Saint Seiya Fan Fiction ❯ Ayoros ❯ Un nuevo título muy largo ( Chapter 22 )

[ P - Pre-Teen ]

XXII. El laberinto al que todos pueden entrar, pero del que nadie puede salir.
 
 
Aunque el plan había marchado a la perfección, Ayoria se sentía incómodo y preocupado.
Él y Máscara de la muerte habían logrado infiltrarse exitosamente sin la necesidad de noquear a alguien... aún. Habían llegado hasta una bodega donde los centinelas guardaban algunas armaduras nuevas y otras viejas, así como armas y algunos otros utensilios de defensa y ataque, y ahí tomaron prestadas algunas prendas.
No les fue difícil pasar desapercibidos, era tan grande el lugar y había tantos guardias, que nadie se preocupaba por voltearlos a ver para identificarlos, o no, como gente conocida.
 
Máscara de la muerte: Muy bien, ¿y ahora qué?
 
Ayoria: Debemos buscar a Ayoros...
 
Máscara de la muerte: ¿Dónde?
 
Ayoria: (movimiento negativo) No sé... Pero mientras lo pienso, hagamos como si patrulláramos la zona. Tal como dijo Afrodita, nos servirá para familiarizarnos con este sitio.
 
Los dos se pusieron en marcha, tratando de aprenderse de memoria todos y cada uno de los lugares por los que iban pasando.
Poco a poco, descubrieron que, efectivamente, aquel edificio, no sólo era gigantesco y dividido como si fuera un laberinto, sino que además, era el primero de quizás otros tres o cuatro...
 
Máscara de la muerte: Y eso me hace pensar que en lugar de uno de nosotros debió haber venido Mu. Sus poderes psíquicos hubieran sido de mayor utilidad.
 
Ayoria: ¿Podrías dejar de quejarte?
 
Apenas habían logrado aprenderse unos cinco pasillos cuando ya estaban cansados, física y mentalmente, de estar caminando sin saber a dónde, ni por qué. Ambos se detuvieron a descansar: Máscara de la muerte sentado contra la pared, mientras Ayoria se asomaba continuamente a una intersección cercana para cerciorarse de que no fuese a encontrarlos alguien en ese estado tan deprimente.
 
Máscara de la muerte: (cínico, contestando la pregunta de Ayoria) No, es como si me pidieras dejar de respirar...
 
Ayoria: (viendo a Máscara de la muerte) Como sea... (viendo de nuevo la intersección) por lo menos has aprendido a hablar bien de los demás... aunque sea entre quejas.
 
Máscara de la muerte: ¿eh?
 
Ayoria: Sí, es decir... antes jamás te hubieras atrevido a mencionar siquiera la idea de pedirle ayuda a Mu, por ejemplo.
 
Máscara de la muerte: Jm, no lo decía por eso, pero tampoco soy idio...
 
Y antes del “ta”, Ayoria ya se encontraba jalando a Máscara de la muerte a toda velocidad, para acabar ocultándose en una intersección que ya habían dejado atrás antes. Una vez ahí, el santo de Leo prácticamente aventó a su compañero para no perder tiempo y poder asomarse cuanto antes a “ver” si alguien, quizá, los habría visto o seguido...
 
Máscara de la muerte: (incorporándose) ¡¿Pues a qué andas jugando pedazo de...
 
Ayoria: (serio, viendo a su compañero) shhhhhhhh...
 
Máscara de la muerte: ¿Te estas desinflando o qué?
 
Ayoria: ¬_¬ que te calles idiota.
 
Máscara de la muerte: ¡Cállame!
 
Ayoria: ¡¡CALLATE!!
 
Hebe: ¡Cállense los dos!
 
Ayoria y Máscara de la muerte: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡!!! !!!!!!!!!
 
¡Ah! ¡Bravo!, con razón Ayoria había salido corriendo.
La verdad, es que mientras discutía con Máscara de la muerte sobre “la utilidad de Mu”, Ayoria (que había permanecido vigilando), se dio cuenta de la aparición de esta mujer... tal vez ella también lo vio asomándose por aquella intersección (la primera, no en la que ahora están) y seguramente deseaba preguntarle algo (Ah pero bien que querían andarse disfrazando) y a pesar de que el muchacho corrió... pues ella también corrió para alcanzarlo...
Los dos jóvenes se pusieron inmediatamente de rodillas, bajando la mirada, en posición respetuosa (parecía un personaje importante), y además para evitar que, si ella era de por ahí, pudiera desconocerlos... (inocentes criaturas n n).
 
