Saint Seiya Fan Fiction ❯ Ayoros ❯ ¿Quién engañó a quién? ( Chapter 16 )

[ P - Pre-Teen ]

XVI. ¿Quién engañó a quién?
 
Shura parecía estar demente; pateaba constantemente los pilares que había afuera de la casa de Mu, al tiempo que maldecía todo lo que podía... Estaba histérico; sin embargo, esto no parecía importarle a Mu que permaneció sentado en las escaleras viendo a su amigo destruir su templo.
 
Después de lo sucedido, nadie fue capaz de decir algo, y poco a poco empezaron a dispersarse hasta que, en la primera casa, nada más habían quedado Saga, Mu, Shura y Kiki, este último, sentado junto a su maestro.
 
Saga: (Viendo a Shura) Cálmate ya Shura... vas a destruir el templo de Mu.
 
Shura volteó a ver a Saga haciéndole sentir, con esa mirada frenética, que de todo lo que le podría haber dicho, eso había sido lo peor.
 
Shura: ¡Quizás si no me hubieras detenido entonces... tal vez no estaría demoliendo este... cosa!
 
Claramente, el joven estaba trabado del coraje.
 
Mu: (a Saga, tranquilo) Déjalo Saga, no me molesta...
 
El joven miró nuevamente al suelo.
 
Mu: Si tuviera las energías de Shura... quizá yo estaría haciendo lo mismo...
 
Saga: ...
 
Shura: Es que... esto... no... debería... ser... estar... pasando... así... no... debe... estar... sucediendo... ¡NADA!
 
Shura pausaba sus palabras con cada nuevo golpe que daba en los pilares y muros.
 
Mu: Sin embargo era inevitable, ¿no es así?... Desde que Zeus lo trajo... él mismo dijo que llegaría este día... aunque no bajo tales circunstancias...
 
Saga: Cierto... aunque no queramos aceptarlo... (pensando) Eso me hace recordar...(Viendo a Mu) Noté a Ayoria muy preocupado, casi podría asegurar que estaba aterrado... pero no dijo nada, solamente se fue lo más rápida y discretamente que le fue posible.
 
Mu: (movimiento positivo) Ese es otro problema... (Mu volteó a ver a su alumno) Kiki, ve por favor con Ayoria (hablando de él)... tenlo vigilado ¿quieres?...
 
Kiki entendió lo que deseaba Mu, y partió sin hacer comentarios ni preguntas.
 
Saga: ¿Y sabe Kiki dónde está?
 
Mu: No sé... pero no debería ser difícil encontrarlo... Ayoria seguramente trató de alejarse lo más que le fuera posible del Santuario... Tiene mucho en qué pensar...
 
Shura: Todos... tenemos... mucho... en que... ¡PENSAR!
 
Saga: Basta ya Shura, lo que pasó fue por el bien de Ayoros. Piensa que estará más protegido...
 
De nuevo, la mirada asesina del santo de Capricornio clavada en Saga...
 
Shura: ¡¿Y acaso alguien tuvo la gentileza de tomar en cuenta a Ayoros?! ¡¿Alguien de casualidad le interesó saber si era eso lo que quería?! ¡¡NO!! No sé si no se dieron cuenta, pero esa mujer nos lo arrebató por la fuerza ¡Por la fuerza ¿entienden?!
 
“¿Qué es todo este alboroto?”
 
Una voz se escuchó de repente... era una conocida: Frente a ellos, Afrodita se acercaba, subiendo pesadamente cada escalón; parecía estar muy cansado luego de un viaje largo y lleno de contratiempos... aún así, se veía tranquilo y contento de ver a sus compañeros.
 
Mu: ¿Afrodita?
 
Afrodita: (viendo con desagrado a Shura) ¿Por qué estas golpeando las paredes...? mejor ponte una almohada en la cara y grita...
 
Saga: ¿Dónde habías estado?...
 
Afrodita: Uhm (no muy contento) Sí, gracias, estoy bien, ni se hubieran molestado en preguntar...
 
Saga roló sus ojos hacia arriba mientras Afrodita se martirizaba... Mu, por su parte, lo veía con algo de entusiasmo y preocupación a la vez (porque sabía que Afrodita era de armas tomar y seguramente se pondría histérico cuando le confesaran los últimos sucesos en el Santuario).
 
