Saint Seiya Fan Fiction ❯ Ayoros ❯ Título muy largo... ( Chapter 5 )

[ P - Pre-Teen ]

V. Vamos todos los santos dorados juntos a casa de Virgo.

 

Shaka estaba muy tranquilo (como de costumbre) meditando en su casa. Hacía mucho que tenía ganas de esto: un momento de soledad y paz en el que podía convivir consigo mismo y con su espíritu. ¿Y los platos? Bueno, eso podía esperar a mañana, Mu no se movería de su casa... al menos eso esperaba.

La verdad, es que Shaka sufría de lo que Afrodita llamaría "ataque de fea flojera que te pone gordo"; así que últimamente era normal eso de dejar las cosas inconclusas. Sólo necesitaba un poco de paz... sí, paz.

Ya se había puesto esa característica prenda suya para meditar -Ya sabes, la manta blanca que envuelve su cuerpo, y que le deja un hombro desnudo (mmm... pero qué daría yo por convertirme al budismo si él me enseñara... ¡Ejem!, bueno, bueno, sigamos...)- y hasta había hecho algunos ejercicios de relajación.

 

Shaka: Bien, a empezar...

 

Y muy incrédulo el muchacho se disponía a subirse a su "flor de loto" extra gigante, cuando, apenas con una pierna y los dos brazos flexionados para impulsarse hacia arriba, escuchó un sonido poco común, pero que, sin embargo, le parecía ya haberlo escuchado antes (¿Quizá cuando recibieron la visita del mensajero de Zeus casa por casa?)...

 

Shaka: (Irradia tranquilidad. Sin moverse) Oh... Espero que no sea lo que creo que es...

 

El sonido se acercaba más y más. Primero eran sólo pasos, pero luego al ritmo de estos se unieron un montón de voces que, aunque en coro, decían cosas diferentes como: "no veo nada" "yo tampoco" "esta muy oscuro" "¡Auxilio!" "¡Oh no Shura cayó al abismo!" "mentira, aquí estoy" "prendamos unas antorchas", etc, etc, etc.

 

Shaka: Buda, dame fuerzas en los momentos más difíciles...

 

Con su monótona resignación, Shaka se dispuso a dejar lo que estuviera haciendo y proceder a su puerta para ver si obtenía una mejor percepción de lo que pasaba allá afuera durante esa particularmente oscura noche griega.

 

A lo lejos, lo que parecía una decena (menos en realidad) de antorchas encendidas se dirigía serpenteando hacia su casa:

 

Aldebarán: (gritando) ¡Shaka, listo o no allá vamos!

 

Shaka: ¡!

 

Y el santo dorado de Virgo se quedó frente a la entrada de su templo, impidiendo el paso a los peregrinos cuando estos por fin llegaron y se encontraron frente a frente.

 

Shaka: ¿Qué piensan que están haciendo?

 

Máscara de la muerte: ¡Venimos a lincharte!

 

Shaka: (Arqueando una ceja) ¿Lincharme?

 

Milo: ¡No le hagas caso a este molusco! (sonrisa pícara) ¡Venimos a ver qué tenías de cenar!

 

Shaka:... Me pareció más graciosa la primera broma.

 

Milo: Es en serio.

 

Shaka: No juegues conmigo.

 

Shura: No estamos jugando.

 

Y todos, ignorando aún que Shaka estaba ahí plantado frente a ellos, entraron a casa de Virgo; todos menos Máscara de la muerte que antes de entrar pasó junto a Shaka para felicitarlo por la linda pijama que traía puesta.

 

Shaka: -_- No es una pijama.

 

El pobre de Shaka sin perder su acostumbrada tranquilidad, suspiró silenciosamente y se aventuró a entrar a su casa. Inmediatamente se detuvo unos pasos después de haber cruzado el portal.

 

Camus: (Buscando al fondo junto con Milo) Acá no hay cocina.

 

Máscara de la muerte: (Junto con Ayoria, en uno de los costados de la casa) Por acá tampoco...

