Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Simplemente... ¿amigos? ❯ Capítulo 8 ( Chapter 8 )

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Simplemente… ¿amigos?
Por Daulaci Serv
 
Conlos personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
 
 
CAPITULO 8
 
 
Sakura se encontraba frente a la casa de las rosas. Suspiró nerviosa, era la primera vez que visitaba la casa sin la compañía de su amiga, pero precisamente por eso estaba ahí. Había hecho una promesa y tenía que cumplirla.
 
Con ese pensamiento cruzó la calle resuelta a llevar a cabo su encomienda pero ya frente a la reja no supo como entrar. En casa de Tomoyo tenía cámaras y un intercomunicador pero aquí no había cámaras y no encontraba el aparato que la comunicaría con el interior. Por fin dio con el y presionó el botón.
 
-Buenas tardes, ¿qué desea? -preguntó una voz masculina.
 
-Buenas tardes -respondió Sakura aún más nerviosa-. Soy Sakura Kinomoto amiga de Tomoyo Daidouji traigo un recado para el señor Hiragizawa.
 
-¿La señorita Tomoyo? Este bien, pase, alguien la estará esperando en la entrada principal.
 
-Gracias -dijo Sakura y de inmediato se abrió la reja para permitirle la entrada.
 
Caminó con calma por el hermoso jardín cosa que le ayudo a recobrar la serenidad, pensó en lo que debía decirle a Hiragizawa.
 
Tomoyo le había hablado la noche anterior para contarle lo mal que lo pasó en la cena con su madre. Había cometido el gravisimo error de llegar tarde a casa y para colmo ese día la señora Daidouji había llegado un poco temprano.
 
- Flash Back -
 
-¿Y por qué llegaste tarde? -preguntó Sakura a su amiga.
 
Tomoyo le relató sobre la llegada de la señora Hiragizawa, la alegría de Eriol al verla y que por fin había conocido al mejor amigo de Eriol, Shaoran Li. También le comentó como casi la descubre Toshime afuera de su casa y la conversación con su amigo.
 
-Mamá está muy enojada -dijo Tomoyo con pesar-. Sobre por la forma tan apresurada en que me despedí esta mañana en el almuerzo. Fue un error irme tan de repente pero quería ver a Eriol.
 
-Entiendo, pero ¿por qué llego tan temprano?
 
-No lo sé, hay algo diferente en ella parecía nerviosa aparte de furiosa, pero esto último no es tan raro.
 
-Y supongo que te interrogó por llegar tarde.
 
-Si, y no llegué tan tarde, pero es obvio que Toshime tuvo tiempo para calentarle la cabeza.
 
-Toshime -murmuró Sakura enojada-. Esa señora no tiene vida propia. ¡Como si no tuviera bastantes cosas que hacer en la casa!
 
-Y parece que disfruta fastidiando la mía, debiste verla, como siempre estuvo presente mientras mi madre me regañaba. Y había algo más...
 
-¿Qué?
 
-No sé, noté a Toshime extraña parecía... no sé... satisfecha.
 
-Si, seguro por el regaño que te estaban dando.
 
-No estoy segura, parecía haber algo más -dijo recordando el rostro del ama de llaves y ese brillo misterioso en sus ojos-. Bueno no importa, como sea mi madre me ha castigado.
 
-¡Te castigó!
 
-Si, hace años que no lo hacía, pero sucedió.
 
-¿Cuál es el castigo?
 
-Dos semanas en casa.
 
-¡Dos semanas! -gimió Sakura-. Pero ya falta tan poco para que acabe el verano.
 
-Estuve a punto de decirle eso pero me contuve, si lo hubiera hecho seguro no me deja salir hasta que comiencen las clases.
 
-Será muy aburrido sin ti -se quejó Sakura.
 
-Lo mismo digo. Tal vez la próxima semana cuando a mi madre se le haya bajado el coraje, pueda invitarte a la casa. Y como le agradas a mamá, no será difícil poder convencerla. Pero esto será dependiendo de su buen humor. No podré soportar estar encerada todo el tiempo con Toshime.
 
-Eso será lo peor.
 
-Bueno, no estaré encerrada todo el tiempo.
 
-¿Ah no?
 
-NO, mamá ya arregló otro para de almuerzos con sus amigas. Tal vez vea a Nami y Vera otra vez.
 
-Tal vez si tu mamá supiera que estas chicas desean conocer a Hiragizawa ya no quiera que sean tus amigas.
 
-Tal vez -dijo Tomoyo con pesar-. Eso me recuerda que quería pedirte un favor.
 
-Lo que quieras -Tomoyo sonrió.
 
-Le dije a Eriol que mañana iría con él al parque-. ¿Podrías avisarle sobre mi castigo?
 
-¿Tengo que ir a la casa de las rosas?
 
-Te daría el teléfono para que lo llames, pero te agradecería mucho si lo hicieras en persona.
 
-Está bien, lo haré -aceptó Sakura nerviosa.
 
-Muchas gracias Sakura, pero por favor no le digas que me castigaron por llegar tarde, solo dile que... que mamá estaba de mal humor.
 
-Está bien, comprendo, no quieres que se culpe por haberte llevado tarde.
 
-Si.
 
-¿Por qué no lo llamas por teléfono?
 
-Prefiero no hacerlo, ya te dije que Toshime anda muy rara.
 
-Crees que se atreva a escuchar tus llamadas.
 
-Es capaz de todo.
 