Afrodita: En fin (aclarándose la voz) Decidí regresar al lugar en el que fui entrenado hasta antes de venir al santuario..., ¿contento?
 
Saga: Nos tenías preocupados... ni siquiera Atena sabía dónde estabas para contactarte de ser necesario... ¿por qué no dijiste nada?
 
Afrodita: ¿Y por qué debería haberlo hecho?... A ustedes no debería importarles... aún así, les agradezco su “preocupación”, aunque debería puntualizar que Atena estaba avisada de mi partida, yo mismo fui a pedir permiso para abandonar el Santuario. Y díganme, hablando del Santuario, ¿qué ha pasado por aquí? ¿algo interesante?...
 
Todos: ...
 
Afrodita: Uh-o... ese incómodo silencio...
 
Shura: Lo que pasó aquí fue un montón de mier...
 
Las siguientes palabras serán omitidas por su alto contenido ofensivo. Gracias por tu comprensión.
 
Afrodita: Gracias Shura... con eso me basta. ¿Qué sucedió?...
 
Mu: Jm... no tiene caso que te lo ocultemos... sin embargo, la historia es complicada... (viendo a Afrodita) Haré mi mejor esfuerzo.
 
Afrodita: ...
 
 
Ayoria había salido de la zona principal del Santuario. Ahora andaba dando vueltas por los alrededores, caminando entre riscos sin rumbo aparente... pensando, pensando y pensando más.
Por el momento no deseaba hablar con nadie, no quería que le preguntaran nada... estaba demasiado cansado... Sin embargo, tarde o temprano debería hacerse a la idea de... hablar. Además, una parte de él quería expresar ese miedo que sintió con respecto al guardián de la diosa Hera, y esos ojos... Pero sabía que, por el momento, muchos pensarían que lo diría de dientes para afuera... sólo para ver si alguien le hacía caso y empezaran una rebelión para así recuperar a su hermano... es que todo había sido tan rápido, como si nunca hubiera pasado...
El joven se detuvo de repente, salió de sus sueños; frente a él, una figura se mantenía de pie, sin moverse, y él sabía que lo estaba observando. Miró con un ritmo bastante vaporoso, para encontrarse con que aquella persona; era Marín.
 
Ayoria: ¿Marín?
 
Marín: Aquí estabas...
 
Ayoria: (Viendo al suelo) No me digas... que me habías estado buscando...
 
Marín: Así es... Seiya me dijo lo que pasó...
 
Ayoria: ¿Preocupada?
 
Marín: Sí; especialmente por ti.
 
El muchacho clavó su mirada en el rostro metálico de la muchacha... una sonrisa apenas perceptible se había marcado en su cara, al menos había alguien que se preocupaba por él, por sus sentimientos... sí, él podría hablar con Marín de lo que le estaba molestando... y ella lo escucharía y eso le ayudaría mucho...
 
Ayoria: Marín...
 
La muchacha de pronto se dio media vuelta y comenzó a caminar.
 
Ayoria: ...
 
Marín: Apúrate... Hablaremos mientras caminamos, ¿o quieres acaso que alguien más nos escuche?
 
Ayoria, sonriendo, siguió entonces a Marín... No por nada, pero esta chica era muy lista... eso le gustaba mucho a Ayoria.
 
 
Si hubiera tenido puertas su casa, Máscara de la muerte se hubiera encerrado dentro de ella; no tenía humor para estar viendo a gente pasar.
Dentro de él, se había alojado un sentimiento que no lograba comprender... y lo estaba molestando bastante. Ese sentimiento, se llamaba frustración.
El muchacho caminaba en círculos dentro de su casa, golpeando con sus puños de vez en cuando algunas paredes (como Shura) aunque no con demasiada fuerza. No podía deshacerse de todas las imágenes fijas en su mente, puestas como una grabación, repitiéndose una y otra vez... recordándole lo lento que había sido, cobarde, lento, lento, lento ¡lento!...¡Cobarde!... Y detestaba aceptarlo, pero así era, necesitaba darse cuenta ahora o se volvería loco...
En una de sus vueltas, luego de algunos de sus golpes hacia la pared, Máscara de la muerte se dio cuenta de algo... esta vez había golpeado uno de los dibujos de Ayoros.
“Frustración”, el muchacho comenzó a golpear más esta pared... y más, más fuerte... así siguió hasta que se tropezó y calló al suelo... Luego, sin levantarse, se echó para atrás hasta que alcanzó la pared opuesta, y se quedó observando... se dio cuenta entonces, y lo aceptó: Se había encariñado con ese mocoso desquiciante... y lo quería... lo necesitaba dando lata, necesitaba sus travesuras...
 
