Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Simplemente... ¿amigos? ❯ Capítulo 25 ( Chapter 25 )

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Simplemente… ¿amigos?
Por Daulaci Serv
 
Con los personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
 
 
CAPITULO 25
 
 
Despertó poco a poco sintiendo una paz infinita. Todavía no abría los ojos pero sonreía. Aún no amanecía, la claridad empezaba a filtrarse por la ventana.
 
Con los ojos cerrados y la sonrisa en los labios se deleito con el contacto del cálido y frágil cuerpo que estaba a su lado.
 
-Eriol -la escuchó murmurar con cierta urgencia mientras su cuerpo se agitaba-. Eriol -repitió con más fuerza.
 
Él se incorporó rápidamente y apoyado en un codo se dio cuenta que ella aún dormía. Con cuidado la rodeó con sus brazos y la hizo apoyar la cabeza en su hombro.
 
-Tranquila, estoy aquí contigo -le murmuró al oído-. No dejaré que nada malo te pase. Yo cuidare de ti, princesa.
 
No pasó mucho tiempo antes de que la escuchara suspirar, ella aún en sueños lo rodeó con un brazo y acomodó mejor su cabeza en el hombro masculino.
 
Eriol sonrió tranquilo y orgulloso por ser capaz de calmarla así, también de lo bien que encajaban abrazados. Besó su cabeza y peinó su cabello con las manos y pensó en lo sucedido el día anterior.
 
No volvería a dejarse llevar por los celos. Tampoco volvería a ver a Kaho, eso era seguro. Pero sobre todo no dejaría que alguien, quien fuera volviera a lastimar a Tomoyo.
 
Sin darse cuenta, abrazó a la chica un poco más pegándola a su cuerpo desnudo, tembló de miedo y furia al recordar el relato de Tomoyo. Se encargaría de hacerle pagar a Nagano, de un modo u otro. Investigaría sobre él y le daría donde más pudiera dolerle. Se arrepentiría del daño que le había hecho a una joven tan dulce e inocente y no le quedarían ganas de volver a hacer lo mismo a ninguna otra.
 
-¿Eriol? -murmuró Tomoyo levantando la cara para mirarlo-. ¿Pasa algo?
 
-No, no -negó él besando su frente-. ¿Qué iba a pasar?
 
-Te sentí tenso, creo que eso me despertó -bostezó levemente y después alargó el brazo para tocar su rostro con los dedos.
 
-Lo siento, no era mi intención -besó sus dedos uno a uno, después atrajo su cabeza para besarla en los labios.
 
Tomoyo suspiró justo antes de que sus labios se unieran y se estiró mimosa para rodear su cuello con los brazos. Sin pudor se colocó sobre él para sentir la longitud de su cuerpo, su piel caliente, hacerle sentir lo bien que estaba ella a su lado.
 
Eriol le había enseñado lo que era el amor. Había sido tierno y gentil a cada paso. La elevó a las alturas y la sostuvo con su seguridad y fuerza. Al final sintiendo el peso de su cuerpo lo abrazó y descubrió que jamás podría amar a nadie como lo amaba a él.
 
Eriol se giró para quedar encima sin dejar de besarla. Exploró sus labios lentamente reconociendo su sabor. Ella los abrió dándole la bienvenida, sus lenguas bailaron al mismo ritmo, de la misma forma que lo hiciera mientras hacían el amor.
 
-No te arrepientas -le había dicho él entonces con la cabeza oculta en su cuello.
 
-No, nunca -respondió ella feliz-. Nunca, nunca me arrepentiré.
 
Después de eso él la había besado y se había retirado para ocuparse del preservativo y después de ella borrando con cuidado los rastros de su virginidad. Al terminar se acostó a su lado y se abrazaron, ella se quedó dormida de inmediato.
 
Tomoyo se despertó sintiendo su protección y fuerza, pero también algo más que él no quiso revelar y ahora la besaba haciéndola olvidarse de todo.
 
-Tomoyo -murmuró él sin respiración-. Tenemos que parar.
 
-No -gimió ella aferrándose a él y trato de besarlo pero él se negaba.
 
-Princesa, es demasiado pronto para ti -ella negó a pesar de no comprender-. Te sentirás adolorida.
 
-No -mintió ella pero él sabía que lo hacía y sonrió levantando una ceja-. Si, un poco -admitió con tristeza.
 
-Eres preciosa -dijo dándole un beso rápido-. Esperaremos.
 
-Está bien -aceptó ella y se acomodó entre sus brazos.
 
-Vuelve a dormir -le sugirió. Al poco rato ya oía su respiración tranquila.
 
Eriol pensó que no podría dormir pero al poco rato se encontró soñando con la princesa en sus brazos.
 
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Unos golpes a la puerta los despertaron.
 
-Joven Eriol, joven Eriol, ¿está ahí? -susurraba con urgencia desde afuera el señor Tarisume.
 
-Si, señor Tarisume, aquí estoy -respondió soñoliento mientras que Tomoyo aun en sus brazos se sonrojaba.
 
-Mi esposa está en la casa -dijo Tarisume.
 
-¡La señora Seri! -exclamaron los dos incorporándose en la cama.
 
-Le expliqué que la señorita Tomoyo está aquí y le esta preparando el desayuno. Me ha mandado a despertarlo a usted, ella subirá para despertar a la señorita.
 
-Demonios -tembló Eriol dando un salto fuera de la cama y buscó sus pantalones-. En un momento salgo.
 
Tomoyo se cubrió con la sábana pensando que reiría si no fuera por lo incómodo de la situación.
 
-¿Crees que la señora Seri se enojará conmigo? -preguntó preocupada.
 
-No, contigo no, pero a mi me gritará hasta dejarme sordo -dijo al tiempo que se ponía el suéter y buscaba sus lentes.
 
-Tú no te aprovechaste, yo quería -susurró alcanzándole sus lentes.
 
-Lo sé -sonrió él inclinándose sobre la cama hasta tener su rostro a la misma altura-. Pero ella no lo verá así. Está tarde iremos a visitar a mi abuela y le diremos la noticia. Ahora eres mi novia.
 
-Si -sonrió ella feliz.
 
-Te amo.
 
-Y yo a ti.
 
La besó profundamente y gimió con pesar pues le costaba mucho trabajo separarse de ella.
 
-Te amo -repitió antes de correr a la puerta.
 
Tomoyo se quedó inmóvil hasta que lo vio cerrar la puerta, se tocó los labios y sonrió emocionada. Por fin se decidió a levantarse. Se sintió un poco adolorida pero más feliz que nunca. Buscó por el suelo la bata que le habían prestado, cuando la encontró corrió al baño para darse un baño rápido.
 
Hizo lo posible por apresurarse, no quería que la señora Seri se molestara en subir. Aunque también esperaba que alguien pudiera prestarle algo de ropa, pues no quería volver a ponerse el vestido de la noche anterior. No quería nada que le recordase lo sucedido.
 
Decidida a no deprimirse se concentró en recordar cada detalle de la noche en brazos de Eriol, sus besos, sus manos, sus caricias. Recordó el pequeño dolor que sintió, pero no fue nada comparado con las sensaciones que le siguieron.
 
Se secó con la toalla y se puso el camisón, para después mirarse al espejo. Se sentía diferente, feliz pero diferente. ¿Se le notaría? Se preguntó sonrojada y salió del baño para descubrir que la señora Seri ya estaba ahí recogiendo la cama.
 
-Buenos días señora Seri -saludó ella radiante.
 
La señora Seri iba a responderle alegre pero al retirar las sábanas se quedó muda e inmóvil, con la mirada fija en la mancha que había en la cama.
 
Tomoyo curiosa se acercó a ver que pasaba y se llevó una mano a la boca para contener una exclamación al descubrir lo que veía la mujer. Sus miradas se encontraron y ella se sonrojó profundamente.
 
-Yo… yo… yo… -tartamudeó la joven tratando de explicarse, aunque no quería mentirle a la señora Seri.
 
-¡Voy a colgarlo de las orejas! -exclamó Seri furiosa al tiempo que arrojaba las sabanas a un lado y se dio la vuelta para caminar con decisión a la puerta-. ¡Pero antes le diré unas cuantas cosas a ese ingrato!
 
-Señora Seri, no -suplicó Tomoyo corriendo hacia ella-. Por favor, señora Seri, no le diga nada a Eriol.
 
-¿Cómo no le voy a decir nada? Se aprovechó de ti y aprovechó que ni mi señora ni yo estábamos en la casa.
 
-No señora Seri, no fue así -negó ella poniéndose contra la puerta-. Por favor, deje que le explique.
 
-¿Qué me expliques, qué? ¿Porque ese muchacho no pudo comportarse?
 
-Señora Seri… -suplicó compungida.
 
-¡No! Puedo entender que se involucre con mujeres como Kaho Mizuki, que hombre con sangre en las venas podría negarse cuando una mujer así regala sus favores -y tomó aire-. Pero que se aproveche de una señorita… ¡Es imperdonable!
 
-Señora Seri, él no se aprovechó… yo también quería.
 
-¡Tomoyo!
 
-Por favor, deje que le explique.
 
-Nada de lo que digas podrá convencerme. ¡Se aprovechó de nuestra ausencia! ¿Qué otra explicación hay? ¡Y nosotras que estábamos tan orgullosas de la educación que le hemos dado! -gime compungida y furiosa.
 
-Y siempre deben de estarlo. Pero deje que le explique, por favor.
 
Tomoyo la tomó de la mano y la llevó hasta la pequeña mesita donde descansaba la bandeja de desayuno que Seri había llevado. Ahí se sentaron en unas sillas y la joven comenzó a relatarle lo ocurrido el día anterior. Desde el concurso, la escultura desnuda, el premio de Nagano, el beso que este le diera, la partida de Eriol con Kaho y lo sucedido en casa del escultor.
 
Hizo una pausa antes de continuar pues se dio cuenta que la señora Seri la miraba horrorizada y con lágrimas en los ojos.
 
-Eriol no debió dejarte ahí con ese infeliz.
 
-Señora Seri -dijo Tomoyo tomando sus manos-. Lo hecho, hecho está. Eriol ya se siente bastante mal, no quiero que se sienta peor. En todo caso yo no debí ir con Nagano a su fiesta.
 
-Pero…
 
-Nada malo pasó -insistió la joven cerrando los ojos-. Nada malo pasó.
 
Seri conmovida se inclinó hacia ella y la abrazó, así estuvieron largo rato hasta que Tomoyo continuó con su relato.
 
-Me pidió que fuera su novia -decía al final sonriendo-. Y yo dije que si y después… No pude, no pudimos detenernos, él me ama señora Seri y yo lo amo tanto.
 
-Pero Tomoyo…
 
-Lo sé, señora Seri, se lo que dirá. Debimos esperar pero… no pudimos. Fuimos cuidadosos, bueno Eriol fue cuidadoso, yo no pensé en nada más. Señora Seri usted debe entendernos, por favor -suplicó apretando sus manos.
 
La señora Seri la observó y guardó silencio pensativa, volvió su mirada a la cama y después a la joven frente a ella.
 
-Entiendo -dijo al fin-. Aunque no lo apruebo. Ese jovencito debió esperar.
 
-Lo hicimos los dos señora Seri, no lo olvide. Aunque no quiero que esté enojada conmigo.
 
-No, no me enojaré contigo -aseguró la mujer tomando su rostro entre las manos.
 
-Tampoco con Eriol.
 
-Eso es más difícil, pero está bien. Tampoco me enojaré con él.
 
-Gracias señora Seri. ¿Le dirá lo que pasó a Anessa-sama?
 
-No lo sé, tal vez. Pero no ahora, más adelante.
 
-Está bien -aceptó Tomoyo sabiendo que no podía pedirle más.
 
-Ahora voy a llevarme las sábanas, no quiero que nadie más las vea.
 
-Gracias señora Seri -dijo abrazándola-. Por todo, gracias.
 
-Sabes que te quiero mucho.
 
-¿Si? -preguntó levantando los ojos a ella.
 
-No lo dudes.
 
-Yo también la quiero.
 
-Bien, bien -dijo Seri palmeando su espalda y conteniendo las lágrimas-. Desayuna mientras me ocupo de esto, después te traeré tu ropa.
 
-Señora Seri, respecto a eso. ¿Podría conseguirme otra ropa? No quiero volver a ponerme ese vestido.
 
-Comprendo. Yo me encargaré, no te preocupes.
 
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En el concurrido pasillo del hospital la pareja camina en calma y tomados de la mano mientras la joven va sosteniendo en su otro brazo un enorme ramo de flores. Cuando el hombre a su lado toca a la puerta un par de veces no espera respuesta para ingresar dándole paso a ella misma mientras escucha la voz de la anciana saludarles.
 
-¡Que gusto que hayan venido! -saluda Anessa-sama recibiéndoles con una tenue sonrisa y mirándoles a los ojos. Mientras la enfermera retira los restos del desayuno. Eriol se aproxima a su abuela besándole la mejilla mientras ella le aprieta la mano diciéndole. - ¿Seri mandó algo contigo?
 
-¿Algo, abuela? -pregunta mientras Tomoyo saluda la anciana también con un beso en la mejilla. Anessa espera a que la enfermera se retire con la bandeja para decir. - Si, comida… ya no soporto la comida del hospital.
 
Eriol sonríe sutilmente ante la solicitud sonando infantil departe de su abuela.
 
-Lo siento. Pero no ha mandado nada con nosotros. Tal vez traerá algo cuando te visite.
 
-Creo que debe de comer lo que le sirven aquí -opina la joven con una sonrisa gentil mientras rellena un florero cerca de la cama de la anciana con flores frescas reemplazando las que estaban algo mareadas-. Es el mejor hospital del país…
 
-Tienes razón pero no es el mejor hospital en asuntos de comida -suspira con melancolía-. Extraño el sazón de Seri -observando las flores un instante sonríe para decir-. Esas son del jardín.
 
-Así es -responde Eriol-. Fue idea de Tomoyo ¿Te gusta?
 
-Me encanta… gracias, querida -responde complacida observando la mirada de la joven. La estudia un instante y luego observa a su nieto con una mirada curiosa. El silencio cae en la habitación y nadie hace nada por eliminarlo mientras Tomoyo se sienta a su lado-. ¿Cómo estuvo el concurso?
 
Tomoyo no le responde y observa a Eriol a su lado mientras un sonrojo adorna a la jovencita a lo que Eriol responde por ella:
 
-Es una historia larga… -Anessa se perturba un segundo ante el silencio de Tomoyo y la respuesta de su nieto a lo que el británico agrega-. Estuvo interesante…
 
-¿Interesante?
 
Eriol comenta a su manera que Etsuya gano el concurso con la escultura de Tomoyo y le adelanto las características que al final salió sorpresivamente del artista tomándose la libertad de artista y Anessa noto el descontento de Eriol y la joven aunque parecía calmada si estaba un tanto incomoda con el asunto.
 
