Dragon Ball/Z/GT Fan Fiction ❯ This dark And Twisty Road ❯ Brotherhood ( Chapter 1 )

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BROTHERHO OD
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Hola bolas de pelos!!!

Bueno, esto va a ser un poco largo, asi que prepárense y empecemos:

Respondiendo a algunas personas que creen que YO borré mi fic, no, no lo hice, la página lo hizo sin notificarlo. Por desgracias las personas (que dudo que quepan en una catalogación como tales) que querían que lo eliminaran por que tenía temas “bastante” fuertes o que no les agradó lo que hice con los personajes, lograron su objetivo, pero bueno, ¿qué puedo decir? Wuuy qué miedo, me borraron mi fic ahora lo volveré a subir... ja, ¡realmente se necesita más de eso para detenerme!

Aclarando, de nuevo y espero sea la última vez que lo vuelva a decir: ESTE es mi TRABAJO, MI FIC y yo hago con los personajes lo que se me pega la GANA. SI YO QUIERO QUE TODOS MUERAN CON UN PLÁTANO EN LA GARGANTA, ASÍ LO HARÉ. Y para los perdedores que creen que iba a abandonar, les tengo una sorpresa: YO NUNCA ABANDONO ALGO SI ME GUSTA.

Continúando con mis aclaraciones, este fic se volverá más oscuro, más maldito y por ende menos aceptado conforme vayan pasando los nuevos capítulos.. ¿Por qué? Por que las situaciones que planteo en él son cosas que suceden en todo el mundo, cosas que yo he visto o vivido.. ¡Por dios! ¿Realmente creen que la gente vive en un maldito cuento de hadas y no sufre, no llora? Miles de niños hemos sido maltratados, humillados, quemados, olvidados, violados, estigmatizados... ¿Para qué ocultar el hecho? ¿Acaso sus débiles mentes no pueden superarlo? ESO pasa diario, sin poder detenerlo, sin poder evitarlo, es de ustedes el aceptarlo y vivir con ello, ¿para qué quieren crearse una burbuja de autoprotección? ¿Realmente creen que sus problemas con su novio o sus uñas, o un maldito barro saliéndoles en la frente es un drama, algo malo? YO si se realmente lo que es el drama, lo que es maldad pura... Lo que es ser apresado por tus demonios y vivir en verdaderos calabozos ante un verdugo, el cual debería de ser la persona que debe de protegerte ante todo. No sean inocentes, no sean estúpidos, esto pasa paradójicamente frente a sus narices, y no se dan cuenta por que simplemente su comodidad y cerebro estúpido se los impide ver.

Isurafel, odiamos lo que le hiciste a Broly, ya tenemos lo suficiente de la mierda del mundo como para leer esto aqui... Isurafel, tienes el derecho de hacer todo lo que quieras con tus personajes, pero no maltratarlos... ¿Entonces que creen que pasa en la vida real? ¿Que los huérfanos juegan a Peter pan y son felices por siempre? ¿Que los trofeos humanos de guerra viven en paz, durmiendo en suaves colchones tranquilamente? ¿Que los niños de hoy no han sido obligados a matar o morir? Si no pueden superar los hechos de la vida y prefieren vivir en su mundo de ensueño, no merecen si quiera seguir respirando. Pero los comprendo, es preferible vivir en el mundo de juguete creado por sus convicciones que ver el mundo real tal cual es, enfrentarlo, aceptarlo y continuar como si nada. Entiendo la comodidad que el evitar ver las cosas reales implica, es más, si yo no hubiese vivido pácticamente peores cosas que mis personajes a una temprana edad, yo misma lo ignoraría y viviría en el autoengaño como ustedes, gente quejosa e inocente.

Pero... ¿para qué seguir contando las horripilancias de un mundo real? Alguna vez ustedes lo verán con sus propios ojos... ¿La muerte? No, no... eso es un mal menor en todo este mundo lleno de males mayores.... Es algo peor el seguir viviendo por vivir, sin nada. Si tienen piernas, levántense y sigan, no se puede recuperar nada, pero si se puede seguir de nuevo, buscando un camino diferente y quizá algo mejor. Pero ustedes que van a comprender, la mayoría aún son una niñas, la mayoría ni siquiera ha vivido suficiente como para decir: yo encontré a un posible verdadero amor. La mayoría ni siquiera ha sufrido la pérdidad de un fruto de su propio vientre insano.

Pero, ya me estoy explayando. Es hora de comenzar.

He fusionado los capítulos uno y dos en uno solo, y tres y cuatro en otro. Así que es hora de que lo que quiero enseñarles comienze, y espero que aprendan de esto. Espero que realmente aprendan de esto y no sólo se dignen a leer y olvidar.

Disclaimer: todos los personajes de DBZ, las ideas de los Jedi y el dinero les pertenecen a Akira Toriyama y George lucas... Si dejo de escribir repentinamente este fic es por que ellos me mandaron apresar.. (ay si que miedo) y esperaré a que alguno de ustedes me lleve mis cigarros a la cárcel. dejémonos de Bla bla bla y empecemos con esto de una maldita vez...
VENGAN POR MI MALDITOS CENSURISTAS Y PURITANOSSS!
jajajajajaja
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Prólogo


Su raza se había extinguido prácticamente... Si no hubiera sido por la misericordia del destino, por la genialidad de su desconocida madre, el no estaría ahora en el lugar donde se encontraba... aunque, viéndolo desde la perspectiva realista ¿dónde diablos se encontraba ahora?

