Saint Seiya Fan Fiction ❯ Ayoros ❯ El reto de los Santos Dorados ( Chapter 18 )

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XVIII. El reto de los Santos Dorados.
 
Saga: ¡¿Cómo que se fueron?!
 
Kanon: No están por ningún lado. Aún así, nadie los vio partir, por lo que si efectivamente se fueron, no podremos saber que rumbo tomaron.
 
Saga: ... -No puede ser- (intrigado) Esto cada vez se pone peor...
 
Shura: (Entrando) ¿Quién se fue a dónde?
 
Saga y Kanon estaban conversando en la entrada principal del Templo Mayor; Shura acababa de llegar. Parecía ser que Saga había estado buscando a Afrodita, ya que quería hablar con él... y bueno, se suponía que debería haber estado en su templo... pero no fue así... y si había algo que Saga no soportaba eran las insubordinaciones hacia su diosa ( o en determinado caso, que las cosas no salieran como él quería), así que le pidió ayuda a su hermano para localizar al santo de Piscis, y de paso Kanon se dio cuenta de que ni Ayoria, ni Mu, ni Máscara de la muerte estaban... por ningún lado... Y eso sólo podía significar una cosa...
 
Shura: ¡Se fueron sin mi!
 
Saga y Kanon: ...
 
Shura: (llorando del coraje) ¡Esos bastardos!... ¡¿por qué?!
 
Y entonces, el muchacho salió corriendo, a todo lo que daba, escaleras abajo.
 
Saga: ¡No Shura, regresa aquí en este instante!... (Sin ver reacción) Maldición, ¿qué va a hacer?
 
Kanon: (se le prendió el foco, llamando) ¡Shura regresa! ¡¡Prometiste no abandonar el lado de Atena por doscientos años!!
 
Un remolino de polvo se dio media vuelta y apareció Shura nuevamente frente a sus compañeros.
 
Shura: (saludo) ¡Larga vida a Atena!
 
Saga: Shura por favor cálmate, no hagas tonterías ahora ¿quieres?
 
Shura: ¡Pero...
 
Saga: ¡Pero nada!
 
Shura: (Bajando la mirada, rascándose la cabeza) Sí señor.
 
Saga: (suspiro) - ¿Por qué... se fueron sin decir nada?... (viendo al frente) -Espero que sepan lo que hacen-
 
Y entonces, unos pasos algo cansados pero seguros, ascendieron hasta donde estaban estos tres... Los santos voltearon con cierta monotonía y... ¡Oh sorpresa! Era Shion que había regresado de quién sabe dónde (otra vez)...
Los jóvenes se arrodillaron.
 
Shion: ¿Qué pasa aquí? ¿Por qué tanto alboroto?... Vamos, vamos, de pie, ya les he dicho que eso de arrodillarse ya no es necesario...
 
Los tres se pusieron de pie al mismo tiempo, pero sus miradas aún seguían en el suelo.
 
Shion: (viendo los lamentables rostros de sus compañeros) Bueno...Si necesitan algo díganmelo.
 
Claro, Shion no dejaba de ser el Patriarca (aunque ya ni máscara usara), el segundo al mando después de Atena y quien podía tomar también decisiones de impor...
A Shura se le iluminó el rostro... ¡Estaba claro! Shion sí que podía ayudarle a él...
 
Shura: (A otro que se le prende el foco) ¡Sí señor, su alumno lo andaba buscando pero no lo encontró!
 
Saga y Kanon: (viendo a Shura con cara de ¿qué?) ...
 
Shion: ¿En serio? Que extraño, siempre que quiere puede comunicarse conmigo... ¿tendrá problemas?... Mmm, oye Shura, ¿podrías ir con él y preguntarle qué necesita?
 
Shura: (digno) Si así lo desea, no puedo negarme, oh gran autoridad... (haciendo una reverencia formal) aunque signifique dejar el lado de Atena...
 
Saga y Kanon: ¡!
 
Shura: (echando a correr) ¡Le prometo que volveré con esa información....
 
Shion: (sonriendo) Oh, que chico tan atento.
 
