Saint Seiya Fan Fiction ❯ Ayoros ❯ Causa y Efecto ( Chapter 23 )

[ P - Pre-Teen ]

XXIII. Causa y Efecto.
 
Saga había tenido que ponerse su armadura, y ahora andaba de aquí para allá, sigilosamente, corriendo dentro de aquellos extraños pasillos, en alguno de los diferentes templos.
Causa: Por fin había llegado a uno de los costados del Recinto de los dioses viajeros, y estaba seguro de que la urna de su armadura sólo le estorbaría; así que mejor se puso su armatoste y dejó la caja afuera para aminorar la “carga”...
Efecto: Ahora cada vez que corría de aquí para allá, parecía fantasmita (de esos que espantan con cadenas) porque el ruido metálico de su armadura cantaba a coros con el indiscreto eco de este sitio tan vacío y peculiar.
 
Saga: (deteniéndose tras un pilar - a este como le gustan los pilares-) -Quizá no fue tan buena idea, después de todo, ponerme la armadura...-
 
A parte de encontrar a Ayoros, Saga tenía ahora una carga mucho más pesada sobre sus hombros (y eso que ya dejo la urna) porque debía encontrar también a sus otros compañeros (ya sabes: Ayoria, Mu, Máscara de la muerte, Afrodita y Shaka -quien estaba seguro que había acabado siguiendo a los otros cuatro-) y más aún, por aquel mal presentimiento con respecto a lo que pudiera haberle podido pasar a Milo y Shura...
 
Saga: -Ojalá que estén a salvo...-
 
Saga continuó corriendo y memorizando aquel sitio.
 
 
Afrodita abofeteaba sin parar al pobre de Máscara de la muerte (yo creo que ya ni podía respirar de tan hinchados que tenía los cachetes).
Causa: Ayoria y Máscara de la muerte regresaron antes de lo planeado, y como era de esperarse, les comentaron a sus compañeros lo que había sucedido y la burrada que cometió Máscara de la muerte.
Efecto: Afrodita se frustró tanto, tanto, que para sacar su estrés tuvo que golpear a su compañero... (increíble que el otro menso se dejara ¬_¬)
 
Mu: (viendo el cuerpo semiinconsciente de Máscara de la muerte en el suelo) ¿Y qué hacemos ahora?
 
Ayoria: (viendo con temor a Afrodita aún malhumorado) No sé... pero ciertamente tenemos muchos problemas, ya que ahora a parte de todo, nos deben estar buscando...
 
Shaka: Mmm... (pensando) ¿Por qué no lo intentamos ahora tú y yo, Mu?
 
Mu: ¬_¬
 
Shaka: (sintiendo la mirada de su compañero) ¿Qué?... ¿no te lo estás tomando a mal, verdad?
 
Mu: No
 
Shaka: ¿No qué?
 
Mu: (movimiento negativo) No quiero.
 
Shaka: (arqueando una ceja) ¿No quieres?
 
Mu: Por lo que dice Ayoria, ese lugar es realmente grande y... eso me da mucha flojera.
 
Ayoria y Shaka ahora le hacían compañía a Máscara de la muerte en el suelo, luego de escuchar las palabras “cero” intelectuales de Mu.
 
Afrodita: (suspiro) Descuiden... (heroico) ¡Yo entraré!
 
Ayoria: (levantándose) Pero Afrodita... no sé si... bueno...
 
Shaka: (levantándose también) No te lo tomes a mal Afrodita... pero llamarías demasiado la atención disfrazado de centinela...
 
Afrodita: ¬_¬ ¿Y se puede saber por qué?
 
Shaka: Porque...
 
Máscara de la muerte: (desde su agonía) Porque tienes cara de niña...
 
Afrodita volteó a ver a su humillado compañero y le tendió una “tierna” patada.
 
Mu: Esta bien, esta bien, iré con Shaka.
 
Shaka: Muy bien...
 
Afrodita: (Interrumpiendo) ¡Pues a Shaka también lo van a ver raro ¿no?!
 
Shaka: Pero si no me parezco a ti...
 
Afrodita: ¡No idiota! ¡Y no me digas “raro”! Lo digo por que... ¡hombre, van a notar de inmediato que no ves con tus ojos muy seguido... y eso les va a llamar la atención; además de que seguramente también van a reparar en el estúpido punto de tu frente.
 
Shaka: (irradia paz) Calma Afrodita... (iluminado por la luz de la imperturbabilidad) y no te metas con mi lunar, que yo jamás me he metido con el tuyo...
 