-¡Es una atrocidad! -replica Anessa visiblemente molesta-, él debió advertirte que haría esto… debió de contar con tu aprobación querida.
 
-Así es. Pero me hizo firmar un contrato antes de comenzar… ahí aclara que podía tener libertad… pero no me imaginaba que se tomaría tantas.
 
-Ninguno imaginó eso -insiste Eriol tomando su mano con ternura un instante-. Pero sabemos que ya eso no volverá a pasar.
 
-¿En serio? -pregunta Anessa muy curiosa viendo que Eriol aun mantiene su mano con la de la chica. El muchacho asiente y ella sonríe para añadir-. ¿Y cómo será eso?
 
-Tomoyo ya no posara para Etsuya -responde Eriol al tiempo que Tomoyo asiente.
 
-Me alegro mucho. En verdad no creo que sea una persona fiable luego de hacer eso contigo querida -dice aliviada-. Estamos aquí para apoyarte en lo que sea… no lo dudes.
 
-No lo hago… -ahí observando al joven y luego a la anciana y se sonroja.
 
-¿Hay algo más que deba de saber?
 
-Si abuela. -dice Eriol tosiendo y notándose algo nervioso-. No sabemos cómo lo tomaras…
 
-¿Tomar? ¿Qué cosa querido?
 
-Es que… -dice Tomoyo nerviosa y mira nuevamente a Eriol-. Ehhhh…
 
-Tomoyo y yo… -interviene Eriol-. Somos novios. -Anessa -sama los observa un instante y sonríe.
 
-¡Es fantástico! ¡Qué maravillosa noticia!
 
-¿En serio no le molesta?
-¡Querida! ¡Claro que no! Nada me puede dar más alegría… ¡Qué emoción! ¿Cuándo ha pasado esto que no me han dicho nada?
 
-Apenas anoche -responde Eriol y mira a Tomoyo con complicidad a lo que ella se sonroja sutilmente.
 
Anessa los observa a ambos teniendo la impresión de que hay algo más tras sus miradas cómplices y nerviosas sonrisas.
 
-Pues nada más me da más alegría… vaya que te habías tomado tu tiempo muchacho -dice a modo de reprimenda a su nieto sonrojándolo-. ¡Tarde o temprano tenias que darte cuenta!
 
-¿A poco lo sabías, abuela?
 
-Desde la primera vez que los vi juntos -afirma Anessa sorprendiendo a su nieto-. Pero en eso te pareces mucho a tu padre, él no se dio cuenta que estaba enamorado de tu madre hasta que la vio en una gala en la Opera de Londres acompañada de Lord Stevens.
 
-¿En serio abuela? -pregunta divertido ante aquella anécdota.
 
-Claro que sí. Cuando la vio entrar de la mano de Lord Stevens fue que se dio cuenta lo mucho que significaba ella para él. Siempre vivían peleando….incluso desde niños y los esfuerzos de sus padres y nosotros no valían nada… siempre vivían discutiendo incluso en el colegio. Luego cuando ambos asistieron a la universidad se odiaban. Mucho tenía que ver que tu padre siempre tenía una actitud desenfadada como tú y rara vez podíamos decir que pensaba… - sonrojando a su nieto pues es su misma personalidad-. Pero al final, le gano la partida a Lord Stevens pero le tomo mucho tiempo a él para que tu madre confiara lo bastante para darle una oportunidad…
 
Tomoyo sonríe ante su anécdota. Eriol en verdad se parece mucho a su padre y podía imaginarse aquella misma situación pero se siente complacida que Anessa-sama no tuviera reparos o impedimentos para su relación con Eriol.
 
Y más aun, está muy segura de los sentimientos de Eriol por ella.
 
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Frustrado miró alrededor desde el interior de su auto, esperando a que apareciera el sujeto. Touya se esforzaba por disimular su impaciencia. Esa mañana muy temprano había recibido el mensaje con instrucciones precisas de esperar a Kaiganase en el estacionamiento de un conocido centro comercial, aunque a esa hora no había prácticamente nadie en el lugar, alcanzaba a ver a algunos empleados que llegaban.
 
De no ser por lo serio de la situación se reiría por lo sucedido, parecía sacado de una película de suspenso y a él nunca le agradó el papel del protagonista.
 
Aunque debía admitir que la que si le agradaba era la protagonista. Nakuru Akizuki era todo un misterio. Tan seria, eficiente y formal, pero algo le decía que había algo más escondido detrás de esa fría fachada y a él le encantaría descubrir el qué.
 
Hasta ahora solo había percibido su resistencia y algo parecido al miedo. También sabía sin temor a equivocarse que no le era indiferente. Ella no había podido ocultarlo, parecía adivinar el momento en que él aparecía en la oficina cada mañana y a pesar de su tensión lo buscaba con la mirada y cuando por fin lo encontraba la electricidad empezaba a fluir entre ellos.
 
Touya volvió a observar alrededor sin notar la más mínima seña de movimiento. Después volvió sus pensamientos a Nakuru, a la primera vez que la vio, la ropa que usaba, la forma en que llevaba peinado su cabello y el cosquilleo inmediato en sus dedos que deseaban soltar los apretados moños para poder peinar su cabello con los dedos.
 
Era la primera vez que se sentía tan genuinamente atraído por una mujer. La primera vez que deseaba conocerla a profundidad antes de meterse en su cama y perderse en ella. Y sobre todo la primera vez que se sentía tan posesivo y protector con una mujer que no fuera su hermana.
 
Cuando Eriol Hiraguizawa había solicitado su ayuda y le había explicado su plan, supo que era una oportunidad perfecta para conseguir un puesto en Industrias Hiraguizawa, pero también notó lo riesgoso del asunto y que este involucraría también a la preciosa asistente, una oportunidad perfecta para conocerla pero también para asegurarse que ella estuviera a salvo.
 
Volvió a concentrar su atención en su entorno y de inmediato escuchó al auto acercarse, lo vio por el espejo retrovisor y al momento se estacionó justo al lado del suyo, de inmediato reconoció a Kaiganase y los dos bajaron de sus respectivos autos al mismo tiempo.
 
-Kinomoto -saludó Kaiganase a lo que Touya simplemente asintió sorprendiendo al hombre con su frialdad.
 
Había estado observando a Kinomoto desde que llegara a la empresa. Parecía ser un hombre frió, reservado y ambicioso, pero sobre todo parecía muy interesada en Nakuru Akizuki y esta le corresponde.
 
Kaiganase no pudo evitar una ligera mueca de disgusto, llevaba meses trabajando a Akizuki sin resultado y ese hombre llegaba y de inmediato captaba su interés y el de su jefe.
 
Touya se mantuvo en silencio consciente de estar siendo evaluado, pero no quería desperdiciar su tiempo con un tipo como ese.
 
-¿Qué es lo que estamos haciendo aquí Kaiganase? -preguntó con rudeza-. Porque si solo vas a mirarme eso igual podía hacerlo en horario de oficina.
 
-Directo al grano ¿eh? -masculló el hombre ligeramente incómodo.
 
-¿No es mejor así? ¿Qué quieres?
 
-¿Qué tan interesado estás en tu futuro?
 
-¿Mi futuro? No lo sé -respondió evasivo-. Estoy demasiado ocupado con mi presente.
 
-¿Y qué hay de tu posición en Industrias Hiraguizawa?
 
-Me agrada trabajar ahí.
 
-¿Por qué?
 
-La paga es buena y la compañía inmejorable.
 
-Por supuesto -concedió él con una mueca-. ¿Y si te ofreciera mejorar la paga?
 
-¿Y la compañía no? -preguntó con burla.
 
-No encontraras nada que Akizuki en la empresa, es un artículo de primera calidad, ¿no crees? Aunque eso ya debes saberlo.
 
A Touya no le gusto el comentario pero se mantuvo sereno y en silencio.
 
-Bueno, ¿te interesa o no? -preguntó Kaiganase impaciente.
 
-Depende de lo que tenga que hacer para mejorar mi salario y por supuesto de la cantidad -respondió con sequedad.
 
Kaiganase dijo una cifra a lo que Touya respondió con un silbido de sorpresa.
 
-Eso es mucho dinero, ¿a quién hay que matar?
 
-A nadie -se apresuró a responder nervioso-. No se trata de eso. Solo queremos información.
 
-¿Queremos? ¿Quiénes?
 
-¡Yo! Yo quiero información -corrigió.
 
-¿Qué clase de información?
 
-Toda la que puedas conseguir de la oficina de Hiraguizawa, todos los movimientos que conciernen a la empresa. En que invierte, con quien habla. Sabemos… sé, yo sé que se ha reunido con gente importante que había renunciado a la empresa hace un par de años. Quiero saber que planea
 
-Comprendo. ¿Y cómo se supone que voy a conseguir esa información? Llevo poco tiempo trabajando para Hiraguizawa.
 
-Pero estás muy cerca de Akizuki. Ella te gusta -aseguró sin dudarlo-. Y se que no le eres indiferente.
 
-¿Y?
 
-Sedúcela, consigue las claves de su computadora, registra su casa. Ella ha sido la mano derecha de Hiraguizawa desde hace años, sabrá todo lo que necesito saber.
 
-¿Y entonces qué? Te doy la información y descubrirán que fui yo quien la consiguió. ¿Qué pasará conmigo?
 
-Tendrás mucho dinero como para preocuparte por eso.
 
-No es suficiente, quiero un puesto seguro en la empresa.
 
-No puedes… además no puedo darte eso.
 
Touya lo miró fijamente antes de hablar.
 
-Yo creo que sí.
 
-Veré que puedo hacer al respecto, pero no puedo prometer nada.
 
-Tendrá que hacerlo si quieres que trabaje para… ti.
 
-Veremos.
 
-Y quiero la mitad del dinero mañana.
 
-¡Imposible!
 
-Nada es imposible. Pero podría ser pasado mañana o la próxima semana si así lo quieres y solo entonces empezaré a buscar información.
 
-Bastardo -murmuró Kaiganase entre dientes.
 
-Cuida tu lenguaje, no me gustan los insultos.
 
-Muy bien, veré que puedo hacer.
 
-Una cosa más -lo detuvo Touya-. Como haga para conseguir la información es cosa mía. ¿Está claro?
 
-Pero…
 
-Lo que haga con Akizuki es cosa mía -insiste con firmeza y antes de que Kaiganase sospechara agregó-. No necesito que nadie me diga como seducir a una mujer, y menos tú.
 
-Como quieras, pero déjame advertirte que estaremos vigilando tus pasos. Ya sabemos que vives con tu padre y hermana y…
 
Touya no lo dejó terminar en un segundo lo agarró de las solapas de su saco y lo empujó contra el auto.
 
-No me gusta que me amenacen -explicó entre dientes-. Puedes decirle a tu jefe que se ande con cuidado conmigo.
 
-¿Mi jefe? N-no sé de que hablas -lanzó un quejido cuando Touya volvió a golpearlo contra el auto.
 
-Llevaré poco tiempo en la empresa pero no soy sordo ni estúpido. Se como están las cosas entre tú jefe y el mío. Y tengo una ligera idea de la información que ustedes, perdón -corrigió con sarcasmo-. Que tú necesitas -volvió a empujarlo contra el auto-. No me amenaces y aléjate de mi familia. ¿Entendido?
 
-Si -respondió el hombre con dificultad.
 
Touya no apartó la mirada de sus ojos hasta que lo soltó y se dirigió a su auto. Kaiganase se limitó a verlo partir.
 
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Sakura bajó del auto y corriendo tanto como sus zapatos de tacón alto se lo permitieron llegó lo más rápido que pudo hasta la puerta de “Eventos Dragón” y traspaso el umbral, sin pensarlo dos veces se dirigió a la oficina principal y sin tocar abrió la puerta de golpe.
 
-No lo podía creer cuando Kahu me avisó -exclamó en tono de censura-. Pero aun menos lo puedo creer ahora que te veo-. ¿Qué haces aquí?
 
-Aquí trabajo -replicó Fuutie pálida como el papel-. Es mi negocio y es mi deber manejarlo.
 
-Eso es algo que siempre he admirado de ti, tu sentido del deber, pero ¿no te parece que estás exagerando?
 
-No -balbuceó Fuutie ahora de color verde y antes de que pudiera agregar algo más corrió al baño.
 
Sakura fue detrás de ella y le recogió el cabello para evitar que se ensuciara, cuando hubo terminado la ayudo a sentarse en el retrete y le limpio el rostro con una toalla húmeda.
 
-Deberías estar en tu casa - Fuutie negó levemente-. ¿Cómo es que Yue te dejó salir así?
 
-Tenía una junta en las afueras.
 
-Ahora entiendo.
 
-Solo vine a resolver unos asuntos.
 
-Pero si todo marcha perfectamente. El evento de este fin de semana está organizado, ya lo comprobé.
 
-Tú ya tienes bastante trabajo como para ocuparte de esto también.
 
-No es nada -aseguró Sakura ayudando a su jefa a llevar hasta el sillón de su oficina para que se recostara-. En serio Fuutie debes quedarte en casa al menos hasta que se te pasen las nauseas matutinas.
 
-¡Al fin has llegado! -suspiró Kahu con alivio mientras entraba a la oficina llevando una taza de té en las manos.
 
-Aquí está el chismoso traidor -murmuró Fuutie con los ojos cerrados.
 
-¡Fuutie! -exclamó Sakura tomando la taza de té.
 
-No te preocupes Sakura -aseguró Kahu-. A estado así desde que recibió la noticia, al parecer el mal humor es natural en las embarazadas.
 
Fuutie bufó provocando que sus empleados sonrieran.
 
-Voy por unas galletas, eso siempre la ayuda -Kahu guiñó el ojo antes de salir.
 
Sakura ayudó a Fuuite a acomodarse para poder tomar el té. La observó preocupada, aún se veía pálida.
 
Desde aquella tarde que habían ido a comer todos juntos vivían pendientes de ella. No solo eran las nauseas matutinas, sino los desmayos que a veces sufría.
 
-Estoy bien Sakura -aseguró Fuutie al notar su expresión-. El doctor dijo que las nauseas pasaran pronto.
 
-¿Y los mareos?
 
-Ya casi han desaparecido, solo necesitaba vitaminas y comer mejor. Lo que no entiendo es cómo esperan que me alimente mejor si me la paso vomitando.
 
-Por eso deberías estar en casa descansando.
 
Sakura aún no se recuperaba del susto que se llevó cuando al ir a buscar a Fuutie al baño del restaurante la encontrara sin sentido en el piso. Después de eso y con todo el ajetreo que se armó ya no había podido preguntar a Fuutie sobre el joven de la fiesta de disfraces, ella misma había estado demasiado ocupada como para pensar en eso.
 
-Solo necesito tiempo -dijo Fuutie sacándola de sus ensoñaciones-. Pronto estaré mejor y podré seguir trabajando con normalidad.
 
-Pero Fuutie…
 
-Muchas mujeres embarazadas trabajan y no digas nada más, con Yue, Shaoran y Meiling detrás de mí todo el tiempo ya tengo suficiente.
 
