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Simplemente… ¿amigos?
Por Daulaci Serv
 
Conlos personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
 
 
CAPITULO 5
 
Sakura estaba asomada a la ventana de su cuarto para ver llegar a Tomoyo en el flamante auto de Eriol. En cuanto vio que él bajaba del mismo se ocultó entre las cortinas. Suspiró al ver como el galante joven ayudaba a su mejor amiga a bajar del auto, escucho que Tomoyo reía y pegó un poco la cara al cristal para escucha lo que decían.
 
-Muchas gracias Eriol -dijo Tomoyo-. Como siempre me lo pasé muy bien en tu casa.
 
-Me da gusto saberlo.
 
-Hasta mañana -se despidió Tomoyo y se alejó un par de pasos.
 
-¡Espera! -Dijo Eriol tomándola por el codo-. Aun no me has dicho si te gustaría ir a dar una vuelta conmigo mañana.
 
-Mmmm… no lo sé, no podríamos estar mucho tiempo fuera… -respondió indecisa.
 
-No te preocupes, te traeré a casa de tu amiga puntual como siempre -Tomoyo lo miró meditando el asunto e insistió-. Por favor, ya estoy aburrido de estar encerrado, quiero salir…
 
-Está bien.
 
-¡Perfecto! ¿Quieres que pase por ti a la escuela?
 
La cabeza de Tomoyo se llenó de imágenes de Eriol pasando por ella, el revuelo que se armaría entres sus compañeras, sería muy divertido, pero… también llegó una imagen de su madre enterándose del suceso.
 
-No, mejor no -respondió ella con un leve escalofrío y sonrió-. Yo iré a tu casa ¿si?
 
-Como prefieras. Hasta mañana -se despidió Eriol y se acercó a la puerta de su auto esperando a que ella llegara hasta la puerta.
Tomoyo se volvió y agitó la mano despidiéndose. Eriol la imitó e iba entrar al auto pero sintió que alguien lo miraba, levantó la vista y pudo ver a una hermosa jovencita en la ventana del primer piso, supuso que sería Sakura y sonrió e inclinó la cabeza a modo de saludo para subirse al auto y alejarse en él.
Sakura que había observado todo se quedó de piedra cuando él la había descubierto y no pudo respirar al ver que la saludaba.
 
-¡Sakura! -gritó su hermano desde abajo-. Llegó Tomoyo.
 
La voz de su hermano la sacó de su turbación y agitó la cabeza antes de encaminarse a la puerta y asomarse para ver a su amiga quien ya llegaba al final de las escaleras.
 
-Hola Tomoyo.
 
-Hola Sakura -saludó acercándose a ella-. ¿Te pasa algo? Te vez rara.
 
-Bueno yo…- observando como se veía la silueta de su hermano en la sala agregó - Vamos… te digo arriba- tomándole de la mano y subiendo ambas por las escaleras.
 
-Así es Eriol -reía Tomoyo después de haber escuchado el relató de Sakura-. Al menos ya se conocen de vista.
 
-Es muy apuesto, más de lo que yo imaginaba. Y muy galante -suspiró Sakura.
 
-Si, lo sé.
 
-Pero cuéntame, ¿cómo te fue ayer en el club? Ya no pudiste decirme nada en la escuela.
 
-Pues no podría decir que fue divertido -confesó Tomoyo recordando el día anterior.
 
- Flash Back -
 
Cuando llegaron al restaurante del club ya las estaban esperando en la mesa, el mesero las llevó hasta la misma.
 
-Buenos días, no llegamos tarde ¿verdad? -dijo Sonomi, con un tono de voz que pocas veces usaba.
 
-No -respondió una de las dos mujeres sentadas a la mesa-. Recién acabamos de llegar.
 
-Que alivio -respondió Sonomi-. Tessari y Mishka les presentó a mi hija, Tomoyo.
 
-Mucho gusto -dijo Tomoyo con una leve inclinación.
 
-El placer es nuestro -replicó Tessari mirando con detenimiento a Tomoyo-. Señora Daidouji no nos dijo que su hija fuera tan hermosa -y estiró el brazo para tocar la barbilla de la chica levemente-. Eres una preciosidad Tomoyo- y miró a Sonomi-. En un par de años será todo un éxito, tendrá que vigilar a todos los jóvenes que tocaran a su puerta.
 
