Rurouni Kenshin Fan Fiction ❯ Prueba de Fuego ❯ Chapter 1

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NOTAS DEL AUTOR:


¡¡¡Hola Minna-san!!! Este es mi primer fic puesto en Internet y como supondrán toda primera vez causa algo de nerviosismo. Espero les guste y les divierta tanto como yo lo hago al escribirlo. El que ponga otro capítulo depende de sus reviews, ¡vamos no les cuesta nada apretar ese botoncito y decirme lo que piensan! Todos los comentarios son muy bien recibidos. ¡¡¡ Por favor no olviden hacerlo!!! ** Shiomei mira con ojitos de cachorro triste **


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Esta es la versión "mejorada" del primer capítulo. ¡Espero esta les parezca mejor! Gracias por sus reviews, ¡El domingo será uno de mis cumpleaños más felices ya que sus comentarios son los mejores regalos que puedo tener! Los agradecimientos particulares estarán en el próximo capítulo que con seguridad pondré muy pronto. Arigato.



DEDICATORIA:


Este fic se lo dedico a mi nee-chan Mei que me dio el incentivo necesario para ponerlo en Internet. ¡Gracias por el apoyo!



DISCLAIMER:

Lamentablemente Rurouni Kenshin no me pertenece al igual que los derechos de este maravilloso anime - que por supuesto no implica que no lo desee -. Cualquier otro personaje ajeno debe ser considerado de mi propiedad. Si es que desean usar alguno mío solo avísenme y siéntanse libres de hacerlo.

RECUERDEN:

**pensamientos** "parlamentos"

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- "¡¡¡Hasta mañana Genzai-sensei!!!"


- "Arigato Gozaimasu Kaoru-chan. ¡¡¡Hasta mañana!!!"


- "¡¡¡Hasta mañana Kaoru-neechan"


- "Hasta mañana Ayame-chan, Suzume-chan. Que tengan buenas noches".


Kaoru le dio una amable sonrisa al viejo doctor y a las niñas, cerró la puerta tras de sí mientras se disponía a volver a su dojo. No se imaginaba que una de las aventuras más decisivas de su vida estaba a punto de comenzar.



PRUEBA DE FUEGO


*versión revisada*


PRIMER CAPITULO.-

"Un pequeño incidente y un agradable encuentro"



**Debo apurarme porque sino llegaré tarde y Kenshin se preocupará porque salí sin avisar. Kenshin... después de dos años y todas las batallas en las que te has visto envuelto no sé qué es lo que en realidad sientes por mí, ¿Simpatía? ¿Cariño? ¿Quizá amor? No… ¡Basta ya de seguir engañándome a mí misma! Si fuera así ya me hubiese dicho lo que siente hace buen tiempo, ¡Kami! ¿Qué es lo que debo hacer? ¿Olvidarme de él y volverlo a ver como al rurouni que acepte en mi casa aquella vez del incidente con Gohei? ...**


Kaoru Kamiya, maestra del estilo Kamiya Kashin Ryu y regente del dojo Kamiya caminaba de vuelta a su propiedad después de haber llevado de regreso a las nietas de Genzai-sensei, un viejo amigo doctor de sus fallecidos padres y el encargado de ver por Kaoru después del lamentable deceso de los progenitores de la joven.

Hacía mucho tiempo que la rutina la hacía caminar por inercia imbuida en los mismos pensamientos que la acompañaban desde después del Jinchuu de Enishi Yukishiro. La noticia de que Kenshin había tenido una esposa la había sorprendido sobremanera, pero más que eso, la había hecho sentir desgraciada. Sí. Megumi misma lo había dicho: "… muchacha tonta, Tomoe era refinada, educada, totalmente opuesta a ti. Tú no eres ni serás nunca reemplazo para ella… " Desde aquel día todos sus problemas comenzaron. Las dudas, los miedos, las especulaciones de una posible ida de Kenshin. Todo aquello empezó a formar una vorágine de desconsuelo y pesar.