Mu: -¿Y Shaka cómo le hace para saber tantos detalles si no ve?-
 
Shaka: (suspiro) Bueno, bueno, esta bien... ve tú, Afrodita, con Mu.
 
Máscara de la muerte: (levantándose pesadamente) Ja (cinismo) Los dos tendrán que entrar vestidos pero de doncellas... mira que de centinelas no dan la talla.
 
Mu: (extrañamente tranquilo) No molestes o juro que haré que te de un paro cerebral.
 
Ayoria: Por favor, ya basta... ¿vamos a hacer algo o no?
 
Afrodita: Sí, entraremos todos por equipos: Ayoria se va conmigo, Shaka se va con Mu y Máscara de la muerte se va solo porque nadie lo quiere.
 
Máscara de la muerte: ¬_¬
 
Mu: ¿Y una vez adentro qué...?
 
Shaka: (idea) Lleguemos hasta donde lo habían hecho Ayoria y Máscara de la muerte y una vez ahí nos separaremos...
 
Ayoria: En ese caso, hay que reacomodar los equipos: Como los poderes de Mu pueden ayudarle, mejor que él se vaya contigo Afrodita; yo me voy con Shaka para indicarle el camino, y Máscara de la muerte se va solo porque conoce el rumbo...
 
Máscara de la muerte: ~_~
 
Shaka: Tengo una mejor idea: Yo me voy con Afrodita... mi sentido de orientación es bueno, así que podemos quedarnos a hacer la guardia para ustedes; Mu se va contigo Ayoria, ya que sus poderes te serán de más utilidad, si es que ya te andan buscando; y Máscara de la muerte se va solo, porque es al que odia la mujer, y así, si se la cargan, va a ser sólo contra él.
 
Máscara de la muerte: ¡Ja! ¡Pues hagan lo que quieran, de todas formas ni quiero que me acompañe alguno de ustedes patéticos perdedores!...
 
Los cuatro (nótese que no incluyo al excluido Máscara de la muerte) se quedaron meditando un momento en silencio...
 
Ayoria: Esta bien.
 
Afrodita: Estoy de acuerdo.
 
Mu: Yo también.
 
Máscara de la muerte: >_<
 
 
Ayoros miraba asombrado cómo la blanquecina luz de esta recamara provenía, no de una o más lámparas, sino de las paredes en si. Era como si los cuatro muros blancos que la conformaban brillaran por si mismos... En realidad, era una estancia muy pequeña, sin muebles, y con dos puertas de lo más común que existe en el mundo, las dos blancas también y con cerraduras doradas, muy sencillas... Aquel cuarto, se le denominaba en el Recinto con el nombre de “cuarto purificador” (sencillo ¿no?).
Causa: Iris había llevado a Ayoros a esta habitación porque, debido a las propiedades de la misma, no se podía sentir ninguna clase de energía que emanara de esta, y tampoco podían entra a ella alguna clase de espíritus malignos (o personas malvadas de ojos rojos) por lo que funcionaba muy bien como escondite para el niño, desde el punto de vista de Iris.
Efecto: Ayoros empezaba a marearse por tanto brillo blanco emanando de todos lados, y estaba seguro de que pronto perdería el sentido de la vista.
 
Ayoros: (suspiro) ¿Y cuánto nos vamos a quedar aquí?
 
El pequeño miraba con un poco de desesperación a Iris; pero ella... pues jamás le contestaba dado su nula capacidad info-lingüística (o sea que no hablaba).
 
Iris: (“encogida de hombros”)...
 
Ayoros: Oye... ¿estamos jugando a las escondidas con esos dos sujetos?... por eso no hemos salido de aquí ¿verdad? (optimista) Yo pensaba que a lo mejor, nos íbamos a escapar...
 
Iris: ¬ ¬
 
Ayoros: Tengo hambre... ¿y si nos rendimos ya? Podríamos ir a cenar y luego seguir jugando ¿no?
 
Iris: - . -
 
Ayoros notaba cómo esta creatura no hacía ni el más mínimo esfuerzo por responderle... y si ya antes había tenido la ligera sospecha de que ella “no hablaba”, ahora estaba completamente convencido de que la pobre era muda. Aquello no sería muy divertido que digamos, de seguir así...
 
Ayoros: (recordando) Oye ¿dónde esta Ilítia? ¿no va a jugar con nosotros?
 
Iris: ¡!
 
