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Simplemente… ¿amigos?
Por Daulaci Serv
 
Conlos personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
 
 
CAPITULO 7
 
 
-Bienvenida a casa abuela -dijo Eriol suavemente en cuanto las rejas se abrieron dando paso al auto que conducía el señor Tarisume.
 
Las rosas estaban aun en botón pero Eriol sabía que la vista serái grata para su abuela, el camino se abría entre colores para dejar paso a la gran mansión que ya no parecía abandonada.
 
La señora Seri los esperaba al pie de las escaleras con las manos entrelazadas y una enorme sonrisa en los labios.
 
-Mi señora Anessa ¡Bienvenida! -exclamó luego de que Eriol ayudara a bajar del auto a la anciana.
 
-Que gusto volver a verte Seri -dijo y le permitió un ligero abrazo antes de levantar la vista y suspirar-. Es maravilloso regresar...
 
-Lo es -dijo Eriol de acuerdo y en seguida su sonrisa desapareció-. ¿Y Tomoyo?
 
-No lo sé Eriol -respondió Seri un poco preocupada-. Dijo que estaría aquí para recibirlos pero aún no ha llegado.
 
-Tomoyo es muy puntual -frunció el ceño y se volvió hacia la entrada principal-. ¿Qué pasaría?
 
La atenta mirada de su abuela no perdía detalle. Ella también miró hacia la entrada, sentía mucha curiosidad por conocer a la amiga de Eriol. Había escuchado muchos elogios sobre la chica, sobre todo de Erio. Esa no era una novedad para ella, ya antes su nieto le había hablado de otras mujeres, pero había algo diferente en esta. Incluso Seri lo notaba. Anessa, buscó a su leal compañera y confidente e intercambiaron miradas de comprensión.
 
-Seguro que algo importante la entretuvo -comentó Seri-. Ya llegará.
 
-Eso espero -susurró Eriol-. Vamos adentro.
 
Entraron a la mansión donde se encontraban esperando los nuevos miembros del servicios para ser presentados con la dueña de la casa.
 
Uno a uno la señora Seri fue presentando a los criados por nombre y función. La señora Hiragizawa asintió con una sonrisa a cada uno.
 
Al final les dedicó unas palabras y fueron despedidos para seguir con sus obligaciones.
 
-Quiero ver el jardín trasero -dijo la anciana sonriendo a Eriol.
 
-Eso esperaba -le ofreció el brazo para que se apoyara en él.
 
Al llegar a esa parte de la casa, los ojos de la mujer se iluminaron con alegría.
 
-Tal y como lo recordaba -susurró emocionada.
 
Un silencio agradable llenaba el lugar hasta que fue interrumpido por unos constantes ladridos.
 
-¡Canela! -gritó Eriol sonriendo-. Cuanto has crecido -y se agachó para acariciarla buscando calmarla un poco.
 
La perrita se soltó y ladraba corriendo de un lado al otro, haciendo círculos alrededor de la pareja recién llegada. Al final después de tanto barullo, olisqueo los pies de la dama extraña y acto seguido, se sentó sobre sus patas traseras agitando la cola.
 
-Mucho gusto Canela -saludó la mujer-. Es un placer conocerte, veo que eres una chica educada y si pudiera me inclinaría para acariciarte.
 
Canela pareció comprender cada palabra y se incorporó para después impulsar sus patas delanteras hasta apoyarlas en las piernas de la anciana provocando que todos rieran.
 
-Es una chica lista -rió acariciando sus orejas.
 
Tomoyo llegaba justo en ese momento todavía agitada por la carrera que había echado desde la entrada. Había sido una mala suerte que justo ese día su madre decidiera que la acompañara a almorzar. Cada vez eran mas frecuentes las salidas que aunque en parte le proporcionaban cierta alegría por pasar más tiempo con su madre, por el otro lado no podría evitar sentir cierto recelo por la insistencia de esta en que conociera a otras personas de su medio.
 
Concentró su atención en las personas reunidas en el jardín. El matrimonio Tarisume observaba a la pareja recién llegada. La joven contuvo el aliento al observar la ancha espalda de Eriol y su cabello oscuro. Cuanto lo había echado de menos.
 
Curiosa se movió un poco para apreciar la figura frente a Eriol. La señora Hiragizawa era una mujer delgada, llevaba el cabello recogido en un elegante moño, vestida con elegancia y discreción. Usaba un bastón de fina empuñadura, sus dedos largos y delgados acariciaban a Canela. Tenía la misma sonrisa de Eriol y aunque parecía frágil su figura irradiaba vitalidad.
 
La mujer se sintió observada y levantó la mirada poco a poco para encontrarse con la de Tomoyo que pudo apreciar un par de ojos azules muy parecidos a los de Eriol, había dulzura en ellos pero también un brillo inteligente que la miraba con interés.
 
Eriol quien notó que la atención de su abuela se había dirigido a un punto a sus espaldas se volvió para encontrarse con una grata sorpresa.
 
-¡Tomoyo! -su grito se vio acompañado por los ladridos de Canela y se dirigió a la joven con tal rapidez que ella apenas tuvo tiempo de mirarlo antes de que la abrazara con fuerza y girara con ella-. Temía que no vinieras -confesó sorprendiendo a todos-. Te extrañé mucho.
 
-Yo también te extrañe -dijo ella sin aliento y se sonrojó al notar que todos los miraban. En especial la señora Hiragizawa que no perdía detalle.
 
Ella y la señora Seri intercambiaron miradas, la de esta última parecía decir “se lo dije”.
 
-Ahora voy a presentarte -rió Eriol y la tomó de la mano-. Abuela esta es la amiga de la que te he hablado: Tomoyo Daidouji -se acercaron a ella-. Tomoyo, mi abuela.
 
