Saint Seiya Fan Fiction ❯ Ayoros ❯ Augurios ( Chapter 8 )

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VIII. Augurios.

 

Camus estaba convencido de que había tres cosas muy mal en el Santuario: Tantas escaleras, su espalda y la creciente locura de sus compañeros (recordando el imprevisto humor de Mu, la aburrición de Máscara de la muerte y el repentino enamoramiento de Milo, por una chica que había conocido en el mercado).

Sin embargo, lo que más le podía preocupar eran esos incesantes dolores de su espalda baja, ya que en lugar de ceder, comenzaban a volverse más molestos cada día y en realidad no sabía que hacer al respecto (creo que jamás ha ido a visitar a un doctor en su vida).

 

Camus: (Sentándose pesadamente en las escaleras) Maldición... ya estoy arto de esto...

 

El joven se encontraba en una torturante misión rumbo a casa de Mu: Como Afrodita no estaba, Saori le había pedido a él (que era el siguiente en la lista de "los más cercanos") que le llevara al santo de Aries un par de bolsitas de cuero cuyo contenido, por cierto, era un aparente secreto (o la Diosa procuro no darle demasiada importancia). Camus jamás se opuso a la petición de la muchacha, ni siquiera se quejó (para no irla a preocupar o, en su defecto, para evitar cuestionamientos que no tenía ganas de contestar); pero la verdad es que, no había llegado siquiera al templo de Capricornio, cuando ese horrible y exasperante dolor ya le había ocasionado, incluso, que se le adormilaran las piernas...

 

Camus: (suspirando) Quizá podría arrojarme simplemente... a ver si rodando llego hasta casa de Mu más rápido y con menos dolor...

 

En medio de sus cavilaciones, Camus creyó recordar cómo era que se había lastimado su espalda: Todo sucedió una noche... cuando seguramente había dormido chueco, porque a la mañana siguiente, pluck, el dolor ya estaba ahí... Aunque bueno, la verdad era que desde la llegada de Ayoros al Santuario, las cosas ya habían empezado a ponerse mal con lo de su salud. Desde luego que no culpaba al niño, sin embargo, era obvio que nada mas empeoraba (ni siquiera podía jugar guerras de bolas de nieve por temor a lastimarse más -que para estas alturas pareciera no importar de cualquier forma-) conforme seguía pasando el tiempo... ¡¿Qué había hecho para merecerse eso?!

Por si fuera poco, Camus estaba convencido de que no necesitaba de la ayuda de nadie (porque incluso el mismo Mu le dijo que tal vez podría buscarle algún remedio), y eso complicaba más las cosas, porque había acabado por preferir guardarse el dolor para sí mismo, antes que permitir que alguien más lo supiera y se empezara a compadecerse de él...

 

Camus: En fin. No puedo quedarme aquí todo el día...

 

Y el muchacho se puso de pie nuevamente... mala idea, porque justo cuando estuvo en una posición derecha, un fuerte crack se escuchó, y junto con él, un grito desgarrante por todo el Santuario (ya sabes: todo mundo salió a ver qué pasaba).

 

Kanon y Saga salieron juntos de casa de Géminis.

 

Saga: ¿Otra vez?

 

Kanon: (movimiento negativo de la cabeza)...

 

Saga: Tienes razón... ese grito no fue de Máscara de la muerte... se trató de alguien más...

 

Kanon: (movimiento positivo de la cabeza) ...

 

Saga: ¿Pero quién?... se oía algo distante...

 

Kanon: (encogido de hombros) ...

 

Bueno, qué acaso a Kanon le cortaron la lengua o qué (lo juró, tiene que hablar aunque sea lo último que escriba).

 

Camus había terminado tirado en los escalones (ahora sí ya ni podía levantarse), quejándose entre dientes, e incluso un poco sonrojado por el dolor (y el coraje).

 

Unos minutos después, Shura (que era el más cercano) apareció subiendo las escaleras a toda velocidad...

 

Shura:¡¿Qué ha pasado?! (Viendo a Camus) ¿Estás bien?

 

Shura se arrodilló junto a su compañero, con una extrema cara de preocupación...

 

Shura: ¡Habla Camus! ¡¿Acaso alguien te ha atacado?! ¡¡¿Algún nuevo enemigo poderoso?!! ¡¡Maldición!! ¿Atena esta bien? ¡¡Debo protegerla!!

 

Y sin decir o esperar a escuchar nada más, Shura salió volando hacia el templo de Saori, dejando a Camus en las mismas espantosas condiciones.