Claro ¡Ilítia!... ¿Qué habría pasado con la diosa?... Iris dejó escapar de sus facciones espectrales lo más cercano a una mueca de preocupación.
 
Luego de haber intercedido por Ayoros y Zeus ante su hermana Hebe, Ilítia había ordenado a Iris que se asegurara del bienestar del chiquillo... ¿qué terrible tortura habría preparado su malévola hermana para la chica que resguardaba los templos?... Mientras Hera estuviera ausente, Iris era quien debía ver por el bienestar de sus hijos (por lo menos de algunos de ellos)... por más loco que sonara el caso en estos momentos...
Iris volteó a ver a Ayoros... no podía dejarlo solo en aquella habitación para ir a buscar a la chica. Si pudiera hablar, le explicaría lo que estaba sucediendo... pero como no podía, ni modo de dejarlo así nada más, el niño se saldría por desesperación o incluso la seguiría... y él sólo podía estar a salvo dentro de este cuarto...
 
Ayoros: Oye... discúlpame que te lo diga pero... estoy aburrido... y tengo mucha hambre...
 
Iris: (cara triste)...
 
Ayoros: ¡Pero no lo digo para que te sientas mal, de veras!... es sólo que... (repasando con los dedos) ya se nos paso el desayuno... y yo creo que la comida... y hasta se me ocurre que también la merienda... (sosteniendo su estómago con ambas manos) ¿no podemos comernos por lo menos una galletita?...
 
Iris: T T
 
Ayoros: (suspiro)...no lo decía por hacerte enojar...
 
Un extraño sonido llegó hasta los oídos del pequeño. Puso atención, fijándose a continuación que aquel ruido pertenecía a algo metálico... pasos...
Miró entonces a Iris, tal vez por eso se veía molesta, porque había escuchado lo mismo que él... y lo que parecía peor, era que estos mismos pasos se escuchaban cada vez más cerca...
De un momento a otro, la perilla de una de las puertas giró pausadamente para luego dejar escapar la luz de aquella habitación hacia un oscuro corredor...
 
 
El viejo maestro (Dhoko para los cuates), llevaba su camino lento y ceremonioso, mientras exploraba, completamente solo, uno de los oscuros pasillos del laberinto al que todos sus compañeros estaban llegando.
Causa: Ya ni que decir, Dhoko se tiró a lo loco por aquel abismo.
Efecto: Ahora estaba solo, sin armadura, sin compañeros, sin saber a dónde ir y, aparentemente, sin que nada de lo anterior le importara (genial).
 
Claro que no era el único que andaba solo por ahí. Lo mismo le ocurrió al pobre de Kanon, que no tenía ni vela en el entierro, pero que igual había acabado vagando sin rumbo en aquel sitio, preguntándose cómo era posible que no estuvieran a la vista ni el viejo maestro, ni Aldebarán, si ya se habían lanzado antes... ¿pues que estaba sucediendo?....
Causa: Kiki lo empujó con las armaduras sin querer.
Efecto: ... (Bueno, como en esta historia este pobre no habla ni se expresa mucho pues... ni cómo saber que clase de efectos colaterales pueda haber tenido esta caída)
 
Kanon: Estoy... muy... solo...
 
... Bien, algo es algo, digo, él solo no puede hablar mucho ¿verdad? (sé de alguien que va a matarme ñ n).
 
Kanon: ¿? ¿Qué fue eso?
 
¿Qué fue qué?... ¡oh santo cielo! ¿Estará tan abandonado el pobre que ahora puede escuchar la bola de bobadas que digo?
 
Kanon: Parecen pasos...
 
¿Eh?... ¡Quiero decir!: ¡e-jem! Perdón, se me olvidó que si no escribo yo lo que pasa a continuación... pues no pasa nada, pero gracias, por lo menos este pobre me ha regresado a la realidad:
 
Tras de sí, Kanon podía escuchar pasos... claro, esos tenían que ser pasos... ¿o rocas cayendo?... no, estaban sincronizados, tenían por fuerza que ser pasos... sin embargo, sonaban pesados... fuertes, como si se tratase de algo muy “grande”... podría ser ¿Aldebarán?
 
Plom... plom...
 
Kanon permaneció mirando al fondo del pasillo... aquello parecía la boca del lobo, estaba demasiado oscuro... y algo le decía que de esta penumbra, no saldría Aldebarán... sino algo mucho más grande y tenebroso (ay caray).
 
Plom... Plom... PLOM... PLOM…
 
Kanon: ¬_¬ Ya basta de tanto suspenso.
 