-Así que tu eres Tomoyo -dijo la anciana extendiendo su mano.
 
-S-si -tartamudeó ella-, yo soy Tomoyo -y tomó la mano suave y cálida de la mujer-. Es un placer conocerla señora Hiragizawa.
 
-Lo mismo puedo decir yo, mi niña.
 
Tomoyo no pudo decir nada, la forma cariñosa en la que se había dirigido a ella la dejó sin aliento y sintió que algo se derretía dentro de ella extendiéndose a todo su cuerpo.
 
Todos parecieron notar esa ligera pausa en Tomoyo, sabían lo importante que era para ella que la señora Hiragizawa la aceptara.
 
El señor Tarisume rompió el silencio disculpándose para atender otras ocupaciones, la señora Seri aprovechó el momento para ofrecer té y bocadillos y entró para ocuparse de ellos.
 
Las tres personas restantes se acomodaron en las sillas del jardín para disfrutar de la cálida tarde. Eriol hablaba sin parar sobre los inconvenientes del viaje.
 
-Eriol, cariño -lo interrumpió la abuela-. Siento un poco de frío ¿podrías buscar mi chal?, el que uso en casa… ya deben estar desempacando mis cosas, seguro que lo encontraras pronto. Te esperaremos para tomar el té.
 
-Está bien abuela, no tardo -dijo dirigiéndose a Tomoyo que lo miró preocupada, él guiñó el ojo para tranquilizarla.
 
La señora Seri se dirigía de vuelta al jardín con la bandeja del té en las manos cuando alcanzó a ver a Eriol subiendo por las escaleras, miró en dirección al jardín y se volvió sobre sus pasos con una sonrisa en sus labios.
 
-He oído muchas cosas buenas sobre usted, señorita Daidouji.
 
-Por favor, llámeme Tomoyo -pidió tímida-. Todos aquí lo hacen.
 
-Muchas gracias Tomoyo -la señora Hiragizawa levantó una mano y tomó la barbilla de la joven-. Eres una chica muy hermosa, más de lo que imaginaba.
 
-Gracias -dijo sonrojándose levemente, cosa que agradó a la anciana.
 
La señora Hiragizawa había conocido a muy pocas de las “amigas” de Eriol, al menos a las más importantes según él. Todas parecidas, vacías y vanidosas. Todavía no comprendía porque su nieto insistía en rodearse de jóvenes como esas. Pero aquí estaba frente a ella la excepción y no podía evitar sentirse no solo aliviada sino feliz con lo que veían sus ojos.
 
Tomoyo había guardado silencio ante la inspección de la anciana. Ya antes la habían mirado así, pero las amigas de su madre no solo la evaluaban, en sus ojos había envidia y recelo. Muy diferente de lo que ahora se apreciaba en los ojos de la mujer frente a ella que parecían brillar alegres. La joven se sintió tranquila pues para ella era muy importante la opinión de la señora Hiragizawa.
 
-Eriol me contó como te conoció -dijo la anciana rompiendo el silencio-. Fuiste muy valiente al salvarle la vida a este animalito -y miró a Canela quien estaba echada a los pies de la anciana.
 
-Fue muy tonto y arriesgado -objeto Tomoyo-. Pero valió la pena.
 
-Eriol también me contó sobre su arreglo.
 
-Espero que eso no sea un problema -se apresuró a decir Tomoyo-. Pero si Canela le molesta lea seguro que…
 
-Tranquila -la interrumpió palmeando su mano-, estoy de acuerdo, además esta chica -señalo a la perrita-, es muy agradable, será una buena compañía.
 
-Gracias señora Hiragizawa -suspiró Tomoyo.
 
-Llámame Anessa-Sama si quieres…
 
Tomoyo sonrió relajándose al fin. La señora Hiragizawa era tal y como ella esperaba. En ese momento la señora Seri apareció acompañada de Eriol quien llevaba la charola del té.
 
Fue una tarde agradable en la que todos platicaron a gusto, bromeando y contando anécdotas que en su mayoría avergonzaban a Eriol. Después de un rato la señora Hiragizawa se excusó para descansar.
 
-Fue un placer conocerte Tomoyo -dijo poniéndose de pie con un poco de dificultad.
 
-El placer fue mío señora… Anessa-Sama -corrigió a tiempo ganándose una sonrisa de aprobación de la anciana.
 
-Muy bien niña -dijo con cariño-. Espero verte con frecuencia por aquí.
 
-Así lo haré Anessa-sama, muchas gracias.
 
Anessa le sonrió a Tomoyo y luego a Eriol quien parecía satisfecho por las atenciones que tuvo para con su amiga aunque no esperaba menos.
 
La señora Seri acompañó a Anessa, dejando solos a la pareja.
 
-Tenías razón Seri -decía Anessa.-. Esa muchacha es diferente y muy agradable -caminaban lentamente mientras avanzaban al ascensor que sería de uso exclusivo de la señora Hiragizawa.
 
-Y aún le falta conocerla mejor, creo que a pesar de todo, la pobre se sentía un poco intimidada y muy nerviosa.
 
-Lo he notado, es alguien dulce y con mucha necesidad de amor.
 
-Si, yo también me di cuenta al instante, es una lástima que su madre no sepa apreciarla. Es toda una joya, ya quisiera yo haber tenido una hija así.
 
-Lo sé -dijo la anciana palmeando la mano con que la sujetaba del brazo-. ¿Quién dices que es su madre?
 
-Sonomi Daidouji, está al frente de la empresa familiar desde la muerte de su esposo.
 
-Ya recuerdo, alguna vez la conocí, aunque solo intercambiamos algunas palabras, no me parecía que fuera el tipo de mujer que abandona a ese grado a un hijo.
 
-Según he podido darme cuenta, la señora Daidouji no siempre fue así, después de morir El señor Daidouji, su esposa cambió y eso ha lastimado mucho a Tomoyo.
 