 

Camus: (entre dientes) Maldito Shura... ¡eres un tonto! El que esta en serios problemas soy yo...

 

 

Saori estaba muy entretenida tratando de acomodar una vasija (¿?) de cerámica china (¿se la habrá traído Shiryu de recuerdo?) en alguna parte de su enorme templo. Ya la verías de arriba abajo y de izquierda a derecha con esa preciosísima pieza blanca con adornos plata, poniéndola aquí y allá para ver si iba o no con la decoración (¿cuál maldita decoración si todo es tan modesto ahí?).

 

Saori: Mmm (viendo la vasija sobre un pedestal pequeño) No… no me encanta…

 

Y la chica nuevamente tomó su vasija blanca en brazos. En esos momentos, escuchó los gritos desesperados de alguien "¡Atena ¿dónde está? ¿se encuentra bien?!" y cosas por el estilo.

Debido a la distracción, la condenada vasijita se resbaló de las manos de Saori y se hizo mil trocitos a sus pies.

Saori: (Sin darle mucha importancia) Woops... que torpe.

 

Entonces, Shura entró corriendo, empujando y azotando todas las puertas que se le cruzaban enfrente.

 

Shura: ¡Atena! (respirando con dificultada) ¿Esta… usted… bien?

 

Saori: Uhm... ¿por qué no habría de estarlo?

 

Shura: …

 

Saori: (sonrisa) Muchas gracias por preocuparte por mi Shura, pero como verás, aquí no pasa nada y yo estoy muy bien…

 

Shura: (más tranquilo, viendo por inercia la vasija rota) … ¿Y eso?

 

Saori: Era una vasija… (pensando) Es la segunda que he roto el día de hoy… Creo que esto es de mala suerte…(viendo a Shura) Por cierto Shura… ¿tú sabes qué le pasó a Camus, por qué gritó?

 

Shura intuyó entonces que la primera vasija rota había sido resultado del espeluznante grito de Camus… y la segunda, seguramente la suya (que pena, ji)…

 

Shura: La verdad no lo sé… me di tanta prisa de venir aquí, que no se me ocurrió preguntarle… (pensando) - o si le pregunte creo que no me quiso contestar-

 

Saori: La verdad es que sí me preocupó, ¿serías tan amable de ver qué fue lo que pasó?… Es que le había encargado a Camus algo especial…

 

Shura: ¡No hay problema!

 

Sin pensarlo dos veces, el caballero de Capricornio emprendió un rápido y entusiasta viaje de regreso para investigar qué había sucedido con Camus (ni siquiera se despidió o dijo con permiso).

 

Saori: (Divertida, sonriendo con ternura) Después de todo, cada uno tiene su personalidad muy marcada…

 

La joven se agachó para recoger los trozos de cerámica que había en el suelo. Aún con una enorme sonrisa iba tomando uno a uno los pedazos, cerciorándose de que ninguno se le fuera a olvidar… mas, quizá, no tuvo la suficiente precaución, ya que en el último intento, cortó su mano izquierda con un pequeño pero puntiagudo fragmento.

Reaccionando al dolor de inmediato, Saori soltó el pedazo de cerámica para mirarse la mano… estaba sangrando, y de súbito, aquella sangre le hizo tener una rápida visión, que aunque no fue muy detallada, le hizo estremecerse y mirar al frente.

 

Saori: Ayoros…

Y una vez mirando al frente, Saori se percató de otra cosa: Una extraña sombra, silenciosa y apenas oculta junto a la puerta (por la que antes hubiera entrado Shura corriendo), la veía con ojos vacíos y de un color escarlata, similar al de la sangre de la chica, que había salpicado el suelo.

 

Shura, por su parte, iba muy contento (es que su diosa le había pedido un favor) bajando las escaleras hacia Piscis; de repente, un nuevo grito lo paralizo. Miró rápidamente a sus espaldas… ¡sí!, esta vez ese grito había sido el de Saori…

 

Shura: (Aterrado) ¡¡Maldición, Atenaaaaaaaaaaaaaaaa!!

 

Y ahí va otra vez para arriba el muchacho, a toda velocidad… ¡Abran puertas (¿y ventanas?)! ¡la diosa esta en peligro!

Shura no tardó ni cinco segundos cuando ya estaba otra vez plantado en la habitación donde, muy tranquila había dejado a su diosa. Abrumado y con la respiración muy pesada por la subidita que acaba de echarse otra vez, vio con cierto alivio a Saori que estaba frente a él, aunque con una expresión de sorpresa y miedo.

 

Shura: ¡¿Qué pasa Atena?!