Habían pasado segundos desde que arribó a ese lugar, dándose cuenta que el radar de la nave, las cartas de navegación, diablos, hasta su instinto estaba no sólo mal, si no perdido.

 Incluso ahora, con la nave deshecha, sin comunicación con sus superiores y sin tener ni un condenado atisbo de localización, la suerte le sonreía. Al menos es un planeta apto para vivir. Ciertamente no todo estaba perdido, algún torcido instinto de esos que él poseía y el que se hacía presente cada vez más seguido le decía que el mismo motivo que el destino tuvo para sacarlo de su planeta a punto de explotar cuando era apenas un bebé de dos años era el mismo que ahora le había traído aqui de entre todos esos planetas de este pequeño sistema solar. Sin embargo... si algo tenían que ver esos sueños raros que ultimamente había tenido, más le valía que se llevara las cosas con calma y sumo cuidado, con mucha calma.

El caso del planeta Eldar fué memorable... hasta se podía ver su destello desde el mismo núcleo de la República Intergaláctica... y cuando se encontraron con ese bebé Eldarin dentro de una nave rara y esférica, que no sólo era uno de los últimos supervivientes, si no que poseía un nivel alto de midiclorias, lo hicieron un padawan en cuanto lo encontraron... O al menos esa es la historia que él sabía.

 Y asín continuó con su vida siendo lo que debía ser, diablos, que hasta aún siendo un padawan le conferían misiones que a muchos Jedis les causaba un cierto dejo de envidia profesional. Él era especial, no sólo por haber sobrevivido a la devastación de su planeta, si no que incluso para las habilidades de un Jedi que él mostraba tenía otras cuantas escondidas...como el poder crear bolas de energia al puro estilo de magia, aunque no lo era, o volar.

Pero el descenlace de esa vida buena de Jedi, siendo uno de alta estima incluso por el propio Yoda, empezó aquel día en que el maestro Windu le había confiado aquella misión secreta de investigación, justo antes de que el canciller Palpatine fuera electo como “Gobernante imperial” por “corto tiempo”. Desde aquel día las cosas empezaron a ponerse oscuras, rara vez recibía comunicación de sus superiores, hasta que un  día, justo a la mitad de su misión, le llegó el mensaje más aterrador que jamás pudo haber imaginado.

 -”El templo Jedi fué destruido y todos han muerto...”

Ese fué el verdadero comienzo... Otra vez, otra vez enfrentando la destrucción de lo que él consideraba su hogar, con la única diferencia de los años, puesto que incluso ahora no podía hacer nada, absolutamente NADA. Ahora, ahora sólo le quedaban esas investigaciones sobre las razas guerreras de las glaxias por donde anduvo vagando, lugar donde debía estar su propio planeta originario, dándose cuenta de que entre aquellos su potencial especial era muy parecido; sólo tenía eso, eso y su soledad inexpungable.

Con sus casi dos metros de altura, su mirada violeta y determinada a sobrevivir, y sus pocos objetos personales que poseía, se dió a la tarea de localizar vida inteligente e ir a investigar si podía conseguirse otra nave, o al menos vivir decentemente en lo que se construía una. El pasaje donde había destrozado su medio de transporte, un Deta 7 personalizado para atravezar el hiperespacio, estaba húmedo y parecía que era un ecosistema con altos árboles y algunos arbustos, el clima era húmedo y agradable para él, incluso podían verse algunos animales propios del lugar, para él extraños, aunque, acostumbrado a sus viajes no le impresionaban, no parecían peligrosos como los procedentes de Vulcano o de Naboo, hasta se veían dóciles.

Lentamente, con sus ojos violetas posados sobre el cielo, emprendió el vuelo, dándose cuenta de que este lugar tenía un campo celeste muy bello y un solo sol... se preguntó si la fuerza o el destino o quien quiera que sea tendría algún plan para él. Definitivamente había caído en cuenta que ya no creía absolutamente en nada, ni en la Fuerza al cien por ciento, lo único que le mantenía en pie era su espíritu combativo sacado de quien sabe dónde. Y fué así como, entre sus meditaciones a pleno vuelo, una sensación extraña le invadió sus sentidos... Un poder grande, más que los que había sentido originalmente entre la población, fué lo que halló... Quizá realmente había algo que él tenía que hacer en ese planeta azul.

Y se dirigió rápidamente hacia donde se encontraba esa fluctuación.


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Habían pasado casi 25 años desde que se le había declarado la guerra a esa maldita lagartija afeminada,  hasta podía jurar que fué solo ayer el día que empezó todo... Y tan sólo por una maldita profecía. Pero demonios, como disfrutaba ver la sangre de los subordinados de esa cosa tan asquerosamente femenina que se hacía llamar Freezer sobre sus manos. Esos endemoniados golpes que les daba y que él recibía a su vez, que le hacían sacar todo, era su forma de gritar a los cuatro vientos su propia rabia, su dolor, su orgullo, su lealtad... su secreto.