Hebe: Vaya, mi hermana no debería tolerar que sus guardias anden gritándose como verduleras...
 
Máscara de la muerte: (entre dientes, sin voltear) Verdulero tu peinado de...
 
Hebe: ¿Decía algo?
 
De pronto, Máscara de la muerte creyó recordar esa voz... y ese tonito... ¡Era la bruja!
Por puro instinto, por la sorpresa (y desde luego la molestia), el joven volteó para verla directamente (insito en que son bien inocentes)...
 
Máscara de la muerte: ¡Tú!
 
Ayoria: (golpeándose a sí mismo la cabeza) Oh no...
 
Hebe: ¿Yo qué? ¡¿Cómo te atreves a levantarme la....
 
¡Aji!, otra que se acordaba.
 
Hebe: ¡Tú!
 
Ayoria: (sorprendido, viendo a la mujer y luego a Máscara) ¿Acaso se conocen?
 
Máscara de la muerte: (viendo a Ayoria) Es la bruja de Japón...
 
Ayoria: (Viendo por inercia a la “dama”) ¡ 0_o !
 
Hebe: ¡¡Son intrusos!! ¡¡GUARDIIAAAAAAAAAAAAASSS!!
 
Ayoria: Eso no es bueno...
 
Máscara de la muerte: (levantándose cual resorte) ¡¡Cállate bruja!!
 
Hebe: ¡¡¡No me alces la voz!!!... ¡Y NO ME DIGAS BRUJA!
 
Ayoria: (sujetando a Máscara de la muerte por un brazo) ¡Déjala ya o nos meterás en más problemas!
 
Acto seguido, Ayoria volvió a jalar consigo a Máscara de la muerte para huir de ahí a toda velocidad.
 
Hebe: ¡¡¡GUARDIAAAAAAS, ALGUIEEEEEEEEN, NO DEJEN QUE SE ESCAPEEEEEEEN!!!
 
Ayoria: (mientras corría junto a su compañero) ¡Eres un idiota, eres un idiota, eres un idiota!
 
Máscara de la muerte: (corriendo) ¡Pues tú también, pues tú también, pues tú también!
 
 
Un lugar frío... seco... ¿oscuro?... quizá había vuelto a quedarse como vegetal, nomás que ahora si lo enterraron... Bueno, sentía un poco de aire... frío también (jo), así que seguramente no lo habían sepultado vivo (que gusto)...
 
Seiya trataba de recordar lo que había pasado, pero lo único cierto era que estaba volviendo en si luego de haber permanecido (mucho tiempo sentía él) inconsciente.
 
“¡Seiya!”
 
¡Maravilloso! No estaba solo, alguien le hablaba... Pudo abrir los ojos tardándose un poco en enfocar esa sonriente figura que lo veía impaciente. Y cuando por fin estuvo seguro de lo que veía, ahora si pensaba que se había dado un golpe bien fuerte...
 
Seiya: ¿Jabú?...
 
Seiya se sentó de un tirón y contempló muy confundido a su compañero. Luego miro alrededor, en donde sólo pudo ver cuatro paredes verdosas muy oscuras y altas... arriba, no había nada más que oscuridad, y el suelo era vil tierra. Si lograban ver algo, era solamente por las antorchas que ocupaban las esquinas de aquellos muros...de tres de ellos por lo menos.
 
Seiya: (mirando nuevamente a su compañero) ¿Jabú?...
 
Jabú: ¿Cómo te sientes?
 
Seiya: (encogido de hombros) Mareado... ¿dónde estamos?
 
Jabú: A ciencia cierta, no lo sé, pero es una especie de laberinto.
 
Seiya: ¿Un laberinto? ¡¿pero cómo llegamos aquí?!
 
Jabú: Tú, no lo sé; a mi me mandaron aquí.
 
