Saint Seiya Fan Fiction ❯ Ayoros ❯ Aún es pronto para decir adiós ( Chapter 15 )

[ P - Pre-Teen ]

XV. Aún es pronto para decir adiós.
 
Era interesante pensar en esto: Toda una procesión bajando las escaleras entre las doce casas para llegar hasta Aries y ver quién era su visita.
A la cabeza, con todo y cetro, Saori, seguida muy de cerca por los cuatro caballeros de bronce que le quedaban (porque Ikki estaba desaparecido); a continuación, todos los caballeros dorados, incluso los heridos, que dejaban al pobre de Camus en la cola por lento (ah pero ahí querían andar todos de curiosos)... sólo faltaban Afrodita y el viejo maestro en el debut, pero el primero seguía ausente, y el viejo maestro al parecer, seguía aguardando en el templo mayor a que alguien regresara (pobre, lo dejaron solito T T).
 
Ayoros por su parte, iba agarrado de la mano de Ayoria (más bien, Ayoria lo traía aferrado), volteando a ver continuamente a su hermano, en cuyo rostro se resaltaba claramente el miedo... Sí, por alguna razón, Ayoria sentía más y más temor por “algo”, a cada escalón que bajaban... ¿tendría algo que ver con todo lo que acababan de hablar?... Quizás se les había olvidado, pero Ayoros lo escuchó todo... sin entender nada, desde luego... pero lo que sí podía ver, era esta preocupación que todos sentían de pronto por sus “sueños falsos”... ¿qué estaba pasando?...
 
Ayoros: ¿Ayoria?
 
Ayoria volteó entonces para encontrarse con una sonrisa amable por parte del pequeño.
 
Ayoros: No sé a dónde vamos... pero no tengas miedo, vamos todos juntos ¿no?... estaremos bien...
 
El joven le correspondió a su hermano regresándole una sonrisa de agradecimiento. Luego, como por inercia, miró a su lado, en donde Shura también le sonreía con cara de “calma, no os preocupéis”... Ayoria volvió a sonreír, esta vez con mayor seguridad... Fuera lo que fuera, estaban preparados... hasta cierto punto...
 
Cuando por fin llegaron a Aries (luego de tener que rodear la condenada casa de Sagitario - y recordando que de regreso esa iba a ser su primera parada pero que por ahora no podían hacer nada al respecto- y tardarse horas y horas), ya había alguien esperándolos con muy mala cara en la parte posterior de esta.
 
Ikki: Vaya... parece que sí se dieron cuenta... en verdad se los agradezco porque no tenía ganas de subir todas esas escaleras para ir por ustedes...
 
Saori: ¿Qué ha pasado Ikki?
 
Ikki: Mmm, al grano.
 
Ikki, quien había permanecido recargado contra un pilar del templo de Mu, se paró y les dio el frente a todos.
 
Ikki: (viendo a Saori) En la entrada de Aries te están esperando dos mujeres y dos hombres... ellos traen armaduras.
 
 
El joven se acercó después a sus cuatro compañeros de batalla.
 
Ikki: (voz baja) Una de las mujeres... es la misma que vimos en el orfanato.
 
Hyoga: ¡¿Eh?!
 
Shun: ¿La que mostró interés en Ayoros?
 
Shiryu: ...
 
Saga veía con curiosidad a los cinco muchachos mientras se hablaban como en secreto... Kanon se acercó a él entonces...
 
Kanon: ¿Estará bien que vayamos todos?...
 
Saga: No lo sé... no me parece un cosmos agresivo... (viendo al suelo) Sin embargo... es tan parecido al de... él...
 
Kanon: (viendo a su hermano con detenimiento) ¿Ares?
 
Saga: ...Debe ser de algún dios que tuviera lazos con él... Quizá alguno de sus hermanos o...
 
Saga observó de pronto un par de sombras que pasaban a un costado suyo... Identificó de inmediato a Shura y a Shaka, ambos adelantándose para luego detenerse a un lado de Saori.
 
Shura: Si me permite, iré primero para indagar de quién se trata.
 
Saori: Este cosmos no me parece maligno... Iré personalmente...
 
Shura: No lo sé... me parece demasiada coincidencia que se vengan a aparecer cuando ninguno de nosotros tiene armadura...
 
Saori: Tranquilo Shura... estaré bien... Iré y hablaré con ellos...
 