**No, es inevitable, creo que nunca podré olvidarme de él, aún así, ya estoy cansada de hacerle ver en todo lo que hago que estoy enamorada de él. Ya todos se han dado cuenta y él es el único al que mis sentimientos le pasan desapercibidos. Parece que no se da cuenta o, quizá, no quiere darse cuenta; nunca se ha acercado a mí después de aquel abrazo antes de que fuera a pelear a Kyoto. No veo reacción alguna en él, ¡Por Dios! Ni siquiera deja de usar aquel molesto "dono" cada vez que se refiere a mí. Sé que es una barrera que él trata de mantener interpuesta para que no me acerque a él

Me trata como si yo no fuera más que una extraña para él. Han pasado dos años y más parece que nada hubiese cambiado. Sigue viviendo en mi casa y sigue agradeciéndome el que lo haya acogido siempre. Cumple con las labores que le encomiendo fielmente, no es que eso me moleste pero más parece que fuera su jefe y… ¡Oh Kami! Quizá eso sea**

** Él debe pensar que yo me muestro amable con él porque lo necesito haciendo las labores de las que me veo exenta desde que él llegó ¿Acaso se siente obligado a hacer aquellas labores? ¿Será acaso que se siente atado a mí? ¡Kami! Esa debe ser la razón por la que no se va de mi casa, debe pensar que soy una niñita que necesita de su ayuda y que para colmo es una desagradecida que lo tiraniza. ¡¡¡Mou!!!! ¡¡¡Baka rurouni!!!**


Y otra vez, como de costumbre, Kaoru Kamiya sacaba conclusiones apresuradas y se enfurecía de meras deducciones hipotéticas. La kendoka seguía caminando por la calle casi desierta de Tokio con la cabeza gacha, repleta de dudas y preguntas que no lograba absolver satisfactoriamente. Doblaba donde tenía que doblar y subía los escalones que eran necesarios, como si la calle siempre hubiese estado así de invariable a sus pies al igual que su mente, que permanecía reticente a comprender la lógica de sus emociones.


** ¡Claro! ¿Cómo no lo pensé antes? Debe sentirse atado a una niña inmadura y engreída que lo trata mal y casi lo obliga con las labores que ella misma debería hacer… pero... ¡siempre que quiero hacerlas él se niega alegando que es lo menos que puede hacer para retribuirme lo que he hecho por él!, ¿pero qué es lo que en verdad he hecho por él? Sólo le he dado más preocupaciones y sinsabores a su vida, he agregado cicatrices a su cuerpo, lo he atado a mi lado contra su voluntad… ¡Kami! No puedo creer que hasta ahora...


^^-^^-¡PAK!-^^-^^


En medio de sus tribulaciones Kaoru sintió que chocaba con algo y por la fuerza del impacto la hacía caer al piso inmediatamente. En frente de ella había un hombre en igualdad de condiciones frotándose el brazo tratando de aliviar el dolor que le causó caer sobre este.


- "¡¡¡Mou!!! ¡¡¡Eso dolió!!!"


- "¡Auch mi brazo! ¡Vaya bienvenida a Tokio!- se oyó decir al joven con tono de sarcasmo.



Cuando abrió los ojos el hombre se dio cuenta de que la "cosa" con que creyó haber chocado era en realidad una jovencita y a juzgar por aquella primera impresión, era una muy frágil. No le cabía en la cabeza cómo una chica de esa contextura podía haberlo golpeado tan fuerte sin querer. Salió de su estupor cuando la oyó batallar con sus sollozos y el dolor que aparentemente sentía.


- "¡Oh! Señorita le pido encarecidamente disculpe mi torpeza, caminaba distraído y no me percaté de su presencia y…"


- "No se preocupe- dijo ella cortante y tratando de que su tono de voz no revelara el dolor que la aquejaba. Luego levantó la vista dejando que el joven pudiera admirar los ojos más bellos que jamás había visto. Inclusive si ahora se veían empañados por la tristeza, la hermosura de aquellos zafiros era tan estupenda que lo dejó anonadado. Ella después de ver que aquel hombre no respondía agregó: Suminasen, era yo la que caminaba distraída".


Ella intentó pararse de nuevo mas un dolor en la cadera la hizo volver a caer sentada en el suelo, esta vez gimiendo al contacto con el piso. Ya no podía hacer esfuerzo alguno por contener las lágrimas. Nunca antes se había lastimado así, ni siquiera en las prácticas de kendo.

Al verla padecer el joven se acercó rápidamente a ella consternado por su llanto y la ayudó a levantarse para luego ofrecerle un pañuelo impecable y de fragancia agradable. Nunca antes alguien había tenido un gesto así con ella, además era extraño en un desconocido tener ese tipo de consideraciones con alguien que recién veía y, peor aún, bajo situaciones infructuosas.

Sin dejar pasar un segundo, colocó una mano en la cadera de Kaoru para examinarla mejor. Esta en medio de su dolor quiso poner resistencia al instante que su mano hizo contacto con su cadera.