 

Aldebarán: (con Mu, pasando frente a Shaka) ¡No hay ni siquiera alacenas o especiarios!

 

¡Aquello era una pesadilla!

 

Shaka: ¿Qué están haciendo?

 

Milo: Buscamos tu cocina, alacena o especiario, donde quiera que guardes tus platos.

 

Shaka: ¿Platos? ¿Qué platos?

 

Ayoria: No te hagas el inocente; los que nos mostraste cuando... (recordando) ¡¡Oh por Zeus!!

 

Y todos dejaron de súbito lo que quiera que estuvieran haciendo por el grito repentino de Ayoria.

 

Mu: ¡¿Qué sucede Ayoria?!

 

Ayoria: (Viendo a Mu) ¡Olvide a Ayoros en Leo!

 

Saga: ¡Eres un patético remedo de caballero, Ayoria!

 

Y como si lo hubieran invocado, Saga aparecía junto con el niño olvidado. La tranquilidad regresó al alma de Ayoria.

 

Ayoros: (Viendo con cierto entusiasmo a su hermano y a todos los demás) ¿Vamos a cenar con Shaka?

 

Shaka: No.

 

Todos los demás: ¡Sí!

 

Saga: (Revisándolos a todos) ¿Dónde esta Shura?

 

Máscara de la muerte: Fue por Dohko y el afeminado de Afrodita.

 

Saga: (sin mucho interés) Ah, vaya.

 

A pesar de las finas protestas de Shaka, nadie se retiró de casa de Virgo; estaban totalmente convencidos de que no se iban a ir sin comer algo.

 

Luego de un rato, siete caballeros y un niño acabaron sentados en el piso, en lo que parecía un semicírculo (porque Shaka aún permanecía de pie, esperando que entendieran su señal de huelga); sin embargo para la mala suerte del santo dorado de Virgo, un par de horas más tarde, Shura regresó con los dos caballeros restantes - Afrodita y Dohko- que de inmediato se unieron a los demás. Shaka no tuvo más remedio que sentarse con la bola y ver con profundo terror como las antorchas que antes traían sus compañeros en la mano, ahora habían pasado a formar parte de una sola y espectacular fogata en el medio del círculo; aún así, si bien esta era grande y cálida, no lograba alumbrar completamente la habitación.

Entonces, una vez todos acomodados (En diversas posiciones que cada uno consideraba como "sentarse cómodo" claro esta) ... guardaron silencio...

 

Nadie volvió a abrir la boca en un buen rato (brillante reunión, ¡¿qué rayos sucedió con el tema de la energía fea y fría?!)...

 

Shaka: (Junto a Camus) -Bueno, espero que se aburran pronto y se vayan-

 

Aldebarán: (Entre Shura y Mu)- Mmm, maldición... no hubo cocina...-

 

Mu: (a un lado de Ayoria) ... (Sólo parece estar muy divertido... ¿?)

 

Afrodita: (Junto a Shaka) Jm. (viendo a cada uno de sus compañeros) -Ay, que guapo soy-

 

Camus: (Entre Shaka y Milo, frente a Saga) -Me duele la espalda baja- (colocando su mano derecha sobre la espalda baja) - El colmo sería que tuviera reumas... Jm... Maldito Aldebarán... todo es su culpa...- (Ya debería aceptar que han pasado seis años)

 

Milo: (Junto a Camus, tratando de verlo por sobre el hombro) -¿Y este qué estará haciendo con la mano ahí?-

 

Máscara de la muerte: (Junto a Dohko, viendo a Shaka) - ¿Será cómoda la estúpida "pijama" de Shaka?-

 

Mu: (Sigue muy divertido)

 

Dohko: (Frente a Shura, junto a Saga) - ¿Cuántos años tendré ya...? - (sonrisa) - Creo que he perdido la cuenta, je...-

 

Saga: (Junto a Ayoria... ¿?, viendo a Ayoros que estaba sentado con su hermano) - Pues no se parecen tanto-

 

Shura: (A un lado de Aldebarán)- Tengo haaaaaambreeeeee...- (Viendo a sus compañeros) -¿Alguien se acordará a estas alturas de la extraña energía en casa de Ayoria?...- (Repasándolos de nuevo)... -¡Nahhh!-...