Y el patriarca continuó caminando hacia el interior del Templo Principal.
 
Saga y Kanon: ·_·
 
 
La puerta cerrada, las ventanas cerradas y ni un mínimo rastro de gente. Aquella extraña habitación cegaba de ser tan blanca: las paredes blancas, las cortinas blancas, incluso los pocos muebles, cojines y sábanas de la cama eran blancos... Ayoros daba gracias al cielo de que el piso fuera de alguna especie de mosaicos de diversos colores, sino podría haberse quedado ciego, porque además de todo, cada uno de los objetos y demás en aquel sitio estaban impecablemente lavados y relucientes... estaba cansado de ese lugar.
Ya había intentado llamar varias veces a alguien, quien fuera que pudiera decirle por lo menos dónde estaba... y cuánto tiempo tendría que permanecer ahí. Sin embargo, luego de un largo tiempo solo, sin escuchar otro sonido que su propia voz y alguna especie de eco amortiguado por los muebles, el niño ya comenzaba a darse cuenta que esa no sería la manera de salir de ahí, de su encierro.
 
Ayoros: (Viendo a la ventana) Si tan sólo pudiera abrirla... podría escaparme... -Aunque no sé que tan bueno podría ser intentarlo... quizá sólo me metería en más problemas-
 
El niño se acercó lo más que pudo al enorme ventanal frente a él, mismo que iluminaba la habitación (con una fría luz blanca para acabarla de amolar) y separo las cortinas que lo cubrían para luego pasarse tras ellas y poder recargarse contra el vidrio frío y perfectamente transparente.
 
Ayoros: -Pero no quiero estar aquí... me da miedo estar aquí, y esta gente... parece tan extraña...-
 
Afuera... no había nada más que una terracilla de mármol, y más allá de ella, luego de unas escaleras en bajada (no muy prolongadas), se alcanzaba a percibir una terraza mucho más amplia, rodeada por algunos pilares y con una gigantesca cúpula encima, por la cual entraba toda la luz necesaria para alumbrar todo el lugar visible desde ahí... Y todo... era blanco (monotonía hasta para pensar).
 
Ayoros: (suspiro) Debe haber una forma... Pero ni modo que rompa la ventana... haría demasiado escándalo... (pensando) ¡Eso es!
 
 
Los muchachos llevaban toda la noche caminando, así que, por primera vez desde que se “fugaron” del Santuario, se dieron unos minutos para sentarse frente a un peñón desde el cual contemplaban el mar en silencio; el único que permaneció en pie fue Ayoria, que ciertamente nada más hacía como que veía el mar, pero sus pensamientos estaban perdidos en otro lugar...
 
Afrodita: Creo (rompiendo el silencio), que deberíamos empezar a formular una especie de plan ¿no?... ¿o qué? ¿sólo vamos a entrar por las malas ahí para preguntar si acaso nos regresarían a Ayoros?
 
Mu: Ya pensaremos en algo en el camino.
 
Máscara de la muerte: Jm...Creo que debo preguntarles algo...
 
Ayoria regreso de súbito a la realidad sólo para voltear a ver junto con sus dos amigos a Máscara de la muerte, quien se veía algo incómodo por alguna razón.
 
Máscara de la muerte: ¿De perdida alguno de ustedes, patéticos perdedores, sabe cómo llegar a dónde sea que tengamos que ir? Porque yo no tengo idea.
 
Silencio y gotitas de sudor (¿sería el calor?)
 
Mu: (aclarándose la garganta) E-hem... pues... ¿ya pensaremos algo en el camino?
 
Máscara de la muerte: ...
 
Ayoria: (decepcionado) ¿Es decir que hemos estado caminando sin rumbo?
 
Afrodita: ¡Basta! ¡Claro que no!
 
El joven se puso en pié.
 
Afrodita: Todo esta bajo control... debemos llegar de alguna forma u otra, es decir... bueno...
 
Ayoria: (Mortificado) ¿Se puede entrar al Olimpo siendo mortal?
 
Mu: Seguro que no.
 
Máscara de la muerte: Lo sabía.
 