 
Shiryu, Hyoga, Shun y Seiya, se quedaron conversando en el templo de Libra, donde también los acompañaba el maestro de Shiryu. Ikki se había ido por su lado (para variar). Estaban molestos, sí, y bastante incómodos y deprimidos, pero había algo más que los tenía pensando, algo que Hyoga y Shiryu les estaban comentando a los demás...
 
Shiryu: Esa muchacha, la que venía con Hera, lo estuve pensando... sentía que la conocía de algún lugar... Entonces me acordé, que la había visto cuando me encontré a Hyoga en el aeropuerto hace casi una semana... Cuando Ayoros se perdió, ella nos observaba continuamente, con curiosidad, pero también como si estuviéramos haciendo algo malo...
Hyoga: Y no era sólo ella... también el sujeto, el que era muy alto... estoy casi seguro que, ese mismo día en el aeropuerto, lo empujé sin querer cuando corrí por Ayoros... iba en su dirección... en la dirección de Ayoros.
 
Dhoko: Bueno, de ser así, eso podría explicar las palabras de la diosa Hera cuando mencionó que nos habían estado vigilando...
 
Shun: Pero aún así... ¿Por qué no hicieron algo antes?... es decir, este problema ya lleva mucho tiempo en el aire... ¿por qué de pronto sucedió todo esto?...
 
Shiryu: Coincidió además con el suceso de las armaduras...
 
Seiya: Bien, quizá son más listos de lo que pensábamos ¿quién hubiera querido enfrentarse a los caballeros dorados?... a menos claro, que no tuvieran sus armaduras... eso les daba cierta ventaja en caso de que se pusiera grave el asunto.
 
Shun: Seiya ¿insinúas que lo planearon así?
 
Seiya: Bueno...
 
Hyoga: ¿Y qué hay de la teoría de Ayoria?... porque tiene bastante sentido...
 
Shiryu: De ser así, esa sombra sigue ahí dentro... (pensando)... bien, ¿qué les parece esto?: La sombra merodeaba por aquí, esto puso en alerta a las demás armaduras que fueron casi de inmediato a acorralarla... y la acorralaron justo ahora porque...
 
Seiya: ¡Porque esa cosa golpeó a Ayoria a propósito para llamar su atención en lo que Hera estaba discutiendo con Saori!
 
Shiryu: O porque Hera venía en camino y quizás esta misma sombra representaba un peligro para ella.
 
Seiya: ¿Eh?
 
Dhoko: Joven, recuerda que, después de todo, las armaduras han sido hechas y reparadas por el dios Hefesto, hijo de Hera... y por lo tanto, de alguna forma, algo de su ser se ha quedado plasmado en ellas... Lo que dice Shiryu puede ser bastante acertado; sino, ¿por qué es hasta ahora, luego de tantas veces en que se ha hecho presente, que esta sombra ataca a alguien?... si es que fue en efecto aquella sombra la que ha atacado a Ayoria.
 
Seiya: Sí, bueno...
 
Hyoga:...
 
Mientras los demás pensaban y pensaban, Hyoga optó por retomar en su mente el tema de las armaduras: Si todo lo que estaban diciendo sus compañeros tenía una mínima pizca de razón... entonces...
Hyoga: ¡Oigan! Debemos ir a Sagitario ahora mismo.
 
Todos: (excepto Dohko) ¿Eh?
 
Hyoga: Piénsenlo. Para estas alturas, ya debe ser posible entrar en Sagitario ¿o no?... es decir, Hera ya se fue...
 
Shiryu: Es cierto.
 
Seiya: (interesado) ¿Pues entonces, qué estamos esperando?...
 
 
La conversación había llegado casi a su final, y Afrodita no se había movido, nada más miraba a Mu con la misma expresión casi inanimada de sorpresa. A decir verdad, estaba muy tranquilo... quizá demasiado.
Mu finalmente terminó (con mucho detalle) su parte; observó entonces a su compañero que seguía parado frente a él, viéndolo en suspenso.
 
Shura: (de pie detrás de Afrodita) ¡Te dije lo que era!
 
Afrodita: ...
 