 

Ayoria: (Viendo a su hermano) - ¿Tendrá frío?... pero no traigo capa...- (Volteando a ver a Camus a quien tenía en frente) -...¡!... ¿Qué rayos está haciendo Camus?-

 

Camus, después de un rato de estarse medio torciendo, logra tronarse la espalda, aunque nadie alcanza a escuchar cómo se le acomodaron los huesos.

 

Camus: (Satisfecho) - ¡Ay que bien! Por eso uno debe procurar las buenas posiciones del cuerpo-

 

Milo: (Aún viendo a Camus con cierto recelo) - ...Uhm...Parece muy satisfecho... ¿Lo intentaré?...-

 

Ayoria: - ¡Que horror! -

 

De repente, Mu soltó una risotada que se ganó la sorpresiva atención de todos.

 

Aldebarán: (preocupado) ¡¿Qué tienes Mu?!

 

Afrodita: ¡Oh no... el silencio lo ha enloquecido...! (para si mismo) Y eso es algo muy desagradable...

 

Un par de minutos pasaron antes de que Mu pudiera reponerse del dolor de estómago que le había ocasionado tanta risa.

 

Mu: (Suspirando luego de haberse reído como loco) A-h... No... (Viendo a Milo con picardía) No Milo, No... lo que Camus hacía era tronarse la espalda...

 

Milo: (alivio) ¿Ah sí?... (algo sonrojado y hasta inocente) Yo pensé que...

 

Y el siguiente pedazo del texto será censurado por su alto contenido de palabras nocivas para un buen estado psicológico de todo aquel que sea fan de "los caballeros del Zodiaco"© que le pertenece única y exclusivamente a su creador Masami Kurumada, y sobre el cual se ha inspirado a escribir tu humilde servidora sin ninguna otra razón que un estado inconfundible de canalización de energía para la creación de algo que quizá me hubiera gustado que pasara alguna vez, pero que nunca fue así, ni lo será, pero que de cualquier forma no me importa...

Ahora continuemos:

 

Antes de que pudiera acabar, Milo ya estaba hecho paleta.

 

Ayoria: (Viendo, con los ojos bien abiertos por miedo, al Milo congelado) - Que bueno que yo no le dije que pensaba casi lo mismo que Milo-

 

Camus: (Molesto, serio) últimamente he tenido muchos problemas con mi espalda... ¡No-es-otra-cosa!

 

Shura: ¡Hey! Ahora que lo pienso... (Viendo a Milo y luego a Camus) Tus poderes pueden ser muy útiles Camus, aún cuando no estamos en batalla.

 

Camus: (Distante y frío) ¿Sí?

 

Shura: ¡Puedes hacernos a todos paletitas de hielo...!

 

Camus: (Señalando con frialdad al Milo congelado) ¿Cómo a este idiota?

 

Shura: No, no que "nos hagas paletas a nosotros", me refiero a que "hagas paletas para nosotros".

 

Paréntesis cultural de la autora: ¿Te imaginas qué divertido sería tener a un novio como Camus e incluso Hyoga?... Ya sé que siempre lo digo, pero es que sería de verdad fenomenal tener a alguien que en épocas de calor te pudiera hacer paletitas de hielo... Lo malo sería, en el caso de Hyoga, que quisiera ir a visitar a su mamá... Yo soy muy mala para nadar y más aún en agua tan fría... tampoco me quedaría, sin embargo, esperando arriba sobre la nieve bien helada a que mi chico regresara de visitar a la suegra, a quién sabe cuantos kilómetros bajo el mar...

Fin del paréntesis cultural.

 

Aldebarán: No estaría mal.