-Está bien -aceptó Sakura insegura al tiempo que Kahu volvía con un plato de galletas saladas.
 
Cuando Fuutie empezó a comérselas el color de su semblante mejoró. Los dos suspiraron aliviados.
 
-Ahora bien, quiero que entiendan algo -dijo Fuutie ya más recuperada-. No necesito que me cuiden como si fuera una inválida, solo que me ayuden un poco más -concedió con tranquilidad-. Pronto estaré bien.
 
-Como quieras -respondieron los dos al mismo tiempo.
 
-¿Tenemos fresas? -Preguntó Fuutie de repente-. ¿Y crema? ¿O miel?
 
-Tenemos todo eso -respondió Kahu conteniendo una sonrisa.
 
-¿Podrías…?
 
-En seguida te lo traigo, fresas con crema a la orden.
 
-Y…
 
-Y un chorrito de miel, si ya se. Es el antojo de las mañanas -murmuró a Sakura y volvió a salir.
 
-Ya te sientes mejor -afirmó Sakura tomando la taza vacía.
 
-Sí, ya estoy bien ¿ves? No es nada -hizo el intento de ponerse de pie pero no pudo-. Oh-oh -exclamó al sentir un ligero mareo.
 
-Será mejor que te quedes sentada hasta que hayas comido algo.
 
-Sí, creo que sí. ¿Podrías alcanzarme el frasco de vitaminas? Está en mi bolso.
 
-Con gusto.
 
-Yue se ha vuelto loco con todo esto -dijo Fuutie después de tomar sus vitaminas-. Quiere que este acostada todo el tiempo y ya está buscando una casa, en el departamento cabríamos perfectamente pero él quiere una casa con jardín para que el bebé pueda jugar -sonrió llevándose una mano al vientre todavía plano.
 
-Eres muy afortunada de tenerlo.
 
-Lo sé.
 
-Por eso deberías tomarte unos días, al menos hasta que pasen los mareos.
 
-Lo haré -prometió Fuutie-. Solo quería terminar algunas cosas.
 
-¿Cuáles?
 
-Estoy pensando pedir a Tomoyo que tome algunas fotos especiales que nos sirvan para publicidad, fotos con algunos momentos importantes en cada evento, claro con el permiso de nuestros clientes. También quiero fotos de la fiesta de disfraces, espero que ella tenga algunas por ahí guardadas.
 
-Seguramente sí.
 
-También llamé a una agencia de empleos para que nos manden a alguien para que nos ayude.
 
-Pero… ¿estás segura? ¿Realmente necesitamos a alguien más? Creí que Meiling te ayudaría unos días.
 
-Por favor, ¿Meiling? No tiene paciencia para esto -Sakura sonrió-. Debo admitir que tiene experiencia y no es tan mala organizando eventos. No por nada a ayudado a mi madre y a la suya en China con los eventos familiares pero no es lo mismo. Allá en China solo tiene que chasquear los dedos para hacer su voluntad, pero aquí no es igual.
 
-¡Sabía que te encontraría aquí! -acusó Meiling desde la puerta.
 
-Hablando del rey de Roma -murmuró Fuutie-. Pues sí, aquí estoy.
 
-Toma -dijo Meiling tendiéndole la copa de fresas con crema-. Kahu te envía esto. En cuanto lo vi con eso en las manos supe para quien era. ¿No te cansas de eso? -Preguntó con una mueca y se volvió a Sakura-. Las come todo el tiempo ¿sabías? No hay otra cosa en su refrigerador. Y miel, frascos y frascos de miel.
 
Fuutie se encogió de hombros y tomó la primera cucharada.
 
-A Yue no le importa -replicó caprichosa y volvió a tomar otra cucharada.
 
-Pues seguramente le importará cuando sepa que estas aquí.
 
-No te atrevas -exclamó señalándola con la cuchara-. No te atrevas a llamarlo.
 
-Ni falta que hace, cuando fui a tu casa a verte, ya había dos mensajes en la contestadora y eran de tu marido. No tardara mucho en llamar para acá.
 
-No importa, ya estoy aquí y no puede hacer nada.
 
-Como quieras, pero ¿qué es tan importante que tengas que venir a hacer aquí?
 
En ese momento escucharon el timbre, Kahu se apresuró a contestar, se oyeron voces y después de eso Kahu volvió aparecer.
 
-Hay un hombre allá afuera -susurró entusiasmado-. Dice que lo manda la agencia para una entrevista.
 
-Sí, lo estaba esperando -confirmó Fuutie-. Pásalo a la oficina de Sakura, en un segundo voy -Fuutie miró con tristeza su copa con fresas a medio terminar e hizo el intento de levantarse lentamente pero volvió a sentarse-. Creo que tomará más de un segundo.
 
-Por todos los cielos. Yo haré la entrevista -ofreció Meiling.
 
-¡Espera! -gritaron Sakura y Fuutie al mismo tiempo.
 
-No es necesario -dijo Fuutie serenamente-. Sakura hará la entrevista, ella está mejor enterada de lo que necesitamos -la joven asintió-. En mi escritorio hay un par de hojas con lo que pedí a la agencia y también un pequeño cuestionario que ya tenía preparado. Cuando termines estaré lista para entrevistarlo yo, si es que crees que merece la pena, claro.
 
-Muy bien -dijo Sakura y tomó los papeles para después salir por la puerta.
 
-Eso pude hacerlo yo -aseguró Meiling ofendida
 
-Lo sé, pero quiero hablar contigo -replicó Fuutie volviendo a acomodarse en el sofá y tomando otra cucharada de fresas.
 
-¿Sobre qué? -preguntó su prima a la defensiva.
 
-Siéntate -a regañadientes Meiling obedeció-. Aún no hemos tenido oportunidad de platicar.
 
-Hemos platicado montones de veces.
 
-Pero no sobre lo que a mí me interesa saber y tú sabes sobre que, siempre me cambias el tema.
 
-No entiendo.
 
-Claro que sí. ¿Qué haces aquí? ¿Por qué viniste a Japón?
 
-Ya les dije, para ayudar a Shaoran.
 
-Eso es mentira.
 
-No, no lo es.
 
-Mamá te mando a vigilarlo.
 
-Tal vez -concedió Meiling recordando que no debía agitar a su prima. La vio tomar otra cucharada de fresas.
 
-¿Y por qué debes vigilarlo? ¿Por qué ahora?
 
-Por Kinomoto.
 
-¿Cómo? -Preguntó tan sorprendida que dejó su copa a un lado-. ¿Por Sakura? ¿Por qué?
 
-Al principio yo también me sorprendí. Pero ella me dijo que había notado “algo” diferente en Shaoran y me mandó a comprobarlo.
 
-¿Algo? ¿Qué?
 
-No lo específicó, dijo que no quería darme detalles. Que sacara mis propias conclusiones.
 
-¿Y por qué no me dijo nada a mi?
 
-Porque estás recién casa y no tienes ojos más que para tu marido.
 
-¡Eso dijo mamá! -preguntó sonrojada.
 
-Algo así, además también dijo que eres muy amiga de Kinomoto y que no serías imparcial.
 
-¡Ja! ¿Y tu si? -rio Fuutie.
 
-Claro que si -aseguró ofendida-. Además he entendido que era lo que quería decir tía Ieran.
 
-¿Qué cosa?
 
-A Shaoran le gusta Kinomoto.
 
-No solo le gusta, está enamorado de ella.
 
-¿Tú también lo notaste?
 
-Por supuesto que sí, eso se nota de inmediato.
 
-¿Y crees que Kinomoto lo haya notado?
 
-Supongo que sí, aunque Sakura es muy distraída, pero eso no importa, ella también está enamorada de él, creo.
 
-¿De verdad? -murmuró pensativa.
 
-Pero, ¿qué le has contado a mamá?
 
-Solo que Shaoran está interesado en Kinomoto.
 
-¿Y qué dijo ella? -preguntó volviendo a tomar su copa con fresas.
 
-Pues nada, solo confirmó que vendría para la gala benéfica y que otras personas la acompañarían.
 
-¿Quiénes? -Meiling enumeró los nombres-. Pero esa es gente importante del clan Li.
 
-Lo sé -dice con firmeza y notándose preocupada.
 
-¿Será que vienen a evaluar a Sakura?
 
-¿Por qué?
 
-Vamos Meiling. Shaoran no solo está interesado en ella, te digo que está enamorado. Y seguro mamá lo sabe, tú solo confirmaste sus sospechas. Y por el otro lado Sakura, no sabe quien es en verdad mi hermano. Solo cree que nosotros somos personas que hacen negocios provenientes de China. No sabe que repercusión tiene el matrimonio de mi hermano en caso de que llegara a casarse.
 
-¿Y eso qué? ¿Qué importancia puede haber en que esté enamorado?
 
-Toda la importancia del mundo y sobre todo para el Clan.
 
-¿Crees que tía piense que quiere casarse con ella? -pregunta más que interesada.
 
-Es seguro que si.
 
-Pero es muy pronto para saber…
 
-Shaoran nunca se ha mostrado interesado por nadie.
 
-Cierto -concedió Meiling pensativa-. Increíble. ¿Tía Ieran dejará que se case con una extranjera? Sabes que por años ha estado presentándole chicas de China, chicas relacionadas con el Clan. Recuerdo incluso que le presentó cinco hermanas a la vez para que se decidiera por una. Y estas estaban previamente aprobadas.
 
-No lo sé -murmuró Fuutie terminando sus fresas-. Pero eso es lo de menos, si es de su aprobación o no; si Shaoran está enamorado no dejará que nada lo haga cambiar de parecer.
 
-Tienes razón -respondió Meiling con tristeza.
 
-¿Qué te pasa?
 
-¿Eh? ¿A mí? Nada.
 
-Ya sé, extrañas a tu prometido.
 
-¿Qué? No, no es eso -aseguró aún más triste.
 
Fuutie la observó y dejó su copa vacía a un lado para inclinarse hacia ella.
 
-¿Qué pasa Meiling? Desde que llegaste a Japón no te he oído mencionar a Lao, antes no hablabas de otra cosa. Ahora que recuerdo cuando fui a visitarlos no lo vi mucho.
 
-Rompí mi compromiso.
 
-¿Por qué? -exclamó tomando sus manos.
 
-Yo no iba a ser una buena esposa para él.
 
-Tonterías, ¿por qué crees eso?
 
-No lo creo, lo sé. Cuando éramos novios, siempre dijo que le gustaba mi forma de ser pero después de comprometernos todo cambió.
 
-¿En qué forma?
 
-Su familia es muy tradicionalista y él quería que fuera más como ellos, como su madre. Tú sabes que yo respeto nuestras tradiciones.
 
-Por supuesto, todos lo hacemos.
 
-Voy a los actos de familia, visto de acuerdo a la situación, pero nunca podría ser así todo el tiempo. O quedarme callada y guardar mis opiniones ó dejar de vestir y hacer las cosas que hago. No podría. Y estaba el asunto también que una vez nos casáramos tenia que renunciar a todo lo que quiero, incluso mis amigos. No podía ser como él quiere que sea.
 
-Pero…
 
-Él quería que cambiara -murmuró con lágrimas en los ojos-. Yo no puedo, soy feliz así como soy. Además él decía que me quería así.
 
-Oh Meiling, ¿y qué paso?
 
-Rompí el compromiso. Él me hacía sentir especial pero ya no más y sé que no podría soportar eso todo el tiempo. La familia de Lao está muy molesta. Mamá y papá me apoyaron aunque papá estaba un poco desilusionado. Y tía Ieran fue de gran ayuda al enviarme aquí.
 
-Comprendo, lo siento mucho Meiling.
 
-Yo también -sonrió trémula y se limpió las lágrimas-. Era lo mejor.
 
-Seguro que sí.
 
-No le digas a Shaoran, ya se enterará después.
 
-Como quieras.
 
Justo en ese momento entró Sakura.
 
-Termine -dijo tendiéndole los papeles-. Llené el cuestionario y aquí está su CV. A mi me parece que encajaría perfecto con nosotros. Tiene 28 años, soltero, apuesto, simpático. Es licenciado en administración de empresas y ha trabajado en la organización de eventos importantes. Creo que nos servirá.
 
-Muy bien Sakura, solo dame unos minutos para leerlo todo y lo haces pasar. Meiling podrías llevarte la copa por favor, dale las gracias a Kahu -se puso de pie animada y respuesta-. Ahora si me siento yo misma otra vez. A trabajar.
 
Las dos chicas salieron de la oficina contentas de ver a Fuutie recuperada.
 
-Gensai Etsuki -dijo Sakura al joven que esperaba afuera-. La señora Tsukishiro lo recibirá en un momento.
 
-Gracias -sonrió el apuesto joven y se volvió a mirar a la otra joven.
 
Meiling no pudo decir nada. Sakura tenía razón era un joven muy apuesto y ella nunca había visto un hombre con hombros tan anchos, la sonrisa sincera y el cabello brillante, vestido tan impecable y con un porte muy masculino.
 
-Buenos días -saludó él hombre a lo que la joven simplemente asintió con torpeza.
 
-Vamos señorita Li, aún hay trabajo que hacer -dijo Sakura atrayendo su atención.
 
-S-si claro.
 
Meiling siguió a Sakura pero recordó que debía llevar la copa a la cocina. Cuando regresaba volvió a ver a Gensai que seguía de pie en el mismo lugar. Ella sonrió con cautela y él le devolvió la sonrisa provocando que se sonrojara.
 
Gensai pensó que ese trabajo tenía más atractivos de los que había imaginado.
 
La mañana pasó rápidamente y Fuutie estaba feliz con el resultado de la entrevista. Después de comprobar las referencias de Gensai decidió que lo contrataría y pidió a Meiling que lo llamara para pedirle que se presentara al día siguiente a trabajar.
 
Meiling estaba roja como la grana cuando llevó a cabo su cometido y lamentó que Kinomoto se hubiera ido hace ya rato.
 
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Fuutie estaba tan entusiasmada trabajando que no notó nada raro en su prima y siguió inmersa en sus pendientes hasta que ya pasadas de las 2 apareció su marido visiblemente enojado.
 
-¿Se puede saber que haces aquí?
 
-No se nota -sonrió ella tratando de evitar una pelea-. Estoy trabajando.
 
-Deberías estar en casa descansando.
 
-Me aburro -suspiró Fuutie con pesar-. No he trabajado mucho, además he estado bien.
 
-No fue eso lo que me dijeron.
 
-Chismosos -murmuró molesta-. Solo fue un momento.
 
-¿Ya comiste? -preguntó Yue con frialdad.
 
Fuutie miró el reloj por primera vez ese día y se mordió el labio al notar la hora.
 
-Todavía no -respondió en voz baja.
 
-¿Has comido algo esta mañana?
 
-Si -sonrió contenta y culpable a la vez-. Dos copas de fresas con crema.
 