A sus casi 40 años, como cualquier saiyajin, ni siquiera aparentaba los 30, aunque el alma de Nappa si que los tenía, incluso muchos mas años. Podría decirse que para él la vida desde hace mucho tiempo,   20 años para ser exactos, ya no tendría sentido si no fuese por que, desgraciada o afortunadamente, como un perro se mantenía fiel a sus amos: la realeza de Vegetasei, o mejor dicho, al principe Saiyajin. Eso era lo único que aún lo mantenía con vida, y su obstinado deseo de venganza.

Poco le importaba que le nombraran “el cuidamocosos real”, su orgullo por su trabajo era visible, destilaba eso por todos los poros de su piel, lo único que le mantenía con vida era ese pequeño ser que algún día sería su príncipe y que él se encargaría de educar lo mejor que pueda, no sólo por que su rey así se lo pidió, si no por que él asi mismo lo sentía; algo “paternal” le llamaba cada vez que veía dormir a aquel infante de tan solo seis años... Si, se sentía como un padre, aunque él en el fondo sabía que eso ya nunca más podría pasar.

Fué cuando cayó en cuenta de que la hora se acercaba, luego de haber visto al General Imperial Bardock y recibir las órdenes y las coordenadas correspondientes, era hora de partir con su valiosa carga, asegurándo así el futuro de su raza si es que el plan no funcionaba como se tenía planeado. Incluso el propio Rey Vegeta había ido a verlo hacía apenas algunos instantes, dándole el collar real de Vegetasei para su hijo y despidiéndose del pequeño, profundamente dormido, con un sentimiento que en otras circunstancias nunca hubiese podido ver en su Rey. Realmente se sentía afortunado de gozar tan alta estima y confianza de Su Señor y del General Bardock.

Los niños ya aguardaban en las cámaras de sueño de la nave. Un pequeño Raditz emitió un quejido suave mientras se cerraba su cámara luego de haber sido despedido por su padre de una manera altiva y esperanzadora. Bardock sólo esperaba que Kakarotto llegara a su destino sano y salvo también, a pesar de ser el niño nacido más débil de Vegetasei.

-”Si algo falla en esta batalla, ya sabes que hacer con el príncipe y con mi hijo, Nappa...” - Los puños de Bardock se cerraron con furia y un dejo de dolor -”Y no olvides encontrarte con Kakarotto, el planeta a donde lo mandé está lejos del alcanze inmediato de Freezer y ahí podrías criar a los mocosos hasta hacerlos guerreros de ver...”

-”No habrá necesidad de ir por tu hijo de clase Baja, y si tanto lo quieres, irás tú por él cuando sea el tiempo” -Luego de esas breves y significativas palabras, Nappa ingresó a l nave y procedió a realizar los preparativos finales del viaje, dejando a un Bardock con una media sonrisa, esperando a que sus palabras fuesen realmente un hecho algún dia.

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Había pasado poco mas de cinco años desde que llegó a ese planeta azul llamado tierra... Un año terrestre sólo difería con los años Standard Galácticos por unos cuantos dias, así que por ese lado adaptarse a la tierra no fué un problema; una pequeña niña de cabello azul, con aparentes cinco años, dormía a mitad de la sala mientras él preparaba la cena; nunca se hubiera imaginado que su suerte le preparaba convertirlo en maestro antes de tiempo... y menos de una niña Terrestre que increíblemente tenía una concentración de midiclorias más alta que la media normal.

La forma en la que había llegado él a su vida y viceversa fué dramática, pero eso fué suficiente para grabarlo en su Eldariana memoria; luego de haberse dado cuenta de la existencia de su poder y volar hacia donde ella se encontraba, la imagen que apareció frente a él fue terrible: dentro de una casa con forma de cúpula color amarillo, un soldado había disparado a los padres con una extraña arma rudimentaria, la niña estaba rodeada por el cuerpo de su madre, ya muerta, y su padre agonizaba. Luego de deshacerse del soldado y sus compañeros de la forma más rápida y piadosa posible, se dirigió al hombre de cabello lila, bata blanca y lentes que yacía tirado en el suelo.

-”Mi.. hi..ja. Ella.. ¿aún vive?” -El joven jedi asintió, no pudo evitar sentir una mezcla de lástima y piedad por ese hombre que estaba a las puertas de la muerte, lleno de angustia por su hija de pocos meses de edad. -”No.. no puedo... no creo sobrevivir a esto... Su nombre es... Bulma... esta es.. su casa... gracias por... salvarla.”

Luego de eso, las cosas para Bulma cambiaron drástricamente. Había perdido un padre y ganó otro disfrazado de maestro, mientras que el joven jedi había ganado algo más que una alumna, había ganado una hija con todo lo que eso representaba. Lo más raro de todo fué el hacerse pasar por un pariente de la pareja muerta, cosa que ellos no tenían; no había sido fácil, tuvo que investigar, dar declaraciones a lo que parecía el sistema de justicia de ese lugar y usar uno que otro truco mental para salir a flote. Él era inmensamente poderoso al lado de esos seres, pero su sentido del honor le clamaba hacer las cosas como lo estipulaba la ley de aquel planeta. Y cabe mencionar que su sorpresa fué grande al enterarse que ella era hija de un científico eminente, heredera de una corporación y millonaria; esos pequeños detalles harian que su entrenamiento se facilitase. Al diablo con las reglas jedi, no por que las odiara, si no por que en este mundo le serían tan útiles como su Delta 7 destrozado.

