Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Sombras del Pasado ❯ Despertares ( Chapter 2 )

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DISCLAIMER: Los personajes de Card Captors Sakura y todo lo relacionado con ellos, pertenecen a CLAMP. La trama de Sombras del Pasado es propiedad de Inner Angel.
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SOMBRAS DEL PASADO
Capítulo II. Despertares
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In my dreams
I was drowning my sorrows
But my sorrows
They learned to swim…

Waves of regret and
Waves of joy
I reached out for the one
I tried to destroy… (1)
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En las agitadas noches de la ciudad de Hong Kong, una figura no menos agitada miraba con melancolía a través de la ventana de una de las más antiguas mansiones de toda China. Antigua en verdad, casi tanto como el mundo, llena de historia y misterios, de profundos secretos, y de una maldición que ocupaba ahora todos los pensamientos del joven de rebeldes cabellos castaños, cuya mirada ambarina se perdía entre las estrellas.
Las cosas no estaban nada fáciles para el nuevo líder del Clan Li, quien hacía poco más de un año, justo en su cumpleaños número 16, había asumido ya semejante compromiso. Desde luego no tenía aun toda la responsabilidad inherente a dicha posición, pues su preparación no terminaría hasta los 23 años, cuando se haría cargo de las Empresas Multinacionales Li – Corporations, además de la jefatura plena del Clan y del Concilio de Hechiceros de Oriente, que por los momentos compartía con su madre y los ancianos patriarcas.
Ser líder del Clan Li no era una decisión que se tomaba voluntariamente, sino una obligación de familia, de sangre marcada por la magia de muchas generaciones anteriores de grandes guerreros y hechiceros, hacedores de hazañas y protagonistas de mitos y leyendas, que aun hoy se cantan dentro de los confines del orbe mágico, pero que en el banal mundo de los mortales comunes y corrientes, se ignora por completo.
Li Syaoran nació para ser líder, era su destino como descendiente directo del mismo Clow Reed. Desde los tres años no conoció otra cosa que los más duros entrenamientos en artes marciales y magia, la más estricta disciplina por parte de su Sensei, lo que poco a poco fue moldeando su carácter callado, fuerte, distante, en control de sus emociones, siempre bajo la vigilante mirada de su madre.
Pero su indiferencia y frialdad no llegaban hasta lo profundo de su corazón, donde esos sentimientos que le habían enseñado a reprimir y desechar como simples obstáculos en el camino del guerrero perfecto, tenían un pequeño rincón junto con sus recuerdos más preciados.
La agradable quietud de la habitación donde se encontraba el joven fue rota por la llegada repentina, y no menos escandalosa, de una alocada joven de largos cabellos negro azabache.
“¡XIAO-LANG, por fin te encuentro!!!... si que sabes esconderte, eh?!”.
El joven volteó su rostro para encontrarse con los ojos rojizos y rebosantes de alegría de su prima. “¿Qué quieres Meyling?”, contestó en un tono de voz neutro y frío, demasiado indiferente para alguien tan joven. A pesar de lo distante de su semblante, se alcanzaba a distinguir algo de resignación en el fondo de sus ojos.
“Debí imaginarme que estarías de ermitaño como siempre, no sé porque no quieres venir a la fiesta en casa de los Cheng”, replicó Meyling de forma desenfadada, y ya una vez puesta a hablar, nunca sabía cuando parar.
“¡Va a estar genial!, escuche que contrataron a uno de los DJ´s más famosos de todo Asia, ¿te imaginas???.... ¡no puedo esperar!... aunque aun no sé que ponerme. ¿Tu que piensas Syaoran?, debo ir en plan sexy-femme-fatal… o mejor de chica-ruda-y-peligrosa, mmnnn, ¿tu que crees?...”. Meyling gesticulaba frenéticamente, como una niña de 8 años a quien acaban de ofrecer un chocolate, mientras Syaoran la contemplaba con auténtico fastidio.
“...!JAJAJA!!!, ya casi puedo ver la cara de Alina cuando me vea llegar con Ryu. ¡Seguro que se lleva el susto de su vida!!, con lo engreída que es esa arpía va a poner verde de envidia...”.
“¡MEYLING!”.
Syaoran alzó su profunda voz para hacerse oír por encima del escándalo que había montado su prima. La miró con severidad antes de proseguir, “... si viniste sólo a eso será mejor que vayas a fastidiar a mis hermanas”.Su voz retumbó cortante como una hojilla hasta los oídos de Meyling, cuyo rostro se encendió de furia en milisegundos.
“¡Hmmpf!, no tienes por que ser tan grosero!”, dijo con un chillido capaz de romper el cristal mas fino. “Sólo vine porque tu madre requiere tu presencia en sus habitaciones”. Sin decir nada más la chica se dio media vuelta agitando dramáticamente su larga cabellera y saliendo tan abruptamente como había llegado. Parecía molesta, pero en el fondo de su corazón estaba latente una profunda preocupación por su primo, que crecía con cada día que pasaba.
‘¿En qué te has convertido Syaoran?… ya no se quien eres’, pensó para sí misma mientras avanzaba por entre los amplios e interminables pasillos de la mansión Li.
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La cálida luz del sol, brillante creadora de la vida sobre la tierra, es a la vez, la creadora de las sombras del mundo, que se arrastran a su paso, y que lo devoran todo en las noches, ante la mirada pasiva de la luna. Es la paradoja del bien y el mal, siempre en constante lucha, pero atados el uno a la existencia del otro. Es la lucha por el equilibrio, donde ambos combaten por prevalecer.