-Y es una joven maravillosa -se lamentó Anessa-. Y muy hermosa -añadió sonriendo mientras entraban al elevador-. Me gusta para mi Eriol, Seri.
 
-A mi también señora, a mi también -la señora Seri sonreía mientras las puertas del elevador se cerraban.
 
Ajenos a esto Tomoyo y Eriol mantenían su propia conversación.
 
-Me da mucho gusto que estés en casa Eriol -dijo Tomoyo, un tanto temerosa de lo que su amigo pudiera decirle.
 
-A mi también me da gusto pero… -y tomó la mano de la joven-. Tú y yo tenemos una conversación pendiente.
 
Era imposible negarlo pensó Tomoyo aunque aún se sentía tentada a cambiar el tema. Lo miro a los ojos, expectante. Eriol abrió la boca pero antes de decir algo una voz lo interrumpió.
 
-Joven Eriol -lo llamó el señor Tarisume-. Tiene una visita -y se hizo a un lado para permitirle el paso a un joven.
 
-¡Shaoran Li! -saludó Eriol.
 
-Buenas tardes Eriol, espero no ser inoportuno -dijo lanzando una mirada a las manos entrelazadas de los dos jóvenes.
 
-Por supuesto que no -negó Eriol y se puso de pie para recibir a su amigo con un abrazo-. Al fin podré presentarte a mi amiga Tomoyo Daidouji -y se acercaron a esta-. Tomoyo este es Li Shaoran, un buen amigo.
 
-Mucho gusto señorita Daidouji -saludó Shaoran y sujetó la delicada mano-. Es un placer conocerla.
 
-El gusto es mío señor Li -dijo ella con una ligera sonrisa.
 
Shaoran se tomó unos segundos para observarla, definitivamente era una joven muy diferente a lo que Eriol acostumbraba. No parecía ser la típica niña de sociedad al acecho de un marido rico, su apariencia no era la misma de esas chicas vanidosas victimas de la moda.
 
-Por favor, estamos en confianza -protestó Eriol observando a sus amigos-. ¿Porque no se llaman por sus nombres y dejemos estas formalidades?
 
-Por mi no hay problema -dijo Shaoran todavía sujetando la mano de Tomoyo y sin dejar de mirarla agregó-. Si a la señorita le parece bien…
 
-Me parece bien -Tomoyo sonreía al atractivo joven frente a ella. No sabía si era porque Eriol le había hablado sobre él o porque en sus ojos no veía ninguna malicia o altanería, pero de inmediato sintió cierta confianza con el joven.
 
-Eres una chica encantadora Tomoyo -la halagó Shaoran y para sorpresa de los presentes se inclinó y le dio un suave beso en el dorso de la mano.
 
-Gracias -dijo Tomoyo un tanto apenada. Cuando Eriol le había hablado de su amigo Shaoran siempre lo pintaba como un joven honesto, simpático pero sobretodo inseguro ante las mujeres, nada parecido a lo que tenía frente a ella-. Eres muy galante Shaoran.
 
-Solo cuando la ocasión lo merece…
 
-Basta -interrumpió Eriol atrayendo la atención de sus amigos-. No te pases de listo Li.
 
La sonrisa de Shaoran se amplió al máximo agregando aún más atractivo a su rostro. Ahora había comprobado lo que ya sospechaba, Tomoyo Daidouji no era cualquier chica y era el primer punto débil que encontraba en su amigo, al menos el primero que podía usar contra él.
 
-Ahora soy Li -se burló Shaoran abiertamente-. No te preocupes Tomoyo, seguramente esta es una de las facetas que Eriol no te había mostrado: su habilidad para molestarse cuando uso alguno de sus recursos de galantería.
 
-No le hagas caso Tomoyo -pidió Eriol recobrando su buen humor y los invitó a que se sentaran-. Así es la relación entre nosotros: siempre que podemos nos molestamos mutuamente.
 
-Así es -corroboró Shaoran-. Aunque debo admitir que la mayoría de las veces Eriol es quien gana en este juego. Estoy seguro que ya te ha contado las innumerables ocasiones en las que me ha puesto en vergüenza.
 
Tomoyo asintió divertida, los miraba a uno y otro disfrutando de su camaradería. Las bromas entre ellos no pararon hasta que lograron hacerla reír.
 
-Ya en serio Shaoran, ¿hace cuanto que volviste a Japón?
 
-Solo un par de días -informó Shaoran cómodamente sentado en el sillón de mimbre del jardín-. Traje a Fuutie -y se volvió a Tomoyo para agregar-: Fuutie es mi hermana.
 
-Entonces… ¿cómo terminaron las cosas con tu madre?
 
-Fue un poco difícil -admitió Shaoran-, pero al final comprendió que Fuutie no sería feliz en un matrimonio arreglado.
 
-¿Tú madre quería arreglarle un matrimonio? -preguntó Tomoyo sorprendida, no imaginaba que eso se usara en estos días.
 
-Si, en realidad mis otras hermanas se han casado en esas circunstancias.
 
-¡No lo puedo creer! -exclamó Tomoyo-. No se me había ocurrido pensar que algo así sucediera todavía. No se si a mi me gustaría… ¿pero dices que tu hermana no quería ese matrimonio?
 
-No, no lo quería -dijo Shaoran sonriendo-. Verás ella es…
 
-Diferente -terminó Eriol-. Ella es diferente.
 
-¿Diferente a quién? -preguntó Tomoyo.
 
-A toda mi familia -Shaoran reía-. Pero no lo habíamos notado hasta que cumplió los dieciséis años.
 