-Kahu te consiente demasiado. Vamos, es hora de comer.
 
-Que bien -se levantó entusiasmada-. Tengo ganas de un pastel de chocolate.
 
-Eso será para el postre -advirtió él consiente de sus antojos.
 
-Si claro -aseguró dando la vuelta al escritorio y tropezó con la silla. Yue la sostuvo justo antes de que callera al suelo-. Solo tropecé -aclaró nerviosa.
 
-Debes tener más cuidado -dijo él conteniendo su enfado y ayudándola a incorporarse.
 
-Si -prometió ella y lo miró a los ojos confundía pues él aún la sostenía de la cintura.
 
Sabía que estaba enojado y que hacia lo posible por no explotar, por consideración a ella. Sonrió agradecida y conmovida. Quien lo iba a decir, el frío Yue Tuskishiro luchado por contenerse.
 
Poniéndose de puntillas, buscó sus labios y lo besó. Él respondió de inmediato de la forma que tanto le gustaba a ella.
 
Emocionada sintió sus brazos enredarse en su cintura y la apretó contra él, abriendo la boca para jugar con su lengua. Se agarró a sus hombros y gimió rendida al sentir que la exploraba lentamente con la boca y con las manos. Por fin separaron sus labios para tomar aire. Él recargo la frente contra la suya.
 
-Me preocupo por ti.
 
-Lo sé -susurró ella acariciando su mejilla.
 
-Me da miedo pensar que estás por la calle y que podrías volver a desmayarte.
 
Fuutie se mordió el labio; sabía lo difícil que fue para él cuando se enteró de su desmayo en el restaurante, también cuando él mismo la encontró en el piso de la cocina una noche. Las nauseas matutina y los mareos lo preocupaban mucho.
 
-Lo siento -dijo sinceramente-. El doctor dijo que pasaría pronto -antes de que él contestara lo beso suavemente-. Me cuidaré, lo prometo.
 
-Vamos a casa.
 
-¿A casa? ¿No ibas a llevarme a comer? -sonrió traviesa-. Tengo hambre.
 
-Yo también -dijo buscando sus labios y besándola con fiereza.
 
Yue la tenía tan abrazada que los pies de Fuutie ya no tocaban el piso. El beso duró una eternidad hasta que el estómago de Fuutie empezó a protestar. Los dos se separaron riendo.
 
-Tengo hambre -se excusó sonrojada.
 
-Ya me doy cuenta. ¿Qué se te antoja?
 
-Comida italiana -dijo animada-. Y pastel de chocolate.
 
-Muy bien pero después a la casa… y a la cama -murmuró en su oído-. Y entonces…
 
-Lo que quieras -respondió Fuutie.
 
Salían de la oficina cuando se encontraron con Kahu y Meiling.
 
-Que bien -aplaudió la joven-. Al fin la hiciste entrar en razón.
 
-Hasta mañana -replicó Fuutie-. Nos vemos mañana.
 
-Pero no muy temprano -advirtió Yue y su esposa asintió.
 
-Meiling, ¿podrías venir mañana temprano? No hay mucho que hacer, solo atender los teléfonos y recibir a Gensai. Puedes enseñarle el lugar y tal vez Kahu quiera explicarle sus funciones. Cuando llegue por la tarde firmaremos su contrato.
 
-Como quieras -aceptó Meiling dividida entre la emoción y la incomodidad.
 
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Cuando entraron en el concurrido restaurante Sakura y Tomoyo pensaron que no encontrarían un lugar desocupado.
 
Ese sitio era uno de los más frecuentados por los jóvenes de la universidad, sobre todo un viernes por la tarde. Cercano al campus el restaurante ofrecía un ambiente acogedor y desenfadado, consistía en dos pisos. La galería del piso superior ofrecía una vista estupenda de los alrededores y una zona abierta para los que prefería los espacios al aire libre.
 
Tomoyo tomó de la mano a su amiga y se dirigieron a las escaleras para subir corriendo y alcanzar la mesa desocupada que habían visto.
 
-¡Por fin! -Exclamó Sakura abanicándose el sonrojado rostro-. Pensé que terminaríamos en algún otro sitio.
 
-Por un momento yo también lo creí, confiaba en que no estuviera tan lleno a esta hora.
 
-Es viernes -concluyó Sakura-. Todo mundo quiere olvidarse de la escuela después de las primeras horas de clase.
 
-Supongo que tienes razón.
 
Sakura miró a su alrededor buscando a alguna de las meseras, las chicas parecían muy ocupadas hasta que por fin una de ellas se acercó y tomó su orden.
 
-Me da gusto que por fin tengamos un momento para platicar -decía Tomoyo contenta-. Has estado muy ocupada.
 
-Sí lo sé, incluso ahora no puedo quedarme demasiado tiempo. Pero tu no te quedas atrás, tu nueva casa, tu trabajo y ahora tu novio te han mantenido ocupada.
 
-Lo sé -sonrió radiante.
 
-Así que tienes que contarme todo con lujo de detalle -advirtió Sakura guardando silencio mientras les llevaban su orden-. Este almuerzo no puedo alargarse mucho, quedé de ir a la oficina de Shaoran a terminar con algunos detalles de la gala.
 
-Ya no falta mucho para el gran evento.
 
-No, ya no -suspiró nerviosa-. Hemos enviado la mayoría de las invitaciones, muchos han respondido confirmando su presencia y algunos han empezado a mandar cheques por el costo del platillo. Por eso hoy mismo vamos a ir a la oficina de Eriol a llevar su invitación personalmente, supongo que tú acompañarás a tu novio al evento.
 
-Sí, me ha pedido que vaya con él.
 
-La prensa se volverá loca cuando aparezcan juntos, sobre todo después de la fotografía en el diario de hoy.
 
-¿La viste? -preguntó un tanto incómoda.
 
-¿Te molesta?
 
-No es que me moleste, es solo que no estoy acostumbrada. A Eriol lo buscan mucho los fotógrafos pero a mi no me había pasado. Lo que me inquieta es lo que decía al pie de la foto “Eriol Hiraguizawa, acompañado por la heredera del imperio Daidouji”.
 
-¿Te preocupa que tú mamá se entere? -Tomoyo la miró pensativa y se encogió de hombros.
 
-Algún día tendrá que enterarse, además ella sabe lo que siento por Eriol, lo que no quiero es que se entrometa, no sé, veremos qué pasa.
 
-No sabía cuando decírtelo, pero supongo que este momento es mejor que cualquier otro -dijo Sakura con un gesto de disculpa-. Tú mamá también ha confirmado su asistencia a la gala benéfica.
 
-¿De verdad? -Suspiró Tomoyo con desaliento-. No importa, en algún momento teníamos que cruzarnos ¿no?
 
-No te preocupes amiga, todo saldrá bien.
 
-Lo sé -asintió ella-. Pero no hablemos de mí, cuéntame cómo se ha portado Shaoran contigo estos días.
 
Sakura se sonrojó levemente antes de contestar.
 
-Igual que siempre supongo. Me sorprende y me inquieta.
 
-¿Por qué?
 
-No sé, nadie había mostrado tan abiertamente su interés por mí.
 
-Por favor Sakura, muchos han mostrado interés por ti, la diferencia es que esta vez si te has dado cuenta.
 
-Y como no notarlo -se quejó Sakura confusa-. Me regala un a flor cada día, me compra dulces. Y…
 
-¿Y? - se inclinó Tomoyo curiosa.
 
-Me roba besos cada vez que puede -murmuró sonrojada.
 
-¡Sakura! -aplaude su amiga emocionada-. Eso es muy tierno porque… a ti no te molesta ¿o si?
 
-Pues no -sonrió tímida-. Me confunde un poco y me maravilla. Y claro me pone nerviosa.
 
-¿Por qué?
 
-Porque nunca sé cuándo va a besarme -ella también se inclina y baja la voz-. A veces es solo un beso en la mejilla, otras veces me besa la frente, o al saludarlo me toma la mano y me besa la palma o la muñeca -recuerda con un escalofrío.
 
-¿Qué más?
 
-Pero otras veces -suspira la joven-. El otro día revisamos el mapa del salón con las mesas y la orquesta, en fin como acomodaríamos a la gente y empezó a hablar de la forma en que enumeraríamos las mesas y como decidiríamos que lugar ocuparía cada persona y…
 
-¿Y?
 
-Yo hacía anotaciones, escuchaba lo que decía y también hacía preguntas, en algún momento me di cuenta que él se había quedado callado, cuando levanté la vista lo descubrí mirándome y no solo eso miraba mis labios. “¿Shaoran?”, pregunté con una voz que ni yo misma reconocí. Él negó con la cabeza y antes de que pudiera decir más puso un dedo sobre mis labios -Sakura pasó saliva inmersa en sus recuerdos-. “Shhh”, dijo él y poco a poco fue quitando su dedo como una caricia y después solo sentí sus labios.
 
Tomoyo se llevó las manos a la boca y ahogó un grito.
 
-¡Sakura! ¿Qué pasó después?
 
-Siempre que me besa me olvido de todo. Shaoran Li es un maestro en el arte de besar.
 
-Y estoy segura que tú eres su mejor alumna.
 
-Hago lo que puedo -admitió colorada y las dos estallaron en carcajadas.
 
-Sakura Kinomoto -habló seriamente su amiga-. Déjame recomendarte algo, acepta salir con él.
 
-Sí, creo que lo haré.
 
-¡Bien!
 
-Aunque de momento no tenemos tiempo para nada.
 
-Solo para besarse.
 
-¡Tomoyo! -rió avergonzada-. Como sea me ha pedido que sea su pareja en la gala y acepté. Estoy muy nerviosa.
 
-¿Por qué?
 
-Ieran Li vendrá para la gala y con gente muy importante de la familia Li según me ha contado Meiling.
 
-¿Y eso es lo que te pone nerviosa? -su amiga asintió.
 
-¿Qué pensará la señora Li de mi cuando me vea con su hijo?
 
-Supongo que lo obvio, que él está interesado en ti. Y no te preocupes por lo segundo, seguro que le agradarás.
 
-¿Tú crees? -preguntó preocupada-. ¿Y si no le gusto a ella?
 
-Lo importante es que le gustes a él y eso es un hecho. Además no creo que no le gustes a la señora Li, todo el que te conoce te adora.
 
-¿Tú crees?
 
-Por supuesto.
 
-Gracias Tomoyo -sonrió la ojiverde y miró a su plato casi intacto-. Bueno pues es tu turno, ¿qué se siente tener un novio formal?
 
-Pues no sé cómo será para las demás pero para mi ha sido maravilloso. Eriol es el mejor novio del mundo. Ahora que por fin me he mudado a mi apartamento me llama todas las noches. Ayer por ejemplo, estuvimos hablando hasta muy tarde. Me hace sentir tan especial.
 
-Me da mucho gusto por ti, mereces tener a alguien así a tu lado.
 
-Gracias, ¿sabes? Estoy planeando una cena romántica en mi apartamento para mañana.
 
-¿Si? -ahora le llegó el turno de emocionarse-. ¿Y qué harás para la cena?
 
-Todavía estoy planeando todo, será la primera vez que cocine algo en mi casa y quiero que salga perfecto.
 
-Si puedo ayudarte en algo no dudes en pedírmelo. ¡Es más! Kahu podría ayudarte con el postre, seguro lo haría encantado.
 
-Tal vez se lo pida. Hay algo que no te he contado -susurró inclinándose a su amiga.
 
-¿Qué? -preguntó esta imitando su tono.
 
-Eriol y yo… él y yo…
 
-¿Qué? ¿Qué?
 
-Lo hicimos -confesó con premura.
 
-¿Lo hicieron?, ¿qué hicieron?
 
-Eso.
 
-¿Qué cosa?
 
-Pues -y se acercó a su amiga para susurrarle al oído-. Hicimos el amor.
 
-¡Lo hicieron! -exclamó en voz alta.
 
-¡Sakura!
 
La chica se cubrió la boca avergonzada y miró a su alrededor, para su alivio nadie pareció interesado en su conversación.
 
-Lo siento -se disculpó bajando la voz de nuevo-. Pero… ¿cuándo sucedió?
 
-La noche del concurso.
 
-¿Aquélla en que Nagano…? -Tomoyo asintió-. No me habías contado eso.
 
-No había habido oportunidad.
 
-Está bien pero dime, ¿cómo fue?
 
-Maravilloso.
 
-¿Si?
 
-Sí, Eriol fue tan cuidadoso y amable.
 
-Entonces, ¿es como dicen?
 
-Es la experiencia más maravillosa, claro cuando lo haces con la persona indicada.
 
-Y… ¿te dolió?
 
-Un poco, bueno algo más que un poco pero no me importó. Me sentí muy dichosa, amada y mujer. Eriol no ha dejado de decirme lo feliz que es conmigo, que me ama y que no puede esperar para el momento que volvamos a estar juntos.
 
-¿Solo lo han hecho una vez?
 
-Sí y no por mi gusto -admitió avergonzada-. Eriol ha insistido en esperar un poco. Pero quiero que eso cambie mañana.
 
-¿Esperas que se quede contigo? -Tomoyo asintió.
 
-Tal vez no toda la noche porque a la señora Seri no le gustaría pero espero que hagamos el amor otra vez.
 
-¿Crees que la señora Seri se imagine lo que pasó?
 
-No se lo imagina, lo sabe.
 
-¡Lo sabe!
 
-Si -y Tomoyo se dispuso a contarle lo sucedido.
 
-Debió ser muy incómodo.
 
-Un poco, pero la señora Seri fue muy comprensiva.
 
-Lo creo. ¿Y de verdad no se enojó con Eriol?
 
-Un poco, se mostró un tanto fría con él aquel día, pero ya se le pasó, aunque cuando estamos en La Casa de las Rosas, nos vigila todo el tiempo -ríe la joven-. Apenas y podemos besarnos y tomarnos de la mano. Así que cada vez que puede pasa a mi apartamento para que podamos estar un momento a solas y platicar a gusto.
 
-Si claro, se la pasan solo platicando - Tomoyo rió un poco.
 
-Está bien lo admito, pero solo te diré que el sillón que compré para el saloncito es la mejor inversión que he hecho.
 
-¡Tomoyo Daidouji!
 
-Soy muy feliz Sakura. A pesar de todo -dijo pensando en su madre-. Nunca había sido tan feliz. Tal vez vivo sola pero no me siento así, el apartamento se está llenando de recuerdos maravillosos y Eriol me ha prometido que estaremos siempre juntos.
 
Sakura le tomó la mano a su amiga y las dos sonrieron. Algo abajo atrajo su atención y oprimió la mano de Tomoyo con más fuerza para alertarla.
 
No hubo palabras que pudieran describir el profundo horror que experimentó cuando vio a Nagano entrar en el restaurante con un grupo de ruidosos amigos.
 
-Oh no -gimió con miedo, esta era la primera vez que se topaba con él desde aquella noche-. Sakura, ¿qué hacemos?
 