Shura: La acompañaré entonces.
 
Saori: (movimiento negativo de la cabeza) Tú espera con los demás...
 
Shaka: Atena, yo pienso de la misma forma que Shura... ese cosmos, aunque no sea agresivo, es poderoso, y sin conocer sus motivos, deberíamos estar en alerta.
 
Saori: (viendo a Shaka)... Shaka... te noto algo preocupado...
 
Shaka guardó silencio... pero sí era obvio que algo le estaba molestando...
 
Shaka: Ese cosmos es especial... muy especial.
 
Saori: (Mirando al frente)...
 
Saga se aproximó también, hasta detenerse de tal forma que pudiera quedar frente a su diosa. Kanon no lo siguió esta vez.
 
Saga: Atena, hay algo que debería decirle con respecto a este cosmos...
 
Saori: (curiosa) Adelante...
 
Saga: Es que es muy parecido al que...
 
Algo llamó la atención de Saori y de Saga; era el sonido de pasos... varios, unos muy secos y otros metálicos... miraron entonces hacia delante... Poco a poco, los demás también se fueron dando cuenta y comenzaron a fijar sus miradas en cuatro figuras que salían de las sombras del templo de Aries. Muchos se pusieron automáticamente en posición defensiva (eso de andar pasando sin permiso era mucho descaro); otros nada más se quedaron viendo con curiosidad; a Mu ni le importó que hubieran andado caminando por su casa y Milo ahogo un grito de sorpresa al ver a sus visitas (¿?).
Efectivamente eran dos mujeres y dos hombres. Una de las mujeres tenía la apariencia de alguien mayor, y era aquella que Ikki estaba comentando a sus amigos. La otra, era muy joven y muy bonita... Los otros sujetos, uno era muy alto; el último era más bien menudo y serio y permaneció siempre recatado y algo alejado de sus compañeros; uno de los sujetos y la muchacha llamaron mucho la atención de Hyoga y Shiryu (¿?).
 
Los cuatro se detuvieron. Luego, la mujer mayor continuó avanzando hasta estar frente a frente con Saori y de paso ponerles los pelos de punta a todos sus caballeros.
 
Mujer: Atena... Te doy mis saludos y disculpas por haber venido sin avisarte.
 
Saori hizo un ademán de cordialidad.
 
Mujer: Quizá este cuerpo mortal opaque parte de mi cosmos, pero no debes sorprenderte: Soy Hera, diosa de la fertilidad, protectora del matrimonio y esposa del gran Zeus, tu padre...
 
Ahora sí que a muchos les dio un paro cardiaco, espasmos y otras sensaciones desagradables por la noticia.
 
Saori: (Escondiendo la sorpresa) ¿A qué debo este honor?
 
Hera: Verás... hay demasiados problemas creciendo en este mundo... y cada vez es más difícil ocuparnos de todos ellos...
 
Shura: -¿Querrán pelear?...-
 
El joven permaneció inmóvil... sin embargo, su atención pronto empezó a dividirse entre el continuo acercamiento de aquella mujer, y la creciente cara de desagrado de Shaka ...
 
Saori: Disculpe la interrupción pero... me gustaría saber si este comentario tendrá algo que ver con nosotros...
 
Hera: (sonrisa) Sí, ya veo que los incomodamos con esta llegada tan apresurada... pero puedes estar tranquila... Verás lo que vine a decirte es que... hay muchas cosas que se enviaron a este mundo, por diferentes razones cada una, y ahora debemos recogerlas para salvaguardarlas...
 
Saori: ...
 
La mujer se acercó un poco más a Saori y le habló en voz baja al ver la sobre atención que tenía por parte de todos los Santos (claro que de todas formas Saga, Shura y Shaka aún podían escucharla muy bien)...
 
Hera: Zeus te dio un regalo... pero ahora está en peligro... he venido a recogerlo para llevarlo conmigo y poder protegerlo.
 
Saori: (sorpresa) ... ¿Ayoros?...
 
Shura y Saga dejaron escapar de si mismos una mirada de molestia hacia la mujer... acababa de tocar un tema muy delicado para ellos. Shaka por su parte, dio un respingo de sorpresa (yo creo que hasta estuvo a punto de abrir sus ojos del susto)...
 
Saori: Pero...
 