Afrodita: ¡De veras que son CABEZOTAS! ¡si nosotros no podemos, Ayoros tampoco!
 
Todos: (viendo a Afrodita) ...
 
Afrodita: ¡Así que, debe existir algún lugar que sirva de frontera o barrera para la entrada del Olimpo en este mundo material!
 
Máscara de la muerte: (sarcasmo) ¿Y sabes dónde queda?
 
Afrodita:...No... pero...
 
“Yo se los puedo decir”
 
De un brinco se pusieron en pie los dos que aún permanecían sentados y luego miraron los cuatro en la misma dirección por donde se acercaba sigilosamente una presencia bastante conocida...
 
Shaka: Porque yo sé donde queda la entrada.
 
Todos: (1, 2, 3:) ¿Shaka?
 
Shaka: Sí, soy yo.
Todos: ...
 
Máscara de la muerte: ¿Por qué ya no dijiste (imitando) - . - “el mismo”?
 
Shaka: Porque eso ya esta muy usado y debo verme siempre impecable.
 
Ayoria: Ehm, Shaka... ¿qué tiene que ver lo que dices, con ser impecable?
 
Shaka: Hablar es como vestir, tus palabras como tus zapatos dicen quién y cómo eres.
 
Todos: ...
 
Afrodita: Sí, sí, que lindo... ve a lo sustancioso, ¡¿Cómo que tú sabes algo?!
 
Todos miraron expectantes al joven rubio. Y éste a su vez, alzó lentamente sus brazos frente a sus compañeros para mostrarles algo...
 
Shaka: Por esto...
 
¡Los platos de Shaka! (un poco cuarteados y mal pegados por cierto)
 
Todos: ·_·
 
Máscara de la muerte: ¡¿Tus estúpidos platos?!
 
Mu: ¿Pero qué tienen que ver?
 
Shaka: Creo que ya es momento de decirles esto, porque aunque prometí guardar silencio, ya no es de importancia, algo grave ha ocurrido...
 
Mu: Ve al grano...
 
Shaka: ¿Recuerdan cuando Zeus llevó a Ayoros al Santuario hace siete años?
 
Todos hicieron un gesto positivo aunque incierto.
 
Shaka: Si son listos, se habrán dado cuenta de que permanecí alejado hasta la mañana en que todos ustedes discutían quién cuidaría al niño... Mientras el mensajero de Zeus, Iris, llevaba al niño ante Atena, otro de sus mensajeros de nombre Hermes, me pidió aguardar en mi casa... yo acepté...
 
Máscara de la Muerte: (interrumpiendo) ¿Así nada más? ¿qué tal que se quiso aprovechar de la situación para engañarte y sacarte hasta el cerebro?
 
Mu: Que obediente.
 
Shaka: ¿Qué esperaban? No pensaba salir corriendo escaleras arriba detrás de todos ustedes... además, no sentí que su cosmoenergía fuera agresiva...
 
Afrodita: Oh, hace mucho que nadie usaba esa palabra...
 
Ayoria: ¿Y luego qué sucedió Shaka?
 
Shaka: Ah, claro: entonces, luego de un rato, pude escuchar una extraña voz; era la de Zeus, quien me pedía un favor...
 
Máscara de la muerte: ¿Y cómo sabes que era él? ¿ qué tal que se quiso aprovechar de la situación para engañarte y sacarte hasta el cerebro?
 
Afrodita: Esto ya lo he vivido antes...
 
Mu: Creo que a alguien se le están agotando las ideas...
 
Paréntesis cultural: Bueno también a uno como autor se le pueden presentar este tipo de broncas durante las cuales no se nos ocurre nada nuevo para escribir... y pues hay que optimizar recursos...
Fin del paréntesis cultural.
 
Ayoria: (a sus compañeros) ¡Ya basta! ¿podrían callarse sólo por unos momentos por favor?
 
Afrodita: Ay, que estrés Ayoria... (viendo a Shaka) ¿Entonces Shaka, qué decías?
 