 

Saori: (señalando) ¡Shura cuidado, esta a tu lado!

 

Shura: ¿Eh?

 

El joven como que no capto de inmediato… pero no dudó en voltear a su lado izquierdo (como por inercia), a donde Saori le había señalado. Una sorpresa más espeluznante no pudo haberse encontrado antes: justo frente a él, respirándole en su cara (casi le dio un beso), aquella espantosa sombra negra con ojos escarlata lo veía directamente a los ojos.

Shura dejó escapar un leve grito y luego pegó un brinco hacia atrás colocándose de inmediato en posición defensiva.

 

Shura: (Aún sorprendido) ¡¿Quién rayos eres tú?!

 

Pero el desconocido no dijo nada…

 

 

Mientras sucedían cosas extrañas en el Santuario, en Japón, había otras dos personas que pensaban que ahí también estaba pasando algo raro…

 

Shun: Ya se han tardado… ¿Qué crees que estén haciendo?

 

Ikki: Conociéndolos…

 

Shun e Ikki esperaban afuera del orfanato a que llegasen sus compañeros. Shun, en una actitud muy relajada, veía rumbo a donde deberían aparecer en cualquier momento sus amigos; estaba sentado en los escalones de la entrada principal; Ikki, por el contrario, de brazos cruzados y sin prestar interés (para variar) meditaba con los ojos cerrados y para si mismo, recargado en la pared de la misma entrada.

Seika ya había recibido antes a Ikki y Shun, pero tenía otras cosas que hacer antes de poder quedarse a platicar con ellos; luego de acabar con todos sus quehaceres, vería una oportunidad para salir y atender bien a sus visitas, esperando que mientras tanto, Seiya y sus compañeros tuvieran tiempo de llegar...

 

Ikki: (abriendo los ojos) …seguramente andan haciendo bobadas por ahí…

 

Shun: (Viendo a su hermano) ¿Cómo crees…?

 

Ikki volteó a ver a su hermano menor con indiferencia.

 

Shun: …Bueno… puede ser…

 

Ikki: (estirándose) Como sea… (dando un par de pasos) Hazme un Favor Shun…

 

Shun: Dime.

 

Ikki: (andando hacia la calle) Diles que ya me fui.

 

Shun se paró de un brinco.

 

Shun: ¡Eso lo van a notar! (viendo que ni parpadeaba el otro) ¡Hermano, espera! No te vayas aún, sé que no demorarán más.

 

Ikki: (sin voltear) Me voy a hacer viejo aquí si sigo esperándolos… (viendo a su hermano) Dale a Ayoros un abrazo de mi parte… y dile que prometo llevarlo de vacaciones el próximo año.

 

Shun: ¿abrazo?… pero…

 

Shun se quedó callado de súbito; Ikki se detuvo.

 

Delante, una mujer (¡bonita, bella guapa pero si chula! ¿Necesito decir más?) mayor (como 40 años bien, porque luego uno dice "mayor" y no sé por qué lo primero en que acabas pensando es "mayor = anciano" y ¡No!, nada que ver ¿sí?) y muy bien vestida, veía con una actitud muy reposada a los dos jóvenes. Según parecía, los había estado viendo desde antes que ellos la notaran... ¿y a qué hora habría llegado ahí y sin que se dieran cuenta?... Ninguno de los dos lo sabía.

 

Mujer: (Sonrisa) Buenas tardes...

 

Según parecía, la mujer no era de por los alrededores; su acento era algo torpe, y hablaba de una forma lenta y muy detallada, como para estar segura de escuchar y reflexionar cada palabra que iba diciendo. Sin embargo, aunado a su mirada somnolienta, su voz era fuerte y clara. No tenía una voz dulce, aún así, era agradable, elegante...

Shun: (Como cayendo en cuenta de la descortesía de los dos) Buenas... tardes.

 

Mujer: Ayoros... no es un nombre común...

 

Ikki no sabía por qué, pero sentía como si hubiera metido la pata. Aún así, trató de no perder su fría sonrisa o de aparentar sorpresa...

 

Ikki: (Nefasto) ¿Y?

 

Shun se acercó rápidamente a su hermano para hablar con él en voz baja.

 

Shun: ¡Ikki!, no seas descortés...

 

Ikki: (Sin dar importancia) ¿Qué más me da?...

 

Seika: (Saliendo del edificio principal del orfanato) ¡Ikki, Shun! (buscando) ¡Ah! (acercándose) ¿en verdead no quieren que les ofrezca algo de tomar o...? (descubriendo a la tercera en escena)... oh...