 

Camus: No pienso desperdiciar mis poderes en eso... (Viendo a Mu que aún tenía esa sonrisota en su cara) Oye Mu... ¿Y tú como supiste lo de mi espalda?

 

Mu: Es que puedo leer las mentes de otros cuando me lo propongo.

 

Todos: ¡¡¡¡Oooohhhhhhh!!!!

 

Camus: (Molesto) Te voy a congelar a ti también por no haberles puesto el alto antes...

 

Mu: (Tranquilo) Por favor no... Lo que pasa es que era más divertido ver las caras que ponían todos ustedes.

 

Afrodita: Tan perverso como siempre Mu; (Volteando a su lado izquierdo) creo que incluso eres más perverso que Máscara de la muerte.

 

Máscara de la muerte: ¡! (Tomándolo como un insulto) ¡Y tú eres el más afeminado de todos nosotros!

 

Afrodita: ¡! (Ya era personal) ¡Mínimo no tengo como signo guardián a un crustáceo!

 

Máscara de la muerte: (Levantándose furioso) ¡Si tienes algún problema cara de niña vamos a arreglarlo aquí y ahora!

 

Afrodita: (Levantándose también, bien enojado) ¡Como quieras pelos de astilla!

 

Los demás, sólo se limitaron a ver incrédulos a uno y a otro mientras discutían.

 

Saga: (Tratando de poner orden) ¡¡Ya BASTA!!

 

Afrodita y Máscara de la Muerte: ¡¡TU NO TE METAS VIPOLAR!!

 

Saga: ¡¡¡!!!...

 

Saga bajó la mirada. Los demás ahora se concentraron en el creciente cosmos maléfico del santo de Géminis que ya empezaba a ocasionarles esos escalofríos tan característicos del gremio de santos dorados...

 

Camus: Oh-no...

 

Los otros dos siguen discutiendo, mientras que Saga empieza a reír ligeramente, de forma maliciosa... su vista se esconde en las sombras (¡¡Mwaja-ja!!)...

 

Saga: (entre dientes) Los voy a mandar... (poniéndose rápidamente de pie) ¡¡¡A OTRA DIMEN...

 

Pero Saga no había logrado acabar su conjuro cuando todos (excepto Dohko, Shaka, Ayoros, Milo -que seguía hecho paleta-, y los dos que estaban peleando) ya se la habían echado encima para impedir ser enviados "a otra dimensión".

 

Aldebarán: ¡Tranquilízate Saga!

 

Shura: ¡Ouch! ¡¡Aldebarán fíjate en lo que haces!!

 

Saga: ¡¡Quítense!! ¡¡¡Quitenseeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!

 

Camus: ¡¡Agh!! ¡¡Demonios, mi pierna!! (¡crack!) ¡¡OUCH!! ¡Cuidado con mi espalda!

 

Ayoria: ¡De verdad lo siento!

 

Total que todos empezaron a discutir y pelear por cualquier cosita insignificante (Como el codazo que le dio Aldebarán a Shura en su ojo cuando trataba de tranquilizar a Saga, o el puntapié que le dio el mismo Saga a Camus en la espinilla de su pierna izquierda, junto con un rodillazo en su ya de por si adolorida espalda propiciado por Ayoria cuando trataba de ayudar a sus compañeros a evitar que el santo de Géminis hiciera algún daño). La cosa pintaba para algo peor.

Aún después de seis años de "convivencia", los santos dorados de Atena seguían siendo distantes unos con otros, al grado de aceptar una pelea por cualquier mínima provocación entre ellos (intencional o no).

 

Shaka: (Viendo la trifulca y arqueando nuevamente la ceja) - Debo hacer algo antes de que acaben con mi templo- ...

 

Pero cuando Shaka parecía estar listo para ponerse de pie y hacer algo por proteger su casa (cualquier cosa como usar un lindo rosario que los dejara a todos... muy mal heridos...), alguien ya se le había adelantado:

 

Ayoros: (llamando) Oigaaaaaaaaaan

 

Todos: (pausa, viendo al niño)...