Shaka: (suspiro) ...El emisario me entregó estos platos y el gran dios me dio las indicaciones necesarias: Un plato serviría para mirar dentro del Santuario... otro, para mirar fuera de este, a dónde yo quisiera... y un último, serviría para mirar el “recinto de los dioses viajeros” que no es más que la entrada del Olimpo en la Tierra... Como sea, me pidió que por el momento, sólo usara el primer plato y que con él mantuviera a salvo a Ayoros... hasta que él me diera más indicaciones y que nadie más que él lo haría...
 
Mu: Ahora entiendo... por eso te veías tan molesto y aturdido cuando Hera fue por Ayoros.
 
Shaka: (meneando la cabeza) No estaba en los planes.
 
Máscara de la muerte: (analizando los artefactos de arriba abajo) ¿Y cómo demonios haces para ver algo en ellos?
 
Shaka: Por medio de reflejos. Funcionan con agua... santa... y sólo tenemos un aguador en el Santuario.
 
Afrodita: ¿Camus?
 
Shaka: Sí, él me ayudaba... pero constantemente me traía problemas el agua que podía aportarme... primero porque tenía que esperar meses a que se derritiera... y segundo porque la mayoría de las veces acababa contaminada por una energía oscura y fría.
 
Ayoria: ¿Entonces... ese podría ser el motivo por el que siempre que te aparecías sentíamos esa energía?... (sujetándose la barbilla) -¿Quizá no era la sombra después de todo...?-
 
Máscara de la muerte:¡Pues yo no estoy entendiendo bien NADA! ¡¿por qué a ti te encomendaron algo tan importante?!
 
Shaka: (importancia) Porque soy el hombre más cercano a dios...
 
Afrodita: A “dios” no a “Zeus”, Shaka.
 
Shaka: (volteando) Yo jamás dije a qué dios...
 
Afrodita: ...
 
Ayoria: ¿Entonces por qué el desequilibrado de Saga decía, en ocasiones, que eras el más cercano al gran maestro?
 
Shaka: Bueno... (pensando) Él nunca especificó a cuál gran maestro...
 
Máscara de la muerte: (sarcasmo) Pues dudo que se refiriera a Dhoko... (sombrío) ¡Quizá se refería a él mismo!... (viendo a Shaka)y eso me hace pensar muy mal de ti.
 
Shaka: Lo que pienses de mi... (totalmente iluminado por la luz de la seguridad y la tranquilidad) me tiene sin cuidado.
 
Máscara de la muerte: ...
 
Mu: (rascándose la cabeza) Creo que esta conversación esta llegando demasiado lejos...
 
Silencio.
 
Afrodita: (pensando) Un momento... dijiste que... ¿Acaso Camus nunca se dio cuenta o sospechó de tus platos?
 
Shaka: (contestando) No, estaba demasiado ocupado con su dolor y yo sólo le pedía agua... no más.
 
Ayoria: Esa energía... (pensando) Pero entonces... ¿Podría tener algo que ver con Camus?
 
Mu: (movimiento negativo) No lo sabremos por ahora; ni modo de regresar a preguntarle... (viendo a Shaka) ¿Entonces, sabes a dónde debemos ir?
 
Shaka: Debemos dirigirnos al monte Olimpo, en la región de Tesalia, ahí esta la entrada.
 
Ayoria: (meditando) Pues, ni hablar. Debemos ponernos en marcha antes de que otra cosa suceda...
 
Afrodita: Sí, como que nos encuentren los dioses y nos castiguen por desobedientes...
 
Mu: (entre dientes) Eso va a pasar de cualquier forma... (suspiro) Tarde o temprano.
 
Shaka: Sé que los dioses, Atena y Zeus, se molestarán por desobedecerlos, pero me temo que al igual que ellos, nosotros también tenemos prioridades; por eso decidí utilizar el segundo y tercer plato... y ver a dónde debía ir... (pensando) Lo bueno fue que tanto calor descongeló más rápido el agua de Camus...
 
Ayoria: (Animado) Genial.
 
Afrodita: (viendo los platos vacíos) ¿Y dónde quedó esa agua de Camus, Shaka?
 
