en carmín. Tu propia sangre cayendo al suelo, mezclándose con la de ellos. Cruza por tu mente la loca idea de que alguien podría querer identificar la sangre.

Caes de rodillas, la pérdida de sangre llenándote, cada vez te sientes más débil, pero los sigues viendo.

Sabes que ella nunca lo besará a él, ya no serán de él TUS miradas, TUS sonrisas, TUS caricias. Ella volverá a ser TUYA, como nunca debió dejar de serlo. Como debió de haber sido por siempre, si él no se hubiera entrometido.

Y por eso sonríes.

Y por eso..... mueres.

NOTAS DE LA AUTORA:

Y hablando de fics raros..... No mencioné la pareja apropósito. Es decir, pensé en una pareja para inspirarme en el fic, pero pensé en mejor dar la oportunidad de que su mente se decidiera por la pareja que quisieran.

Pero ¡por favor! ¡Díganme que parejas pensaron!

Mis mails son: hechizera_kali_cefiro@hotmail.com o hechicera_kali_cefiro@yahoo.com.mx

JA NE

XO

Kali