Seiya: ¡¿?!
 
Jabú: Es una historia algo larga. Te la contaré, pero primero déjame ver cómo están los demás...
 
Seiya: ¿De...más?
 
Jabú: Es que no eres el primero que ha caído aquí después de mi...
 
Seiya: ¿Pero de qué hablas?
 
Jabú se puso de pie, haciéndole un ademán a Seiya para que lo siguiera.
 
No se había fijado bien, pero Seiya ahora entendía por qué de las cuatro paredes sólo tres tenían antorchas, y eso era porque en la cuarta, se extendía un pequeño, pero ancho pasillo cuya ubicación era disfrazada por una ilusión óptica provocada por las sombras del lugar desde donde había estado tumbado el muchacho.
Ahora seguía a Jabú por el pasillo, para luego llegar a otro cubículo igual, pero este tenía sólo dos antorchas, lo que hizo suponer a Seiya que había aquí dos pasillos, lo cual era cierto: había uno a su izquierda y otro a su derecha. Jabú lo guió por el de la izquierda, el cual era algo más largo y redondeado, como un semicírculo; así continuó Jabú paseando a Seiya por otros dos o tres cubículos más. El joven santo de Pegaso se preguntaba si acaso Jabú tendría un mapa de aquel lugar, porque luego del segundo pasillo, él ya estaba completamente perdido.
 
Jabú: Aquí estamos...
 
Entraron finalmente a un nuevo cuarto cuadrado con tres antorchas... y para sorpresa de Seiya, en el medio de este, se encontraba Camus, tendido en el suelo y aparentemente inconsciente. Junto a él, y viéndolos con sorpresa, Shiryu parecía ser quien había estado cuidando del Santo de Acuario.
 
Shiryu: ¡¿Seiya?!
 
Seiya: ¡¿Qué haces aquí?! (viendo a Camus) ¡¿Qué hace Camus aquí?!... (viendo a Jabú) ¡¿Qué rayos hacemos todos aquí?!
 
Jabú: (movimiento negativo) ~_~ ¿Y cómo quieres que sepa?...
 
Shiryu se puso de pie y se dirigió a un lado de su amigo.
 
Shiryu: Parece que tenemos más problemas de los que creíamos...
 
Seiya: ¿eh?... oye Shiryu, no me vengas con esas cosas, ¿acabo de llegar y ya me estas asustando?
 
Shiryu: Bueno, es que la cosa no esta para menos... Cuando desperté en este lugar, estaba solo... caminé un poco tratando de fijarme bien por dónde iba, pero sentía que estaba dando vueltas porque aquí todo es igual... fue cuando encontré a Camus... o más bien, fue cuando encontré a Jabú que había encontrado a Camus...
 
Seiya: ... (viendo a Jabú) ¿Y tú cómo le hiciste para encontrar a Camus?
 
Jabú: (viendo a Seiya) Cada vez que alguien “cae” en este laberinto, aparece una especie de luz en lo más alto... y luego, alguien aparece en alguno de estos cubículos... Si estoy cerca puedo darme cuenta.
 
Seiya: (aún viendo a Jabú) Cae... laberinto... ¿luz?... (emocionado) ¡¿Entonces existe una salida?!
 
El muchacho sentía de pronto que Jabú no era tan menso como siempre había pensado...
 
Jabú: (serio) No te hagas ilusiones ... (viendo arriba) como ya lo habrás notado, el techo de este lugar es la nada... es decir, no existe techo, ni volando lograrías salir... (viendo nuevamente a Seiya) en cuanto a “la salida del laberinto por tierra”... quizá sea aún más difícil...deben ser cientos... quizás miles de kilómetros de pasillos iguales... lo que he logrado memorizar, es muy poco... y debo tener cuidado de no perderme por si logro encontrar a alguien más, pueda reunirlo con los que ya estamos aquí... Estamos completamente perdidos ¿ves?
 
No, al fin y al cabo, Jabú no era tan grandioso...
 
Seiya: Ehm... Y ¿cómo es eso de “encontrar a alguien más”?
 
Shiryu: Verás Seiya... Hyoga, estoy seguro, fue enviado aquí junto con migo y Camus... pero no sé en qué lugar pueda haber caído...
 