-”Ehlarion.. ¿hermanito?” -cuando escuchó su nombre en labios de la pequeña, se dió cuenta de que realmente estaba olvidando ser un jedi de verdad... se estaba convirtiendo en una mezcla de eso y otra cosa... algo que no podía describir... ¿Así se sentia ser padre, hermano? Quizá... una media sonrisa cruzó el rostro enteramente humano del joven eldarin mientras sus ojos violetas se centraban plenamente en la pequeña niña de cabello azul que se encontraba aún confundida por culpa del sueño.

-”Ya casi está la cena pequeña padawan...” -los ojitos azules de Bulma se achicaron en un arrebato de furia

-”¡¡No me gusta que me digas así hermanito!! ¡¡me llamo Bulma!! BUL-MA...” - le sacó la lengua -Eres malo conmigo... -Ehlarion corrió uno de sus mechones oscuros que caían sobre su rostro, y luego de evitarlo, no pudo mas y soltó una sonora carcajada.

-”Jajaja... ¿no puedes evitar hacer eso cada vez que te digo padawan, pequeña?-la cara de bulma se tiñó de un rosado extremo y volteó su rostro hacia otro lado, evitando la mirada indulgente y divertida del ojivioláceo -”Recuerda que más que tu hermano por ahora, soy tu maestro y tú mi pequeña aprendíz...”

-”hmmp”

Repentiname nte, el rostro de Ehlarión se tornó serio y la misma actitud guardó la pequeña ojiazul.

-”¿Sentiste eso hermanito?” -El joven Jedi asintió brevemente y se dispuso a volar hacia el lugar de donde venía esa extraña conmoción en la fuerza.

-”Espera aquí... si quieres termina el sable láser que estabas haciendo o empieza a comer, regreso en un momento, no tardo” -La niña sólo asintió levemente mientras lo veía alejarse luego de salir por el balcón y despegar.

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Era una zona boscoza donde un pequeño bebé de cerca de un año lloraba... había un gran hoyo con forma de cráter, y en medio se encontraba una nave con forma esférica, era precisamente de ese lugar de donde provenía el desenfrenado llanto.

Un anciano, de nombre Son Gohan se encontraba cerca de ahí, bajó su canasto de madera de sus espaldas para así hacer un pequeño viaje excursionista dentro de cráter, donde vió un niño abandonado, de fuertes pulmones y una extraña cola...

-”Vaya... hoy salí quejándome de mi soledad, y Kami me ha escuchado... Creo que gané un nieto el dia de hoy” -sonrió para sí mismo... -”veamos, pequeño... debes tener hambre” -El bebé dejó de llorar, aunque una mirada profunda de odio llegó en lugar del llanto. Son Gohan tomó al pequeño niño con cola entre sus brazos y luego de acomodarlo en el canasto de madera, se dirigió a su casa. -”Quizá y sea bueno para ti como lo es para mi... creo que los dos estamos igual de solos.”

El niño no era dócil, pero ya aprendería a tranquilizarse, para eso el anciano confiaba en una sola cosa: el amor de un abuelo hacia su nieto.

-”¡Ya se! Te llamarás Goku...” -El anciano rió mientras lo recogía del suelo por enésima vez luego de safarse de entre sus brazos.


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Había llegado al lugar, pero no encontró nada a parte de una extraña nave con una forma esférica... igual que la que el usó cuando llegó a Vulcano luego de que su planeta fuera destruído... Algo le decía que esa era una señal, no sabía si buena o mala, pero era una clara señal de que las cosas no terminaban  con él criándo a su pequeña Bulma y siendo felices, las cosas aún seguían un curso indeterminado que él no sabía cómo interpretar.

Siguió el rastro de la energía que había sentido momentos antes, cuando la nave, al parecer, recién había colisionado... su sorpresa fué que junto a aquella extraña y fuerte energía, otra pequeña ante él, pero también fuerte para la media humana, se encontraba. Sus pasos pronto lo llevaron al lugar donde el pequeño Goku y su abuelito se encontraban.

Son Gohan estaba preocupado... ¡Su pequeño nietecito se había caído de cabeza por ese precipicio y temía lo peor! Con el alma en un hilo, salió apresuradamente hacia donde el pequeño Goku se encontraba, hallándolo ileso, pero calmado... hasta diferente. El anciano abrazó a su nietecito, llorando por la preocupación. Ante la imagen de un niño aturdido con mirada inocente y cola siendo abrazado por un anciano, las palabras sobraban... Ehlarion había visto quién era ese extraño que llegó a la tierra en una rara nave circular; él sabía que era uno de esos guerreros con cola que eran tan poderosos y de los que había oído hablar, con solo verlo lo sabía. Y se alegró de que fuera un niño inocente, aún así, no pudo evitar preguntarse...

-”¿Qué cosa estas haciendo aquí pequeño? ¿será verdad que tu planeta esta en medio de una batalla y te mandaron hasta aquí para evitar el peligo?”



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HERMANDAD
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El lugar era oscuro… frío. Paradójicamente se podían visualizar algunos seres. El terror reinaba. Algunos gritos se podían oír a lo lejos… su respiración se entrecortaba, la angustia llenaba su pecho.