Shaka: Pues... me la tomé. Hacía mucho calor ¿no se los acabo de decir?
 
Todos: ...
 
 
Saga y Kanon corrían de arriba abajo buscando por todos lados... aquello era como la peste, pasaba rápido y sin que te dieras cuenta: Cuando menos se lo esperaban, desaparecía otro Santo dorado; ahora faltaba Shaka, y luego de un rato descubrieron que Milo también se había marchado (en un golpe de suerte -o de mala suerte- junto con Shura).
 
Kanon: También se llevaron sus armaduras.
 
Aldebarán.: Pero nadie vio nada... Kiki dice que su maestro solamente se había marchado, sin decirle nada... Marín tampoco sabe algo, porque parece ser que acabó discutiendo con Ayoria y luego de eso él se marchó, y de Máscara de la Muerte y Afrodita tampoco saben nada...
 
Saga: Sabemos de la partida de Shura... ¿pero cómo es que Shaka y Milo también desaparecieron sin que nos diéramos por enterados?
 
Dhoko: Parece ser... que pronto no quedará nadie en el Santuario...
 
Saga y Kanon habían estado discutiendo en la casa de Escorpión (luego de ir a buscar a Milo y no encontrarlo ya se quedaron ahí), donde Aldebarán los alcanzó para informarles de la desaparición de Shaka. Y así habían permanecido casi toda la mañana, por lo menos hasta ese momento en que Dhoko arribó (ahora sin escolta) a la misma casa que estaban sus compañeros.
 
Saga: ¿De qué habla maestro?
 
Dhoko: Siete caballeros han partido ya... Sólo quedamos nosotros y Camus, pero él esta demasiado cansado para pensar siquiera en moverse. Y puedo casi asegurar, que todos se dirigen al mismo lugar...
 
Kanon: ¿Acaso pensarán buscar a Ayoros?
 
Saga: (molesto) Son unos necios... (viendo al fondo de la casa) -Por lo menos se llevaron sus armaduras...-
 
Aldebarán: ¿Y ahora qué? Atena no tardará en darse cuenta y sé que se va a decepcionar mucho por esto...
 
Saga: Pero no tenemos opciones; no podemos ir a buscarlos, somos los últimos y aunque pocos, debemos proteger a Atena.
 
Dhoko: ¿Es en verdad lo que quieres Saga?
 
Saga: (viendo a Dhoko) ¿?
 
Dhoko: No digo que esté bien lo que hicieron Ayoria y los demás, pero entiendo por qué lo hicieron... y sé que de una u otra forma, todos pensaron en lo mismo... (viendo a Aldebarán) ¿No es así Aldebarán?
 
Aldebarán: ¡!... Bueno... Debo aceptar que yo también quería...
 
Aldebarán se quedó callado, mirando a uno de sus costados mientras Saga lo observaba con cierta severidad.
 
Saga: (viendo al suelo, voz baja) Pero esto es ridículo...
 
Dhoko: Saga, tú mejor que nadie debería entenderlo... y por eso, me atrevo a pedirte que vayas con ellos, que los busques...
 
Saga: (viendo a Dhoko)¡¿Qué?!
 
Dhoko: Eres el único que puede traerlos de regreso y a salvo... a ellos y a Ayoros... Ellos lo saben, porque a pesar de todo lo que ha pasado, siguen escuchándote como si fueras un líder...
 
Saga se quedó paralizado unos instantes; era cierto, todo era tal como lo describía el hombre viejo... Él quería... hacer lo que todos habían hecho, pero su prudencia y desconfianza en las circunstancias se lo impidieron... ¿qué haría ahora?
Sintió de repente una mano en su hombro; era Kanon que lo veía con seriedad.
 
Kanon: Ve... Yo me quedaré a cuidar de Atena.
 
Saga bajó la mirada, tratando así, quizás, de evitar la de su hermano (que a pesar de todo podía ser mucho más pesada que la suya en ocasiones). Fue hasta que escuchó los pasos firmes y fuertes de Aldebarán acercándose hacia él, que volvió a levantar la vista...
 