-No te preocupes, pediremos la cuenta y esperaremos a ver donde se sientan, con suerte podremos salir sin que noten nuestra presencia.
 
Así lo hicieron y esperaron a ver donde se acomodaba el grupo. Nagano iba acompañado de su amigo Ochida y otros jóvenes más pero también iba abrazando a una chica muy parecida a Tomoyo aunque no tan llamativa por su belleza como por su escandalosa forma de vestir que dejaba muy poco a la imaginación.
 
Al principio Tomoyo sintió que la atravesaba un miedo tan fuerte que casi no podía moverse. Entonces como por efecto de un milagro, recobró el valor y se forzó a respirar.
 
-¿Estás bien? -Preguntó Sakura-. Estás pálida. No te preocupes saldremos pronto de aquí y no permitiré que te moleste.
 
-Estoy bien -respondió más segura.
 
En algún momento las dos jóvenes se dieron cuenta que sería imposible salir de ahí sin que las vieran.
 
Tomoyo se juró que no haría el ridículo. No dejaría que Nagano notara lo mucho que le afectaba su presencia. Se levantaría y bajarían para poder pagar y salir de ahí.
 
Muy intranquila Sakura vio que Ochida subía a la galería y de inmediato notaba su presencia regreso para bajar corriendo en busca de su amigo.
 
-Tomoyo -susurró Sakura notando que a pesar de sus esfuerzos tenía un aspecto pálido y tenso.
 
-No te preocupes -dijo Tomoyo con valor-. Salgamos de aquí.
 
Bajaron las escaleras pero justo al llegar abajo Ochida y Nagano aparecieron impidiéndoles el paso.
 
-Tomoyo, preciosa. Qué alegría volver a verte.
 
-Yo no podría decir lo mismo.
 
-Pero no entiendo porque, si nosotros somos buenos amigos -dijo él tratando de acariciar su rostro con la mano pero Tomoyo lo apartó de un manotazo.
 
-Los amigos no hacen lo que tú trataste de hacerme a mí.
 
-Un momento cariño -dijo Nagano con tono seco-. Tú estabas ahí porque querías y estoy seguro de que lo estabas disfrutando.
 
-Patán asqueroso -explotó Sakura atrayendo la atención de las personas que estaban más cerca-. Hazte a un lado y déjanos pasar.
 
-Tenías razón Nagano -dijo Ochida-. La amiga de Tomoyo es una gatita interesante.
 
-Dejen a Sakura fuera de esto -replicó Tomoyo molesta-. Y déjennos pasar ¡ya!
 
-No hasta que te disculpes por abandonarme en la fiesta.
 
-¿Abandonarte? No puedes ser más descarado. Apenas y pude escapar de ahí ante de que tú…
 
-Escúchame bien -interrumpió él con dureza y se acercó a ella-. Será mejor que no andes inventando cosas en mi contra. Porque alguien más puedo pagar por tus mentiras -amenazó mirando a Sakura de reojo y Ochida dio un paso hacia su amiga para reforzar lo dicho por él-. Tampoco te gustaría que le pasara algo a tu nuevo novio -le advirtió acariciando su rostro con un dedo-. Atrapaste a un pez gordo, te felicito.
 
Arriba en las escaleras se escuchó a un grupo numeroso que bajaba y Tomoyo aprovechó para empujar a Nagano y tomó la mano de Sakura para apresurarse a la caja.
 
-Fue un placer platicar contigo Tomoyo -gritó Nagano cuando ellas pagaban-. No olvides lo que te dije.
 
Cuando salieron del lugar se apresuraron a llegar al auto que Eriol le prestara a Tomoyo y subieron al mismo. Tomoyo cruzó los brazos sobre el volante y oculto el rostro en los mismos.
 
-¿Estás bien? -preguntó Sakura.
 
-Jamás pase tanto miedo en mi vida.
 
-Ese patán, mira que amenazarte de esa manera como si estuvieras sola, porque estoy segura que Eriol no dejará que esto se quede así.
 
-No Sakura -exclamó Tomoyo incorporándose para mirar a su amiga-. Por favor, prométeme que no le dirás nada a Eriol.
 
-Pero…Tomoyo.
 
-No, no quiero que se entere. Conozco a Eriol y se que irá a buscarlo para reclamarle.
 
-¡Alguien debe hacerlo!
 
-No, no quiero. Olvidemos esto. Prométeme que no le dirás nada a Eriol por favor.
 
-Está bien, está bien aceptó Sakura con renuencia-. No le diré nada a Eriol, lo prometo.
 
-Gracias Sakura -dijo Tomoyo encendiendo el auto para salir de ahí.
 
Sakura pudo ver a Nagano y su grupito de amigos dentro del restaurante. Ochida fue el único atento a la partida de las chicas y le lanzó un beso al aire.
 
Miró a su amiga y admiró la forma en que se portó ahí dentro. Hacía falta mucho valor para soportar una situación como aquella pero estaba segura que no era bueno que ella pasara por eso sola. Le había prometido no decir nada a Eriol pero no prometió no contarle a Shaoran.
 
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Esa misma tarde y camino a la oficina de Eriol, Sakura iba en el auto de Shaoran contándole sobre el episodio con Nagano.
 
-Me sentí tan furiosa -le decía Sakura-. No puedes imaginar cuanto.
 
Shaoran pensaba lo contrario, apretaba el volante con fuerza y sin apartar la vista del camino, él mismo se sentía furioso en ese momento y con solo escuchar sobre el evento.
 
-Y Tomoyo fue tan valiente, me sentí tan orgullosa de ella, plantándole cara a Nagano y reclamándole por lo que le hizo… -se interrumpió indecisa y miró a Shaoran-. Tú sabes lo que pasó ¿verdad?
 
-Algo me comentó Eriol.
 
-Eso imaginé, pero bueno Nagano fue tan cínico, prácticamente le dijo que ella había disfrutado con lo sucedido, le grite que era un patán y su amigo Ochida o como se llame dijo que yo era una gatita interesante ¡puedes creerlo! Tipejo arrogante -masculló Sakura-. Después de eso se atrevió a amenazar a Tomoyo.
 
-¿Amenazarla? ¿Cómo?
 
-Le dijo que algo podía pasarme a mi o a Eriol, la felicitó por haber atrapado un pez gordo.
 
Shaoran ya no pudo contenerse más y antes de sufrir algún accidente prefirió parar el auto.
 
-¿Se atrevió…? -masculló furioso y la miró fijamente-. ¿Qué fue exactamente lo que dijo?
 
-Algo así como que alguien pagaría por sus mentiras y me miró a mí y su amigo se me acercó…
 
-¿Te tocó?
 
-No, no -aseguró Sakura empezando a preocuparse por la conveniencia de contarle a Shaoran-. Creo que querían intimidarnos, pero no lograron.
 
Shaoran la miró largamente como si tratara de ver en su interior, alargó una mano y le acarició la mejilla.
 
-No dejaré que te hagan daño -afirmó suave pero seriamente.
 
-No estoy asustada -negó ella-. Me preocupa Tomoyo, no quiero que vuelva a lastimarla. Por eso quiero que le digas a Eriol lo que te he contado.
 
-¿Eriol? -preguntó confuso retirando la mano al momento.
 
-Creo que él debe hacer algo al respecto -afirmó con decisión.
 
-¿Él? ¿Por qué él? -quiso saber sintiéndose ligeramente ofendido.
 
-Porque es el novio de Tomoyo y Nagano debe darse cuenta que ella no está sola, mira que amenazarla con lastimar a Eriol.
 
-También amenazó con lastimarte a ti -ella hizo un gesto con la mano como para quitarle importancia a lo que él preguntó-. ¿No te preocupa eso?
 
-Un poco -admitió ella-. Pero creo que fueron amenazas vacías, solo lo hizo para asustar a Tomoyo y lo logró. Además creo que Eriol debe hacerle ver a ese patán que no podrá con él.
 
-Veo que tienes a Eriol en un alto concepto.
 
-¡Claro! Lo conozco bien, es mi amigo.
 
Shaoran no pudo evitar que el gusanito de los celos lo carcomiera por dentro. Apretó los puños desechando esos sentimientos, Eriol también era su amigo.
 
-Entonces, ¿por qué debo decírselo yo? -preguntó volviendo a encender el auto y regresando a la circulación.
 
-Porque le prometí a Tomoyo que no le contaría a Eriol.
 
-Pero a mí si puedes decírmelo.
 
-Exacto.
 
-Bien -murmuró aún molesto y siguieron su camino en silencio.
 
Cuando por fin llegaron al edificio de Industrias Hiraguizawa, Sakura empezó a ponerse nerviosa. Su hermano ahora trabajaba con Eriol y le preocupaba su comportamiento cuando la viera con Shaoran.
 
Dejaron el auto en el estacionamiento y se detuvieron un momento en la recepción para registrarse y tomar sus gafetes de “visitantes”.
 
Mientras esperaban el elevador Sakura miró en todas direcciones.
 
-Estaba pensando -dijo Shaoran atrayendo su atención-. Si voy a hacer el papel de chismoso, creo que debo recibir algo a cambio.
 
-¿Cómo? -dijo Sakura al momento que se abría la puerta del elevador y entraban en el mismo-. ¿Qué quieres decir?
 
-Si voy a hacerte el favor, lo haré con una condición.
 
-¿Cuál?
 
-Un beso -respondió inclinándose hacia ella.
 
-¿Qué? -exclamó pegando su espalda a la pared.
 
-Quiero un beso -al ver que no respondía agregó-. ¿Quieres que le diga a Eriol o no? -Sakura asintió-. Entonces debes darme un beso.
 
-¿Ahora? -carraspeó Sakura mirando los números del ascensor, casi llegaban a su piso. Se horrorizó imaginando a su hermano esperando afuera del elevador mientras ella besaba a Shaoran.
 
-No necesariamente -respondió él entonces y ella sintió un enorme alivio-. Pero, ¿qué dices? ¿Me darás un beso?
 
-Yo… -una campanilla anunció la llegada a su destino y ella volvió a carraspear-. Está bien -respondió con premura-, pero te lo daré después; cuando nos hayamos ido de aquí.
 
-Perfecto -sonrió Shaoran satisfecho e incorporándose al momento que se abrían las puertas y la tomó por el codo para salir al pasillo.
 
Sakura miraba alrededor mientras caminaban a la oficina de Eriol y suspiró al llevar y solo encontrar a Nakuru y el escritorio a su lado vacío.
 
-Buenas tardes Nakuru -saludó Shaoran.
 
-Buenas tarde señor Li, señorita Sakura -saludó la joven con la propiedad que correspondía-. En un momento los anuncio.
 
Y así fue, en poco tiempo estuvieron dentro de la amplia y elegante oficina de Eriol quien los recibió con alegría.
 
Sakura y Shaoran habían ido a llevarle personalmente la invitación para la gala benéfica y Eriol inmediatamente les hizo un cheque por el costo de los boletos que ocuparía, cuatro en total.
 
-Eres muy amable Eriol -agradeció Sakura tomando el cheque.
 
-Es un placer -respondió este-. ¿Qué pasara con las donaciones extras?
 
-Esas se recibirán la noche de la gala -respondió Shaoran y le explicó la forma en que se recibirían los donativos y que una persona de la asociación iría a explicarles lo que se hace con el dinero.
 
-Muy bien, antes de que se vayan me gustaría consultarte algo Shaoran.
 
-Bueno -dijo Sakura poniéndose de pie-. Mientras ustedes platican yo iré afuera, tal vez pueda ver a mi hermano.
 
Se despidió de Eriol y le lanzó una mirada significativa a Shaoran quien le guiñó el ojo y sonrió ampliamente cosa que sonrojó a la chica y se apresuró a salir.
 
-¿Qué fue todo eso? -preguntó Eriol sonriendo.
 
-Un trato que hice con Sakura.
 
-¿Un trato?
 
-Sí, un asunto un tanto incómodo que tiene que ver contigo.
 
-¿Ah si?
 
Shaoran se dispuso a contarle a Eriol la conversación que tuviera con Sakura y puso notar como poco a poco el semblante amable de su amigo desaparecía. La palidez de su rostro y la línea de su boca eran claros indicadores de la furia que sentía y Shaoran comprendía muy bien como se sentía.
 
-Así que se atrevió a amenazarla -espetó Eriol poniéndose de pie y caminando a la gran ventana que ofrecía una vista espectacular. Shaoran dudaba que si quiera se percatara de lo que sucedía afuera.
 
-¿Te sorprende?
 
-No, solo esperaba poder actuar antes de que esto sucediera.
 
-Logró asustarla y no solo amenazó con hacerte daño a ti sino a Sakura también.
 
-Entonces comprendes lo que estoy sintiendo ahora -afirmó Eriol sin volverse.
 
-Si amenazan a Sakura es algo que me concierne -Eriol asintió pensativo.
 
-Aún tenía algunos asuntos que terminar antes e ir a verlo, pero no esperaré más.
 
-Iré contigo.
 
Eriol se volvió entonces para mirar a su amigo y supo por su gesto resuelto que no podría evitar que lo acompañara.
 
-Muy bien -aceptó volviendo a sentarse-. Estoy enterado que Nagano frecuenta un lugar los sábados por la tarde, un gimnasio con algo así como su propio club de boxeo.
 
-¿Sabe boxear? -preguntó escéptico.
 
-Al menos lo intenta.
 
-¿Qué es lo que tienes pensado?
 
Afuera mientras tanto Sakura se paseaba nerviosa, buscando con la mirada a su hermano y al mismo tiempo se preguntaba como tomaría Eriol lo qué había pasado ese día.
 
-¿Te preocupa algo Sakura? -preguntó Nakuru desde su escritorio.
 
-Oh no, nada -mintió la joven, pero Nakuru levantó una ceja interrogante-. Oh bueno, si hay algo y tal vez tú puedas ayudarme.
 
-Sí, sí puedo hacerlo te ayudaré gustosa.
 
-Mmmm verás -se acercó Sakura susurrando-. La verdad es que no quisiera que mi hermano me viera aquí con Shaoran. ¿Sabes si tardará mucho todavía?
 
-No, pues no lo creo. Ya tiene tiempo fuera y dijo que volvería… -miró su reloj de muñeca-. Llegará pronto, siempre llega a la hora que dice.
 
-Lo sé -murmuró Sakura mirando sus reloj y lamentando no por primera vez la puntualidad de su hermano.
 
-Pero, ¿por qué no quieres que Touya te vea con Li?
 
-Porque es tan celoso que es capaz de hacer un numerito.
 
-¿Celoso? ¿Touya celoso?
 
-Y no te imaginas a que grado. Además como Shaoran ha demostrado abiertamente su interés en mí pues… apenas y puede verlo.
 
-¿De verdad crees que Touya haría una escena aquí en su trabajo? Es decir, Touya es tan serio y controlado que…
 
-Hará una escena -aseguró Sakura-, no importa donde se encuentre y los únicos que pueden contenerlo son papá y Yukito y ellos no están aquí.
 