Seiya: ¿Pero quién los envió aquí?... ¿Y qué hacías con Hyoga y Camus?
 
Shiryu: Mi maestro me pidió hacer guardias en las casas zodiacales. Cuando estaba en Libra, Hyoga pasó por ahí y me pidió que lo acompañara a ver a su maestro... en cuanto a cómo vine a dar aquí, fue esa sombra de ojos rojos... de la que tanto hablaba Shura... Al parecer (viendo a Camus) Había estado escondida como un reflejo del dolor de Camus... aunque aún no sé cómo... (viendo a Seiya) Pero eso explica varias cosas... entre ellas, por qué era una energía tan extraña, sin dueño, ya que seguramente alguien la controla desde otro lugar...
 
Jabú: Quien la controla Seiya, estuvo siguiéndolos en Japón, aquel día en el jardín... cuando regresé a buscar más pistas... fue cuando me encontré con este sujeto... que tenía un extraño cosmos... un cosmos sin energía... Él me envió aquí... tenía los ojos rojos.
 
No, no, no y ¡no!... Seiya estaba demasiado confundido, creía que estaba olvidando todo lo que le habían dicho, quizá no les había puesto atención a sus dos compañeros, porque ya ni siquiera estaba seguro de estar en aquel lugar... debía ser un mal sueño, como Alicia en el país de... las pesadillas en su caso. Pero no, veía claramente a Jabú, a Shiryu y a Camus tumbado en el piso, los tres de carne y hueso, y aparentemente aún estaban cuerdos. ¿Qué rayos estaba pasando? ¿quién, pretendía qué? Y ¿por qué?... ¡¿Y qué con ellos mismos y con Ayoros?!
 
Shiryu: ¿Seiya? ¿Estás bien?
 
Seiya: (meneando la cabeza con fuerza) No lo sé... me siento mareado y... muy confundido...
 
Shiryu: Lo sé. Recién desperté aquí, yo sentí lo mismo.
 
Seiya: Además... (viendo a Camus) me preocupa... lo que habrá pasado con Hyoga... y desde luego (viendo a Shiryu) también me tiene desconcertado lo que esto pueda tener de relación con Ayoros... con Hera... con Saori... y con nosotros...
 
Jabú: No pienses tanto Seiya o vas a enloquecer.
 
Seiya volteó a ver a Jabú. Éste último lo veía con mucha calma... demasiada calma...
 
Jabú: Además, créeme que a todos los que mencionaste son los últimos de quienes deberíamos preocuparnos... o tal vez no... Mira, el tipo que me mandó aquí hablaba de “una mujer”... quien ciertamente no era la diosa Hera, puesto que, aunque también la mencionó, no lo hacía con la misma referencia... eso me hace suponer, que Hera es inocente hasta cierto punto... y que hay alguien más manipulando todo este lío a espaldas de la misma diosa...
 
Seiya: ¬_¬ ¿cómo puedes estar enterado de tantas cosas Jabú?
 
Shiryu: Es que le he estado platicando a Jabú todo lo que sucedió en el Santuario, lo de las armaduras incluido.
 
Jabú: También lo de que Hera se llevara a Ayoros de esa forma tan repentina... y de que este sujeto de ojos rojos la hubiera acompañado...
 
Seiya: Lo sé, de pronto todo se esta volviendo contra nosotros...
 
Shiryu: Y además, lo que más nos intriga es que... Zeus no ha hecho aparición alguna... como si hubiera desaparecido de pronto...
 
Seiya: ¿eh?
 
Jabú: (viendo a Shiryu) Bueno, si dices que Zeus les dijo algo sobre “su cuerpo” y que estaba agotado... tal vez esta descansando en algún lugar...
 
Shiryu: Sí, puede ser... y tiene sentido, ya que la debilidad de Zeus permitiría todos estos comportamientos por parte de... tal vez... sus propios hijos...
 
Seiya: ¡Es cierto! Afrodita se lo grito a Saori cuando quiso hablar con ella...
 
Shiryu: (movimiento positivo) Y como siempre, esa situación pone a Atena en la mira como principal enemigo de ellos... pero, siempre ha tenido quien la proteja...
 