 

Ayoros: (viendo al suelo) Dejen de pelear...

 

Silencio de muerte (yo creo que hasta el fuego dejó de hacer ruido).

Ayoros (que, pienso yo, había salido volando cuando su hermano se lanzó junto con los demás para detener a Saga) estaba de pie en medio de los tres grupos que se habían formado (los que sujetaban a Saga, los que discutían y los que nada más miraban), con una cara seria, que muy en el fondo manifestaba miedo y tristeza.

 

Ayoros: No me gusta... verlos reñir...

 

Muy cierto era aquello. Ver a todos sus maestros y "papás" pelearse, era algo que le causaba angustia al niño (¿a quién no?); aún más, Ayoros prefería mil veces que se enojaran con él, a que se enojaran entre ellos...

 

Nadie dijo nada. Once hombres se quedaron como en "pausa", mirando con pena a la pequeña, cansada y débil figura de un niño al que todos habían aprendido a querer incluso como hijo propio, y ante el cual, ahora se presentaban como gañanes incivilizados (Bonita lección).

 

Luego de un rato de estar sin hacer nada, Dohko se levantó con un suspiro, y camino hasta detenerse a un lado de Ayoros (que estaban casi del tamaño ¿eh?) para descansar una de sus viejas manos sobre el joven hombro del muchacho.

 

Dohko: (Sonriendo) Ayoros tiene razón. Desde que regresamos de aquella horrible batalla en el Hades, no hacemos más que pelear. Eso no esta bien. Deberíamos ya de habernos dado cuenta de tantas cosas... Por ejemplo, de que tenemos que madurar... (Viendo al niño directo a los ojos) Porque... si queremos ser buenos maestros, hay que poner primero el ejemplo... (viendo nuevamente a sus compañeros) ¿Qué piensan ustedes?

Silencio, todos pensando. Unos miraban al viejo maestro con un poco de sentimiento (es que ya están grandecitos como para que los regañen), mientras otros mejor se concentraban en Ayoros y de paso se mordían el labio por temor de haber asustado al niño (Milo sigue frío).

 

Ayoria, por su parte (que parecía ser el que más había resentido el asunto) no dejaba de mirar con lástima a su hermano... ¡un momento! ¿lástima?... No podía ser posible, ¿cómo podía sentir algo así por su hermano, por su querido hermano?... ¡lástima!. Podría haber sentido alguna vez miedo o incluso odio por su hermano mayor, por haberlo abandonado, o por dejar que lo llamaran traidor sin hacer nada para evitarlo; quizá hasta le habría tenido cierto celo por haber acabado siendo el gran héroe que todo lo hacía bien... pero ¿lástima?. Aún después de haber sabido la verdad y de haber perdonado a su hermano -y a él mismo- muy en su interior, Ayoria a veces se preguntaba si acaso Ayoros habría preferido proteger a la bebé Atena antes que a él... ¿alguna vez pensó en la consecuencia de sus actos? Podría morir, sí, defendiendo a la niña... ¿y qué había de Ayoria? ¿Acaso no lo castigaron por culpa de su hermano? ¿Acaso no fue alguna vez el hombre más infeliz por ese complejo que le causaban las miradas y comentarios que hacía la gente?...

Era el hermano de un traidor... Luego, el hermano de un héroe... Ahora, era hermano de un Ayoros indefenso, inocente, que temía lo mismo que "él" había temido durante su niñez: Las riñas, estar desprotegido, ser odiado... tener lástima de otros... Irónico... porque era lo único que tenía ahora...

 

Ayoria: Ayoros...