 
- Flash Back -
 
Cuando Shaoran salió del estudio donde su madre era señora y dueña de su espacio y dejaba entredicho el criterio de su único hijo con su actitud dictatorial; en verdad, no esperaba salir con una carta de triunfo. Al alzar la vista, una vez que cerró la puerta detrás de él, su mirada se enfocó en la figura que esperaba entre dos enormes jarrones de la Dinastía Ming y que habían pertenecido a los Li por las ultimas seis generaciones.
 
Contrario a sus hermanas, la más joven, era la autonomía personificada contrario a cualquier Li, hombre o mujer, que tenía aquella sangre en su familia. Por lo menos, aquellos Li, que eran los descendientes puros y más cercanos a la dinastía que sobrevivió en China por miles de años.
 
Fuutie era la más controversial de sus cuatro hermanas y la razón principal de su viaje a China. Pero en el fondo de su corazón a pesar de siempre conducirse con todas sus hermanas con respeto y cierta formalidad -Aunque ellas a veces nunca respetaron dichas formalidades dado a que era el “Pequeño lobo” de la familia- Fuutie y él siempre compartieron un sentimiento de confianza, fraternidad y convivencia que jamás habría sido detectada en las hermanas mayores o en Shaoran con sus otras hermanas.
 
No se justificaba mucho si en verdad era porque eran los dos mas jóvenes de la familia - apenas los separaban menos de dos años de diferencia entre ellos- que tal vez Fuutie siempre representó el lado “rebelde” que él como miembro de tan prestigiosa e importante familia nunca pudo reflejar. O que tal vez, en lo mas profundo de su ser admiraba a su hermana por quien era y quien pretendía ser.
 
Alguien de quien él, jamás, podría desprenderse: con ser el varón de la familia, el único, muchas responsabilidades y expectativas caían sobre sus hombros. Pero las chicas hasta aquel momento, eran jóvenes cultas, educadas y cuyos matrimonios siempre habían sido arreglados entre conocidos de poder en la sociedad china. Fuutie al contrario de sus hermanas mayores, había ido a la universidad, terminándola y había conseguido un titulo con honores. Desde joven, ganaba los más altos honores académicos y además ganó oportunidades para estudiar en universidades extranjeras. Pero esas oportunidades fueron pasadas por alto gracias a que era parte de una familia de cultura y tradiciones tan conservadoras como era la Li.
 
Sus ojos eran más ovalados que los de su hermano pero eran del mismo tono y tenía la misma nariz. Ciertamente su hermano poseía rasgos mas masculinos y enmarcados hacía su padre mientras que la chica era una criatura bastante delgada para su edad. Portaba en aquel momento, unos jeans con parches con un estilo bastante occidental que fueron un regalo de su hermano ahora delante de ella, cuando realizó su ultimo viaje a Europa y un suéter tipo camisilla color gris y en sus pies, unas pantuflas color gris.
 
-¿Y bien? -preguntó la muchacha aproximándose a su hermano y con los ojos brillándole expectantes-. ¿Qué te dijo? -e inmediatamente agregó-. No lo permitió... -suspirando resignada sus hombros cayeron derrotados e inmediatamente se alzó en su actitud rebelde al agregar con un brillo desafiador en su mirada-. No importa -alzando su mirada a su hermano-. No me casaré con Fai Shen ni aunque me obliguen a punta de pistola en el altar... -comenzando a caminar por el pasillo. Shaoran le seguía el paso con las manos en sus bolsillos-. Padre dejó un fideicomiso para cada una… -pensaba en voz alta-. Podré hacerlo efectivo en una semana... -suspirando resignada-, pero se necesita la firma de Madre... ¿Qué haré?
 
-Podrías falsificarla como hiciste cuando entraste a la universidad -atrayendo la mirada de su hermana algo perturbada al principio. Shaoran al contrario de saber que era una idea algo que iba en contra de las reglas, sonreía con un encanto natural y tan masculino que Fuutie sabía que no duraría mucho mas tiempo soltero. ¡Si sus amigas mayores que él lo encontraban tan sexy!
 
-¡Hermano! -Reclamó Fuutie con una sonrisa traviesa y se colgó de su brazo mientras eran vistos por un par de sirvientes de la casa-. ¡Eres tan malvado! Si le digo a nuestra madre que me propusiste esa idea, jamás lo creería de ti... -sonriendo e incluso soltando una carcajada-. ¡Soy yo la incorregible y rebelde Fuutie! eres el angelito de sus ojos.
 
-Ni tan angelito... siempre he sido tu cómplice en todas tus hazañas...
 
-Sabes de antemano lo que voy a hacer, cierto -sonrió ella-. Por eso te adoro: Siempre nos hemos llevado bien ¿No?
 
Shaoran asintió, porque existía una afinidad entre ellos algo particular.
 
Caminaron hacía el patio de la casa que en verdad, era un enorme jardín que estaba al cuidado de dos hombres que trabajaban para la familia desde mucho antes del nacimiento de la mayor de sus hermanas. Yendo al lugar favorito de ambos (una hermosa terraza que tenía un gazebo) y se encontraba prácticamente en medio del jardín: allí se habían efectuado las bodas anteriores de los otros miembros de la familia Li.
 
Allí y a solas en la tranquilidad de aquel espacio Shaoran, muy serio rompió el silencio.
 
-Fuutie, tienes que estar bastante segura de que es lo que quieres... - añadió rápidamente-. Si no deseas a Fai Shen como esposo, puedo coordinarte otro prospecto mas adecuado a tus gustos.
 
-¡Por todos los Dioses Chinos. Estás sonando como ella! -alzando sus brazos pidiendo clemencia-. Esto no tiene que ver con Fai Shen, o cualquier hombre que busques para mi, hermanito... -sentándose en una de las sillas y sujetando sus piernas contra su pecho en una manera poco “protocolar” ante el jefe de su clan aunque su madre manejaba las riendas de la casa China-. ¿Sabes en que año estamos? ¿Al menos el siglo? ¡No podemos seguir con esta actitud retrograda y arcaica en donde deben de imponernos que vida llevar o a quien amar, hermano! Dudo mucho que si te llegas a enamorar de una chica fantástica, enamorarte de verdad, llegues a dejarla solo por que a Madre o al Clan no les convence, ¿Cierto?
 