El corazón de Ayoria dio un vuelco muy desagradable cuando ambas diosas voltearon a verlo... a él y a su hermano... De inmediato, y como si intuyera el contenido de la conversación de ambas deidades, el joven ocultó tras él a Ayoros, pensando de la forma más inocente que quizás así, el niño se volvería invisible.
Saori miró nuevamente al frente, para encontrarse con la seria mirada de la diosa Hera.
 
Saori: Pero... yo no puedo hacer eso... Él esta protegido aquí, todos lo han cuidado bien y...
 
Hera: (interrumpiendo con tono elevado) Y por eso has tenido tantos problemas... Claro, veo cuanto lo han podido proteger... tanto que incluso las sombras ya están viviendo muy a gusto dentro de tu Santuario.
 
Todos: ¡!
 
Saori: Qué...
 
Hera: (movimiento negativo de la cabeza) Ni siquiera nosotros estamos seguros de lo que se trata o a qué nos enfrentamos... por eso los hemos estado observando... vigilando para asegurar su bien... pero ya han llegado al tope, dentro de poco, esto será un caos... (viendo a cada uno de los Santos de Atena) Tus hombres ni siquiera se ven en buenas condiciones... y algunos (fijando la vista en Camus que estaba siendo ayudado por Aldebarán para mantenerse de pie) se ven lesionados, a parte de todo... (regresando la vista con Saori) Por eso me llevaré al niño.
 
La sorpresa y el disgusto fue cayendo o aumentando en cada uno de los santos dorados (y en los de bronce también). Las últimas palabras de Hera habían sido muy claras y su voz lo suficientemente elevada para que todos la escucharan.
Aquello no tenía sentido... no lo tenía... ¿por qué tanto interés, por parte de una diosa, en un simple mortal, que ni siquiera tenía algo que ver con ellos? (bueno, quien sabe con el extraviado Zeus).
 
Ayoria: ¡No!
 
De entre los murmullos y posiciones defensivas de sus compañeros, Ayoria fue el primero en hacerse escuchar, indignado, con miedo... Si no iba a permitir que una estúpida sombra se le acercara a su hermano... mucho menos esta partida de...
 
Hera: (Viendo a Ayoria) ...
 
Ayoria: No... no...
 
Pero ninguna otra palabra quiso salir de sus labios... algo se lo impedía... ¿quizá miedo a ocasionar un problema aún mayor?... o tal vez no quería faltarle al respeto a esta dama... Lo más simple: no tenía palabras para defenderse de algo que hasta cierto punto era obvio... que no había sido eficiente en defender y proteger a su hermano... que había fallado...
 
Uno de los hombres de Hera se adelantó entonces con furia hacia la osadía de Ayoria.
 
Hombre alto: Los Santos de Atenea no tienen respeto... ¿No ves que no te están preguntando? ¡Es una orden!
 
El tono agresivo del hombre puso de peor humor a los demás.
 
Seiya: ¡En ese caso ustedes tampoco lo tienen ya que se atrevieron a cruzar por un templo sagrado, sin permiso!
 
Seiya, el primero en tomar partido en una discusión, siempre adelante.
 
Hombre alto: ¡Insolente niño! Lo que tu mereces es que un adulto de ponga en orden...
 
Los ojos de Saga se rolaban del hombre extraño a Seiya y de regreso; parecía tranquilo, pero sus puños empezaban a tensarse... Saori notó esto de inmediato y tomó una de las manos de Saga; cuando éste volteó, Saori le hizo una señal negativa, pidiéndole a la vez que tuviera paciencia (porque la diosa sabía que Saga había estado de mal humor y que si él acometía contra los visitantes, todos los demás lo iban a seguir -llámese instinto o costumbre- y lo que Saori menos quería era iniciar una nueva guerra).
Saga se tranquilizó entonces... pero nada más él, porque Shura del otro lado ya estaba casi tronándose los dientes por la presión que estaba ejerciendo con los mismos para no ir a abrir la boca y contestar alguna cosa en defensa de Seiya.
 
Shiryu: (tomando a Seiya por el hombro) Seiya, por favor, no hagas caso o empeorarás las cosas...
 
Seiya: Pero... ellos...
 
Hombre alto: ¡Ja!... todos ustedes Santos mortales... no son más que una partida de incompetentes.
 
¡El colmo! Ahora hasta Saori perdió su serenidad y sus ojos relampaguearon con disgusto hacia sus visitantes...
 