 

Ahora se levantaba con su mirada triste y temerosa. No debía... no podía hacerle daño a este precioso regalo que el gran Zeus le había dado... una nueva oportunidad para reconciliarlo todo... Debía hacer algo más importante que sentirse siempre a la ofensiva, debía cuidar a su hermano... ¡Tan sólo quería abrazarlo y decirle cuan importante era en su vida y que no debía temer!... no quería que sufriera lo mismo que él había sufrido. Pero su cuerpo estaba adormilado... ¿por qué es tan difícil? ¿Qué tendría de malo abrazar a su pequeño hermano?... No le importaría que los demás estén aquí, no sentiría vergüenza, al contrario, sería orgulloso de hacerlo... ¿Entonces? ¿Qué pasaba? ¿Acaso tantas ideas raras en su cabeza le impedían avanzar?...

 

Pronto, alguien se le adelantó a Ayoria, y poniéndose de pie casi justo al tiempo que éste, logro sin embargo, hacer que su cuerpo hiciera lo que Ayoria no concibió: Shura ahora había andado unos cuantos pasos, y ante la mirada cariñosa de un niño que lo contemplaba también con respeto y admiración, se hincó, y vio en el interior de esos ojos brillantes y cálidos como el fuego que aún ardía a un costado suyo.

 

Shura: (Con el ojo medio hinchado) No debes sentirte mal Ayoros... Mira, en realidad no estábamos peleando, simplemente... digamos que fue un momento de locura.

 

El muchacho le ofreció una enorme sonrisa al pequeño; luego, volteó con Dohko.

 

Shura: Sus palabras son muy ciertas maestro. Aún así, debemos tener en cuenta nuestras diferencias...

 

Dohko: Mas no por ello, claro esta, creer que somos enemigos... La enemistad no es un secreto para el hombre sabio mi amigo. La enemistad, es otra forma de convivencia y requiere de los mismos elementos que la amistad. Aún así, no podemos confundir el odio y la soberbia con esta otra palabra. Puede haber enemigos que cooperen entre ellos e incluso que se admiren.

 

Shura: Entiendo.

 

(¬_¬ Yo no)

 

Shura volteó a ver nuevamente a Ayoros. Y se encontró una vez más con su mirada inocente e idólatra hacia sus maestros... Extraño; alguna vez, Shura estuvo en las mismas circunstancias, curiosamente, con el mismo hombre, es decir, Ayoros.

 

Shura solía pensar que la suma de todas las cosas buenas en un caballero dorado se encontraban impresas en el cuerpo y alma de su gran amigo Ayoros.

Luego de arrepentirse por haber confiado más en una sombra disfrazada que en su propio amigo, Shura juró que, de tener la oportunidad de encontrarse, aunque fuera en el cielo o en el infierno, con Ayoros, se convertiría en su esclavo. Y bueno, sucedió que se le dio la oportunidad efectivamente de volverlo a ver, sólo que en vida.

Un gran milagro era estar nuevamente en ese mundo sintiendo tantas cosas buenas y malas... y era aquí, "en la Tierra", donde los dos jóvenes santos de Atena, se volvían a encontrar... sólo que, en lugar de esclavo, Shura se había convertido en mentor de un rejuvenecido Ayoros... ¡Era una de las mejores cosas que le podrían haber pasado!

 

Ayoros: Es un momento bueno. Es especial... (sonriendo) No recuerdo otro donde estuviera con todos ustedes juntos.

 

Shura: ¿?

 

Ayoros: (Explicando) Me gusta ver junto todo lo que quiero ser de grande.

 

Si bien no todos entendieron de inmediato el mensaje implícito en la sencilla sentencia del niño, por lo menos le dieron un significado especial que luego guardaron para si mismos.

Shura abrazó entonces al niño, con un cálido aire paternal.

Viendo esto, Ayoria logró comprender por qué le era tan difícil hacer lo mismo que hizo Shura: Ese niño, que consideraba como algo suyo, y que resguardaba con celo, de todo aquello que pudiera hacerle daño,...ya no era "suyo" solamente, ahora "era de todos"; era un extraño lazo que podía, de alguna forma, mantenerlos unidos.

 

Y esa noche en particular, la primera y quizá la última, los doce caballeros dorados de Atenea permanecieron juntos (muertos de hambre pero bueno) aprendiendo a soportarse y hasta quererse... como una "gran familia".