-¿Es esto, entonces? ¿Estás enamorada de alguien menos apropiado? Inferior tal vez, a tu posición... -compadeciéndose momentáneamente de su hermana.
 
-¡No! No es eso... -sacudiendo su cabeza. Sus cabellos finos como el hilo más delgado y negros brillantes como hilo de seda siguieron el movimiento de su gesto-. No logro ser feliz con un prospecto de matrimonio como mis hermanas… soy como una gacela atrapada en arenas movedizas que me tragan con ellas poco a poco sin poder alzar el vuelo -suspiró-. Quiero ser libre... -mirando a su hermano a los ojos-. Estudié en la universidad para independizarme... ¡No para casarme!
 
-Nos engañaste a todos...
 
-No a todos... solo a ti para que intervinieras por delante de nuestra madre y me dejara ir a la universidad antes de casarme.
 
-Lo que extendió tu compromiso con Fai Shen por cuatro años.
 
-Si es cierto... -admitió-. Me dio la oportunidad de graduarme. ¡Pero ahora, tampoco quiero casarme!
 
-Hicimos un trato. Nuestra Madre me ha recordado el trato que hicimos cuatro años atrás. Sabes que no permitirá que vivas bajo su techo a estas alturas y sin decidirte en casarte.
 
-¡Ya lo se y tu lo sabes! Por eso viniste… para convencerme a mí o convencer a Madre. Por eso quiero que... me lleves contigo a Japón.
 
-Lo se. Madre me habló que le propusiste eso...
 
-¿Te dijo que llamó a todos los ancestros en una plegaria cuando se lo dije?
 
-Obvió eso ultimo -declaró tratando de no soltar una carcajada-. En Japón no puedes vivir sola Fuutie. ¿Por qué no te quedas aquí, en China? Ser independiente aquí.
 
-¿Bromeas? Con lo tradicionalista de nuestra familia, Madre podría planear mi secuestro y casarme en contra de mi voluntad con Fai Shen.
 
-Madre no llegaría a ese extremo.
 
-¿Lo asegurarías?
 
-“Claro que no lo aseguro” -pensó Shaoran-. “Pero tampoco desobedecería mi solicitud”-. ¿Qué me asegura que no te alocarás una vez estés en Japón conmigo?
 
-Te doy mi palabra -prometió ella alzando su mano derecha y razonó lo dicho por su hermano menor-. Un momento... ¿Quiere... decir...? -viéndole sonreír y sus ojos se abrieron ampliamente-. ¿Que puedo...?
 
-Ha costado un poco de trabajo -le respondió con su actitud seria y responsable, costumbre en él-. Pero he conseguido que madre te deje bajo mi responsabilidad... -no pudo terminar pues ya los brazos de su hermana rodeaban su cuello colgándose de él y con los pies en el aire, agitándolos exaltada.
 
-¡Ay hermano! ¡No lo puedo creer! ¡Lo lograste! ¡Sabía que lo lograrías!
 
-Tranquila hermana...
 
-Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias…
 
-Tranquila... aun no estamos fuera del todo... - tratando de adquirir una actitud solemne, algo difícil con su hermana colgando de su cuello y su cuerpo-. Madre aun no está del todo convencida y además, ha impuesto unas condiciones -enseriando su tono de voz. Fuutie se descolgó de su figura.
 
-¿Condiciones? ¡Si es cruzar el océano a pie, estoy a favor con tal de ser libre! -dando vueltas delante de él. Shaoran sonrió por esa actitud casi infantil que era parte del encanto de su hermana.
 
-No es tanto como eso. Bueno es que... -suspirando-. Ha decidido cortar tus ingresos... solo contarás con el 20% del fideicomiso de nuestro padre para poder desenvolverte tu sola.
 
-¿Qué? ¡Solo el 20! Pero ¿Por qué hace esto?
 
-Sabes que no está de acuerdo con esto. Está colocándote impedimentos para que acates la decisión de casarte con ese sujeto... y además pretende darte el restante 80 solo cuando te decidas casarte. Claro que eso ultimo, es de acuerdo en si ella lo aprueba o no...
 
-No es lo que requería al principio para mi negocio... - murmuró apesadumbrada.
 
-¿Negocio? - sorprendido de que ella no discutiera el asunto que su pretendiente tendría que pasar por la aprobación de Ieran Li. Parecería que en la mente de su hermana, su independencia y la idea del matrimonio, ocupaban opuestas direcciones. Y prefería lo primero sobre lo segundo.
 
-Si. Tenía en mente un proyecto... para cuando fuéramos a Japón. Vengo trabajando en él desde hace tres meses y he hecho los contactos importantes que requería. Pero, necesitaba al menos del 50% del fideicomiso...
 
A Shaoran se le ocurrió una idea pero mejor, recapacitó para comentársela una vez estuvieran en Japón. Por supuesto, sabía que, no podía convertirse en su patrocinador pues su madre lo impediría. Se lo advirtió que no ayudaría de ninguna manera financiera a su hermana.
 
-No te preocupes... ahora comienza a poner tus cosas en orden. Nos marcharemos en poco tiempo -la muchacha volvió a abrazarle y efusivamente.
 
-Eres el mejor hermano del mundo... te adoro... -dándole un sonoro beso y saliendo a toda carrera a la casa-. ¡Deja que les cuente a las otras! ¡Van a escandalizarse!
 