"Disculpe mi atrevimiento señorita, si me permite tan solo un momento, soy médico y creo que puedo ayudarla. Sólo necesito acomodar este hueso para que no le cause más dolor- dijo señalando su cadera- Así que le dolerá un poco ya que está dislocado. No se mueva y no contraiga la pierna, el dolor pasará en un momento, se lo prometo"- dijo él sonriéndole a la bella joven para darle valor.

Ella solo se limitó a asentir asombrada por la facilidad con que accedió ante un pedido de aquel hombre. Algo en él le sugería confianza. Al ver que ella estaba de acuerdo el misterioso hombre hizo lo que debía. Ejerciendo algo de fuerza, movió el hueso dislocado rápidamente causando que Kaoru viera estrellas por un momento mientras indeliberadamente se abrazaba con fuerza al joven. Su quijada estaba tensa por el dolor pero no gritó para no llamar la atención de los vecinos que para ese momento de la noche estaban ya en sus casas probablemente dormidos.


- "Arigato"- dijo Kaoru aún sollozando por el gran dolor que le causó la curación.


- "No tiene nada que agradecer señorita. Fui yo él que le causó esto y no sabe cuán culpable ya me siento, es verdad, ¿señorita…?"


- "Kamiya. Kamiya Kaoru" dijo algo repuesta del dolor y avergonzándose por la posición en que estaba; se separó de él muy ruborizada hasta apoyar sus manos en la arena del piso.

"Mucho gusto Kamiya-san. Watashi wa…"


- "El gusto es mío -interrumpió ella- creo que ahora sí puedo pararme y caminar por mi cuenta; le he causado ya muchos problemas"- agregó Kaoru, renuente a seguir en la compañía de un extraño en esa hora de la noche. Aun aquel hombre parecía no tener malas intenciones, era necesario ser cuidadosa.


- "No, nada de eso señorita; como le dije antes, soy médico y puedo decirle que estas contusiones no se curan tan fácilmente. Necesita reposo para que el dolor desvanezca por completo"- dijo con el ceño fruncido en señal de preocupación.



Fue en ese momento en que Kaoru se dio cuenta de lo guapo que era en verdad aquel supuesto doctor. Tenía ojos azules como los suyos aunque estos eran de una tonalidad más clara, semejante a un par de turquesas. Su cabello era azabache, como la mayoría de hombres en Japón y era fornido, y bastante alto para el promedio japonés, casi de la talla de Sanosuke.

Al parecer practicaba alguna disciplina de combate ya que los músculos que se vislumbraban gracias a que su semiabierta camiseta de un fuerte entrenamiento

** ¡¡¡Kaoru no baka!!! ¿Qué estás pensando? ¡¡¡Para este momento debe estar preguntándose porque lo estás mirando como una idiota!!!**

** ¿Por qué me estará mirando tan extrañada? Debe pensar que soy la clase de tipo que asaltan chicas en medio de la noche para aprovecharse de ellas. Solo espero que no. Ahora, cuanto antes debo acompañarla a su casa, parece que se dio un buen golpe**


- "Suminasen Kamiya-san. ¿Me permite escoltarla hasta su casa?"



- "¿eh?…"

- "No podrá caminar en este estado. No se preocupe que no tengo ninguna mala intención, solo deseo su bien" ** Ahora sí que se va a espantar ¿quién habló de malas intenciones? ¡Baka!**

- "Eh, arigato, creo tiene razón, bueno pues, aunque en verdad no es necesario yo…"

"Insisto Kamiya-san". **¿Por qué estoy insistiendo tanto? ¡Vamos hombre, déjala ir si eso quiere!**


- "Está bien, acepto, arigato gozaimasu". ** Al parecer no tiene malas intenciones en verdad. Además ¿quién podría tenerlas con una chiquilla tan poco femenina como yo? Y si así fuera el caso, se las verá conmigo.**


Él sólo sonrió dulcemente y se dejó guiar por Kaoru todo el camino que restaba hasta el dojo. Mientras que precisamente en este lugar, un Kenshin muy preocupado se encontraba en el pasillo con la mirada fija en la puerta y con un presentimiento que no lo dejaba tranquilo.


**Algo debe haberle pasado para que no regrese hasta estas horas; No debí dejarla ir sola. Con los peligros que hay en las calles, ¿y si aparece otro enemigo buscando venganza? ¡No! No puede haberle pasado nada, mejor debo pensar positivamente, ya que lo sabría si fuera así, su ki permanece igual. **


En eso su sexto sentido lo hizo caminar hacia la puerta maquinalmente al sentir la presencia de Kaoru y otra no conocida que se acercaban a la puerta. No demoró un segundo al salir y vio a su "Kaoru-dono" en los brazos de otro hombre.