-Y escoger muy bien a los que la pretendan -continuó Mishka con un dejo de envidia que no paso desapercibido para nadie en la mesa, cosa que agrado enormemente a Sonomi.
 
-Así lo haré, no lo duden -respondió orgullosa-. ¿Pensé que vendrían con sus hijas?
 
-Estarán aquí en un momento -dijo Tessari-. Se encontraron con unos amigos.
 
-Vera y Nami son chicas excelentes -comentó Sonomi-. Espero que te lleves bien con ellas Tomoyo.
 
-Estoy segura que así será -replicó Tomoyo un tanto aprensiva, la forma en la que ambas señoras la miraban no era del todo cordial.
 
Después de unos minutos de plática entre las señoras aparecieron dos chicas bulliciosas en la mesa. Vera y Nami eran de la edad de Tomoyo, y aunque agraciadas no podían competir junto a la belleza de Tomoyo o al menos eso pensó Sonomi.
 
Mientras las chicas se presentaban, Tomoyo meditó sobre lo que sucedía en la mesa. Si las señoras Tessari y Mishka pensaban que Tomoyo era una amenaza para sus hijas estaban muy equivocadas, ella jamás andaría a la caza de un marido rico.
 
El almuerzo transcurrió con tranquilidad, la conversación en la mesa se basó en temas intrascendentes, al menos para Tomoyo quien no conocía a la mayoría de la gente de la que se hablaba, aunque todo el tiempo se mantuvo alerta de lo que se decía procurando participar en la plática y responder con inteligencia y falsa alegría tal y como se esperaba de ella. Al menos su madre no podría criticar que no se hubiera esforzado.
 
-Vera ¿por qué no llevan a Tomoyo a dar una vuelta pro el club? ella no lo conoce -sugirió la Señora Tessari.
 
-Si mamá, vamos Tomoyo, te presentaremos a algunos amigos.
 
Tomoyo miró a su madre antes de aceptar, Sonomi sonrió afirmativamente y las tres chicas se levantaron de la mesa.
 
-Como dije su hija es una preciosidad señora Daidouji -comentó Tessari mientras veía como se alejaban las chicas-. Se ve que la has educado bien.
 
-La tenía bien escondida -acusó Mishka-. ¿Dónde estudia?
 
-En una escuela cercana a casa, no es exclusiva pero tiene una buena reputación, la educación que les brindan es la mejor del país -respondió Sonomi y con voz ausente comentó-: Mi esposo escogió ese lugar.
 
-Ya veo -dijo Mishka lanzando una mirada a Tessari.- Nuestras hijas estudian en el mismo colegio, una escuela exclusiva para señoritas.
 
-¿Un internado? -preguntó Sonomi.
 
-Por supuesto -exclamó Tessari como si no aceptara nada menos.
 
-Yo prefiero tener a mi hija cerca.
 
-Y con buenos resultados -dijo Mishka pasando por alto el comentario de Sonomi-. Con los contactos adecuados puedes conseguir un buen partido para ella.
 
-Por eso estamos aquí, ¿no es cierto? -fue la respuesta de Sonomi.
 
Mientras tanto ya alejada de su madre Tomoyo pudo relajarse un poco. Vera y Nami eran chicas un tanto superficiales pero divertidas y al menos con ellas no se sintió tan incomoda como con sus madres. La guiaron por las instalaciones parloteando sin cesar sobre los beneficios de frecuentar un sitio tan “exclusivo”. Y de las personas que podrían conocer.
 
Tomoyo las escuchaba educada aunque no e interesaba lo que hablaban hasta que la charla dio un giro inesperado.
 
-La mayoría de los chicos son un poco aburridos, siempre hablando de lo mismo -dijo Vera- Aunque ya lo descubrirás por ti misma.
 
-Claro que nosotras podremos advertirte sobre los que es mejor descartar desde el inicio -ofreció Nami.- O los que solo quieren pasar el rato y que seguramente no le gustarían a tu madre -añadió guiñando un ojo con complicidad-. Por supuesto esos son los mejores.
 
-Por cierto que hay un par de recién llegados a Japón -dijo Vera con picardía.
 
-¿Quién? -exclamó Nami emocionada. Vera miró a todos lados antes de responder.
 
-Eriol Hiragizawa -Tomoyo contuvo el aliento al escuchar el nombre de su amigo.
 
-Ya se quien es él, escuche a mi madre decir que es el heredero de una gran fortuna.
 