-“Grandioso”- pensó Shaoran frunciendo su rostro mientras la veía marcharse a toda prisa a la residencia-. “Dentro de diez minutos recibiré la llamada de las otras diciéndome que me he vuelto loco y sancionando mi decisión” -sonrió segundos después al pensar lo diferente que sería su vida tan solitaria en Japón con alguien de carácter tan alegre como lo era su querida Fuutie Li.
 
- Fin Flash Back -
 
-¿Todavía tiene la idea de trabajar? -preguntó Eriol, enseguida que Shaoran terminara su relato.
 
-Si, ella tiene la loca idea de labrarse un futuro como organizadora de eventos -y suspiró-. Debo admitir que ella tiene mas experiencia que cualquiera de mis hermanas, siempre fue la que más apoyó a mi madre a organizar recepciones en casa.
 
-¿Qué clase de recepciones? -preguntó Tomoyo.
 
-Cenas, fiestas, cumpleaños -enumeró Shaoran-. Y bodas, sobre todo bodas.
 
-Las otras tres hermanas de Shaoran están casadas -explicó Eriol.
 
-Y si también cuentas una que otra boda de alguna prima… -agregó Shaoran.
 
-Su familia es numerosa -dijo Eriol.
 
-Entiendo, entonces ella se involucró en todos estos eventos. Debe ser muy organizada para algo así.
 
-Es una de sus cualidades -admitió Shaoran-. Y ahora que prometí ayudarla decidimos que lo mejor era seguir el plan que ella le propuso: venir a Japón fuera de la influencia de mi madre. Aunque no podemos esperar que la honorable Ielan Li, se quede de brazos cruzados en Hong Kong… buscará la manera de inventar una excusa y venirse a investigar las andanzas de Fuutie y si he hecho un buen trabajo.
 
-Tienes todo un trabajo por delante -comentó Eriol.
 
-Lo sé, además de que debemos empezar a buscar posibles clientes.
 
-Eso me da una idea -dijo Eriol-. Yo podría ser uno de sus primeros clientes.
 
-¡Tú! -exclamaron sus amigos al unísono.
 
-¡Si! Bueno, no sería pronto, pero tu hermana podría ayudarme a organizar una fiesta de cumpleaños para mi abuela.
 
-¿Cuándo sería eso? -preguntó Tomoyo.
 
-En el otoño.
 
-Eso sería perfecto. Nos dará tiempo para estructurar el negocio, buscar proveedores y contratar gente. También necesito encontrar la a alguien que quiera asociarse con Fuutie.
 
-¿Un socio? ¿Por qué no conseguir un préstamo? -sugirió Eriol.
 
-Un préstamo sería difícil de conseguir, es decir, sin usar mis influencias o el apellido Li. Fuutie tiene que lograrlo sin mi ayuda o mi madre no tomara en cuenta su esfuerzo.
 
-Comprendo -Eriol meditó un momento-. ¡Tengo una idea! Conozco a alguien que podría estar interesado, pero antes de decirte cualquier cosa permíteme hablar con él y veré que le parece la idea.
 
-Perfecto, te lo agradecería mucho, en cuento tengas una respuesta me avisas y traeré a Fuutie para que hable con este nuevo socio.
 
Tomoyo se percató de la gran amistad y el respeto mutuo que existía entre el par de amigos. Por un momento, se le vino la alusión de ella misma con su mejor amiga.
 
-¿Qué clase de fiesta estas pensando Eriol? -preguntó Tomoyo entusiasmada rompiendo el momentáneo silencio.
 
-A la abuela siempre le han gustado las fiestas de disfraces.
 
-¡Una fiesta de disfraces! -exclamó Tomoyo-. Nunca he estado en una.
 
-Pues esta será la primera.
 
-¿Estás seguro que la idea le agradara a tu abuela? Nunca antes le has celebrado su cumpleaños con una fiesta.
 
-Le gustará -aseguró Eriol-. Ahora que estamos en Japón será diferente, además para el otoño necesitaré motivos para sentirme animado.
 
-¿Cuándo verás a Hironobu? -preguntó Shaoran comprendiendo a lo que se refería.
 
-Tuve un pequeño encuentro con él en el aeropuerto cuando iba a Inglaterra -confesó Eriol y miró a Tomoyo fugazmente, la joven se veía un poco incómoda, Shaoran comprendió que no era el momento para ahondar en el tema. Eriol continuó en tono grave-. En cuanto termine el verano empezaré el año en la universidad y me enfrentaré a Hironobu.
 
-¿Te enfrentarás a él? -había un tono de angustia en la voz de Tomoyo.
 
-Es un modo de decirlo -explicó él con una sonrisa tranquilizadora-. Mi “tío” ha dado a entender en estos últimos años que el merece seguir al frente de la empresa. Por toda la “dedicación” que le ha dado. Incluso alega que esa constante “dedicación” ha sido la culpable de su último divorcio.
 
-¿Último?
 
-Hironobu ha estado casado tres veces -explicó Shaoran-. Pero hasta ahora el motivo de sus divorcios la sido la infidelidad.
 
-Y él siempre pretende decir que es por lo absorto que está en los negocios, pero ni siquiera eso lo ha hecho bien, nos hemos enterado de algunos malos manejos.
 
-¿Cómo se han enterado?
 
-La familia Li tiene algunos negocios en común con Industrias Hiragizawa. Y nunca dejamos cabos sueltos, hemos sido muy cuidadosos en nuestro trato con Hironobu -comentó Shaoran-. Como Eriol ha estado ausente del país, yo he mantenido mis oídos abiertos, recolectando todo lo que tenga que ver de los negocios que llevan el nombre “Hiragizawa” pero ha hecho algunos negocios de carácter “Turbios” y no todos los empresarios se lanzan de la primera a negociar con Hironobu. La compañía se sostiene económicamente bien pero no nos podemos fiar.
 