-“Kakarotto”

Era una copia de sí mismo… Bardock no comprendía qué rayos pasaba, sólo sabía que ese hombre era su hijo… su hijo que repentinamente cambiaba el color de sus ojos a verde y su cabello se volvía dorado. Frente a él un hombre completamente de negro se hallaba, y con una luminosa espada, le atravesó el pecho.

-“¡Kakarotto!”

Todo se volvió oscuridad.

El príncipe Vegeta yacía en el suelo, sin vida aparente, y una mujer de cabello azul lloraba mientras le abrazaba contra su pecho. El hombre de negro yacía tirado en el suelo, muerto. Y otro súper saiyajin estaba de pie frente a ellos, llorando silenciosamente también.

Bardock despertó bañado en sudor. ¿Qué diablos pasaba por su cabeza ahora? Ya era hora de ir por Kakarotto y ni su propia muerte lo evitaría.

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La noche llegaba a Vegetasei de una forma tormentosa, llena de colores rojizos como la sangre y el vino... Desde el palco del rey se podían oír exclamaciones salientes de indignación, de humillación... de odio.

-”¡La maldita lagartija ni siquiera se presentó! ¡Ese estúpido lagarto afeminado se escondió como un maldito cobarde y mandó en su lugar a su estúpido hermano tan afeminado y enclenque como él!” -Los recuerdos del  Rey sobre la batalla que para ellos debió de haber sido la definitiva eran confusos y llenos de odio... Al fin, al fin había transformado su real figura en un súper Saiyajin y esa maldita cosa le había arrebatado la gloria de una forma verdaderamente deshonrosa... ¡Había osado esconderse como el vil cobarde que era! ¡Y justo ahora, después de tantos años, había decidido replegarse y huir! ¡Luego de tantos malditos años de lucha, sangre y sudor! No era justo ni para su pueblo, ni para los millones de muertos que había entre él y el Rey Vegeta, y mucho menos era justo para el propio gobernante de Vegetasei. Era el momento más importante del universo, en el que habían acordado los Iceijin y los Saiyajin la batalla definitiva, y les empapó la cara con la humillación de una victoria, aunque no fácil, si apresurada.

Cooler, el hermano de Freezer, tan o más fuerte que la lagartija rosada, había llegado con un regimiento de soldados, solo UN  maldito regimiento. ¿A qué estaban jugando King Cold y su hijo menor? ¿A humillar a la raza guerrera más poderosa del universo con una maldita batalla estúpida y sin honor? Pues lo habían logrado... esta humillación nunca se olvidaría entre la raza saiyajin, y claro, los Iceijin tampoco la olvidarían... le habían regresado la cabeza de Cooler a manos del único sobreviviente de ese patético regimiento de inútiles. ¡Lo que hubieran dado el Rey Vegeta y Bardock por ver la cara de esas dos lagartijas! Y ahora… ahora..

Habían pasado ya 10 largos años desde que esa maldita batalla ridícula en la que todos esperaban o la caída del imperio Saiyajin o la del Imperio Iceijin, y sólo hasta ahora el maldito Marica de Freezer y su idiota padre dieron señales de vida, ¡luego de haberlos buscado por todo el sector del universo en el que se encontraban! ¡Y de qué maldita forma regresaron! ¡Habían matado a la Reina, a SU Reina! ¡La madre de sus dos hijos, SU compañera ideal! ¡SU PROPIA VIDA! Las lágrimas de indignación y dolor a causa de la cobardía que le habían hecho al pueblo de Vegetasei, o mejor dicho, a él mismo, no dieron tregua... Esa infamia, ese maldito dolor de haber perdido lo que más amaba, y de la forma más cobarde del universo, era más fuerte que el propio rey de la Frialdad. La ira, como la de aquella batalla tan defraudante, había llegado e inundado su cuerpo y su alma. Al recordar el pálido rostro de aquella a la que amaba, al sentir en el fondo de su oscurecido corazón el hecho de que nunca le dijo un último adiós... ¡la única persona en todo el universo a la que le había confiado su vida, su alma y su corazón había muerto!

-”¡FREEZERR!”

Y el grito se ahogó en la oscuridad, ya reinante a esas horas.

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La oscuridad le agradaba, no sólo por que amaba trabajar durante esas horas en las que nadie estaba despierto más que ella y sus propios pensamientos, si no que la oscuridad le envolvía como una madre protectora a su hija... esa madre que ella nunca tuvo. Sus ojos azules estaban fijos sobre su nueva invención: una dispositivo de realidad virtual para la cámara de entrenamiento que había hecho, así no solo aumentaría la gravedad y las condiciones atmosféricas, si no que además podrían realizar misiones prácticamente reales, y por ende, tendrían mayor experiencia.

Realmente no estaba muy convencida el por qué su hermano mayor seguía aún entrenándola a ella y a Goku luego de haber derrotado a la patrulla roja y todos los pocos enemigos tan débiles del planeta. Según Ehlarion algún día irían al espacio, luego de que él terminara de construir una nave apropiada para ello con su ayuda, sólo necesitaban esperar a que llegara el momento adecuado, pero, ¿cuándo sería el momento adecuado para eso? Sus ojos azules chispearon ante la idea de poder salir del planeta y conocer criaturas como las de los relatos de su hermano mayor... o conocer la raza guerrera del espacio de la que provenía su mejor amigo.