Jabú: Claro, tal vez van a acabar mandando a todos sus guerreros aquí para librarse el camino y poder vencerla...
 
Seiya: ¿Es decir que en lugar de secuestrar a Saori... esta vez nos van a secuestrar a nosotros?
 
Jabú: Bueno (encogido de hombros) puede ser... aunque talvez ya nos estamos poniendo neuróticos...
 
Shiryu: Tal vez...
 
 
Definitivamente aquel agujero debía tener un fondo. Si fuera alguna dimensión infinita, abierta... pues no podría durar abierta tanto tiempo... eso provocaría demasiados estragos en la región en la que se hubiera abierto... y no era el caso... Kiki estaba bien instruido en esas cosas, no podían engañarlo...
 
Kanon: ¿Y entonces... qué tan profundo puede ser?
 
Kiki pensó en las palabras para responderle, mientras viraba su cabeza para ver a todos los que lo acompañaban.
 
Kiki: Pues... es difícil saberlo...
 
El chico, que había permanecido hincado asomándose para examinar aquel enorme agujero (que según Aldebarán había crecido considerablemente), se puso finalmente de pie y se acerco a los demás...
 
Kiki: Pero insisto, debe tener un fondo...
 
Marín: ¿Entonces no es una dimensión diferente?
 
Ah sí, hasta Shaina y Marín habían acabado ahí, en Acuario, junto con Saori, Kanon, Aldebarán, Dhoko, Shun y desde luego, Kiki.
 
Kiki: Bueno, sí lo es, pero existe de alguna forma en nuestro mundo... Es decir, que más bien es un paso dimensional entre dos lugares de este planeta...
 
Saori: ¿Es peligroso?
 
Kiki: (movimiento negativo) No lo sé... aunque despierta de este una energía bastante peculiar... agresiva...
 
Saori: Ya veo...
 
La muchacha bajó la mirada, estaba muy preocupada (°-^ pos sí ¿verdad?). ¿Qué haría ahora?... porque como bien se lo había comentado Aldebarán, aquello podría ser una trampa...
 
Shaina: (asomándose al agujero) Pues entonces entraré...
 
Todos: ¡!
 
Shaina: (viendo a Kiki) Dices que debe tener un final ¿o no?... (viendo a los demás) No podemos dejar a Seiya y los otros ahí sin saber si están bien o...
 
Kiki: ¡Oye pero no es tan fácil! ¡¿qué piensas que harás una vez ahí dentro?! Tal vez no se pueda volver a salir... Y ni modo de atarte una cuerda a la cintura para que luego te jalemos de regreso... ¡puede tener una profundidad inimaginable!
 
Marín: Kiki tiene razón Shaina... si entras, no tendría mucho sentido, a menos que tengas un verdadero plan.
 
Shun: ¿Y entonces qué haremos?
 
Aldebarán: (encogido de hombros) Nada más podemos esperar...
 
Dhoko: No, no esperaremos, haremos lo que Shaina ha dicho.
 
Todos: (viendo a Dhoko) ¡¡¿Qué?!!
 
Kiki: ¡Pero maestro...
 
Dhoko: Desde luego, quienes saltarán, seremos nosotros tres y Kiki.
 
Y Dhoko volteó a ver a Shun y Aldebarán.
 
Aldebarán: uhm... ¿Y por qué nosotros?
 
Dhoko: Porque... tenemos armaduras...
 
Aldebarán y Shun casi se caen al suelo por aquella tontería... El pobre hombre empezaba a tener atrofias seniles.
 
Marín: (seria) Maestro, nosotras, Shaina y yo, también tenemos armaduras... ¿entonces por qué saltarían sólo ustedes?
 
Dhoko: Porque ustedes se quedarán aquí para proteger a Atena... junto con Kanon.
 
Todos: ...
 
Shun: ¿Y de qué forma seremos útiles ahí abajo?
 
Dhoko: Ahí es donde entra Kiki; sus poderes telequinéticos y de teletransportación nos pueden ser de utilidad.
 
Kiki: ¿En serio?
 
Dhoko: confíen en mi...
 