Eriol se pudo de pie dándoles la espalda, Shaoran no dijo mas nada pues entendía el motivo de su irritación.
 
-¿Eriol? -Tomoyo estaba preocupada por él.
 
-¿Entiendes ahora porque debo asumir el mando de la empresa lo antes posible? -dijo Eriol sin mirarla-. Hironobu ha acabado con el buen nombre de la empresa de mi padre y con la confianza que muchos pusieron en nosotros.
 
Tomoyo se sintió nerviosa ante esta revelación, eso era exactamente lo que había pasado con su madre y Hironobu. Sintió que su estómago se contraía con pesar, ¿ahora cómo explicaría a Eriol sus motivos para esconderse de su madre sin que esto lo lastimara?
 
-Por eso ahora que he cumplido la mayoría de edad puedo participar en la junta directiva. Mi legado me convierte en accionista mayoritario al cumplir los dieciocho y en cuanto pueda me haré con el control de la empresa -explicó con un brillo en sus ojos-. Solo será cuestión de tiempo para que me haga de la confianza de los demás miembros de la mesa directiva y desplazar a Hironobu en su puesto.
 
-Estoy segura que lo lograrás Eriol -declaró atrayendo la atención de Eriol y sonrió confiada-. Lo lograrás.
 
-Gracias Tomoyo -dijo él más tranquilo.
 
Shaoran presencio la escena feliz por su amigo. Pero no pudo evitar preguntarse cuando se daría cuenta su amigo de lo que para él resultaba tan obvio. Y que pasaría esta vez cuando ella entrara en escena de nuevo.
 
-¡Eriol, es tardísimo! -exclamó Tomoyo poniéndose de pie rápidamente-. Tengo que irme, fue un placer conocerte Shaoran.
 
-El placer fue mío -dijo él poniéndose de pie también-. Espero que nos veamos pronto.
 
-Yo también.
 
-Te llevaré -ofreció Eriol.
 
-No Eriol, debes quedarte con Shaoran -este iba a objetar pero su amigo se adelantó.
 
-Shaoran puede esperar a mi regreso ¿verdad Shaoran? -y sin esperar respuesta agregó-. Además seguramente mi abuela querrá saludarlo y la señora Seri no lo dejará ir sin que se quede a cenar.
 
-Pero Eriol…
 
-Nada de peros… además todavía tenemos algo que hablar, lo que podemos hacer de camino a casa de Sakura.
 
-No voy a casa de Sakura, voy a mi casa…
 
-¿Sakura? -preguntó Shaoran.
 
-La mejor amiga de Tomoyo -contestó Eriol tomando la mano de la joven-. No tardaré en regresar, la casa de Tomoyo queda mas cerca. Te quedarás a cenar, la señora Seri vendrá a hacerte compañía.
 
-Está bien -dijo Shaoran con un gesto de derrota-. Te esperaré y me quedaré a cenar. De todos modos Fuutie esta visitando a unos conocidos.
 
-¡Perfecto! Vamos Tomoyo.
 
Apenas salieron de la mansión, cuando Eriol empezó con su interrogatorio.
 
-¿Por qué no me habías dicho que tu madre y Hironobu se conocían?
 
-Bueno, yo… no sabía como decírtelo -confesó nerviosa.
 
-¿Desde cuando lo sabes?
 
-Desde -tomo aire antes de continuar-, desde el primer día.
 
-¡El primer día!
 
-Yo le pregunté a mamá si conoció a tus padres -confesó incómoda-. Ella dice que nuestros padres hicieron acuerdos comerciales. Después ellos murieron y mamá y Hironobu ocuparon sus lugares.
 
-¿Y qué pasó? -preguntó sin apartar la vista del camino.
 
-Pues…
 
-Tomoyo -la advertencia en su voz fue suave pero clara-. No me mientas, quiero la verdad.
 
-Tú t… -corrigió-. Según mi madre el señor Hironobu quiso aprovechar su inexperiencia en los negocios para sacar ventaja -al decir esto concentró su atención en el camino, a pesar de todo no se atrevió a contarle sus sospechas de que Hironobu también había tratado de aprovecharse de su madre en otro sentido.
 
Eriol no dijo nada pero tenía los nudillos blancos de lo fuerte que apretaba el volante.
 
-Lo siento Eriol.
 
-¿Por qué? Tú no tienes la culpa de lo que sucedió.
 
-Tú tampoco.
 
-Lo sé -dijo un poco más tranquilo y estacionó el auto-. Esto solo me da una prueba más de lo mal que “mi tío” lleva los negocios y de que lo ha hecho desde el principio.
 
-Casi no lo llamas tío ¿por qué?
 
-No me gusta recordar que somos familia.
 
-¿Por qué se hizo cargo de los negocios de tu padre?
 
-A pesar de ser un primo lejano era el único disponible en ese momento y se mantuvo lo suficientemente cerca todo el tiempo a la espera de una oportunidad, y la tuvo.
 
Tomoyo lo miró con tristeza, la muerte de sus padres lo marcó de diferentes maneras al igual que ha ella la de su padre. Pero él sabía que fue afortunada al tener a su abuela, en cambio ella…
 
En ese momento miró a su alrededor y conmocionada se dio cuenta que estaban estacionados frente a su casa. ¡Eriol había parado frente a su casa!
 
-¡Eriol! -gritó ella.
 
-¿Qué? -preguntó confuso por su alarma.
 
-Te has estacionado frente a mi casa.
 
-Lo sé.
 
-¿Lo sabes? ¿Te has vuelto loco? -preguntó horrorizada-. ¡Avanza!
 
-No.
 
-¿Po-por qué no? -tartamudeó.
 