Seiya: ¡Te voy a dar tu incompetencia!
 
Hera: ¡¡Basta!!
 
Con una sola mirada, Hera hizo que el guardián retrocediera y se calmara.
 
Silencio.
 
Hera: No permitiré que sigan estos insultos... Atena, te pido disculpas por mi guerrero (ademán de cortesía). Por favor deja que me lleve al pequeño... lo cuidaremos bien mientras se tranquilizan las cosas...
 
Saori: ¿Y eso cuándo será?
 
Hera: No lo sé... aún necesitamos ver quien esta causando estos problemas... pero espero que sea pronto, o nos veremos forzados a tomar medidas más drásticas.
 
Saori: ...
 
“Pero Saori no lo permitirá, ella siempre tiene palabras para convencer a la gente”... “Atena, no lo permitas, podemos cuidar de él... lo hemos hecho desde que era un bebé...” Había muchos pensamientos cruzados y compartidos en las mentes de los Santos de Atena... todos ponían sus esperanzas en su diosa quien siempre tenía esas palabras respetuosas y amables con las cuales podría convencerlos de que... de que...
 
Sin embargo, Saori bajó la mirada y luego cerró los ojos en un suspiro... sus hombros se relajaron... Era señal de que se había rendido.
 
Saori: Esta bien... Entiendo.
 
El aliento de repente se torno vacío... igual que sus pensamientos... Muchos miraron al suelo o a cualquier otro lado... Otros daban unas miradas rápidas a Ayoros, llenas estas de amargura... como si le quitaran su juguete favorito a un niño...
Ayoros, por su parte, no podía entender lo que ocurría... pero no falto tiempo para que empezaran a asustarle todas esas miradas tan... deprimentes.
 
Ayoros: (jalando la mano de su hermano) ¿Qué pasa?
 
Pero Ayoria no contestó... lo único que hacía era morderse los labios con rabia...
 
Hera: Gracias por entenderlo...
 
La diosa mayor pasó de largo a una inmovilizada Saori... a los santos de bronce y a algunos dorados antes de llegar frente a los hermanos... luego se hincó y ofreció su mano a Ayoros.
 
Hera: Ven pequeño... (sonrisa) vamos a casa...
 
Ayoria pensaba en lo tontas que se habían escuchado estas palabras... ¡esa era su casa!... tenía tantas ganas de tomar a su hermano en sus brazos y correr... correr... y perderse de vista... mas no podía... no debía...
Detrás de él, Camus y Aldebarán lo observaban con caras de “no, no”... incluso Aldebarán, sin darse cuenta, empezaba a menear su cabeza en contradicción... pero Ayoria jamás volteó a verlos... se había olvidado por completo de sus compañeros, de sus miradas... estaba totalmente hundido en sus pensamientos, en sentir la mano de su hermanito en la suya y querer... no soltarla...
 
Ayoros miró con curiosidad a la mujer... era verdad, algo de ella le atraía mucho... no la podía ver con temor o desprecio (como muchos otros lo hacían en ese momento); pero, algo detrás de ella lo hizo fijar su vista: El hombre delgado que más atrás lo veía directamente... con esos ojos... esos ojos rojos... El niño reaccionó y, de inmediato, perdió todo el interés que Hera había ganado.
 
Ayoros: (movimiento negativo de la cabeza) No... yo prometí... le juré a mi hermano que me quedaría a su lado...
 
Ayoria se sorprendió... era verdad... Ayoros lo había jurado... Ahora quería llorar, y luego salir corriendo... ¡maldición! ¡¿por qué no podía mover sus piernas o brazos?!
 
Hera: Pero no es posible pequeño... debes venir con nosotros para que podamos protegerte...
 
Ayoros: (aferrándose aún más a su hermano) No... (muy cortés) gracias.
 
Hera: Es por tu bien...
 