-Y por fin ha vuelto a Japón. Dicen que es muy apuesto.
 
-¿Cómo lo sabes? -preguntó Nami
 
-Porque salió con la prima de una amiga. Ella es inglesa, aunque al parecer le huye al compromiso.
 
-Eso no evitará que alguna de nosotras lo haga cambiar de parecer.
 
-Si, aunque la competencia será dura, también le gusta salir con modelos y actrices, incluso mujeres mayores que él.
 
-“Modelos y actrices” -repitió Tomoyo en su mente.
 
-¿Cuándo podremos verlo? ¿Cómo sabremos quien es él?
 
-Dicen que es seguro que adquiera una membresía para el club, al parecer le gustan los deportes extremos y le gusta estar en forma, seguro viene al gimnasio a ejercitarse.
 
Tomoyo rió para sus adentros pensando en el equipo que Eriol estaba instalando en su casa para tener su propio gimnasio. Y siguió escuchando a las chicas sin poder creer todo lo que oía y los planes que hacían para conocer a Eriol. Para estas alturas estaba segura que ya habían olvidado su presencia.
 
-Tendremos que venir más seguido.
 
-¿Más? -preguntó Vera -. Pero si casi venimos a diario.
 
-Y tendremos que ir de compras -comentó entusiasmada-. Conseguir todo un nuevo guardarropa.
 
-Si claro, debemos estar preparadas.
 
-Oye, ¿y quien es el otro recién llegado?
 
-Shaoran Li.
 
-Es chino, ¿no?
 
-Si, pero estudió con Eriol Hiragizawa en Inglaterra y parece que también él continuará sus estudios aquí. Se dice que son muy buenos amigos…
 
-¿Y es guapo?
 
-Guapísimo -aseguró con un chillido-. Vi una foto suya en un periódico la semana pasada.
 
-¿Y por qué no me la enseñaste?
 
-Lo olvidé, pero todavía la guardo. Él también tiene mucho dinero y su familia está interesada en hacer varios negocios en Japón.
 
-¿Y tú como sabes eso?
 
-Porque papá esta involucrado en uno de esos negocios, así que es seguro que lo conoceremos. Mamá ya esta planeando hacer una cena en casa o algo así…
 
 
- Fin Flash Back -
 
-¡Que chicas! -exclamó Sakura.
 
-Si, algo “especiales” -asintió Tomoyo-. Después de eso no dejaron de hablar sobre la supuesta cena. Aunque dudo mucho que estas chicas tengan suerte con Shaoran Li.
 
-¿Ya tiene novia?
 
-Creo que no, pero Eriol dice que es “inconquistable”.
 
-¿Inconquistable?
 
-Si, dice que Li no sale con cualquier chica y que pocas han logrado más de una cita.
 
-¿Tan difícil es?
 
-Parece que tiene su carácter y Eriol disfruta molestándolo al respecto -sonrió al recordar las anécdotas del ingles con relación al quisquilloso gusto de su amigo en materia de chicas.
 
Las chicas continuaron hablando durante largo rato, tanto así que decidieron olvidar los estudios ese día.
 
-Ayer hablé con papá sobre la posibilidad de conseguir trabajo este verano -comentó Sakura.
 
-¿Y qué te dijo?
 
-Al principio no parecía muy convencido -suspiró-, y ya casi había logrado que aceptara cuando apareció Touya… -hizo una mueca de disgusto-. Y él cree que aún soy demasiado joven.
 
-Y tu papá estuvo de acuerdo con él -adivinó Tomoyo.
 
-Pues si, yo me quejé argumentando que Touya tenía la misma edad que yo cuando tuvo su primer empleo, pero Touya dijo que con una chica era diferente y que siempre había gente aprovechada.
 
-Comprendo -murmuró Tomoyo. Touya siempre preocupado por su hermana temía que se aprovecharan de ella y es que considerando la ingenuidad de su amiga, eso era posible. Notó la molestia de Sakura y pensó en la forma de animarla-. No te preocupes Sakura, tal vez el siguiente verano, para entonces estaremos más cerca de cumplir 18 años y no podrán negarse.
 
-Tienes razón -dijo Sakura en tono desafiante-. El próximo verano nada impedirá que consiga un trabajo.
 
-Y ya que este verano estarás desocupada he pensado que podríamos hacer algo divertido.
 