Esas sombras crecían ahora en rincones oscuros y apartados, tomando forma, alimentándose del odio y maldad del hombre, de su egoísmo y ambición, preparándose para resurgir de sus tinieblas a la hora señalada para su venganza.
“El momento se acerca”.
Una voz tenebrosa se hacía eco en la obscura caverna donde se gestaban los horrores del mundo. “Pronto mis amigos, muy pronto serán libres de nuevo y yo tomaré la sangre de quienes rompieron el pacto”.
Un sinfín de formas sombrías se agitaban con ansias, babeando y gruñendo de excitación ante las palabras de su protector, muy pronto serían liberadas para esparcir un rencor desenfrenado hacia aquello que las ha engendrado; pues los sentimientos del hombre son poderosos, y la pureza y bondad tienen su reflejo en la más pura maldad y odio, propagados por el mismo corazón humano.
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La atmósfera estaba cargada de mucha tensión, pero ésta no hacia mella alguna en el semblante elegante y solemne de la mujer que, sentada placidamente en su enorme sillón, parecía una diosa de otro mundo. Ajena a los sufrimientos mortales, distante en su trono majestuoso, desde donde observa como la vida transcurre sin afectarla.
Su piel era tersa y blanca como la porcelana, y tan solo las finas líneas que surcaban el contorno de sus ojos y labios revelaban la edad de una mujer de belleza imperecedera. Sus ojos oscuros y penetrantes evidenciaban el poder de un alma habituada a las durezas de la vida y la responsabilidad del poder. Su aura imponía respeto y reverencia, y podía hacer temblar a las almas más débiles.
“Los ancianos del concilio están seguros. Como se había predicho años atrás las sombras crecen en el Este, Fu-Chou se manifestará en ésta generación”. Dijo lenta y solemnemente Li Yelan, la gran Matriarca del Clan Li.
“¿Cuándo?”.
“Muy pronto, en menos de dos meses los 5 demonios mensajeros serán liberados para atacar al Clan”.
“¡Dos meses!...”, exclamó Syaoran visiblemente agitado, “... pensé que tendríamos más tiempo”.
Sus pasos iban de un lado a otro dejando marcadas las huellas de sus zapatos en la elegante alfombra vinotinto. Su cerebro trabajaba furiosamente en torno a este cambio de planes. Todo estaba previsto claro, pero se suponía que aun tenía cinco años por lo menos… sólo dos meses le dejaba sin tiempo para culminar los preparativos.
El desconcierto dio paso a la determinación en el corazón del Líder del Clan Li. ‘Finalmente ha llegado el momento. Al menos así todo terminara de una vez para mi… si tan solo pudiera…’.
“Al parecer Fu-Chou crece más rápido de lo previsto”. La voz de su madre lo sacó de sus cavilaciones y lo devolvió al presente. “Debemos prepararnos”.
La matriarca se puso de pie con una elegancia innata en ella. El kimono rojo y amarillo que vestía acentuaba la palidez de su semblante.
“No tengo que decirte, hijo, la magnitud de ésta amenaza, pues tú ya has renunciado a mucho en función de lo que está por venir”.
Hizo una breve pausa en la que cerró sus ojos en un intento vano por ver el futuro inmediato, pero ni siquiera su extraordinario poder podía mostrarle mucho más que un crudo bosquejo de posibilidades, atadas cada una a miles de decisiones distintas, hechas por todos los individuos involucrados. Al abrir los ojos continuó, “Tu destino es enfrentarlo, es tu responsabilidad como jefe del Clan Li... aunque al final... ya no queden esperanzas”.
“Estoy listo para el sacrificio madre. Hace tiempo asumí mi rol como representante de esta familia y del legado de Clow Reed”. Sus miradas se cruzaron entonces, fijas la una en la otra como una sola, cargadas ambas de la misma fuerza e intensidad. No eran necesarias más palabras, madre e hijo entendían bien lo que había más allá de los ojos del otro, en el alma. Era un entendimiento silencioso, pero cargado de significado para los dos. Después de unos segundos, Syaoran rompió la conexión visual, se inclinó profundamente en señal de respeto y se retiró sin decir palabra.
Yelan por su parte tan sólo cerró los ojos, y se dejó llevar por sus propias reflexiones. El tiempo se agotaba, y pronto todos tendrían que hacer sacrificios personales por el bien colectivo de su Clan y de todo el mundo mágico. Ya podía sentir en su pecho la angustia por las vidas que estaban por terminarse, y el dolor que quedaría en el mundo con su partida.
Bajo la mascara de la impenetrable matriarca, latía el corazón de una madre angustiada por su único hijo. “Aunque ya no te queden esperanzas, yo las tendré por ti hijo, esperanzas en ti... y en ella...”.
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Entre suaves sabanas rosa desordenadas por el movimiento, se podía distinguir una pequeña figura agitarse de un lado a otro de la cama, buscando si cesar el reposo del cuerpo. Pero su alma se encontraba alterada, mientras pesadillas sin sentido sacudían el descanso de la Cardmaster.
Su pecho subía y bajaba con irregularidad, marcando el ritmo de su respiración acelerada. Una fina película de sudor cubría su cuerpo.
Entonces, el silencio de la habitación fue roto por un suspiro que se escapó de sus labios, junto con un nombre.
Un nombre que la perseguía en las noches, pero de quien no tenía memoria alguna una vez llegado el día.
“Syaoran...”.
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INNER ANGEL
(1) Letra de la canción “Until the end of the World”, escrita por U2.