Mu: Lo siento... no pudimos hacer nada...
 
Afrodita: ...
 
Saga: No responde.
 
Afrodita: ...
 
Shura: (pasando su mano frente a los ojos de Afrodita) Oye... Afrodita... ¡hola!
 
Afrodita: ...
 
Mu: Oh no... esta en shock...
 
Mu se levantó parsimoniosamente, observó con remordimiento a Afrodita, y luego, sin previo aviso, le golpeo bien duro en la cara mandándolo a volar un par de escalones (como 200) abajo... Luego nada más suspiro.
 
Saga y Shura: ...
 
Bueno, Mu había encontrado qué hacer para sacar su estrés...
 
En seguida, Afrodita subió corriendo, dejando nada más que polvo en su camino.
 
Afrodita: (Furioso) ¡¿Pero qué es lo que has hecho Mu y por qué?!
Mu: Perdona... pero tenía que hacerte reaccionar.
 
Dicho esto, Mu volvió a sentarse, tranquilamente, hasta quedar casi en la misma posición en la que Afrodita lo había encontrado en un principio.
 
Afrodita: ¡Pero mi rostro...
 
Mu: (interrumpiendo, sin hacer caso) ¿Qué piensas?...
 
Afrodita: ...
 
Mu: De lo que te he dicho... sobre Ayoros... ¿Qué piensas?
 
Afrodita: ¡Que todos ustedes son unos retrasados mentales!
 
Shura: (corriendo a golpear nuevamente el muro) ¡OH MALDICIÓN!
 
Saga: (nada contento) ¿Y qué hubieras hecho tú, si se puede saber?
 
Afrodita: ¡Es que no lo entienden! De todas las personas a las que les podrían haber entregado a Ayoros... ¡¡Esas fueron las peores!!
 
El tono en la voz de Afrodita era bastante incómodo... ¿qué podía saber él al respecto para decir esas cosas y con tanta seguridad?...
 
Saga: ¿De qué hablas?
 
Afrodita: ¡Que por esa razón me fui! ¡Necesitaba ir al templo de Venus - Afrodita porque había estado teniendo algunos sueños extraños y por más que lo intentaba no podía resolverlos!... Eran como premoniciones o qué se yo, alguna cosa medio paranormal que ahora no importa... El caso es que... es que...
 
Mu y Saga: Es que...
 
Afrodita: ¡Es que al parecer Ayoros tenía sueños similares!
 
Todos: ¡¿?!
 
Afrodita: (suspiro) No sé si tengan relación... pero de ser así, en realidad temía que Ayoros pudiera recordar lo que soñaba... porque según él, cada vez que despertaba de esas “pesadillas” no podía recordar nada... muchas veces me tocó verlo llorar...
 
Shura: (acercándose de nuevo; prendiéndosele el foco) ¡¿Por eso me dijiste que no le permitiera recordar nada?!
 
Afrodita: (movimiento positivo de la cabeza)...
 
Shura de pronto se sintió algo avergonzado... todo ese tiempo, él había tenido la psicosis de creer que a lo que Afrodita se refería eran recuerdos sobre su vida pasada... Pero aún así...
El Santo de Piscis se veía realmente angustiado...
 
Afrodita: Escuchen... hay un complot sumamente desquiciado en el Olimpo... parece ser que es algo relacionado con los hijos legítimos de Zeus y Hera, que desean despojar de sus posesiones a los hijos impuros de Zeus...
 
Mu: ¿Y?
 
Afrodita: ¿Cómo que Y?... (todo de corrido, por eso no hay comas n n) ¡¡¡Que en estos momentos y gracias a su ineptitud, acaban de involucrarnos a todos, Atena incluida, en un mega desastre de proporciones titánicas cuyo único final va a ser que se maten unos a otros en una especie de psicosis colectiva porque todos desconfían de todos (para este punto Afrodita ya se estaba jalando los cabellos) y piensan que unos quieren matar a otros cuando quienes realmente terminarán con sus vidas serán ellos mismos!!!
 
Mu, Saga y Shura: ...
 
Afrodita: ¡Hush! Olvídenlo.
 
Shura: (rascándose la cabeza) Suena mal.
 
Saga: Afrodita, si te calmas y tratas de resumir lo que acabas de decirnos, quizá podamos entenderte.
 
Mu: Parece importante..
 