Aldebarán: (Muy seguro) Sí Saga, el maestro e incluso Kanon tienen razón... Yo también me quedaré a cuidar el Santuario.
 
Dhoko: Yo permaneceré aquí y veré junto con Shion que todo esté en orden (meditando) - por lo menos mientras no se vuelva a ir el despistado-... (regresando al tema) además también están los jóvenes de bronce... No hace demasiada falta preocuparse por la protección del Refugio... Ve, Saga; no te será difícil dar con tus compañeros si te vas ahora...
 
Kanon: (jalando levemente el hombro de su hermano -que no había soltado-) Tienes que traer de regreso a esa bola de niños testarudos.
 
Saga: Yo...
 
Por un momento dudó, estaba perdido en una especie de meditación ¿Por qué de pronto ocurría todo esto? ¿Sería una broma?... No, realmente todo estaba pasando por la razón que tenía que pasar, y él lo entendía todo, pero no había querido perder los estribos como todos sus compañeros... Y sin embargo... cuando llegó Hera y habló con Saori por primera vez, “él” había sido el primero en perder esa paciencia que ahora guardaba con tanto ahínco.
Quizá el Viejo maestro tenía razón... Debía ser Saga quien tendría que acabar ayudando a los demás, porque como decía Kanon, eran unos niños... se comportaban como niños... o tal vez él siempre se sintió más maduro porque siempre fue tranquilo y ordenado en comparación a los otros santos dorados de menor edad... Pero en el fondo, eran iguales... en el fondo había descubierto que él podía ser igual de infantil algunas veces, y ellos igual de maduros...
Saga sacudió la cabeza un par de veces; en cuanto puso sus pensamientos en orden, miró a cada uno de los presentes con cierta... ¿era eso resignación?...
 
Saga: Iré... y traeré a todos los que han salido, con o sin permiso, de este Santuario... (enfatizando) Sin excepción.
 
El muchacho salió del templo de Escorpión, no sin antes despedirse con un ademán de agradecimiento. Los demás lo vieron marcharse hasta que desapareció en las sombras de la casa de Milo...
 
Kanon: - Buena suerte, hermano-
 
Dhoko: -Puedo ver que tenía razón Saga... si hubieras tenido la oportunidad o el pretexto antes que los demás, sé que hubieras sido el primero en irte... Sí, incluso antes que Ayoria, porque tú eres más frío y no tiendes a dudar de tus convicciones... (sonrisa) Vaya, un buen Patriarca sí que pudiste haber sido.-
 
Unos minutitos de silencio y de pensar en la nueva misión de Saga...
 
Aldebarán: ¡Bueno pues! Nosotros también tenemos cosas que hacer. Hay que organizar a los pocos que quedan aquí en el refugio...
 
Kanon: (viendo a Aldebarán) Es verdad, creo que aún hay mucha confusión.
 
Dhoko: Bien. (volteando) Entonces, manos a la obra.
 
El trío se dirigió a paso seguro a poner en orden a sus compatriotas, antes de que algún otro se les escapara (que ya no quedaban muchas opciones pero bueno).
 
 
Pero el Santuario no era el único lugar en el que había problemas.
 
Un ruido fuerte y agudo había alertado a todos los centinelas que resguardaban los recintos mortales a donde Hera se había llevado al niño. Esa habitación en la que hubiera estado encerrado Aayoros, ahora estaba atestada de guardias. La diosa también apareció para ver qué sucedía.
Frente a ella, la enorme ventana de la habitación, estaba rota... lo suficiente como para que un niño saliera por ese espacio.
 
Hera: Que descaro... esos brutos no hicieron más que enseñarle majaderías al niño... (a los centinelas) ¡¿Dónde rayos está Iris?! ¡Le dije que no lo perdiera de vista!
 
Centinela: No sabemos mi señora, no se le ha visto por aquí desde hace un par de horas...
 
Hera: ¡Entonces búsquenlo ustedes, registren todo el lugar y no descansen hasta que lo traigan ante mi de nuevo!
 
La mujer se disponía a salir entre ademanes de respeto de sus guardias, pero antes se detuvo para unas últimas palabras.
 