"¿Qué demonios ha pasado? ¿Quién es ese hombre? Oh no Kaoru-dono, no otra vez, no puede estar pasando nuevamente..."


Al instante estaba al lado de aquel hombre con una mirada asesina y con la sakabato en mano listo para cualquier batalla que aconteciera. No pudo evitar sentir como si alguien desgarrara su interior cuando vio a Kaoru con los ojos cerrados y sangre en el cuello,


- "¡¡¡Kaoru-dono!!!" -gritó con espanto- "¿Quién eres? ¿Qué le ha hecho? ¿Qué busca?"- amenazó blandiendo su espada de filo invertido hacia el doctor. Sus ojos brillaban color ámbar en la oscuridad y su voz era mucho más amenazante que la del pacífico rurouni.


- "Suminasen, ¿conoce usted a Kamiya-san?- pregunto este sin inmutarse por la espada del peculiar pelirrojo" ** Esta aura… momentos antes no había sentido presencia alguna de este tipo. Me pregunto de dónde conoce este tipo a Kamiya-san**



- "¡Identifíquese!"- gritó mientras se aproximaba para poner a Kaoru en buen recaudo en su brazo izquierdo y blandiendo su espada frente a él con la extremidad derecha. Al no recibir respuesta de parte del joven que solo lo veía atónito, volvió la vista hacia Kaoru y notó que respiraba aún y que no presentaba ningún corte, la sangre provenía del brazo de aquel extraño. Aparentemente estaba a salvo.

El joven doctor solo seguía mirando a Kenshin mientras acariciaba con ternura el rostro de Kaoru. Era como si este hombre tuviera dos personalidades totalmente antagónicas que alternaban el comando de su ser de acuerdo a la situación. ** Raro pero no menos interesante…**


- "Ken...shin..."- gimió Kaoru



- "Kaoru-dono ¿está usted bien?"- preguntó Kenshin muy preocupado, sin dejar de ver al hombre que estaba parado frente a ellos.

Kaoru abrió los ojos y se percató de que estaba en la puerta de dojo y en los brazos de Kenshin. Aunque su mente no procesaba muy bien cómo es que había llegado a este estado, no podía negar que se sentía muy bien estar tan cerca de él.


- "¿Kenshin que pasó?"- preguntó pestañeando


- "No lo sé Kaoru-dono, es lo mismo que seesha quisiera saber" - dijo frunciendo el ceño y volviendo a ver al doctor que seguía igual de impávido que antes- parece que este "señor" la trajo hasta aquí.- agregó enfatizando la palabra señor.


- "¿Señor? ¿Quién?"- Entonces volteó la mirada para encontrarse con dos bellos ojos color turquesa que la admiraban con sorpresa.


- "¡Oh! ¡Ya recuerdo! Gracias por traerme, parece que me quedé dormida, suminasen sensei"- dijo ruborizada.


- "Kamiya-san, no me tiene que llamar así, watashi wa Terada Matsue desu wo"- se presentó con una reverencia.


- "Muchas gracias nuevamente"- dijo ella sonriéndole, sin darse cuenta de la mirada que Kenshin les tenía dirigida durante la breve interacción- "Oh Suminasen Kenshin, creo que ya puedo pararme, ya me siento mucho mejor gracias a Terada-sama" - al ver que el joven movía la cabeza ante el uso equivocado del sufijo, ella se rectificó al instante- "No, suminasen, gracias a Terada-san"- Matsue solo sonrió causando que ella se ruborizara.


- "De ninguna manera Kaoru-dono la llevaré a su cuarto para que descanse y así luego me pueda contar qué sucedió. Por ahora solo necesita descansar"- respondió Kenshin preguntándose mentalmente qué le había pasado a la joven kendoka y de dónde había aparecido aquel tipo, por qué le decía sensei y más preguntas de esa clase.


- "No hay nada qué contar Kenshin, además ya me siento mucho mejor. Solo caminaba distraída y choqué con Terada-san, ambos caímos al piso y yo me lastimé la cadera. Luego él me curó de una dis... dislou... ¡Mou! ¿Cómo era Terada-san?"