Uh, perdón: Ahí, de la penumbra, algo horrible, para los ojos de cualquier mortal, había aparecido...
 
 
Bueno, y hablando de Aldebarán, parecía ser que empezaba a volver en sí luego de aquella “caída”...
 
Kanon: Momento ¿me dejaste con algo horripilante y no me dices ni qué es?
 
Er... ehm... Kanon, se supone que tu no puedes escucharme, a mi narrador (si ya se me hacía raro)... Y bueno, tengo que dejar en ascuas al lector ¿acaso piensas que sería divertido si todo lo pusiera de un solo tirón?
 
Kanon: ¿Por eso me dejaste afónico toda la primera parte?
 
Pues, no... en realidad ese es tu problema.
 
Kanon: Pero tú dijiste...
 
No, no, mira, lo que esta pasando en estos momentos es producto de tu imaginación, ¿bien?, tu no me has escuchado, y yo autor no te he hablado; las últimas 279 palabras que hemos sostenido de dialogo tú y yo, han sido producto de una especie de psicosis causada por estar tan solo y por haberte encontrado con algo horripilante dentro de este laberinto, tema del cual hablaré más adelante ¿va?
 
Kanon: ¬_¬
 
Bien, ahí te dejo con tu nuevo amiguito (feo y horripilante) para que te entretengas y le demuestres a toda la bola de locos, quién eres, y que tu solo no le tienes miedo a lo desconocido (ya era hora de que hiciera algo importante)...
 
Kanon: ¡!
 
Bye!
 
¿En qué me quedé?... ay sí: hablando de Aldebarán, parecía ser que empezaba a volver en sí luego de aquella “caída”, que le había costado muchos dolores de cabeza, no sólo a él, sino también a Shura y a Hyoga.
 
Aldebarán: (rascándose la cabeza) De verdad lo siento, yo no pensé que les caería encima...
 
Shura: (tronándose el cuello) Oh, no os preocupéis, estamos bien ¿no Hyoga?
 
Hyoga: (sarcasmo, entre dientes y disimulando una sonrisa) Sí, como dos frescas tortillas...
 
Aldebarán: (viendo alrededor) ¿Y qué es este lugar?... (viendo a sus compañeros) ¿Ustedes cómo llegaron aquí?
 
Hyoga: Esa maldita sombra de ojos rojos de la que hablaba Shura, nos hizo caer aquí a Shiryu, a Camus, y a mi... pero ellos... no sé dónde están... cuando desperté... estaba yo solo...
 
Shura: Sí, yo también me desperté solito, siendo que a Milo y a mi nos “mando” aquí ese sujeto de ojos rojos que acompañó a Hera cuando se llevó a Ayoros... como no tenía nada mejor que hacer, me puse a caminar y encontré a Hyoga... Y luego nos aplastaste tú ^-^ .
 
Shura terminó su explicación con una sonrisa de... ¿orgullo? (¬ ¬ pobre loco)
 
Aldebarán: (viendo a los dos con las cejas bien arqueadas en señal de sorpresa) Oigan ¿se dan cuenta de que me han dicho algo realmente interesante?...
 
Shura y Hyoga: ...
 
Aldebarán: Sí, coincidieron en una cosa... bueno, dos palabras: ojos rojos... aunque al parecer hablaban de diferentes “personajes”.
 
Shura y Hyoga: ¡¿Eh?!
 
Aldebarán: ¿Qué podrá significar?... ¿Y si fueran... lo mismo?
 
Este monote si piensa.
 
Hyoga: Oye Aldebarán... no me digas que a ti también te mando aquí esa... cosa.
 
Aldebarán: Eh-no, yo vine por mi cuenta, supuestamente junto con el viejo maestro... nos preocupamos por ti, por Camus, Shiryu y por Seiya a quien se lo tragó este abismo... no ha dejado de crecer en la casa de Acuario...
 
Hyoga: Vaya, todos estamos cayendo aquí...
 
Shura: ¡Debemos encontrar a nuestros amigos!... Y Aldebarán, tú eres un tonto al haber venido aquí sin un plan de escape.
 
Aldebarán: En realidad, es el viejo maestro quien tenía uno... Hay que buscarlo.
 
Shura:... Bueno.
 
Causa: Todo mundo esta cayéndose en este lugar tan bizarro del que sólo alguien tan demente y desquiciada como yo podría escribir para hacer sufrir a tanta gente.
 
Efecto: Quien sabe, todo puede pasar.