En medio de sus notas mentales y reflexiones, recordó algo triste para ella y su mejor amigo; esta noche se cumplían exactamente dos años de la muerte del abuelito Gohan, ese anciano divertido y cariñoso que se había hecho amigo de Ehlarion y de ella luego de haber acudido a la primer noche de luna llena de Goku y haber ayudado a calmar al simio gigante en el que se había convertido. Cierto que ahora el niño saiyajin no sólo podía razonar en ese estado, si no que a veces hasta llegaba a controlar el transformarse o no, pero en esa época se había llevado un susto terrible, y si no hubiese sido por su hermanito, una tragedia segura habría dado a lugar.

-”Me pregunto si Goku despertará triste o alegre... dudo mucho que olvide qué día es hoy... pero...”

La mente adolescente de Bulma comenzó a idear miles de formas para hacer que su mejor amigo se pasara el día si no contento al menos neutral; quizá con una comida... o un viaje a su vieja casa de las montañas Paoz en la que había vivido feliz junto a su abuelito y donde habían pasado tantas cosas divertidas juntos... esos entrenamientos con el señor Gohan y su hermano Ehlarion. Sí, eso podría ayudarle.

Un leve estremecimiento le cruzó por la espina... estaba tan metida en sus pensamientos que había bajado la guardia.

-”¡ahhhhhhg! ¡TAMAA! ¡Me asustaste!¡Maldito gato endemoniado!” - el pequeño aludido dio un pequeño maullido y subió a la mesa para olfatear a su legítima dueña, luego se adueñó de un pequeño rincón en la mesa y se echó allí, viendo trabajar a Bulma. -”A veces creo que estás realmente loco... ¡por si no te das cuenta me sé cuidar perfectamente sola y...!

-”¿Podrías dejar de gritar Bulma?” - El ojivioleta había entrado al laboratorio luego del escándalo que la peliceleste hizo. -”Si no te habías dado cuenta, son las 4 am y tú no eres la única que vive en esta casa...”

-”Pues si tanto te molesta, me habrías hecho caso en poner muros silenciadores en tu recámara o en mi laboratorio... pero no quisiste por si algo malo ocurría, ¡así que ahora te aguantas!” -El joven Jedi sólo dio un largo suspiro cerrando los ojos... ¿qué había hecho mal para merecer una aprendiz como ella? Tan gritona y malhumorada... ¡Y además loca!

-”Vale... mañana mismo le ponemos esos benditos muros a tu laboratorio... ahora, ¿podrías comportarte como la aprendiz de Jedi que eres e irte a a tu recámara y por ende dejar dormir?”

La ojiazul sólo achicó los ojos en un arrebato de indignación y tomando a Tama se dirigió a su habitación, claro está luego de sacarle la lengua a Ehlarion. Mientras caminaba, una sarta de malas palabras amenizaba la clara, oscura y tranquila noche...

Mientras tanto... en medio de tanto barullo dentro de Capsule Corp., un niño de cabello negro alborotado de 11 años de edad roncaba sonoramente ignorando el escándalo a su alrededor.

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El mundo se había desmoronado a su alrededor, ya nada tenía importancia, salvo la venganza.

Cuando recibió la noticia de la muerte de su madre, la Reina, en las frías palabras del Rey, Vegeta no pudo con la ira y el dolor contenidas en su ser y, luego de tomar una nave, viajó por el espacio haciendo purga de los hombres de Freezer que pudo localizar luego de seguirles el rastro tal cual perro de caza. Sólo una cosa tenía en mente aquel príncipe dolido y endemoniadamente loco: le agradecería a Freezer el haberlo convertido en un Súper Saiyajin a base del dolor y el sufrimiento que experimentó al perder al único ser vivo que le importaba en este maldito universo.

Raditz había seguido al príncipe en su travesía sangrienta; realmente estaba preocupado por Vegeta, puesto que para él era mucho más que una corona: era su mejor amigo. Por el contrario, en el frío corazón del príncipe, las relaciones interpersonales no hallaban siempre cabida, y las pocas que tenía eran, a su manera, retorcidas y con un sentido práctico: el pelilargo podría ser incluso de mas confianza que el mismo Bardock, y sólo él sabía lo difícil que era sacarle un secreto, puesto que ya lo había intentado; de hecho, aquel día le dió la paliza más grande de su vida y ni siquiera abrió la boca para quejarse . Al menos su fidelidad salvaba la falta de cerebro.

Vegeta soltó el brazo ensangrentado y cercenado de su víctima, un hombre de color morado con cabellos verdes y rasgos humanoides, la cual, aún viva, experimentaba los horrores de la sed de venganza del Príncipe de la Tortura. Ante los ojos de Raditz, Vegeta estaba enloqueciendo... Siempre había sido despiadado, quizá cruel, pero nunca, NUNCA, torturaba a sus víctimas de esa manera, destazándolas a base de fuerza y furia.

-”Claramente te he dicho, maldito insecto inservible, que no quería mentiras o sufrirías más de la cuenta.... y YO SIEMPRE cumplo lo que he prometido....” -una ahogada risa maligna se escapó de la garganta del príncipe Saiyajin mientras se inclinaba y con su fuerza sobrehumana le arrancaba una pierna a la victima que, bajo el real pie de Vegetasei, se hallaba gritando a todo pulmón. -”No lo repetiré otra vez, dime en dónde se encuentra la estúpida lagartija rosada.” –masculló entre dientes, siendo tan claro como su disfrute le dejaba. Daría la mitad de su vida sin dudarlo porque ése maldito alienígena que estaba bajo sus pies fuese Freezer.