-¿Además de invitarme a conocer el club? -preguntó Sakura emocionada, ahora que Tomoyo le había descrito el lugar más curiosa se sentía respecto al mismo.
 
-Si, pero no podemos pasarnos todo el tiempo ahí.
 
-Podríamos terminar como tus amigas Vera y Nami.
 
-Ellas no son mis amigas -dijo recordando a las chicas y sus planes respecto al verano y sonrió. Aunque será divertido verlas en acción.
 
-Si, quiero ver como hacen las chicas de sociedad para cazar marido rico.
 
-Bueno, yo había pensando en esto para entretenernos -dijo Tomoyo sacando un folleto de su bolso.
 
-¿Clases de manejo? -exclamó Sakura con el folleto en mano.
 
-Si, mamá quiere que tome las clases.
 
-¡Tú mamá lo sugirió!
 
-Increíble ¿no? A mi también me sorprendió, pero ella dice que toda mujer independiente debe saber manejar. Además me dio a entender que para cuando entre a la universidad quiere que lleve mi propio auto.
 
-¡Te regalará un auto!
 
-Parece que si, y yo que pensé que tendría que andar con un chofer por todo el campus, eso habría sido humillante.
 
-¿Entonces, quieres que tomemos clases juntas?
 
-Si, sería más divertido así, además en ese folleto viene una promoción de 2X1, no tendrías que pagar nada.
 
-De todos modos debo preguntarle a papá, seguramente querrá pagar la mitad. ¿Porque no vamos a preguntarle ahora mismo? aprovechemos que esta en casa descansando.
 
Minutos después estaban en la sala, el señor Kinomoto leía el folleto mientras Sakura comentaba los beneficios de aprender a manejar.
 
-Aunque aún no tengo auto -parloteaba Sakura emocionada-. Para cuando estemos en la universidad tal vez podrías prestarme el auto para alguna emergencia…
 
-Estoy de acuerdo. Supongo que es algo que tendrías que aprender tarde o temprano -comentó Fujitaka meditando el asunto.
 
-¿Qué es lo que tiene que aprender tarde o temprano? -preguntó Touya que volvía a la casa.
 
Los ojos de Sakura que hasta ese momento se mostraban brillantes se entrecerraron malhumorados e hizo una mueca. Todavía estaba muy enojada con su hermano por lo del trabajo de verano.
 
-Clases de manejo -respondió Tomoyo y Fujitaka le ofreció el folleto a Touya-. Mi mamá quiere que las tome y yo le sugería a Sakura que lo hiciera conmigo, hay una promoción de 2X1 y…
 
-Nosotros pagaríamos la mitad -interrumpió Fujitaka.
 
-¿De verdad? -exclamó Sakura cambiando su postura y miró a su hermano expectante.
 
-Esto es un gasto innecesario -dijo Touya haciendo a un lado el folleto.
 
-¡Qué! -gritaba Sakura roja de la rabia.
 
-Y antes de que explotes monstruo, déjame decirte porque -dijo sentándose en el sofá a un lado de su padre-. Yo puedo enseñarles a manejar.
 
-¿Tú? -dijo Sakura mirándolo con cautela.
 
-¿Estás seguro? -preguntó Fujitaka y Touya asintió.
 
-Ahora que estoy por terminar mi último año en la universidad, estoy pensando comprarme un auto -explicó Touya-. Podrían acompañarme a escogerlo y en el verano lo usaremos para las clases. No creo que sea bueno que un extraño les enseñe a manejar.
 
-Es decir… ¿qué también me enseñarías a mí? -preguntó Tomoyo con cautela.
 
-Por supuesto, de eso estábamos hablando ¿no? De clases de manejo para las dos.
 
-Si -respondió con una sonrisa-. Gracias Touya.
 
-Aunque, debo de añadir que contigo monstruo tendré que comprarme un equipo de seguridad como casco y un buen seguro para el coche…
 
-¡Hermano! ¡Que no soy ningún monstruo! -gritó exasperada.
 
Touya bufó y Sakura iba a replicarle cuando su padre les interrumpió para evitar la tormenta que se avecinaría una vez comenzaran nuevamente a pelear.
 
-Me parece perfecto -dijo Fujitaka con entusiasmo-. ¿Estás de acuerdo Sakura?
 
