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Comunicaciones Resquebrajadas

Prólogo

Corría. Corría con mas fuerza de la que creía poseer. Con mas deseos de alejarse de ese lugar a al que llamaba hogar del que quería aceptar.

Demasiado horror. Demasiado dolor. Demasiada.... verdad revelada en solo una noche.

¡Maldición! No lo quería aceptar, no lo quería aceptar, pero sabía que era cierto. Tan cierto como que el sol resplandece en el cielo de día y las estrellas danzan en la noche.

- ¡¡Porque!! - grito con fuerza, llena de frustración.

Viendo de nuevo las imágenes en su mente, como él se iba.... nuevamente. La persona que ella mas amaba en este mundo. Escuchando de nuevo, en su mente, aquel grito desgarrador que emanara de sus propios labios, abrió los ojos repentinamente y con sorpresa se encontró en medio del bosque.

¿Cuánto había corrido?

Respiro ruidosamente mientras trataba de calmar las emociones que se agitaban en su interior y entonces.... supo que no estaba sola.

Un chico de cabello rubio-oscuro se encontraba arriba de un árbol, observándola con una mirada muerta en sus ojos. Por un instante ella sintió la necesidad de gritarle, de hacerle irse de ese lugar o de huir ella misma, pero.... por algún extraño motivo decidió hablarle....

- ¿Qué tanto ves? - preguntó agresivamente, notando con algo de irritación que el chico ni siquiera se inmutaba ante aquella brusquedad.

Después de un largo y pesado silencio el chico por fin hablo.

- Tus ojos.... - dijo él con toda calma. Como si encontrarse con una extraña en medio del bosque a media noche fuera lo mas normal del mundo.

Ella no entendía. ¿Qué tenían de especial sus ojos?

- ¿Qué tienen?

- ... Son iguales a los míos... la misma pena los llena.....

Ella se confundió por un momento hasta que observo los ojos esmeraldas de él....

Si.... sus ojos también estaban llenos de tristeza.

El jovencito suspiro cerrando los ojos y casi de inmediato bajo del árbol de un salto, quedando junto a ella.

Ella siguió cada uno de los movimientos de el extraño, atenta por si trataba de atacarla. Después de todo una ninja jamás estaba segura, no? Además lo acababa de conocer; le provocaba una curiosidad que nunca había sentido y pese a la inusual confianza que jamás le tuvo a otra persona, no debía de fiarse.

- Mi nombre es Makimachi Misao.... y el tuyo?

El chico de ojos esmeralda sonrió pacíficamente mientras un brillo extraño aparecía en sus ojos.