-Porque no me preocupa lo que tu madre piense, estoy dispuesto a presentarme ante ella y ofrecer mis disculpas por lo que le hizo Hironobu -declaró con firmeza-. Ni siquiera compartimos el mismo apellido, no puede condenarme por algo que no hice.
 
-Eriol - Tomoyo se debatía entre el miedo y la admiración. Debió saber que su amigo reaccionaría así.
 
Antes de poder decir algo más notó que un auto se acercaba en sentido contrario, a pesar de la distancia pudo distinguir sin lugar a dudas a la señora Toshime en uno de los autos de la casa con el chofer.
 
-¡Mi madre! -exclamó horrorizada y se agachó para ocultarse.
 
-¿Dónde? -preguntó Eriol mirando a su alrededor pero solo vio el auto que se acercaba-. Esa no es tu madre -dijo entrecerrando los ojos mientras observaba el rudo semblante de la mujer en el auto.
 
-No, peor. Es la señora Toshime -le explicó mientras se encogía para ocultarse mejor.
 
-¡Esa es la señora Toshime! -exclamó sorprendido ya Tomoyo le había hablado de ella-. Es peor de lo que imaginaba.
 
El auto se detuvo frente a la reja de acceso a la mansión esperando a que le dieran el paso. La señora Toshime volvió el rostro hacia Eriol observándolo intrigada.
 
-Buenas tardes -murmuró Eriol con ironía mientras inclinaba levemente la cabeza, la señora Toshime enarcó una ceja antes de volverse mientras el auto avanzaba.
 
-¿A quién saludas? -susurró Tomoyo como si temiera que la señora Toshime la escuchara.
 
-A tu ama de llaves.
 
-¿Por qué? -gimió Tomoyo.
 
-Porque me pareció lo correcto -respondió divertido.
 
-Me alegra que te lo estés pasando tan bien mientras yo sufro, por favor Eriol vámonos de aquí.
 
-No, ya te dije que voy a hablar con tu madre - Tomoyo se cubrió el rostro con las manos.
 
-Eriol, comprende que no es el mejor momento -y levantó la vista-. Por favor, vámonos.
 
Eriol miró los ojos suplicantes de su amiga y supo que no podría negarse, a regañadientes encendió el auto y se alejó un par de calles. Tomoyo se asomó por la ventana antes de volver a sentarse en el sillón.
 
-Gracias -suspiró aliviada y se abanicó el rostro acalorado.
 
-Tomoyo, ¿acaso te avergüenzas de nuestra amistad?
 
-¡No! -contestó de inmediato sintiendo un frío tremendo, y colocó su mano sobre su brazo mirándolo directo a los ojos-. Eso jamás, nunca me avergonzaré de ti.
 
-Entonces, ¿por qué no decirle a tu madre que somos amigos?
 
-Eriol, no se trata únicamente de quien eres, sino de que eres un chico.
 
-¿Y eso que tiene que ver?
 
-Que a mi madre no le gusta que tenga amistad con chicos, y menos si ella no los conoce.
 
-¿No tienes amigos?
 
-Solo si cuentas al hermano de Sakura y a mi mamá no le agrada, ya te conté lo que sucedió el día que me llevó en su moto.
 
-Pero yo pensé que le preocupaba tu seguridad.
 
-Si, pero también le preocupa que me acerque demasiado a él ó que pueda sentir algo más por él que afecto.
 
-¿Te lo ha dicho?
 
-No, pero no necesita hacerlo. Me doy cuenta de eso. Por eso tampoco le he contado sobre Yukito el amigo de Touya. Pasa tanto tiempo en casa de los Kinomoto como yo, así que también a él podría llamarlo mi amigo.
 
-No la entiendo.
 
-Creo que ha tenido malas experiencias con los hombres, sobre todo desde que murió papá. Y tal vez teme que alguien se aproveche de mí.
 
-Pero Tomoyo, algún día tendrás que contarle sobre nuestra amistad. NO podremos mantenerlo en secreto por siempre.
 
-Yo sé, pero es tan difícil. Es tan difícil hablar con ella, todas las noches durante la cena estoy pensando como decírselo. Pero lo haré te lo prometo, solo necesito tiempo.
 
-Está bien -suspiró Eriol-. Será como tú quieras.
 
-¿De verdad? -sus ojos se iluminaron.
 
-Si.
 
-Gracias Eriol -dijo abalanzándose sobre él, rodeando su cuello con los brazos-. Gracias.
 
Cada vez era más natural para la chica abrazarlo así, sentir el calor de sus brazos, su aroma y fuerza. Eriol por su parte lo sentía reconfortante, tener a una criatura como Tomoyo entre sus brazos, suave, frágil y real.
 
Así estuvieron por un rato hasta que Tomoyo se despidió bajando del auto sin sospechar si quiera que alguien la observara.
 
Las cámaras de vigilancia de la mansión Daidouji observaban tanto el interior como el exterior de la misma y a pesar de la lejanía se pudo apreciar muy bien que la señorita bajaba de un auto ayudada por un joven extraño antes de encaminarse hacia la entrada.
 
-Quiero una copia de ese video -ordenó la mujer al guardia de seguridad-. Para hoy mismo.
 
-Si señora -asintió el hombre antes de que el ama de llaves saliera.
 
El guardia observó a la hermosa señorita Daidouji acercándose y no pudo más que sentir lastima por la alegre jovencita. En la casa la mayoría sentía afecto por la joven sobre todo aquellos que la habían visto crecer, pero las órdenes eran muy claras no podían fraternizar con los señores de la casa.
 
Siguió observándola hasta que llegó a la entrada y después de buscar en su bolso tocó el timbre y miró a la cámara.
 
-Buenas tardes señorita Daidouji -saludó el hombre mientras apretaba el interruptor que accionaba el mecanismo de la puerta.
 
-Buenas tardes -respondió la joven sonriendo y entró.
 
Continuará…