-Si, estoy de acuerdo -respondió sin dejar de mirar a Touya y pensó que ahora ya podría perdonarlo por no dejarla trabajar ese verano, aunque no le perdonaba ahora que, le comparara con un monstruo que no sabría como manejar.
 
-Muy bien -asintió Touya como si supiera que había sido perdonado y se levantó-. Voy a estar en mi habitación estudiando, bajaré para la cena -pasó junto a su hermana y le alboroto el cabello con cariño-. Hasta luego Tomoyo.
 
-Hasta luego y gracias de nuevo Touya.
 
-Creo que es hora de llevarte a tu casa Tomoyo -sugirió Fujitaka una vez que Touya saliera.
 
-Si señor Kinomoto -dijo Tomoyo sonriendo agradecida por la calidez con que siempre la trataba esa familia.
 
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El día era perfecto, el sol se colaba entre las ramas de los árboles. Los distintos colores iluminaban el lugar acompañado por la temperatura veraniega.
 
-“El verano” suspiró Tomoyo feliz. Ya no faltaba mucho para su llegada. A pesar de que los próximos días serían pesados debido a los exámenes, pero no importaba, por primera vez en su vida se sentía plena, feliz.
 
Miró a Eriol que caminaba a su lado, tal y como le había prometido ese día saldrían a pasear. Estaban en un parque agradable y poco concurrido a esa hora de la tarde. Tomoyo lo prefería así pues no habría riesgo de que alguien conocido la viera.
 
Continuó mirando sin perder detalle en los pantalones de mezclilla y los lustrosos zapatos negros. La camisa de manga corta y el cabello un poco alborotado. Los ojos azules brillantes acompañados por lentes, Tomoyo rara vez reparaba en ellos, eran parte de él de su personalidad pues más que ocultar su mirada parecían resaltar la inteligencia y calidez de sus ojos.
 
Pensando en esto no pudo evitar llevar su mano a los lentes de grueso armazón que ella usaba, siempre le había parecido que los lentes eran su caparazón, por medio del cual pocas personas podían acercarse a ella. Al verla con sus lentes los chicos de la escuela la evitaban, al menos la mayoría y eso no le molestaba al contrario la tranquilizaba.
 
Volvió su vista de nuevo al joven que la acompañaba, se veía relajado y tranquilo mientras caminaba sosteniendo la correa que contenía la ligera pero feliz carrera de Canela que demostraba su excitación por su primera salida al aire libre.
 
Avanzaron por una vereda hasta el final donde el camino se abría para llegar a una zona despejado en forma de círculo, rodeada de árboles, en el centro había algunos juegos para niños pequeños y en las orillas había algunas bancas de piedra distribuidas por el lugar.
 
Tomoyo observó el lugar mirando a la gente que había ahí. Un par de hombres jugaba ajedrez en un extremo, en otro una mujer y una niña daban de comer a las palomas que revoloteaban por el lugar. Al pasar junto a ella Canela ahuyento alas mismas atrayendo la atención de la pequeña que de inmediato quiso acariciarla. Eriol se agachó animándola a que lo hiciera, mientras Canela se removía inquieta entre sus manos. La señora sonrió a Tomoyo agradecida por la amabilidad de Eriol.
 
Tomoyo descubrió un poco más a los lejos entre los árboles a una pareja que parecía ignorar todo a su alrededor concentrados en ellos mismos.
 
Se despidieron de la pequeña y su madre y continuaron caminando en silencio. ¿Qué pensaría la gente de ellos? ¿Qué eran novios? No, seguramente no, Tomoyo aún llevaba su uniforme escolar. Eriol no era la clase de hombre que saldría con una colegiala, ella misma lo imaginaba con una chica sofisticada y mundana, con apariencia impecable como las que aparecían en las revistad de moda.
 
Tal vez parecerían más como hermanos, a menos que ella tomara la mano de Eriol, con la misma naturalidad con que él a veces lo hacía. Pero si se animaba a hacerlo, ¿qué pensaría él? Tomoyo casi podía verse a si misma tomando aquella mano que se balanceaba a su lado, sentir la calidez de la misma para luego levantar la vista y encontrarse en las profundidades marinas de sus ojos.
 
En un instante pudo sentir un golpe en el pecho y un calor subiendo por su cuello hasta extenderse por sus mejillas. Agitó la cabeza buscando alejar el acaloramiento que se apoderó de ella, con una mano en la mejilla sonrió avergonzada.
 