- "Dislocación Kamiya-san"- dijo viéndola a los ojos y sonriendo debido a la infantil reacción de Kaoru ante su frustración al no poder pronunciar bien la palabra. Luego dirigió su mirada hacia Kenshin y agregó en tono más serio: "Lo que sucedió es que Kamiya-san se dislocó un hueso de la cadera y me encargué del problema. Tuvo suerte que el golpe no provocara una fractura"

Kenshin solo asintió e hizo una reverencia dirigiéndose al joven doctor.

"Arigato Gozaimasu. Gomenasai por mi comportamiento. Solo estaba preocupado y…"

Las explicaciones no son necesarias. Si viera llegar a mi hija en este estado, créame que me preocuparía también…

- Oh no Terada-san Yo no soy su hija, soy su… su… *¿qué soy en realidad? Somos amigos- terminó Kaoru volteando a ver a Kenshin por si decía algo. Para su desconsuelo él no dijo nada ante esto. **¡Qué ilusa! Y yo que pensé que podía ser diferente…**

- **¡¿Hija!** - pensó Kenshin alarmado- **¿cree que Kaoru es mi hija?**

"Además, no hay nada por qué agradecer"- contestó él devolviendo la reverencia y estudiando cómo el pacífico hombre que estaba frente a él agradeciéndole era el mismo que estaba dispuesto a matarlo hace unos instantes. **El color de sus ojos ha cambiado drásticamente, qué sujeto para más raro…**

Luego Kenshin lo invitó a pasar y a acomodarse mientras él llevaba a Kaoru a su cuarto para que descanse. Él rechazó la oferta e insistió en acompañarlos para estar seguro de que Kaoru estaba acomodada en perfectas condiciones. Mientras convencían a Kaoru de mantenerse quieta en un solo lugar y tras preparar lo necesario para que no se lastimara más, Kenshin comenzó la conversación que tenía prevista hacer hace un momento.

"¿Así que usted es médico?"- preguntó Kenshin viéndo directamente a los ojos al doctor después de sorber un poco de té.

"Sí, así es"- respondió Matsue mientras buscaba en una bolsa negra un paliativo para Kaoru.


- "¿Y qué hace por Tokio Terada-san?"- preguntó Kaoru desde su futon. Ella permanecía recostada tras instrucciones previas de Matsue.


- "Vine a visitar a un amigo de mis padres Kamiya-san. Y tampoco es necesario que me llame por mi apellido, por mi nombre está bien Kamiya-san, después de todo la diferencia de edades entre nosotros no debe ser muy amplia"

"Hai…"-accedió Kaoru- "…pero solo si es que usted me llama también por mi nombre"

"Por supuesto Kaoru-san. Volviendo a la razón de mi viaje. No sé, es posible que ustedes lo conozcan, en verdad sería de mucha ayuda. Él es doctor al igual que lo fue mi padre y ahora lo soy yo, se apellida Genzai y…"


- "¡Sí, claro que lo conocemos! ¿Verdad Kenshin?"- dijo efusivamente Kaoru.


- "Así es Kaoru-dono"- respondió él con una gentil sonrisa- Kaoru se ruborizó un tanto y volteó la vista hacia el doctor.


- "¿De verdad lo conocen? ¡Vaya, vaya, me alegra oír eso! Estaba tratando de localizar su casa desde que llegué a Tokio hoy en la mañana hasta que choqué con Kamiya- san en la vía; la verdad es que estaba un poco perdido, lamento decir que mi sentido de ubicación no es nada bueno"- dijo riéndose nervioso con un brazo atrás de la cabeza. Al verlo así el único pensamiento que se le vino a la cabeza a Kaoru para describirlo era: Kawai.

"Oh ya veo"- siguió Kaoru dejando de lado sus pensamientos por un momento.

Kenshin los observaba con profundo desagrado. No sabía por qué pero aquel sujeto no le terminaba de caer bien. La forma en que él y Kaoru hablaban era demasiado natural para dos extraños. Las risas fáciles, la confianza prematura, el rubor en el rostro de Kaoru, la preocupación de aquel hombre por ella… Todo era confuso y a la vez desesperante. Kenshin no podía dejar de sentir que aquel tipo era una amenaza contra él. Su instinto de pelea le decía lo contrario, que él no significaba ningún peligro. Aún así, con todo el razonamiento lógico que su mente podía tener, la misma sensación de temor estaba ahí. Ella era suya y nadie tenía derecho a…

/¿a sí?- le recriminó su conciencia- ¿desde cuándo eh Himura? No está comprometida contigo así que está "disponible" para cualquiera que realmente desee casarse con ella, quien sabe y ella acepte… pero no hay problema, después de todo podrás criar a sus hijos y te llamaran "Ken-nii"… /

** Es cierto. Debo dejar de pensar en ella como si fuera mía, ella es libre y...**

-¡¡¡¡¡¡¡¡Kenshin!!!!!!!!