Afrodita: Lo es... Necesito hablar con Atena.
 
Mu: (nuevo suspiro) Ve con ella, debe encontrarse ahora en el Templo Mayor.
 
Saga: Te acompañaré.
 
Shura: ¡Yo también! Faltaba más.
 
Afrodita: (Viendo a Mu) ¿Tú qué harás?
 
Mu: Esperare...
 
Todos: (viendo a Mu) ...
 
Afrodita: ¡¿Qué demonios esperarás?! ¿¡Que la guerra te caiga en la cabezota?!
 
Mu: No, esperaré a que Kiki me traiga noticias de Ayoria...
 
Afrodita: ...
 
Saga: (suspiro) Bien, te agradeceré que nos tengas al tanto (viendo a los otros dos) Vamos a ver a Atena.
 
Shura de inmediato hizo un ademán positivo para Saga, y comenzó a correr escaleras arriba, seguido por el Santo de Géminis. Afrodita por su parte, dio un último vistazo a su compañero y luego se dispuso a seguir a los demás. Mu nunca volteó para verlos marcharse.
 
 
Algo en el exterior de la casa de Sagitario había cambiado; por principio, ya no se podía sentir o ver la energía dorada de las armaduras, también había cesado el canto de las mismas... pero lo cierto era que, a menos que todos fueran tan distraídos como para no darse cuenta, ninguna había regresado con su respectivo dueño, a su respectiva casa.
Los cuatro jóvenes de bronce y Dhoko veían aún con cierto recelo aquel lugar sombrío, indecisos de si entrar o no.
 
Seiya: (viendo la entrada de la casa) Bueno... ¿Quién dijo yo?
 
Hyoga: No empieces a jugar Seiya, lo mejor será que entremos todos juntos.
 
Ambos permanecieron inmóviles.
 
Seiya: Ehm... sí.
 
Shun: (gritándoles desde la entrada de la casa) ¡Oigan ¿piensan quedarse ahí?!... Shiryu y su maestro ya están adentro...
 
Acto seguido, Shun se dispuso también a desaparecer en lo que parecía una oscura boca de lobo.
 
Seiya: No sé tu Hyoga, pero yo preferiría quedarme afuera esperando; detesto esa casa.
 
Hyoga: Ya lo sé... pero si nos quedamos aquí vamos a parecer unos cobardes...
 
Seiya: pues... “por Atena”
 
Y así, ambos entraron siguiendo los pasos de sus compañeros y maestro.
 
 
Algo regresó a Máscara de la muerte de entre sus cavilaciones... los sonidos de pasos, eran tres pares diferentes.
El joven se levantó y se dispuso a esconderse tras unos pilares; la verdad, no estaba de humor como para ver a alguien, y prefería guardarse sus pensamientos y sentimientos para si miso, en pocas palabras, quería estar solo.
Para su agrado, los tres visitantes pasaron sin darle importancia a su ubicación. Aún así, cuando salió de su escondite para verlos por la espalda, pudo apreciar que uno de los tres no era quien él creía; estaba al tanto de quienes se habían quedado atrás, y pensaba que esos pasos eran de Saga, Shura y Mu, respectivamente; pero no se trataba de Mu, sino del desaparecido (y ahora aparecido) Afrodita. Por unos instantes Máscara de la muerte sintió el impulso de gritarle algo a su recién llegado compañero... pero su voz jamás salió... Dedujo que llevaban prisa por ver a Atena, quizá Afrodita abría descubierto algo... y la verdad, sería algo que no le iba a importar de cualquier forma... así que mejor optó por volver a esconderse tras su pilar para luego dejarse caer y acabar sentado contra este, y continuó meditando para sus adentros...
 
 
Aquello parecía una carrera de obstáculos... nada más que nadie estaba corriendo en realidad. La casa de Sagitario, en el medio, estaba repleta por las armaduras doradas cada una acomodada desordenadamente hacia ningún lado.
 
Shiryu: No sé por qué, pero me da la impresión de que todas ellas hubieran permanecido aquí por años...
 
Dhoko: Quizá piensas eso porque el panorama esta demasiado oscuro y callado... pero, si te fijas bien, las armaduras aún emiten una resonancia... mínima.
 
Shiryu se acercó a la armadura más próxima, la cual era la de Tauro y colocó su mano derecha sobre la cabeza del toro formado por las piezas del armatoste.
 