-¿Qué pasa? -preguntó Eriol acercándose a ella-. ¿Qué es tan gracioso? Cuéntame.
 
-¡Oh! No es nada, nada -aseguró volviendo a enrojecer-. Una tontería.
 
-No lo creo, vamos, dime lo que pensabas.
 
-Bueno, yo -titubeó-, estaba pensando en… la señora Seri.
 
-¿La señora Seri?
 
-Si -asintió sintiendo una punzada de culpa por mentirle-. En ella y en las personas que irían a la entrevista -fue entonces cuando Eriol rió.
 
Esa tarde cuando Tomoyo llegó a “la casa de las rosas” notó que había algunas personas sentadas en el recibidor, todas bien vestidas y serias, las chicas más jóvenes nerviosas.
 
Eriol le explicó que ese día habían mandado a las personas que entrevistarían para contratar servidumbre. Y la señora Seri se había abocado a la tarea de seleccionar a las personas que contratarían, cosa que el joven había aceptado feliz de verse librado de la tarea, ya mas tarde le informaría sobre los seleccionados y en su momento se le presentaría a las personas que trabajarían para él.
 
Eriol también le dijo sobre la forma en que la señora Seri hacía las entrevistas con su manera fría y directa haciendo toda clase de preguntas y estableciendo claramente lo que se esperaría de ellos si eran seleccionados para el trabajo.
 
Tomoyo no pudo evitar sentir un poco de pena por esas personas pues pudo ver a una de ellas salir de la cocina con una cara de alivio y limpiándose las gotas de sudor que perlaban su rostro.
 
Eriol sin embargo no se mostró en absoluto compasivo y reía abiertamente cada vez que lo recordaba. La señora Seri podía ser terrible cuando se lo proponía, él lo sabía por experiencia propia. La mujer lo había reprendido tantas veces en el pasado que ya había perdido la cuenta y aún lo hacía si ella lo consideraba necesario.
 
-Pero la señora Seri no es así con la servidumbre todo el tiempo ¿o si? -preguntó pensando en la señora Toshime que llevaba la casa con excesiva rigidez.
 
-¡Claro que no! -exclamó Eriol sin dejar de reír-. Te aseguro que muchas de las personas que entrevisto hoy se sentirán aliviadas si no son elegidas pero las que consigan el trabajo descubrirán en poco tiempo a la verdadera señora Seri, a la que conocemos tú y yo.
 
Tomoyo sonrió recordando la primera impresión que tuvo de la señora Seri y como cambio de inmediato a la agradable persona que sabía que era. Caminaron un poco más en silencio hasta que llegaron a un lugar solitario y se sentaron en un banca junto al camino.
 
-Eriol… ¿puedo hacerte una pregunta?
 
-Adelante -la animó curioso por la petición.
 
-¿Recuerdas lo que te comenté sobre esas chicas en el club? -Eriol asintió-. ¿Es cierto que haz salido con modelos y actrices? -Tomoyo pasó saliva, al fin lo había hecho.
 
-¿Quieres la verdad?
 
-Si -respondió ella temiendo la larga lista de mujeres.
 
-Bien, pues -relajado dejó caer la espalda contra el respaldo de la banca-, alguna vez estuve a punto de salir con una actriz, pero ella me rechazó.
 
-¿Te rechazó? -exclamó con incredulidad, ¿cómo podría alguien rechazarlo?
 
-Así es, ella es de mi edad, pero me dijo que yo le parecía “demasiado joven” -suspiró sin perder la sonrisa-. Fue un duro golpe para mi ego, pero me repuse pronto.
 
-¿Y que hay de las modelos?
 
-Si, he salido con un par. Nada serio en realidad, creo que nunca he salido con alguien con la intención de algo serio.
 
-No te interesan los compromisos -dedujo ella.
 
-De momento no -confesó Eriol-. Hasta ahora nunca he pensando en matrimonio ni nada de eso y no planeo hacerlo en un buen tiempo.
 
-¿Puedo preguntar por qué?
 
-No lo sé, no con exactitud, tal vez solo sea que soy demasiado joven para pensar en ello.
 
-Pero… ¿nunca quieres casarte? ¿Tener hijos? -inconscientemente contuvo la respiración en espera de la respuesta.
 
-Supongo que si, no es que le tenga pavor al compromiso… tal vez solo sea que no he encontrado a mi mujer ideal -Tomoyo suspiró-. ¿Por qué lo preguntas?
 