-”Noooo... Ya le dije... no se... ¡¡¡NO SEEEEE!!! PIEDAD POR FAVOOORR...”

-”Cierra la boca, insecto...” -escupió mientras le disparaba al victimado un pequeño rayo de energía que le atravesó los pulmones. El aludido se empezó a ahogar debido a la sangre que llenaba sus pulmones; en breves instantes ya comenzaba a convulsionarse ante los ojos divertidos del Saiyajin y la notable mirada reflexiva de su compañero. -”Hora de irnos...” -masculló el más pequeño mientras se dirigía a su nave tras finalizar con su puesta en escena. El pelilargo le siguió hasta abordar las naves esféricas y dirigirse hacia Vegetasei.

-”No cabe duda, El príncipe está perdiendo la cordura” -Pensó Raditz antes de caer en un sueño profundo.

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El planeta se había sumido en un luto que, más que obligatorio, era por amor a la fallecida Emperatriz. Miles de Saiyajins habían acompañado el cortejo, donde la Reina, llena de flores rojas parecidas a los lirios, flores nativas de Vegetasei y símbolo de la realeza, iba camino al templo de los antepasados, donde se celebró el funeral ritual y sus cenizas se esparcieron por todo el planeta, para que así su espíritu se hiciese uno con su pueblo, al que ella amaba profundamente. Tarble, el pequeño príncipe débil, una verguenza para su raza según opiniones de la mayoría, hasta de su padre, era la única cosa que quedaba de esa gran Señora; ese pequeño había heredado su espontaneidad y su carácter afable y fugaz, que llenaba los corazones de cada saiyajin de ánimos y ganas de pelea. Para el Rey, ese pequeño representaba la última conexión con el amor de su vida, y por ende, le conservaría sano y salvo a como diera lugar, como ella lo hubiera querido. Para el príncipe Vegeta, Tarble representaba lo único bueno que quedaba en el mundo, y por ende, para protegerle, le despreciaba públicamente; haciéndolo a un lado cuando se trataban de peleas, creía que así le cuidaba como su madre siempre le pedía... pero ahora que su madre había muerto, esa promesa de cuidar a Tarble le era mucho más importante que antes, ya que el príncipe de los Saiyajins siempre cumple sus promesas.

Entre todo aquello, el pequeño Tarble, de apenas 6 años de edad, no comprendía las cosas que pasaban a su alrededor completamente. Su hermano Vegeta se había ido quien sabe a dónde, su Padre se había encerrado luego de despedir a mamá con todas esas flores y cantos de victoria, donde él había hecho todo para no llorar y orgullosamente fue la primera vez que lo logró, deseando que su mami dondequiera que estuviera su alma, le viera y se enorgulleciera. Nappa cuidaba de él bien, a secas, porque para infante el entrenamiento ya no tenía forma alguna de divertirle si era sin su madre, la comida ya no era alegre si no estaba su sonrisa y sus anécdotas de batalla... en pocas palabras, la vida ya no parecía el carnaval de disfraces que ella se empeñaba en hacerle ver. Si al menos estuviera su hermano para contarle sus viajes y sus batallas, a lo mejor y ese vacío que empezaba a crecer se empezaría a disipar... pero no, Vegeta tampoco estaba, ni siquiera había ido a despedir a la Reina.

El único que a veces le sacaba una sonrisa era el General Bardock... pero él había pedido permiso por un mes para ir por su hijo Kakarotto. Lo único bueno fue que, luego de tres días encerrado en sus aposentos, El Rey al fin había salido, con ánimos renovados y unos visibles poder y entereza. Tarble se alegró de ello, y fue mas su dicha cuando su padre comenzó a interesarse más en él, incluso hasta a veces entrenaban juntos; aún así, su corazón se sentía roto al igual que el del Emperador.

Lo único que le faltaba ahora era ver a su Hermano mayor y asegurarle que todo estaba bien.

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Este día no era un muy bueno para el pequeño niño de cabello alborotado y cola llamado Goku. No podía evitar sentirse triste recordando a su abuelito, aunque una que otra sonrisa se le cruzaba cuando recordaba cosas como ir de pesca o las comidas tan amenas. Al menos no estaba solito, su abuelo lo había dejado en manos de sus dos más grandes amigos y aunque alejado de su hogar en las montañas Paoz, él era feliz.

Quien conoce a Goku bien sabe lo despistado y alegre que es... por eso Bulma odiaba verlo triste. Aunque esta vez no estaba tan triste como durante el primer aniversario de la muerte de su abuelito, aquella vez por más que ella le dio ánimos, por más que salieron a distraerse, el pequeño estaba sumido en el más espantoso sino de la tristeza… y a su mejor amiga le incomodó tanto ese hecho que terminó por golpear al chico y gritonearle.