Las palabras de la mujer eran cálidas... llenas de amor por ese niño... Y esto le daba náuseas a Máscara de la muerte quien empezaba a sentirse muy desesperado (estaba totalmente convencido de que todo lo que hacía aquella mujer era pura hipocresía...); además, esos dos tipos... Máscara de la muerte tenía la impresión de haberlos conocido antes... ¿pero de dónde?... ¡Maldición! ¡¿Por qué rayos nadie hacía nada?!... volteó rápidamente a su lado para encontrarse con la cabizbaja mirada de Mu que... estaba puesta en el suelo. Si Máscara de la muerte hubiera tenido las habilidades de su compañero, seguramente ya habría hecho algo... ¿pero y qué ganaba con eso?, ¿y por qué haría algo así de cualquier forma?... ¿o por qué nadie hacía algo así de cualquier forma? ¡¿qué demonios estaban haciendo todos ellos ahí parados como niños regañados escuchando tantas tonterías sin hacer o decir nada?!... El santo de Cáncer pronto se encontró con la mirada de Kiki, que había permanecido junto a su maestro; él parecía tener las mismas dudas... Ambos voltearon a ver nuevamente a Ayoria.
 
Pero, como Saori, Ayoria empezaba a rendirse... Poco a poco, creía entender por qué su diosa no había hecho nada al respecto... Quizá Ayoros... si necesitaba estar... protegido.
 
Ayoria: (voz cortada) Ve con ellos... Ayoros...
 
Ni los demás, ni él mismo podían creer lo que acababa de decir... Ayoros miró enajenado a su hermano.
 
Ayoros: Pero yo te lo prometí... y no quiero...
 
Ayoria dejó de ejercer fuerza sobre la mano de Ayoros... hasta que la soltó completamente... Esta acción sin embargo, empezó a asustar más al niño.
 
Ayoros: ¿Es que me he portado mal?... ¿Por qué no quieres que cumpla mi promesa?... Si la acabamos de hacer...
 
Ayoria: Por favor... ve con ellos...
 
Ayoros: No quiero... quiero quedarme con ustedes... quiero quedarme en casa...
 
Hera tomó entonces al niño y lo arrebató de la mano de Ayoria, pero no fue agresiva... Entonces se puso de pié y comenzó a avanzar, jalando pausadamente al pequeño para no lastimarlo.
 
Ayoros ahora sí estaba aterrado... miraba como se alejaban lentamente de todos sus seres queridos, y como se acercaban a esos ojos... y no quería... pero cuando buscaba ayuda, no lograba encontrarse con la mirada de nadie... y eso era, porque nadie quería mirarlo marcharse... porque no podían evitarlo aunque quisieran...
 
Ayoros hizo un enorme esfuerzo para detenerse, soltarse y lograr aferrarse al que más cerca tenía, que en este caso fue Máscara de la muerte...
 
Ayoros: Máscara... no quiero irme con ellos... prometo portarme bien, no volveré a pintar tu casa si no quieres, ¡por favor!... ¡quiero quedarme!...
 
Esa fue quizás la primera y última vez que Máscara de la muerte dejó escapar de sus duras facciones un ademán de pena y debilidad. Una de sus manos se sostuvo de repente en el aire, antes de descender con cierta ternura sobre la cabeza del niño... mas no hubo palabras luego de esta acción.
En seguida de un mínimo momento -que para el joven santo pareció una eternidad-, Hera tomó al niño en brazos, y Máscara de la muerte no tuvo más remedio que dejar caer su mano de regreso a su costado.
La mujer cargó al niño de tal forma que Ayoros podía ver por sobre el hombro de esta, y darse cuenta de que ahora si no había forma de huir... Entonces comenzó a llorar poniéndole la carne de gallina a todo mundo...
 
Shura ya no lo soportaba y se mostró decidido a avanzar para arrebatarle de las manos el niño a Hera, aunque fuera por la fuerza... esta vez fue Saga quien detuvo a su compañero. Shura lo miró con ojos furiosos, pero la calma que ahora mostraba Saga en su rostro, era mucho más temible que la que tenía cuando Saori lo hubiera tranquilizado, hacía sólo unos instantes... Shura se olvidó por completo de sus planes.
 
Hera se detuvo una última vez para mirar a Saori.
 
Hera: Él estará bien, lo prometo.
 
Y así continuó avanzando mientras Ayoros, lloraba desconsolado rogando por un poco de atención o ayuda...
 
Ayoros: No quiero, ¡me da miedo esa cosa oscura!
 
Ayoria: ¡!
 
El joven miró de súbito al frente al escuchar esto... sólo para toparse por unos instantes con la mirada roja del delgado guardián de Hera... esos ojos... que de inmediato lo llevaron a ver las paredes de Sagitario... los ojos escarlata... La angustia empezó a fluir, pero ya era demasiado tarde, porque Hera había desaparecido como por arte de magia del lugar, junto con sus seguidores...