-Curiosidad -encogió los hombros con aparente tranquilidad-. Soy una entrometida ¿verdad?
 
-No, en lo absoluto -aseguró él-. Es la primera vez que alguien me pregunta los motivos. Mi abuela y la señora Seri me preguntan cuando sentaré cabeza pero no por qué no lo hago. Creo que debo darte las gracias.
 
-¿Por qué?
 
-Por darme algo en que pensar, creo que ni yo mismo me había planteado el porque de mis motivos.
 
Los dos mantuvieron un silencio cargado de preguntas, cada uno inmerso en sus propios cuestionamientos. Tomoyo pensaba en sus respuesta y muy dentro de ella hubiera deseado ser esa “mujer ideal” para él. Eriol era un hombre maravilloso y ella había visto el cuidado que ponía en tener la casa preparada para su abuela, el amor con que hablaba de ella y sus padres, el trato fraternal con la señora Seri y el señor Tsurigame.
 
No era difícil imaginar a Eriol con una mujer, la forma como la trataría siempre como un caballero, ayudándola a bajar del auto, tomándola del codo al caminar con ella ó colocando su mano ligeramente en la espalda. En algún momento Tomoyo se encontró mirando a Eriol y fijó su vista en sus labios, ¿cómo besaría Eriol? ¿Qué se sentiría ser besada por él? Ya podía imaginarlo, inclinándose para besar a la mujer de sus sueños una mujer que lo esperaría deseosa, cerrando los ojos al tiempo que entreabría los labios para…
 
Sus pensamientos se vieron interrumpidos abruptamente por una fuerte sensación que se expandió por su pecho a todo su cuerpo abrumándola con su intensidad. Apartó la vista de Eriol para que él no notara su confusión y molestia, se sentía tensa y seguramente su expresión sería un claro reflejo de lo que sentía pero no estaba segura de poder definir esa sensación.
 
¿Y cómo iba a hacerlo? Después de todo Tomoyo Daidouji nunca antes había sentido el poder de los celos.
 
-Tomoyo -la llamó él ajeno a sus emociones, ella tomó aire profundamente antes de volverse a verlo con una sonrisa en el rostro-. Es mi turno de preguntar, ¿puedo hacerlo? -Tomoyo asintió-. Los lentes que usas, no los necesitas en realidad ¿cierto?
 
Tomoyo parpadeó sorprendida, no esperaba que Eriol preguntara algo así.
 
-No, no los necesito -respondió desviando la mirada, pero él tomó su rostro entres sus manos para obligarla a mirarlo.
 
-¿Por qué los usas entonces? -Eriol percibió el instante en que ella contuvo la respiración.
 
-Por… por protección -dijo con dificultad.
 
-¿Protección? ¿Contra qué ó quién? -soltó su rostro pero solo para tomar sus manos.
 
-De… de to…todo, de todos -tartamudeó nerviosa, nunca había hablado directamente de eso con nadie. Ni siquiera con Sakura, su amiga había entendido sus motivos sin necesidad de hablar de ellos-. Me gusta pasar desapercibida, me hace sentir… segura.
 
Segura. Eriol miró detenidamente a su amiga y recordó el momento en que se conocieran, su desconfianza, sus temores. Tomoyo temía ser lastimada, y como no iba ser así, si la persona que debía ver por ella era quien más la había herido.
 
-Por eso siempre recoges tu cabello -dijo Eriol-, por eso usas esa ropa tan holgada.
 
Tomoyo asintió sonrojada, no creyó que Eriol notará su ropa o su cabello.
 
-Tomoyo, tu nunca pasarás desapercibida -declaró con ternura-. Ni aunque lo intentaras con tu mejor esfuerzo: Tienes uno ojos preciosos y por más que te escondas hay algo en ti… que brilla.
 
-¡Eriol! -Tomoyo sentía que el corazón se le salía del pecho y parpadeó para evitar que las lágrimas escaparan de sus ojos.
 
-No debes ocultarte del mundo -continuó él al tiempo que le quitaba los lentes-. Debes dejar salir a la persona maravillosa que eres. No pierdas la oportunidad de conocer a personas que pueden llenar tu vida.
 
-Pero yo… no puedo evitarlo, tengo miedo.
 
-¿Y quien no? Todos tememos ser lastimados. Pero hagamos un trato. Yo estaré ahí para cuidar de ti y consolarte… pero tú también harás lo mismo por mi.
 