Esta vez habían decidido ir al monte Paoz a visitar la tumba del abuelito… le llenarían de incienso y honrarían como Ehlarion les habían enseñado que los Jedis hacen con los suyos. Goku, por su parte, había hecho una especie de bola brillante que tenía dentro una nube rara, como la que su abuelito le había contado que tenía… Era un diorama de una de las historias que el anciano les contaba cuando eran más pequeños, aunque el ojioscuro ni siquiera sabía que era un maldito diorama y cuando la ojiazul tuvo que explicárselo casi se lo come con la mirada al percatarse de que le tenía que explicar las cosas como si fuese un simio. Muy repetidas veces, para disgusto de los hermanos Jedi, Goku no entendía ni la mitad de las cosas que ellos le explicaban… era demasiado inocente DEMASIADO para el gusto de cualquiera de los dos, y para bien o para mal, tal parecía que esa inocencia nunca se le iría, o se le iría muy tardíamente.

El pequeño altar que habían levantado se alzaba entre la naturaleza muy bellamente. De sobra esta decir que el que había edificado y diseñado el lugar era el joven maestro Jedi; felizmente para el ojivioleta, Goku estaba sonriendo y jugando (si a pelear con Bulma se le podía llamar juego). Le agradaba ver como a su pequeña ojiazul no se le dificultaba responderle los golpes y patadas sabiendo que ella era perceptiblemente débil ante el otro, aun siendo grande el poder de la fuerza en ella. Grande fue su orgullo como maestro (aunque más el de padre, pero nunca lo admitiría) cuando su querida niña había hecho su primer sable láser a los tres años. Y fue más su alegría al notar que su pequeña había diseñado sus propios droides de entrenamiento y algunos otros artefactos y tan sólo a los cuatro años.

Goku por el contrario, no quería usar sable, ni siquiera sabía cómo se usaba. Prefería usar sus propias manos y fuerza, algunos de sus trucos mentales los había aprendido con suma facilidad, de entre ellos la telekinesis y la telepatía, aunque el pequeño niño prefería no usar mucho esta última. El ambiente estaba lleno, en pocas palabras, de una mesurada alegría; sólo el pequeño y extraño gato fue el que se atrevió a romper ese ambiente con un siseo y transformándose en una gran pantera negra con orejas puntales, mirada feroz y grandes colmillos como los de un colmillos de sable.

-“¿Tama?” –un estremecimiento atravesó la espina a Bulma, Goku se quedó parado con una mirada severa mientras Ehlarion se paraba frente a ellos ante la repentina aparición de un hombre alto, con una armadura extraña y cola, con el mismo rostro, los mismos ojos, lo único que le diferenciaba de aquel niño con cola era una cicatriz en la mejilla, sin duda era algo de él, era… el padre de Goku.

Bardock miraba atentamente a las personas que estaban frente a él… Un hombre de orejas puntiagudas, sin cola, de ojos violeta, sin duda un Eldariano por la altura, la mirada y las orejas. Una niña debilucha de ojos azules y mirada enojosa… y su hijo, Kakarotto, tras el Eldariano, con una pose de batalla ridícula y mirada de guerrero… Al menos ya no era la basura tercera clase que alguna vez llegó a ese ridículo planeta lleno de débiles.

-“¿Qué deseas en este planeta?” –Los ojos de Ehlarion no mostraban ni miedo, ni odio ni nada oscuro, solo un profundo dejo de curiosidad y alegría.

-“No tengo por qué responderte, basura”

-“Mi hermano no es basura, ¡maldito mono espacial!”

-“¡Cállate maldita mocosa!” –Cuando Bardock intentó asestarle un golpe a la niña, Goku salió a su defensiva, esquivando el puño con su brazo. –“pero que…”

-“No es nuestro deseo comenzar una pelea, sólo he hecho una pregunta…” –El Eldariano sonrió afectuosamente ante el rostro atónito de Bulma.

-“¡Pero qué te crees…!”

-“Bulma guarda silencio, por favor.”

-“He venido por mi hijo Kakarotto” –se dirigió al niño y, acto seguido, lo tomó de una muñeca y lo jaloneó, inmediatamente se soltó de su agarre. –“¡Kakarotto!”

-“¡NO quiero ir contigo! ¡¿Quién eres?!”

-“Tu PADRE, ¡idiota!”  -Bulma ya no sabía si reir o llorar… expectante de lo que ocurría, al igual que su hermano.

-“Iremos contigo, si Goku o Kakarotto tiene que ir contigo, nosotros también.” –el General Saiyajin se quedó atónito ante las palabras que el Eldariano soltó luego de meditar brevemente

-“¡Pero que te crees que…”

-“¡Sé de tus sueños! Yo también los he tenido… Tu don es único, pero inevitable… Yo sé cómo evitar que ocurra lo que predices…”

-“¿Qué dices? ¿Quién eres tú y por qué sabes eso? ¡Contesta, gusano!”

-“Un guerrero como tú y esos niños…”

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Freezer sonreía, era la primera vez en años. Al fin su tan anhelada venganza comenzaría, gracias a Él. Tantos años de entrenamiento, a la sombra de los deseos de su actual aliado, darían fruto. Por fin se liberaría de los Saiyajin de una maldita vez, bajo el pequeño costo de una mascota mono para su Excelencia.

Habían pasado casi 10 años desde que le había entregado a Broly, y justo ahora, el ciclo estaba completo, al fin, luego de tantos años, los monos terminarían siendo eliminados por otro mono.

-”Al fin obtendré mi venganza... ¿No te excita eso, pequeño mono? -uma nirada llena de odio se fijó en  la afeminada figura del alienígena.

Una sonrisa se apoderó de su rostro rosáceo.

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