Hera: Y que ni se les ocurra lastimarlo... un solo rasguño sobre su cuerpo les costará la vida.
 
La diosa desapareció entonces. En cuanto a los guardias, uno a uno fueron saliendo del lugar para separarse por grupos e ir a buscar al encantito... La habitación pronto quedó desolada.
No fue hasta entonces que algo se movió de debajo de la cama: Ayoros asomó la cabeza con suma precaución, revisando su entorno y sonriéndose después, con triunfo, cuando vio que habían dejado la puerta abierta...
 
Parecía ser que su plan estaba marchando a la perfección; era más fácil correr detrás de los guardias, a que los guardias corrieran tras él.
 
 
Shaina: ...¿Y por qué no fuiste con él?
 
Marín: No entiendo de qué hablas...
 
En la entrada de Aries, Marín se había quedado sentada, mirando a lo lejos, por donde la noche anterior hubiera visto partir a los cuatro santos dorados. No que hubiera pasado ahí toda la noche y toda la mañana, pero entrada ya la tarde y luego de simular un par de rondas (durante las cuales no hacía más que caminar por inercia mientras pensaba en cómo le estaría yendo a Ayoria con los demás), había decidido quedarse ahí sentada (sí ¿para qué gastar energías pensando y caminando cuando puedes hacer nada más lo primero?).
Sin embargo, Marín no pasó mucho tiempo en soledad: luego de que, durante su ronda, Shaina (que sí la había hecho bien y sin distracciones como una buena guerrera) se hubiera percatado de la huída de Shura, de Shaka y luego de Milo, y decidiera entonces regresar para saber si eso era normal o algo andaba mal... se encontró así a su compañera, muy tranquila, sentadita en las escaleras de Aries, como en un estado de ensueño... Y si se acercó entonces a hablar con ella, fue por curiosidad de saber si acaso estaba al tanto; pero Marín daba evasivas y le dijo que ni siquiera se había dado cuenta de la hora en que Ayoria había desaparecido... Pero las mujeres somos tan intuitivas que... pues pronto supo que Marín ocultaba algo.
 
Shaina: Sí, sí lo entiendes... Marín, a mi no me puedes engañar, porque ambas somos muy parecidas... y entiendo que estés ayudando a Ayoria de alguna forma.
 
Marín: (Con tono desinteresado)...Es cierto... le estoy ayudando...
 
Shaina: Quedándote aquí ¿no?...¡Yo hubiera ido con ellos!
 
Marín: (viendo a Shaina) Esto es algo que él debe hacer... y yo no debo intervenir, aunque hasta cierto punto también me afecta. Él y sus compañeros deben hacerlo, es su derecho...
 
Shaina: ...
 
Justo en ese momento, la atención de ambas jóvenes se vio atraída por la figura de alguien que, sin prestarles atención, pasó a escasos metros de ellas con gran velocidad; luego desapareció del alcance de los ojos metálicos de las muchachas.
 
Shaina: Pero qué ese... ¿no era Saga?
Marín: Parece que sí lo era.
 
Shaina: (viendo al suelo) Incluso el estricto Saga ha salido del Santuario...
 
Silencio.
 
Marín: Es muy difícil para ellos entenderlo... Siempre han estado atados al deber y procuran no ir más allá.
 
Shaina: (viendo nuevamente a Marín) ... (viendo al frente) todos nosotros somos así... Pero quizá tengas razón... quizá para ellos es diferente de alguna forma...
 
Marín: Reconozco que debe ser una decisión difícil, seguir a tus corazonadas, o a tu razón... y más porque en este caso ambas tienen cimientos fuertes, verdaderos... pero ese, es su reto y ellos deben superarlo...
 
Shaina: Sí, entiendo. ¿pero a nosotros... qué nos toca?
 
Shaina se marchó entonces, dejando a Marín en el mismo lugar y en la misma posición descansada en que la había encontrado.
 
Marín: -Ayoria debe superarlo... y como él se decidió por su corazón... yo me quedaré en su lugar, protegiendo su razón...-