-Que problema -murmuró Nakuru y entonces escucharon a lo lejos la voz de Touya.
 
-Oh no, ahí viene -se quejó Sakura y casi perdió el color al escuchar a Shaoran en la puerta de la oficina de Eriol despidiéndose.
 
-No te preocupes -dijo Nakuru poniéndose de pie y se apresuró a ir al encuentro de Touya- Saca a Shaoran de aquí -regresó sobres su pasos y agarró unos papeles de su escritorio.
 
Sakura la vio marcharse y enseguida salió Shaoran.
 
-Hasta mañana entonces -decía él.
 
-Hasta luego Eriol -se despidió Sakura con premura y agarró del brazo a Shaoran para arrastrarlo a los elevadores.
 
-Hasta luego -sonrió Eriol sorprendido-. ¿Y Nakuru?
 
-Tenía algo importante que hacer -gritó Sakura apretando el botón para llamar el elevador-. No tardará.
 
La puerta se abrió y Sakura empujó a Shaoran dentro al tiempo que levantaba una mano para despedirse de Eriol.
 
Este se encogió de hombros y volvió a entrar en su oficina enfocando su atención en la reunión que tendría en unos minutos.
 
Nakuru mientras tanto se apresuró a llevar hasta donde estaba Touya una recepción destinada a los vicepresidentes y de inmediato vio la figura del hombre acompañado de un par de secretarias jóvenes y solteras que lo acosaban con preguntas.
 
Hizo una mueca molesta pensando que no era necesario que lo distrajera y casi se dio la vuelta para regresar cuando alcanzó a ver a Sakura junto al elevador con expresión angustiada.
 
-Todas aquí en la empresa lamentamos no haberte conocido antes que tu novia -decía la joven más coqueta a Touya-. Porque debe ser muy celosa.
 
-Y no podemos culparla -aseguró la otra agitando sus pestañas.
 
-No tengo novia -dijo Touya luchando por no reír.
 
-¿No? -preguntaron las dos jóvenes al unísono.
 
-No.
 
-¿Pero que hay de la señorita Akizuki?
 
-¿Qué hay conmigo? -interrumpió molesta.
 
-¡Señorita Akizuki! -Dijeron las dos al mismo tiempo-. Nada, no nada -tartamudeó una de ellas y se apresuraron a regresar a sus respectivos lugares.
 
Nakuru frunció el ceño y entrecerró los ojos para mirar a Touya con expresión acusadora a lo que él se encogió de hombros con inocencia.
 
Más molesta todavía dirigió sus pasos al cuarto de copiadoras y con violencia sacó los papeles para hacer algunas copias.
 
-¿Qué pasa? -Preguntó Touya al llegar junto a ella-. No estarás enojada por eso ¿o si? Después de todo eso es lo que queríamos que sucediera.
 
-Eso es lo que queríamos -replicó entre dientes.
 
-¿Entonces?
 
-Nada, es solo que siempre me ha molestado el chismorreo. Me doy cuenta que las noticias se propagan rápidamente.
 
Nakuru trató de concentrarse en las copias que sacaba aunque ni siquiera sabía qué documentos había tomado de su escritorio.
 
-Solo es curiosidad -comentó Touya-. Y que se ha abierto la veda para cotilleos.
 
-¿Desde cuándo somos novios? -quiso saber molesta-. Ni siquiera hemos simulado salir juntos y ya están los rumores, dentro de poco dirán que ya nos hemos fugado para casarnos o que nos hemos comprometido y encontrarán eso realmente romántico ¿no?
 
-¿Romántico? No lo creo.
 
Nakuru se mantuvo pensativa imaginando como sería fugarse con Touya ó comprometerse y casarse. Un vestido blanco, un velo y él vestido con smoking, seguramente se vería muy atractivo.
 
-Oh, no lo sé -respondió distraídamente-. Yo puedo entenderlas.
 
Touya se acercó más todavía y Nakuru se sintió como si faltara el aire en el pequeño cuarto, hubiera retrocedido, pero ya estaba entre dos copiadoras. Si no quería escurrirse de costado como una colegiala vergonzosa, tenía que mantener el terreno.
 
-¿Las entiendes? Tal vez te pudieras explicar mejor.
 
Ella se aclaró la garganta y dijo:
 
-Eres… Hum, exótico.
 
-¿Exótico? -pregunta muy serio alzando una ceja suspicazmente.
 
-De alguna manera -respondió ella confundida por las emociones que sentía en su interior. ¿Es qué aquello era cosa de sus hormonas? ¿Se estaba volviendo loca?
 
-Me intrigas. Por favor, continúa.
 
Oh, ¿cómo se había metido en eso? Se preguntó Nakuru deseando desaparecer de ahí y luchó por mantener un aire desenfadado.
 
-Bueno, eres muy atractivo, alto, moreno. Y… guapo. Las mujeres se fijan en esas cosas. Y también eres un hombre seguro de si, inteligente y…
 
Él se acercó todavía más hasta que Nakuru pudo sentir su respiración en las mejillas. Hipnotizada por sus ojos oscuros, no pudo continuar. Ni siquiera podía pensar. Todo su cuerpo parecía sintonizado con el de él, explorar esa boca que estaba tan cerca, acariciarle el oscuro cabello, sentir su calor…
 
-Estoy fascinado por esta conversación -dijo él-. Por favor, continúa.
 
Ella se apoyó entre las dos fotocopiadoras tratando de lograr más distancia, más perspectiva.
 
-Touya me estás agobiando.
 
-Y tú me intrigas, Nakuru. Me interesa ver si sientes como las otras mujeres. Si me encuentras exótico, fascinante, atractivo.
 
Su boca estaba a pocos centímetros de la de ella. Nakuru se preguntó qué haría él si ella se acercara hasta que sus labios se unieran. Pero antes de que supiera que responder él se inclinó hacia ella y le susurró al oído.
 
-Hay alguien en la puerta. Relájate -le ordenó suavemente al sentirla tensarse, ella obedeció con dificultad-. ¿Es Kaiganase?
 
Por encima de su hombro ella miró y vio que efectivamente Kaiganase estaba ahí atento a todo lo que se decía dentro. Entonces bajó la mirada y asintió.
 
-Por mucho que me gustaría continuar con esto ahora, creo que es mejor que sigamos más tarde -dijo él en voz alta y dio un paso atrás-. Me gustaría mucho que aceptaras salir conmigo mañana. ¿Qué dices?
 
-Bueno yo… -dudó ella pero notó la mira de Touya y el movimiento de Kaiganase afuera y respondió en voz alta-. A mi también me gustaría salir contigo. ¿Dónde nos vemos?
 
-Pasaré a recogerte a tu casa -y antes de que ella objetara añadió-. Y no te preocupes por verte formal, preferiría verte con otro tipo de ropa que no esconda tu cuerpo. Unos jeans estarán bien, algo que deje ver ese cuerpo bonito y sexy que tienes. Algo atrayente.
 
Nakuru se quedó helada. Lo último que quería era parecer atrayente. No quería que hubiera atracción entre ellos. Aunque algo en su interior le dijo que ya era demasiado tarde para eso. Se ruborizó y bajó la mirada. Estaba nerviosa.
 
-Eres una mujer encantadora, Nakuru. De verdad creo que nos vamos a llevar muy bien -se acercó a la puerta.
 
Nakuru se quedó donde estaba. Si no tuviera el apoyo de la copiadora ella se habría caído al suelo. Respiró profundamente para intentar controlarse. Tenía que asistir a una reunión y no tenía tiempo para babear por un compañero ó empezar a imaginarse una atracción que no existía.
 
Si su presencia en el trabajo la ponía así, ¿cómo sería salir con él? Tenía que mantener el control. No se atrevía a imaginarse lo que ya había entre ellos. Sabía lo que un enamoramiento podía hacerle al corazón y no quería que le sucediera a ella.
 
Recogió sus copias y salió del cuarto para toparse con las mismas secretarias que sonreían maliciosas y Kaiganase unos pasos detrás de ellas con expresión seria. Enderezó los hombros y siguió su camino.
 
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Sakura solo pudo respirar tranquila cuando salieron del estacionamiento del edificio. Estuvieron largo rato callados hasta que ella notó que iban camino a su casa, por lo visto el día laboral había terminado.
 
-¿Pudiste decirle a Eriol lo de Nagano?
 
-Sí.
 
-¿Y qué pasó?
 
-Como era de esperarse Eriol está muy molesto con todo este asunto.
 
-¿Y qué es lo que hará al respecto?
 
-Lo que tenga que hacer -respondió evasivo.
 
-Por favor -exclamó ella impaciente-. ¿No vas a decirme lo que va hacer?
 
-No creo que debas saberlo.
 
-¿Por qué no?
 
-Es mejor que no te involucres demasiado en esto.
 
Sakura se cruzó de brazos e hizo un puchero encantador. Shaoran decidió concentrarse en el camino antes de hacer una tontería como frenar para besarla.
 
La joven, molesta al verse excluida de todo el asunto guardó silencio, una vez que se calmo pensó en lo que podrían estar planeando. Ella tenía un hermano posesivo y celoso, ¿qué haría Touya? Seguramente buscar a Nagano, conociendo a su hermano con toda seguridad iría directo a golpear al patán. Si Eriol y Shaoran no fueran parte de sus vidas, Sakura habría recurrido a Touya y Yukito, Tomoyo no podía pasar por todo eso sola.
 
Cuando por fin dieron vuelta en su calle y se estacionaron frente a su casa, Sakura se quitó el cinturón de seguridad y miró a Shaoran.
 
-Van a ir a buscarlo, ¿verdad? -No hubo respuesta-. ¿A dónde? ¿Lo harán mañana? -insistió sin resultado. Lo miró entrecerrando los ojos y bufó desesperada-. Como quieras, pero ten cuidado -y salió rápidamente del auto.
 
-Un momento señorita -gritó Shaoran saliendo también del auto y alcanzándola antes de que abriera la reja de su casa-. Me debes algo.
 
-No te comprendo -mintió ella metiendo la llave en la cerradura.
 
-Si que me comprendes -dijo él tomándola de los hombros para obligarla a volverse-. Me prometiste un beso y tienes que dármelo.
 
Sakura lo miró con aprensión. ¿Ella tenía que besarlo? Cuántas veces había soñado con hacerlo pero nunca se había atrevido a hacerlo realidad. Él era quien siempre la besaba no al revés.
 
Miró sus labios y mordió los suyos nerviosa. ¿Qué se sentiría amar a un hombre como él? ¿Sentiría lo mismo que Tomoyo siente por Eriol? ¿Se entregaría a él? Pensó palideciendo un poco. ¿La amaría él ó le rompería el corazón?
 
-Sakura -susurró él, ella levantó la cara para mirarlo a los ojos-. No me tendrás miedo ¿o si?
 
-No, nunca -respondió sin aliento y tomó aire trémula.
 
-No tienes que besarme si no quieres -dijo él peinándole un mechón de su cabello con los dedos, después fue bajando la mano lentamente para acariciar su rostro con el dorso.
 
-Lo sé, pero yo prometí…
 
-Olvida lo que prometiste -la interrumpió él y se miraron largamente hasta que él suspiro y agregó en voz baja-. Sakura Kinomoto ¿qué estás haciendo conmigo?
 
-“¿Yo? Nada” -pensó con sorpresa pues le era imposible hablar y agitó la cabeza negando.
 
-Sí -asintió él lentamente y sin poder contenerse añadió-. Creo que me estoy enamorando de ti.
 
Los dos abrieron los ojos sorprendidos por la revelación. Shaoran enrojeció un poco pero se negó a retractarse mientras Sakura sin aliento y con el corazón a mil por hora sopesaba lo que había escuchado.
 
Sorprendentemente llegó a la conclusión de que su corazón se llenaba de una calidez extraordinaria que le proporcionaba una felicidad nunca antes conocida.
 
Aun un poco temblorosa pero decidida dio un paso hacia él y tomo el rostro entre sus manos lo sintió contener el aliento revelándole así que no estaba tan tranquilo como aparentaba, lo que a ella le dio un poquito de valor.
 
Acarició sus mejillas con los pulgares y lo atrajo poco a poco hacia ella.
 
-Y yo de ti -confesó Sakura antes de besarlo.
 
Los ojos de Shaoran se abrieron como platos hasta que pudo comprender sus palabras, sus ojos se cerraron y ella pudo sentirlo sonreír levemente antes de devolverle el beso con una ternura infinita.
 
Shaoran se mantuvo quieto mientras sus manos apenas tocaban su cintura y sus labios se unían una y otra vez hasta que ella se separó tan lentamente que pareció eterno.
 
-Buenas noches -se despidió con rapidez y abrió la reja para correr por el camino hasta la puerta de su casa.
 
En sus prisas olvidó cerrar la reja y Shaoran se quedó contemplando cómo se alejaba hasta entrar en la casa.
 
-Buenas noches -dijo antes de cerrar el mismo la reja y sonriendo dirigirse a su auto.
 
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-¿Aquí es? -preguntó Shaoran asomándose por la ventana del copiloto para mirar el enorme gimnasio frente al que pararon.
 
Eriol solo asintió, desde el día anterior había tenido que luchar consigo mismo para contener la furia que bullía dentro de él.
 
-Buscaré un lugar para estacionarme -informó volviendo a arrancar el auto.
 
Pensaba en lo sucedido la noche anterior cuando sin avisar se presentó en el apartamento de Tomoyo pues tenía que cerciorarse que ella estuviera bien. Al principio cuando le abrió la puerta se mostró sorprendida pero enseguida se lanzó a sus brazos y se aferró a él con fuerza.
 
Flash Back -
 
-¿Estás bien? -le preguntó acariciando su espalda, ella solo asintió.
 
Tomoyo se separó apenas lo necesario peinó su cabello y lo besó.
 
-Me da gusto verte aquí -sonrió conteniendo las lágrimas y le tomó la mano para llevarlo dentro.
 
Hablaron un poco sobre el día que habían tenido y Tomoyo evadió lo sucedido con Nagano.
 
-¿Hay algo que no me estás diciendo? -se aventuró a preguntar.
 
Justo entonces sonó el timbre de la puerta anunciando la llegada de la pizza que habían pedido para cenar y Tomoyo se adelantó a abrir la puerta, Eriol llegó justo detrás de ella y pagó al repartidor para después llevar la pizza al saloncito.
 
Tomoyo estuvo inmóvil unos segundos y después se dirigió a la cocina por los platos y el refresco que tomarían.
 
Cuando ella regresó a su lado Eriol le quitó las cosas y la obligó a mirarlo.
 
-Si algo va mal me lo dirías ¿verdad? -ella asintió bajando la mirada.
 
-¿Podemos hablar de esto en otro momento? -Pidió al no encontrar el valor para contarle lo sucedido-. Hoy no quiero pensar en eso.
 