-¿Cuidarte y consolarte?
 
-Si, ¿crees que yo no lo necesito?
 
-No lo parece.
 
-Pues estas equivocada. ¿Qué dices? ¿Prometes cuidarme y consolarme cuando lo necesite?
 
-Si, lo haré.
 
-Perfecto, yo también prometo cuidar de ti Tomoyo Daidouji -y después de decir esto le dio un ligero beso en la mano-. Me quedaré con estos -dijo guardando los lentes de la chica en su bolsillo-. Ya no los necesitas.
 
-¡Eriol! -exclamó y rodeó su cuello con los brazos-. Nadie me había hablado así antes, eres…
 
Tomoyo no pudo continuar pues la interrumpió un ladrido conocido que anunciaba su huída.
 
-Canela -gritó Eriol llamándola mientras los dos se volvían para verla desaparecer entre los arbustos-. Voy por ella antes de que se pierda -dijo separándose de sus brazos para incorporarse, pero antes de dar un paso se inclinó sobre ella y le dio un beso en la frente-. No te muevas de aquí.
 
Sorprendida lo vio alejarse en la misma dirección que Canela y se tocó la frente con suavidad. Suspiró liberada, como si le hubieran quitado un peso enorme. Ahora todo parecía tener un nuevo color. Se llevó una mano a su pecho para notar la ausencia de su cámara, ¿cómo es posible que justamente ese día la dejara en casa? Con tantas cosas en la cabeza había olvidado ponerla en su bolso escolar.
 
Pasaron unos minutos y empezó a preocuparse por Canela, tal vez debería ir a buscarla también, pero cambio di idea de inmediato, ¿y si Eriol volvía y no la encontraba? Sería mejor esperar.
 
Se levantó de la banca y caminó hacia los arbustos por donde había escapado Canela, tal vez ya vendrían de regreso.
 
-Hola -saludó una voz a sus espaldas. Cuando se volvió a la voz se encontró con un hombre de unos 25 años con ropa casual y sonrisa burlona-. ¿Me das tu hora por favor?
 
-No tengo reloj, lo siento -respondió nerviosa.
 
-Es un bonito día ¿no crees? -sonrió a la joven-. ¿Cómo es que una chica tan linda está sola en un lugar así? Tal vez yo podría hacerte compañía.
 
-Ella no esta sola -fue la fría respuesta que hizo que los dos se volvieran. Eriol había regresado y llevaba a Canela en los brazos-. Tomoyo -la llamó alargando la mano hacía ella quien de inmediato la tomó aliviada con su presencia.
 
-Lastima -dijo el hombre encogiéndose de hombros y se alejó.
 
-¿Te molestó? -preguntó él muy serio.
 
-No.
 
-Te lo dije, no puedes pasar desapercibida -y le pasó el brazo por los hombros-. No volverá a pasar.
 
-Pero tu no tienes la culpa…no podías saber…
 
-No importa, es mejor que nos vayamos, ya es hora de llevarte con tu amiga.
 
A pesar de su tono molesto Tomoyo asintió sonriendo, esa expresión en el rostro de Eriol la había visto muchas veces antes en el hermano de Sakura siempre que Touya la veía cerca de un chico. A su amiga siempre le molestaba esa actitud de su hermano, pero a ella le gustó, le gustó mucho verla en Eriol.
 
Continuará
 
Nota de autora: Hola a todos, espero que hayan disfrutado de este capítulo. He pensado mucho sobre la forma en que se va desarrollando la historia y he decidido meterle mas prisa, se que me esta tomando tiempo redondear la idea, pero es necesario, de verdad. De momento ya tengo escrito el capítulo 6 pero en el 7 haré lo posible por ir mas rápido, para por fin llegar a la parte emocionante, jajajaja. Es decir, al momento en que Shaoran y Sakura se conozcan o cuando nuestros protagonistas empiecen a notar el cambio en los sentimientos de uno por el otro, que decir de cuando Sonomi se entere de la amistad entre Eriol y Tomoyo, solo les pido paciencia. Antes de despedirme quiero pedirles un favor, si alguien desea añadirse a mi lista de contactos de msn, por favor envienme un correo avisándome que lo hacen, recuerden que hay que ser muy cuidadosos con a quienes permitimos entrar en nuestros contactos. Gracias y Hasta pronto.