- ¡¡¡Oooorrrroooo!!! ¿¿¿Nani Kaoru-dono???


- ¿Baka en qué pensabas? ¡He estado tratando de hablarte desde hace rato!- le reprendió molesta Kaoru. Terada se le quedó mirando a la joven sorprendido. ** De verdad que tiene carácter**


- ¡Oh! Suminasen Tera…Ie… Matsue-san - dijo Kaoru avergonzada dándose cuenta que el doctor vio lo que sucedía.

Kaoru-dono estaba pensando en...

No se preocupe Kaoru-san- respondió el joven sonriéndole. Kenshin solo lo miró con furia reprimida en los ojos. **La disculpa debió haber sido para mí, fue a mí a quien gritó de esa forma**


- "Bueno, estaba intentando decirte, Kenshin, que creo conveniente que Terada-san pase aquí la noche ya que es tarde y además puede ser muy peligroso para él caminar a estas horas de la noche por las calles".

- *¿Quedarse???* Kenshin se preguntó sin darse cuenta de que estaba hablando en voz alta. Kaoru se le quedó mirando sorprendida. La mirada que ella le estaba dirigiendo decía que estaba molesta con él por aquella maleducada intervención de su parte.

"Agradezco el gesto Kaoru-san pero no es necesario que se preocupe, no deseo causar molestias, además no creo que tenga problemas en la calle ya que puedo que soy perfectamente capaz de defenderme por mi cuenta" - respondió tranquilo aún cuando había escuchado el tono con que Kenshin se había dirigido a él.

"No es ningún problema Matsue-san ¿verdad Kenshin?"- le preguntó al pelirrojo en un tono que decía que no aceptaría un "no" por respuesta.


- "Por supuesto que no Kaoru-dono"- respondió Kenshin a regañadientes- "No será ninguna molestia hospedarlo"

"En ese caso Kaoru-san será un honor aceptar su propuesta"


- "Bien. Entonces prepararé su cuarto"- dijo Kaoru intentando levantarse.



- "¡¡¡Por supuesto que no de gozaru yo!!! Seesha no permitirá que se levante Kaoru-dono, yo mismo me encargaré de acomodar a Terada-san. Usted no debe hacer ningún tipo de movimiento"- Kaoru tenía el ceño fruncido. **Siempre me trata como a una niña, como si fuera su hija…**

- "Himura-san tiene razón Kaoru-san y arigato por su ofrecimiento Himura-san, pero yo puedo instalarme solo. No quisiera causar molestias"

"Estoy segura que no es molestia Matsue-san. Kenshin lo ayudará de todas formas. Arigato Kenshin"


- "Iie, no hay nada que agradecer Kaoru dono. Oyasumi nasai de gozaru yo. ¿Me acompaña Terada-san?"- preguntó de mal talante Kenshin. ** ¿Qué diablos me pasa? ¿Desde cuándo esta actitud hacia extraños?**


- "Sí claro"- respondió Matsue quien estaba parado mirando la escena y comenzó a pensar * Este hombre parece preocuparse mucho por Kaoru-san pero a la vez no parecen tener alguna relación que vaya más allá de una simple amistad. ** "Que descanse bien Kaoru-san, Oyasumi-nasai y arigato nuevamente"



- "Oyasumi Matsue-san, Oyasumi Kenshin" - respondió sin ánimo.



Esta sería una noche muy larga, tendría mucho que pensar sobre Kenshin y sobre el nuevo amigo que había encontrado. Kaoru no se imaginaba que en muy poco tiempo con la llegada de este personaje ciertas cosas cambiarían radicalmente en su vida.



Continuará...


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Molestas e inoportunas notas finales de la autora:


Arigato Gozaimasu por haberte dado la molestia de leer mi fic. Bueno y ¿Qué te pareció? ¿Bueno, malo, detestable? ¿Un poco Angst? De todas formas te reitero mis deseos de saber qué es lo que piensas. Tus apreciaciones son muy importantes para mí, ¡vamos oprime el pequeño botón!


Nos vemos y aunque la suerte es un espejismo creado por el hombre. ¡Buena suerte en lo que emprendas!

Ja ne!


Shiomei