Eriol asintió y volvió a abrazarla para proporcionarle algún consuelo. Ella suspiró antes de buscar sus labios y fundirse en un beso profundo y apasionado.
 
Pasaron el resto de la noche comiendo pizza mientras veían televisión, él se percató de lo vulnerable que ella se sentía. La llevó a la cama cerca de las once y no pudo separarse de ella, los dos durmieron entrelazados compartiendo la misma almohada.
 
Esa mañana él se despertó antes y se entretuvo contemplándola hasta que ella abrió los ojos. Desayunaron juntos y él se despidió prometiéndole volver por la noche.
 
Fin Flash Back -
 
Eriol volvió a concentrarse en su respiración, dejando atrás sus recuerdos mientras veía que Shaoran hablaba con el encargado de la recepción. Al parecer no podían entrar sin ser miembros del gimnasio.
 
Por fin Shaoran sacó su cartera y pagó por dos membresías y les permitieron el paso.
 
Afortunadamente Eriol tenía la seguridad de que Nagano estaba dentro; según el investigador privado que contratara, el hombre iba ahí con mucha frecuencia y tenía planeada una sesión de entrenamiento para esa tarde.
 
Buscando por fin llegaron a la segunda planta donde se practicaban artes marciales y boxeo. Dieron con la zona donde colgaban las bolsas de boxeo y el cuadrilátero acaparaba el fondo del lugar.
 
Nagano estaba en el cuadrilátero con los guantes y los protectores del rostro puestos recibiendo indicaciones del instructor mientras otra persona igualmente armada esperaba dando brincos en la esquina contraria.
 
Ochida estaba abajo con los guantes colgando de sus hombros y dando de gritos.
 
Shaoran y Eriol guardaron una distancia prudente para observar a Nagano mientras boxeaba.
 
-Su técnica no es mala -comentó Shaoran-. Pero aún así sigues siendo mejor que él.
 
-Vamos -murmuró Eriol y se acercaron al cuadrilátero-. ¡Nagano! -Le gritó atrayendo su atención-. Hay un asunto que debemos aclarar.
 
-Mira nada más que tenemos aquí -rió Etsuya golpeando los puños y se dirigió a Ochida-. Es el pez gordo de Tomoyo.
 
Ochida rió y miró a Eriol evaluándolo, no le pareció peligroso y su amigo tampoco.
 
-¡Ey!, ustedes dos -dijo el instructor bajando del ring-. Si no están inscritos en la clase no pueden estar aquí.
 
Shaoran se acercó al hombre y lo llevó aparte para hablar con él y explicarle con pocas palabras el motivo de su presencia. Cuando terminaron el hombre levantó la vista para mirar a su alumno con asco y asintió.
 
-Debo hacer una llamada, regresaré en un momento.
 
-Gracias -dijo Shaoran en voz baja.
 
-Muy bien Hiraguizawa ¿por qué no subes aquí para que tratemos nuestro asunto?
 
Eriol comprendió perfectamente y se dirigió a otro de los presentes para pedirle prestados sus guantes. Al hombre no le caía muy bien Nagano y se ofreció no solo a prestárselos sino que lo ayudó a colocarse los guantes.
 
Eriol se quitó los lentes y la camisa que llevaba. Nagano y Ochida se reían en la esquina contraria. Cuando estuvo listo Eriol se subió al ring con tal agilidad y confianza que desconcertó a su oponente por un momento.
 
-Muy bien Hiraguizawa -rió Nagano mostrando el protector dental que llevaba-. Viniste a defender el honor de tu novia ¿eh?
 
-Cállate y pelea -ordenó Eriol lanzando el primer golpe.
 
La sorpresa brilló en los ojos de Nagano al sentir el puño de Eriol y trastabilló pero de inmediato recobró el equilibrio y se movió por el ring buscando el equilibrio y se movió por el ring buscando dar el siguiente golpe, Ochida lo animaba desde su esquina. Shaoran solo observaba con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
 
-¡Rompe su bonita cara! -gritó Ochida, Shaoran se limitó a mirarlo.
 
-Muy bien Hiraguizawa, veo que vas en serio.
 
Siguieron lanzando golpes, Eriol esquivaba cada golpe pero Nagano no tenía la misma suerte, en poco tiempo recurría a abrazar a su oponente para detener sus golpes, Eriol lo apartaba furioso.
 
Conforme pasaban los minutos Nagano notaba la destreza de Eriol y empezó a recurrir a otras tácticas para distraerlo.
 
-Tomoyo es una delicia ¿verdad Hiraguizawa? -le decía al acercarse.
 
Eriol falló el primer golpe. Shaoran contuvo un grito de advertencia.
 
-“Concéntrate, concéntrate” -pensaba Shaoran conteniendo un grito de advertencia.
 
-Seguro que ya la tuviste -seguía Nagano-. Tuviste más suerte que yo, ¿te dio mucho trabajo Hiraguizawa? ¿Peleó mucho antes de que la hicieras tuya?
 
Eriol vio todo rojo y por un momento perdió el control lanzándose con todo a su oponente, cosa que este aprovecho para lanzar por el primer derechazo certero que mando a Eriol contra las cuerdas.
 
Eriol se sostuvo a duras penas mientras Nagano brincaba levantando los brazos celebrando una victoria prematura.
 
Shaoran mientras tanto fue con su amigo y le habló con decisión.
 
-Concéntrate Eriol, olvida lo que te dice, no lo escuches, no imagines cosas. -insistió buscando su cara incluso sujetándole la cabeza para examinarle la herida-. Concéntrate y acaba de una vez con esto.
 
-¡Ochida, amigo! -gritaba Nagano-. Conozco un par de chicas con las que podemos celebrar esta noche.
 
-Solo si a mí me toca la gatita interesante -gritó Ochida en el mismo tono burlón de su amigo-. Quiero ver como se encienden esos ojos verdes.
 
El que si se encendió en ese instante fue Shaoran y le lanzó una mirada asesina a Ochida que aún reía.
 
-¿Por qué no haces caso a tus propios consejos? -le preguntó Eriol incorporándose a la vez que se limpiaba la sangre que escurría por el labio.
 
-Muy gracioso -replicó Shaoran-. Termina con esto de una buena vez antes de que lo haga por ti -Eriol asintió antes de volverse listo para continuar.
 
-¿Listo? ¿Tan pronto? -sé burló Etsuya-. ¿Por qué no esperamos un poco más? No quiero aprovecharme de ti.
 
Eriol con aire resuelto le hizo una seña para que se acercara y él otro lo hizo.
 
-¿Cómo fue Hiraguizawa? -le preguntó brincando a su alrededor-. ¿Te rogó que pararas? ¿Te dejó con las ganas?
 
Eriol apretó los dientes y no escuchó más, los labios de Nagano se movían pero él se concentró en los golpes que le daría y así lo hizo. Uno, dos, tres golpes y lo tuvo contra las cuerdas.
 
Más personas se habían reunido en el lugar y los vítores no se hicieron esperar. La superioridad de Eriol era evidente, Nagano pasó gran parte del tiempo contra las cuerdas hasta que por fin cayó a la lona.
 
-No me estás dando ninguna satisfacción Nagano -dijo Eriol escurriendo de sudor.
 
Nagano con el labio partido, la nariz sangrando y un ojo hinchado luchaba por incorporarse hasta que se dio por vencido cayendo de lleno a la lona.
 
Eriol puso una rodilla a su lado y lo ayudó a volverse boca arriba
 
-Más te vale que dejes a mi novia en paz Nagano, porque la próxima vez no tendré tanta consideración -le advirtió luchando por quitarse los guantes hasta lograrlo.
 
-No puedes estar siempre con ella -dijo Nagano testarudo refiriéndose a ambas chicas.
 
-Escúchame bien -gritó Eriol agarrándolo de su camiseta para acercárselo a la cara-. Estoy a punto de hacer un trato con tu padre, necesita una importante inyección de capital para su negocio o se va a la ruina y no creo que a él le agrade saber que estás haciéndome la vida difícil -Nagano abrió el único ojo sano comprendiendo sus palabras-. Voy a estarte vigilando y si acaso me llega si quiera un rumor de que has vuelto a hacer a una chica lo que intentaste con Tomoyo júralo que te lo haré pagar.
 
Nagano asintió con dificultad y Eriol lo acercó un poco más a él.
 
-Aléjate de Tomoyo, no te quiero ni siquiera en el mismo lugar que ella, si me entero de lo contrario volveré -y lo soltó para dejarlo caer con un golpe seco contra la lona.
 
Mientras Eriol bajaba del ring Shaoran se acercó a Ochida y lo detuvo antes de que subiera al ring a ayudar a su amigo.
 
-Lo mismo va para ti -le advirtió al hombre que le sacaba una cabeza de altura-. No te acerques a Sakura que por ella respondo yo.
 
-¿Ah sí? -dijo Ochica altanero-. ¿Tú vas a detenerme?
 
-Pruébame y verás.
 
Shaoran iba a darse vuelta cuando Ochica lanzó un golpe que esquivó con facilidad para lanzar el suyo al estómago sacándole todo el aire. Ochida cayó de rodillas farfullando incrédulo.
 
-Ya lo sabes -le advirtió alcanzando a Eriol que ya devolvía los guantes prestados al tiempo que recibía felicitaciones de todos los que estaban ahí presentes.
 
-Buena técnica -dijo el instructor apareciendo de repente-. ¿Dónde entrenó?
 
-En Inglaterra -respondió Eriol.
 
-Dos años campeón en la universidad -agregó Shaoran antes de salir del lugar.
 
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El sol empezaba ocultarse en el horizonte cuando Touya se estacionó frente a la casa de Nakuru, se bajó del mismo y dio la vuelta para abrirle la puerta.
 
-Muchas gracias Touya -decía ella al tomar su mano para bajar y agregó abrazando el conejo de peluche que él ganara para ella en el tiro al blanco-. Por todo. Nunca había ido a una feria.
 
Touya sonrió pensando en lo difícil que fue que se relajara, aunque una vez que lo hubo logrado fue divertido verla disfrutar de la experiencia y aprovechar cada oportunidad para tocarla o abrazarla como cuando le enseñó a disparar en el tiro al blanco. La siguió hasta la puerta admirando su figura, al menos le había hecho caso en lo de los jeans, la blusa coqueta había sido elección de ella y aunque seguía con el cabello recogido en una coleta, ya era una diferencia enorme de sus moños apretados.
 
-Nunca creí que las casas de espantos fueran tan aterradoras -comentó ella buscando sus llaves.
 
Touya volvió a sonreír recordando la forma en que gritaba y se colgaba de él cada vez que se asustaba.
 
-Bueno, muchas gracias -se despidió ella al abrir la puerta-. Nos vemos el lunes.
 
-Yo creo que todavía no es el momento de despedirnos -susurró él.
 
-¿Por qué no?
 
-Porque es mejor que vean que me quedo un rato más contigo o tal vez que pasemos la noche juntos.
 
-¿Qué? -Gimió Nakuru abrazando su conejo-. ¿La noche juntos? No-no -tartamudeó y buscó con la mirada alrededor-. ¿Quién va a notarlo?
 
-El mismo Kaiganase ha estado siguiéndonos toda la tarde, ¿no lo notaste?
 
-No -negó ella abrumada. Cómo notarlo cuando él acaparó cada uno de sus sentidos todo el día. Cómo hacerlo cuando había disfrutado tanto con su compañía.
 
-¿Me invitas un café? -sugirió Touya con inocencia.
 
-Supongo que sí -respondió ella con renuencia y entraron a la casa.
 
Touya disfrutó observando el interior de la casa, un hogar acogedor, con colores alegres. Un vivo reflejo de la mujer que pudo conocer un poco más ese día.
 
-Ponte cómodo -dijo ella señalando el sillón del salón-. Iré a preparar el café -y desapareció por la cocina.
 
-“Oh no” -negó Touya en su interior siguiéndola a la cocina-. “No dejaré que te pongas la armadura otra vez”.
 
Cuando llegó a la cocina Nakuru buscaba frenética en las alacenas y sacaba las tazas y el café.
 
-Tampoco tienes que hacerlo enseguida -dijo él sobresaltándola sin querer-, podemos tomarnos todo el tiempo del mundo para tomar ese café.
 
-¿De verdad crees que es necesario hacerles creer que… que tu y yo…? -se entretuvo poniendo el café mientras esperaba que él respondiera pero Touya no le dio tregua.
 
-¿Qué tu y yo… qué?
 
-¿Qué, qué pasamos la noche juntos?
 
-Me parece que si. Kaiganase no se fía de mí, tal vez nunca lo haga, pero esto lo convencerá.
 
-No me parece -negó ella terminando de poner el café, aunque evitó volverse a mirarlo.
 
-¿Qué es lo que no te parece?
 
-Qué piensen que soy una chica fácil, que en la primera cita…
 
Se detuvo al sentir a Touya detrás de ella y contuvo la respiración cuando puso las manos a cada lado de su cuerpo para acorralarla y hablarle al oído.
 
-Yo jamás pensaría que eres una chica fácil, al contrario, eres difícil, muy difícil.
 
-No quiero esto -dijo ella negando con la cabeza.
 
-¿Qué cosa?
 
-Esto -tragó saliva-. Esto que me haces, no quiero una aventura.
 
-Yo tampoco -aseguró él-. Prefiero las relaciones serias y a largo plazo.
 
-¿A largo plazo? -preguntó ella en un hilo de voz.
 
-Sí y con la chica correcta, para siempre.
 
-¿Una relación estable, formal?
 
-Sí -respondió dejándola sin respiración.
 
-¿Conmigo? -gimió.
 
-Contigo.
 
-No, no puedo -casi sollozó.
 
-¿Por qué? -quiso saber-. Yo te gusto estoy seguro.
 
-No quiero una relación, con nadie.
 
-¿De qué tienes miedo?
 
Nakuru se tensó, ¿cómo podía él saber que sentía miedo?
 
-No quiero ser como mi madre -dijo al fin, Touya guardo silencio solo la abrazó y recargó la barbilla en su hombro-. Ella se perdió por un hombre, lo olvido todo, lo dejó todo por él para seguirlo. Me dejó a mí.
 
-No eres como ella.
 
-No me conoces -replicó ella llorando y tratando de liberarse.
 
-Sí, si te conozco. Te he observado, siempre, cada minuto desde que trabajamos juntos y el día de hoy. Sé qué clase de mujer eres y tú no abandonarías a un hijo por nadie, ni por mí.
 
-¿Tú qué sabes?
 
-Lo sé, lo sé casi todo de ti Nakuru Akizuki y quiero saberlo todo.
 
-No -dijo luchando contra ella misma-. No quiero esto, no quiero que me rompas el corazón.
 
-No lo haré, lo prometo.
 
-No puedes prometerlo.
 
-Sí, si puedo y lo hago ahora. ¿Puedes tú prometer lo mismo?
 
-¿Yo?
 
-Tú también puedes Nakuru, porque tú también me haces vulnerable. ¿Puedes prometerlo? -Insistió besando su oído-. ¿Puedes prometer no romper mi corazón?
 