 

Seika, quien por fin había encontrado un espacio libre para acompañar a los dos amigos de su hermano, mientras éste llegaba, se había quedado viendo con curiosidad a la dama, después de suponer, como por inercia, que había interrumpido alguna especie de "plática" entre ellos tres.

 

Mujer: (Muy cortés, viendo a Seika) Buenas tardes...

 

Seika hizo una reverencia para contestar al saludo. Luego, se volteó para ver a Shun e Ikki (a quien tenía justamente en frente).

 

Seika: (Voz baja) ¿Es conocida suya?

 

Shun: (Movimiento negativo de la cabeza)...

 

Mujer: (Viendo directamente a Ikki) Muchacho...

 

Ikki: ¿Qué?

 

Mujer: Dime... ¿podrías hablarme más sobre "tu Ayoros"?

 

Shun y Seika: ...

 

De repente, Seika se dio cuenta de que aquella mujer no le agradaba del todo, tenía un aura extraña. Sucedía algo curioso: Por alguna razón, le había hecho recordar (por más extraño que parezca) a los otros dos misteriosos hombres que hace seis años hubieran preguntado por un niño nacido el 30 de noviembre (y después de haber conocido a Ayoros, y de saber sobre su fecha de cumpleaños, el sólo recordar las caras de esos dos sujetos le provocaba escalofríos)...

Ikki: (Desconfianza) ...Lo siento, mi vida es privada...

 

Aunque seguramente no estuvo muy conforme con esta respuesta, la dama no mostró en ningún momento frustración o molestia.

Justo en ese momento, llegaron los demás (con Jabú incluido)...

 

Seiya: (Viendo a todos) ¡Seika ya llegamos!...

 

La mujer volteó inmediatamente al escuchar a más gente llegar (era curiosa), prestando especial atención a Ayoros, que venía de la mano de Shaina; Seika se dio cuenta de ello y volteó a ver a su hermano y a sus acompañantes con una mueca de ansiedad, la cual logró que Seiya entendiera que, de todos los momentos que podían haber escogido para llegar, ese era el peor. Shun por su parte estaba confundido y ni se había movido de lugar; Ikki, después de voltear rápidamente a ver a sus amigos, se quedó viendo nuevamente a aquella misteriosa mujer; Hyoga, Shiryu y Shaina también notaron el crudo ambiente pero la verdad es que no sabían ni por qué; mientras tanto, Jabú y Ayoros no se daban por entendido de nada.

 

Luego, reino el silencio por un buen rato...

 

 

Shura y aquella sombra extraña habían permanecido en absoluta contemplación por mucho tiempo. Pero ninguno de los dos daba muestra de querer hacer algo, y esto comenzaba a volver más rígida la situación... tanta expectativa estaba provocando que Saori sintiera que habían pasado años antes de que, finalmente, Shura dijera algo:

 

Shura: Muy bien "cosa" será como tú quieras… pero debo advertirte que, respondas o no, te irá muy mal… ¿o es que acaso consideraste divertida la idea de venir a espantar a Atena?

 

Saga: ¡Shura!

 

Saga de Géminis entraba ahora en escena. Saori miró con cierto alivio a Saga, mientras que Shura ni siquiera parpadeó; no dejó de ver a la sombra, temiendo que cualquier distracción, podría pagarla caro.

 

Saga: (rápido vistazo a todos) ¿Qué está pasando aquí?

 

Shura: ¡No me distraigas Saga, que este insensato lo ha pedido!

 

Pero la sombra no iba a esperar a probar el filo de los brazos y piernas del santo dorado, y mucho menos estaba dispuesta a visitar otras dimensiones o ser destruida por tres cosmos poderosos; sin avisar, se esfumo de súbito, dejando a los jóvenes muy confundidos.

 

Shura: (molesto) ¡Oh no! ¡Se nos ha escurrido!

 

Saga: ¿Qué era esa cosa?

Shura: (ahora sí, volteando a ver a Saga) ¡Un maldito esperpento!... (viendo a Saori) ¿Estás bien?

 

Saori: (Sorprendida, contenta) Me hablaste de tú...

 

Shura: ¡Oh por Zeus! (hincándose) ¡Disculpe mi insolencia!

 

Saori: No Shura, yo no...

 

Saga: (interrumpiendo, viendo a Saori) Atena... ¿qué pasó?

 

¡Alguien por dios que le explique a este pobre hombre lo que ha pasado!

 

Saori: (Viendo a donde estaba la sombra) De repente, me di cuenta de que estaba ahí... me sorprendió y grite... (viendo a Saga) Shura vino entonces...