Shiryu: Es verdad... puedo sentirlo... es como si estuvieran exhaustas...
 
Seiya: ¿Exhaustas dices?
 
El joven y su maestro viraron a sus espaldas para ver acercarse a los otros tres muchachos, quienes igual veían con recelo y sorpresa a todas aquellas figuras doradas.
 
Seiya: Es decir (viendo a Shiryu) ¿Que sí estuvieron haciendo algo importante aquí?
 
Shiryu: Así es, sin embargo, lo que quiera que hubieran estado haciendo, ya no es de importancia...
 
Hyoga: ¿Cómo?
 
Shiryu: Tal parece que, si en efecto estuvieron apresando aquella sombra, esta ya no está aquí.
 
Shun: Logró escaparse...
 
Dhoko: O las armaduras simplemente le dieron salida... Se ven agotadas, hicieron un buen esfuerzo, pero perdieron mucha de su propia esencia. Necesitan reponerse o no soportarán ni el más débil ataque directo.
Seiya: Hum...¿eso qué significa?... (algo preocupado) ¿Quieren sangre?
 
Dhoko: Oh no, la sangre de caballeros sirve para reparar el cuerpo y brillo de la armadura... pero este tipo de desgaste es diferente, ya que cada armadura tiene esencia propia, como un espíritu, y este también puede agotarse. Es el resultado de la energía acumulada de todos los caballeros que las han usado y de las cuales se han empapado las armaduras hasta tener su aura propia.
 
Seiya: Er... Sí, seguro...
 
El muchacho volteó a ver con una mueca peculiar a su compañero de cabello negro a ver si podía traducirle las palabras de su maestro. Shiryu miró a Seiya con una sonrisa al ver que no entendía ni pío.
 
Shiryu: Las armaduras necesitan descansar como nosotros luego de una dura batalla, nada más. No están heridas... (volteando a ver la destrozada armadura de Sagitario) Bueno, no todas.
 
Hyoga: (rascándose la cabeza) En ese caso... ¿no deberíamos llevarlas con sus respectivos dueños? A estas alturas, yo creo que ninguno de los otros Santos dorados se han dado cuenta de que siguen aquí sus armaduras...
 
Shun: Claro que no Hyoga... Están muy deprimidos como para ponerse a pensar en esto... Casi podría asegurar que ya se les olvidó que existen sus armaduras.
 
Unos pasos fuertes y pesados detrás de ellos interrumpieron su plática. Desde la entrada (o salida según lo veas) posterior de la entrada de Sagitario se hacía presente una enorme silueta, que resultó ser el santo dorado de Tauro, Aldebarán.
 
Seiya: ¿Aldebarán?
 
El enorme hombre parecía venir muy adentrado en sus propias cavilaciones, ya que no fue hasta que Seiya le habló, que éste se dio cuenta de todas las gentes que andaban ahí dentro viéndolo con sorpresa.
 
Aldebarán: (viendo a todos) ¿Qué hacen aquí?
 
Shun: Podríamos preguntarte lo mismo.
 
Aldebarán: Acompañé a Atena hasta el templo mayor... y ahora me disponía a bajar a mi casa cuando recordé lo que había estado pasando antes de que...
 
Aldebarán se quedó callado... de pronto nada más bajó la mirada y se quedó con una mueca angustiada, como si estuviera haciendo un puchero.
 
Dhoko: Vaya... (viendo la cara del santo) Nosotros vinimos por lo mismo... Pero como verás, aquí ya no hay nada más que un montón de armaduras cansadas y desorientadas.
 
Aldebarán: (viendo a Dhoko) Sí, puedo verlo...
 
Un rato de silencio; luego Shiryu recordó la última conversación entre Hyoga y Shun, que hasta antes de ser interrumpidos le había parecido interesante...
 
Shiryu: Oigan, ¿entonces qué haremos ahora? Lo que decía Hyoga hace unos momentos era buena idea ¿no creen?
 
Shun: ¿Lo de llevar las armaduras a sus sitios?
 
Hyoga: (recordando) ¡Ah, es cierto! (viendo al recién llegado) Oye Aldebarán, llegas en buen momento... estábamos pensando en regresar las armaduras a sus casas respectivas... ¿podrías ayudarnos?
 
Aldebarán: (alentado por sentirse útil) Seguro. Sólo díganme qué hacer y con gusto les ayudaré...