Nakuru cerró los ojos conteniendo la respiración, podía sentir su calor, su aroma y el roce de sus labios en su cuello.
 
-Lo prometo -asintió.
 
Nakuru sintió su aliento en la sien y, de pronto, sus labios. No pudo respirar, ni pensar. Ninguna de las dos cosas, eran necesarias.
 
Apoyada en sus brazos, se rindió a los besos de él en sus mejillas, sus oídos, su cuello. Su aliento le recorrió el escote, notó cómo su cuerpo se calentaba, casi se derretía, esperando su contacto.
 
Touya cubrió de besos, cada milímetro de su cuello. Al acercarse aún más, ella notó contra sus caderas la prueba de que su deseo era compartido.
 
Nakuru tembló y él acarició sus caderas, frotándose contra ella con suavidad e incrementando el ansia que los poseía.
 
Cuando Touya deslizó las manos por su abdomen, luego hacia sus muslos y de vuelta a su cintura se sintió tan perdida que creyó que iba a desmayarse.
 
-Nakuru -susurró.
 
Las palabras se agolparon en la mente de ella pero ninguna salió de su boca. Apoyada en su hombro levantó la cabeza. Los labios de Touya se posaron en los suyos con suavidad, como si sólo quisiera probarlos.
 
Ella se acercó más, poniéndose de puntillas, y haciendo que el beso fuera más profundo. Él la abrazó con el calor de su lengua.
 
Recorrió el torso de ella con sus manos, como para calmarla, pero con el único efecto de incrementar su pasión.
 
Ella quería más. Quería sentirse plena y calmar toda su tristeza.
 
Cuando Touya acarició sus pechos, ella reaccionó de forma instintiva, arqueando la espalda para hacerlos más accesibles.
 
Con un ansia que no había sentido antes, Nakuru también exploró el cuerpo de él, disfrutando de su calor, mientras recorría sus muslos con las palmas de las manos.
 
Con un rápido movimiento, Touya la volvió hacia él, para levantarla y colocarla sobre el banco junto a la ventana. Se apretó contra ella y, como respuesta, Nakuru se abrió a él.
 
Los dos jadeaban, deseando más que nada el contacto íntimo. Touya prácticamente le arrancó la tira que sujetaba su cabello y lo soltó hundiendo las manos en la sedosa cabellera, haciéndola gemir.
 
Touya se separó apenas unos milímetros para poder observar su rostro enamorado por el largo cabello, acarició con los pulgares las mejillas sonrojadas y los labios hinchados por sus besos.
 
De reojo un movimiento afuera atrajo su atención. Volvió a mirarla a ella tan preciosa con aquella mirada apasionada en sus ojos.
 
Nakuru echó la cabeza hacia atrás para ofrecerle sus labios. Y él no perdió el tiempo.
 
Esta vez fue diferente, más lento, más suave, tan tranquilizador como erótico. Tan apacible como excitante, hasta que el ansia fue disminuyendo.
 
Momentos después y con evidente mala gana, él levantó la cabeza.
 
-Vamos al salón -dijo tirando de su mano suavemente.
 
Ella aspiró hondo, soltó el aire muy despacio y asintió.
 
Al llegar al salón Touya volvió a ver algo a través de la ventana pero esta vez estuvo seguro de lo que había afuera.
 
-Olvidamos el café -dijo de repente-. ¿Por qué no vas por el mientras yo salgo un minuto?
 
Nakuru asintió confusa pero obedeció y regresó a la cocina mientras él salía de la casa. Ya ahí se negó a pensar o razonar lo que acababa de pasar entre ellos, lo único que sabía era que quería seguir experimentando y disfrutando de su compañía.
 
Preparó la bandeja del café y sirvió las dos tazas, cuando notó lo que sucedía afuera.
 
Touya sujetando a Kaiganase por la chaqueta mientras este trata de apartarlo. Nakuru supo que sería un error que Kaiganase la viera observando en la ventana y con la bandeja en las manos regresó al salón.
 
-¿No fue suficiente con seguirnos todo el día? -gruñía Touya.
 
-Basta Kinomoto.
 
-¿Y qué es esto? -Exigió tomando la cámara que llevaba en sus bolsillos-. ¿Hironobu no confía en la palabra de su empleado más fiel?
 
-Dame eso Kinomoto.
 
-Este lo ignoró y encendió la cámara para ver las imagines que en ella había. Como él sospechaba los siguió toda la tarde y no conforme con eso los espió por la ventana de la cocina.
 
-Me quedo con esto -afirmó con dureza-. Ahora lárgate, no te quiero ver por aquí de nuevo, no quiero que eches a perder todo, Nakuru pudo haber notado tu presencia antes de que yo.
 
-No lo creo, la tenías muy ocupada.
 
-Lárgate -dijo él entre dientes y esperó hasta que lo vio subirse a su auto y partir.
 
Cuando volvió a la casa Nakuru lo estaba esperando en el centro del salón con los brazos cruzados y todas las cortinas corridas, Touya supo que había visto a Kaiganase.
 
-¿Ya se fue? -el asintió-. ¿Estás seguro?
 
-Con él no podría estar seguro de nada, pero no creo que regrese.
 
-Muy bien porque ya me estaba cansando de este jueguito de la interpretación -mintió ella apartando la mirada.
 
-No hagas esto -pidió él.
 
-¿Qué no haga qué?
 
-No vuelvas a alejarte de mí.
 
Nakuru iba a replicar cuando vio la cámara que llevaba Touya y palideció.
 
-¿Es de Kaiganase?
 
-Sí, te dije que nos había seguido todo el día.
 
-¿Nos tomo fotos? ¿Nos vio en la cocina? -dijo escandalizada y se acercó a Touya para tomar la cámara pero él no se la dio-. ¡Tú lo sabías! -lo acusó-. Tú sabías que estaba ahí mirando.
 
-No, no lo sabía y no lo supe hasta que lo vi cuando regresamos al salón.
 
-Quiero que te vayas.
 
-No.
 
-Sí, pero antes dame la cámara.
 
-Voy a dártela pero no ahora.
 
-¡Vete! -exigió luchando por quitársela.
 
Touya arrojó la cámara al otro lado del salón y la abrazó para retenerla a su lado.
 
-¡Suéltame! -luchó ella.
 
Él no dijo nada solo la apretó contra él y buscó sus labios.
 
-Ya no tienes que hacer eso -gruñó ella volviendo la cara para evitarlo-. Kaiganase se fue.
 
Por fin pudo atrapar sus labios y la besó con una ternura tal que la sorprendió. Trató de apartarse pero él no se lo permitió y siguió luchando pero solo consigo misma hasta que se rindió y rodeo su cuello con los brazos permitiéndole profundizar en el beso, hasta que Touya levantó el rostro para mirarla largamente sin dejar de abrazarla.
 
-Puedes quedarte con la maldita cámara -dijo él firme pero suavemente-. Pero no me iré de aquí hasta que hayamos hablado, hasta que aclaremos lo que sucede entre nosotros y no me importa si nos lleva toda la noche.
 
Nakuru asintió sabiéndose perdida y dejó que él la llevara hasta él sillón donde sin soltarla, él se dejó caer arrastrándola con él.
 
Ella quedo sobre él y observó su expresión decidida. Acarició su cabello y suspiró antes de inclinar la cabeza y besarlo.
 
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Tomoyo miró el reloj de pared y vio que casi era hora, dejó el par de velas sobre la mesa y contempló el resultado. Todo estaba perfecto. Volvió a la cocina y dio un último vistazo a la cena, todo estaba en su punto.
 
Cuando escuchó el timbre, brincó emocionada y nerviosa se quitó el delantal que cubría su vestido azul, corrió a la puerta pero se detuvo frente al espejo para evaluar su apariencia antes de abrir.
 
-Buenas noches princesa -saludó Eriol llevando un ramo de flores en una mano y una botella de vino en la otra.
 
La sonrisa de Tomoyo se desvaneció en un segundo en cuanto notó que la apariencia impecable de Eriol se veía arruinada por el labio partido y el cardenal en la barbilla.
 
-¡Eriol! -exclamó horrorizada y lo tomó del brazo para hacerlo pasar-. ¿Qué sucedió?
 
-Nada del otro mundo -sonrió él.
 
Preocupada la chica lo llevó hasta el sillón del saloncito.
 
-Esto es para ti -dijo tendiéndole las flores y la botella.
 
-Gracias -dijo distraída al tiempo que las tomaba y lo hacía sentarse-. ¿Cuándo fue esto? ¿Cómo…? -preguntó aturdida.
 
-Está tarde, siéntate conmigo -le pidió golpeando con la palma el lugar a su lado.
 
-En un momento -y desapareció en la cocina el tiempo suficiente para que Eriol admirara sus esfuerzos en la mesa y percibiera el olor de la cena.
 
-Huele delicioso -le dijo a ella cuando regresó a su lado.
 
Tomoyo llevaba hielo envuelto en un trapo de cocina. Se sentó a su lado y le puso el hielo en el labio con sumo cuidado.
 
-¿Te duele mucho?
 
-No realmente no.
 
-¿Quién te hizo esto? -preguntó temiendo lo peor.
 
-¿Me creerías si te digo que fue una puerta? -respondió él intentando bromear.
 
Ella negó con la cabeza y se mordió el labio intentando no llorar.
 
-Fue Nagano ¿verdad? -Eriol guardó silencio a modo de respuesta y los ojos de ella se llenaron de lágrimas.
 
-No hagas eso -le pidió él secando la primera lágrima que caía.
 
-Fue mi culpa.
 
-No, no lo fue -replicó él apartando el hielo para atraerla hacia él y abrazarla.
 
-Lo siento -insistió ella-. Debí avisarte, advertirte, pero temí…
 
-Fui a buscarlo -la interrumpió él.
 
-¿Cómo? -Se incorporó limpiándose las lágrimas-. ¿Qué hiciste?
 
-Shaoran fue conmigo -le informó tratando de tranquilizarla e intentó abrazarla de nuevo pero ella se resistió.
 
-¿Qué hiciste? -insistió preocupada.
 
Eriol suspiró y se conformó con tomarle las manos y así le explicó lo sucedido evitando los detalles que pudieran mortificarla.
 
-Te aseguro que él quedo peor que yo.
 
-Eriol, no tenías que hacer esto.
 
-Sí, si tenía -afirmó él solemne.
 
-¿Por qué?
 
-Porque te amo, porque es mi derecho protegerte y porque prometí que él no volvería a molestarte.
 
-Oh Eriol -susurró ella antes de lanzarse a sus brazos-. Yo también te amo y no quiero que nada malo te pase.
 
-Nada malo me sucederá -aseguró él estrechándola con fuerza-. Lo de Nagano está resuelto.
 
-¿Estás seguro?
 
-Completamente.
 
-Gracias -sonrió ella antes de besarlo pero él se quejó cuando sus labios se tocaron-. ¿Te duele?
 
-No mucho.
 
-No quiero lastimarte -dijo ella tocando con un dedo la herida.
 
-Me lastimaría más que no me besaras.
 
-¿Seguro?
 
-Sí.
 
-¿Así? -se inclinó hacia él lo necesario para que sus labios se rozaran brevemente antes de apartarse de nuevo -el asintió y ella volvió a besarlo.
 
Él se ocupó del resto. La rodeó con sus brazos y la estrechó contra su cuerpo. Y con un suave gemido de rendición, Tomoyo le echó los brazos al cuello.
 
Se quedaron así un largo rato, besándose y susurrando palabras dulces y emocionantes.
 
-¿Quieres cenar? -le preguntó ella poniéndole un dedo sobre los labios, sintió la calidez de su aliento sobre la palma de su mano. Entonces él le tomó la mano y besó la punta de los dedos.
 
-Creo que te prefiero a ti -murmuró antes de empezar a besarla otra vez.
 
Él deslizó la mano por la espalda y sin perder ni un instante, Eriol empezó a besarla con mimo y suavidad en el cuello y en la cara, en la oreja y en la mejilla.
 
-¿Qué quieres tú, amor mío? -le dijo mientras le mordisqueaba el lóbulo de la oreja.
 
-Ah -ella se apretó sin timidez contra él-. Todo…
 
-¿Todo?
 
-Ah, sí Eriol…
 
Le agarró la cara con las dos manos y empezó a besarla ardientemente, mordisqueándole los labios, provocándola con su lengua juguetona, trazando la silueta de su labio inferior hasta que ella gimió de nuevo.
 
Pasados unos momentos en los que Tomoyo pensó que se derretiría, él se apartó lo suficiente para levantarse y tomarla en brazos para subir las escaleras.
 
Continuará…
 
Nota de la autora: ¡Hola a todos! Mil perdones por la tardanza pero bueno creo que me he reivindicado con este larguísimo capítulo, el más largo de esta historia (hasta el momento). Sufrí mucho para escribirlo, la inspiración me abandonó completamente, sabía lo que quería hacer pero no podía escribir ni una palabra, pero entonces, hace dos semanas BUM de repente me levanté inspirada y lista para empezar y a escribir y a escribir, todos los días escribía algo, cosas nuevas llegaron para formar parte de este capítulo como las escenas de Touya y Nakuru, las de Shaoran y Sakura, Fuutie y Yue y esta última de Eriol y Tomoyo. De una vez aclaro que aunque le di un motivo a Meiling para estar en Japón no pretendo darle una historia a ella, aunque ya tenga galán, sería demasiado. Incluí a Fuutie y Yue porque muchos me decían que los extrañaban y como ven no hubo platica entre ella y Sakura sobre el joven del disfraz verde pues Fuutie acabó desmayándose en el restaurante. Aun no se qué sucederá exactamente con Hironobu, Toshime, Will y Sonomi, no lo sé, ya llegará la inspiración (espero). Como se habrán dado cuenta he evitado el Lemon, aunque como alguien por ahí me recomendó cambiaré la clasificación del fic porque no me ha salido tan rosa como yo esperaba. Muy posiblemente el siguiente sea el final, así como lo leen, el final. Si todo sale como lo estoy planeando también será un capítulo largo, aunque todavía no sé muy bien que haré, así que posiblemente me tarde en actualizar.
Tampoco sé si habrá epílogo o si en este habrá lemon, no lo sé de verdad que no. Todo será decidido por mi muso inspirador llegado el momento. Aunque mi amiga Crystal23 ya está presionando para que haya epílogo y claro siempre me presiona para que me apure a escribir. Y por supuesto también me ha estado dando ideas, así que todo es posible.
Gracias a todas las chicas que de vez en vez me enviaban algún review pidiéndome que actualizara, eso me recordaba que debía seguir intentando. Gracias a Blanca Azucena por las ideas, de verdad estoy considerando utilizar una de ellas.
Espero que les haya gustado este capítulo, ya ven, hubo mucho romance tal y como a mí me gusta jajaja espero ustedes también lo hayan disfrutado.
Besos y hasta pronto
Daulaci