 

¡Gracias!

 

Saga: Ya veo...

 

Shura: (poniéndose de pie) por cierto (viendo a Saga de frente) ¿TÚ qué haces aquí?

 

Saga: Hace un rato, Kanon y Yo escuchamos gritar a alguien... luego estuvimos de acuerdo en que ese alguien había sido Camus, así que los dos acudimos a ver qué había pasado... El único que generalmente grita es Máscara de la muerte, pero sólo cuando Ayoros anda cerca, así que temimos que algo malo pudiera estar ocurriendo. Sin embargo, nos encontramos con que se trataba de la espalda de Camus; de nuevo le esta afectando y por eso gritó...

 

Saori: (preocupación) Entonces... ¿cómo está?

 

Saga: ¿Camus? bien... (viendo directamente a Shura) por cierto, él me dijo que habías venido para acá... (viendo a Saori) Kanon se quedó a ayudarle cuando te escuché gritar y decidí venir a ver qué sucedía... demasiados gritos el día de hoy.

 

Por fin, un santo dorado que le habla a Saori de tú y con sinceridad.

 

Saori: (Viendo al suelo) Lamento haberlos preocupado...

 

Shura: No se lamente... Es nuestro deber, después de todo, preocuparnos por usted...

 

Saga: (viendo a Shura) Pero esto de todas maneras no me gusta... Puede ser peligroso, jamás sentí ninguna energía amenazante, mucho menos un cosmos... ni antes, ni después de que esa cosa desapareciera...

 

Shura: (pensando) Una creatura sin energía... ¡Una energía sin cosmos!

 

Saga: Exacto... quizá podría tener relación con aquella extraña energía que sentimos, hace relativamente poco, en casa de Ayoria...

 

Shura: ¡¿Pero qué demonios puede ser?!

 

Saori: Disculpen...

 

Y los dos, ni tardados ni perezosos, voltearon para atender la intervención de su diosa.

 

Saori: Yo... verán, antes de darme cuenta de que esa sombra estaba ahí, tuve una visión un poco extraña...

 

Saga: ¿Visión?

 

Saori: No estoy muy segura, porque fue algo muy rápido... pero... sentí mucho miedo...

 

Shura: ¡Ya no se preocupe Atena! ¡No me separaré de su lado de aquí en adelante!

 

Atenea: Gracias Shura... pero no sentí ese miedo por mi...

 

Saga y Shura: ...

 

Saori: Sentí miedo por Ayoros...

 

 

 

Mujer: Ayoros...

 

Ayoros reaccionó con un respingo de curiosidad al escuchar su nombre (¿Acaso la conocía de algún lugar?)... Y esta señal, fue suficiente prueba para ella, acerca del "Ayoros" (como lo había llamado) de Ikki... La dama sonrió entonces con un cierto aire de triunfo.

 

Seiya: ... (Viendo a Seika) ¿Quién es?

 

Pero Seika no contestó.

 

Mujer: (Sonriéndole con picardía a Ayoros) Que lindo eres... (viendo a los demás) Con permiso...

 

Y luego de hacer una reverencia, la mujer se alejó en silencio, arrebatando en su camino muchas dudas y temores por parte de las personas que había dejado atrás (además de varias caras de ·_· )

 

Hyoga: (viéndola alejarse) Que extraño... (a Shiryu -que estaba a su lado-) ¿Quién sería?...

 

Shiryu: (movimiento negativo de la cabeza, molesto) ¿Y cómo quieres que sepa?...

 

Hyoga: ¬_¬ -¿Y ahora que mosca le picó?-

 

Shiryu: - Pero fuera quien fuera... tenía un cosmos muy especial... no agresivo - (viendo a los demás) - Me pregunto si lo habrán notado...-

 

Hyoga: ¬_¬

 

Shiryu: (viendo a Hyoga) ... ¿Por qué me ves así?

 

Seiya: Oye Ikki, ¿quién era?...

 

Ikki: No tengo idea...

 

Shun: De repente, estaba ahí parada...

 

Seiya: Ya veo. Vaya (cruzando los brazos) que mujer tan extraña ¿no creen?

 

Jabú: No sé si se dieron cuenta, pero le prestó mucha atención a su niño. Además, sabía su nombre...

 

Shun: Quizás no; parece que llegó justo cuando Ikki y yo hablábamos de Ayoros... Mencionamos su nombre y ella se mostró interesada, eso es todo.

 

Shaina: Pues para mi eso es aún más extraño.

 

Todos se quedaron viendo entre ellos... "ahora sí, había mucho de qué hablar".