Y sin decir más, esperar a ver si su diosa le daba permiso o preguntar a sus compañeros si estaban de acuerdo, Dhoko se acercó al agujero para luego dejarse caer así nomás (que yo creo que iba a caer de cabezota porque el peso de su sombrero pues yo creo que le gana al de su proporcionalmente pequeño cuerpo).
 
Todos: ...
 
Marín: (viendo a Aldebarán y a Shun) ¿Y bien? ¿Piensan acompañarlo?
 
Shun y Aldebarán: (volteando a ver a Marín) ¿Eh?
 
Kiki: Que valiente es el viejo maestro...
 
Saori: ¡Pero eso es demasiado peligroso, no sabemos de qué se trate!
 
Shaina: ¡Yo quiero ir!
 
Marín: No, tú no puedes.
 
Kanon: (a sus compañeros) ¿Van a ir o no?
 
Shun: ¡Pero ni traigo mi armadura!
 
Aldebarán: Y si me tiro horita ¿no apachurraré a Dhoko?
 
Saori: Deberíamos alejarnos...
 
Shaina: ¡No quiero quedarme aquí de niñera!
 
Shun: (emocionado) Es verdad, sería la primera vez que no me dejarían a mi de niñera de Saori ¡Me han tomado en cuenta!
 
Saori: ¿Eh?
 
Kiki: Bueno, pero si voy, creo que necesito llevarme la armadura del viejo maestro, porque ni la traía cuando se dejó caer...
 
El niño desapareció.
 
Aldebarán: ¡Geronimooooooooooooooooooo!
 
Kanon: ¡Espera Aldebarán, que no llevas tu armadura!
 
Shun: Si quieres yo se la llevo...
 
Kanon: ¿Y la tuya dónde está?
 
Shun: En mi casa...
 
Kanon: .........................
 
Kiki volvió a aparecer con la armadura de Libra.
 
Kiki: ¡Vámonos!
 
Shun: (viendo a Kiki) ¡Oh es cierto!, Kiki ¿no podrías traerte también mi armadura y la de Aldebarán, quien ya se lanzo?
 
Kiki: (encogido de hombros) Sí, claro.
 
Volvió a desaparecer.
 
Shaina: ¡De veras quiero ir!
 
Marín: Ya no fastidies.
 
Kanon: (asomándose por el agujero) Me pregunto ¿qué habrá abajo?
 
Kiki volvió a aparecer con las otras dos armaduras y de paso le dio un empujoncito al pobre Kanon que se fue hasta el fondo.
 
Saori: ¡Por Zeus, Kanon!
 
Shun: (encogido de hombros) Bueno, no se preocupen, ya lo encontraremos en el camino.
 
Acto seguido, Shun se lanzó.
 
Kiki: Nos vemos....
 
Y ahora Kiki también.
 
Todas:...
 
Y mientras estos siguen haciéndose bolas (hablaban todos al mismo tiempo, hasta yo me perdí...), veamos qué ha sucedido con Milo y Shura que ya llevan su tiempo desaparecidos...
 
Bueno, en realidad nada más con Milo, porque al parecer, ambos se habían separado de forma misteriosa (pues ni tanto) al caer en aquel abismo...
 
“Joven ¿se encuentra usted bien?”
 
Igual que Seiya, antes, Milo escuchaba una voz ahora... y sentía exactamente lo mismo que el santo de Pegaso... frío. Abrió al fin y al cabo los ojos...
 
Ilítia: ¡Ah que gusto! Dígame ¿cómo se encuentra?
 
Síp, la joven diosa, a quien habían mandado también a este misterioso laberinto por ir en contra de su hermana, había encontrado a Milo tumbado en el suelo, mientras trataba de encontrar una salida. Así fue, como permaneció a su lado mientras esperaba a ver si éste cuate regresaba en si.
Milo se sentó de golpe y tomó las manos de la chica en las suyas.
 
Milo: (Bien galán, éste no pierde el estilo) Ni aunque estuviera yo en el paraíso podría estar mejor.
 
Ilítia: (Bien inocente, esta tampoco pierde el estilo) ¿Eh?...
 
Milo: Er... ¿acaso no te acuerdas de mi?
 
Ilítia: ...
 
Milo: ¿me has olvidado tan pronto?
 
Ilítia: Pues... ¡Ah claro! Es usted ese joven simpático que acompañaba a Ayoros en el mercado...
 
Milo: (mirada ensombrecida) ¿Te acuerdas de Ayoros pero no de mi?
 
Ilítia: (pensando) ¿Miguel verdad?
 
Milo: No.
 
Ilítia: ¿Mijares?
 
Milo: Tampoco - mi nombre ni siquiera suena a eso-
 
Ilítia: ¿Pero sí era con “m” verdad?
 
Milo: A-ja
 
Ilítia: ... ¡Milo!
 
El muchacho la abrazó de súbito mientras le salían hasta lágrimas de los ojos por la alegría que le causaba el por fin poder tener un lugar en la mente de esta linda chica (pobre chico).
 
Ilítia: (sonrojada) Oh por Zeus... ¿eh dicho algo que le cause tanta felicidad?
 
Milo: (viéndola) Es que mi nombre en sus labios suena como la miel más dulce...
 
Ilítia: (curiosa) ¿Y a qué suena eso?
 
 
Bueno , como estoy viendo que no vamos a llegar a ningún lado con estos dos (hacía falta tanta cursilería en esta historia ¿no? °-^ ), mejor vemos qué ha pasado con Shura:
 
Shura: ¡¡Que coñ...
 
Por favor espera un momento... gracias.
 
Hyoga: No tienes que estar gritando Shura, es molesto...
 
Shura: ¡¡Pues es que esto es una verdadera mierd....
 
Disculpa, fallas de origen.
 
A juzgar por lo anterior, los dos desaparecidos que faltaban... pues andaban juntos (¬_¬ no lo mal interpretes). Shura y Hioga (que aún queda por ver quién encontró primero a cuál), andaban caminando por aquel extraño laberinto, buscando, o una de dos: A sus compañeros que, estaban seguros, deberían estar también por ahí cerca (ja), o una salida (lo que casi todo mundo hace en situaciones como esta).
Sin embargo, para los nervios de Shura, aquel laberinto siempre igual y de vista monótona, empezaba a ser algo francamente fastidioso y le hacía creer que ya no había forma alguna de salir de ahí; así que moriría, en aquella oscuridad, a lado de alguien a quien ni tomaba en cuenta para sus pláticas, y sin haber amado (ja ja ja, que jocoso se escuchó esto)...
 
Shura: (deteniéndose) ¡SE ACABÓ! ¡Lo mejor será quitarme la vida!
 
Hyoga: (sin hacerle mucho caso) Has lo que quieras...
 
Hyoga continúo caminando sin siquiera devolverle una mirada a Shura que lo veía como niño malcriado al que acababan de ignorar.
 
Shura: (voz baja) chispas, se parece tanto a Camus... (pensando) ¿no será él su verdadero padre?... (entrecerrando los ojos) Porque yo no me trago el cuento de sus 99 medios hermanos...
 
Hyoga: (volteando a ver a Shura) ¿Dijiste algo?
 
Shura: (malvado) n_n ¡Que te pareces tanto a tu padre...!
 
Hyoga: Tú ni lo conociste.
 
Shura: ¬_¬ Vale, vale... sigamos pues.
 
A final de cuentas, Shura alcanzó a Hyoga y los dos continuaron caminando lado a lado... hasta que, justo al momento siguiente, una “luz” apareció sobre sus cabezas. Enajenados, los dos muchachos se voltearon para ver de qué se trataba aquel mágico momento (cursi)... Y cuando ya hasta habían dejado sus mentes en blanco por la sorpresa tan sorpresivamente sorprendente... ¡Ahí apareció Aldebarán, cayendo a gran velocidad sobre ellos!
 
¡PLUACK!
 
Shura: (aplastado) Ugh... yo no quería morir así, sino por mi propio puño.
 
El santo de Capricornio se desplomó.
 
Hyoga: (igualmente aplastado) Ay, ya sé lo que ha de haber sentido mi maestro... o no sentido, no siento mi espalda...
 
Hyoga también se desmayó... y como era de esperarse, Aldebarán no venía muy consciente que digamos, así que acabaron ahí los tres tendidos un rato...