-Tienes razón es mejor no arriesgarse.
 
-Gracias Sakura, te llamaré en un par de días, es mejor que no avise de mi suerte.
 
-Estaré esperando y, ánimo amiga.
 
-Hasta pronto.
 
- Fin Flash Back -
 
Sakura suspiró al momento que la entrada principal se revelada entre los rosales. Alcanzó a ver cuando la señora Seri apareció por la misma.
 
-Señorita Sakura -saludó la mujer.
 
-Buenos días señora Seri -respondió la chica con una sonrisa, el día que conoció a la bondadosa mujer le perdió el miedo de inmediato.
 
-Me dijeron que trae un recado de Tomoyo -comentó Seri preocupada-. ¿Acaso no se encuentra bien?
 
-Ah no, nada de eso, Tomoyo esta bien, es solo que no ha podido venir y me mandó a darle un mensaje al joven Hiragizawa.
 
-Comprendo -mintió Seri aunque se sintió más tranquila.
 
-¿Está él en casa?
 
-Si, si. Él esta en casa, aún no le he anunciado tu visita, me preocupe tanto que lo olvide, acompáñame te llevaré hasta él.
 
-Gracias.
 
Caminaron por el interior de la gran mansión. Sakura nunca dejaba de asombrarse. En casa de Tomoyo le pasaba lo mismo, aunque no iba con mucha frecuencia pues ni ella ni su amiga se sentían cómodas ahí con Toshime cerca. Pero la misma Sakura notó la diferencia en la casa de las rosas. Este lugar se sentía cálido y agradable, muy diferente del ambiente oscuro y opresivo de la mansión Daidouji.
 
Por fin llegaron a un espacioso salón donde se encontraba Eriol leyendo el periódico. Al oír los pasos cerca de él levantó la vista de su lectura y abrió los ojos sorprendido al reconocer a la joven que acompañaba a Seri.
 
-Eriol, la señorita Kinomoto ha venido a verte, trae un mensaje de Tomoyo.
 
-¿Sucedió algo malo? -preguntó con precipitación al tiempo que se acercaba a Sakura con expresión preocupada.
 
-No, no -se apresuró a decir Sakura agitando las manos-. Nada malo sucedió, es solo que no podrá venir…
 
-¿De verdad? -insistió Eriol-. ¿No me estas mintiendo?
 
-¡Eriol! -lo reprendió la señora Seri.
 
-Todo está bien, te lo aseguro -dijo Sakura sin ofenderse. Se notaba la preocupación del joven y ella pudo apreciar el cariño que sentía por su amiga.
 
-Lo siento, no debí dudar de ti. Te pido me disculpes.
 
-No hay problema Hiragizawa.
 
-Pero, ponte cómoda por favor -dijo haciéndose a un lado para permitirle que se sentará-. ¿Puedo ofrecerte algo? ¿Café? ¿Té? ¿Una limonada?
 
-Una limonada estará bien.
 
-En un momento se las traeré -dijo Seri adelantándose a la orden de Eriol y salió del lugar.
 
-Debes disculpar mi descortesía de hace un momento pero me sorprendió tanto verte sin Tomoyo -explicó sentándose frente a ella.
 
-Yo entiendo, no te preocupes -y buscando aligerar la conversación agregó-. Tienes una casa hermosa Hiragizawa.
 
-Muchas gracias, pero por favor llámame Eriol, ¿puedo llamarte Sakura?
 
-Si claro, ¿por qué no?
 
-Sakura -repitió Eriol-. Tienes el nombre de un precioso árbol que florece en primavera, ¿no es así?
 
-Si, a mi madre le gustaba mucho -respondió Sakura sonrojada.
 
Eriol sonrió, ya imaginaba que la amiga de Tomoyo sería así. Ella también perdió a su madre, parecía que todos ellos tenían eso en común.
 
-Tomoyo me ha hablado tanto de ti que creo que ya te conozco -comentó Eriol.
 
-A mi me pasa lo mismo -dijo la chica sonriendo-. Y permíteme decir que te agradezco mucho todo lo que has hecho por Tomoyo, le has devuelto un poco de su confianza pérdida.
 
-No he hecho gran cosa.
 
-Yo creo que si.
 
-Pero dime, ¿cuál es el recado de Tomoyo? ¿Por qué no pudo venir?
 
-Oh si, perdona. Tomoyo no podrá venir en dos semanas -explicó con calma-. Esta castigada.
 
-¡Castigada!
 
-No la dejaran salir de la casa, no a menos que sea en compañía de su madre.
 
-Pero… ¿por qué? No sería porque llegó tarde ¿verdad?
 
-Oh, no. Claro que no, es solo que la señora Daidouji no estaba en su mejor momento.
 
Sakura pasó los siguientes minutos tratando de tranquilizar a Eriol y explicando lo mejor que pudo los motivos del castigo. No fue tan difícil pues Sakura conocía muy bien a la señora Daidouji.
 
Al poco rato la señora Seri apareció con limonada y bocadillos y de inmediato notó el semblante preocupado de Eriol.
 
-¡Dos semanas! -Exclamó Seri cuando se lo explicaron, fue tanta su consternación que sin darse cuenta se sentó en uno de los sillones-. ¿Qué pudo hacer esa criatura que fuera tan malo para semejante castigo?
 
No hubo respuesta el castigo era injusto y exagerado de eso no había duda.
 
-Dos semanas -replicaba la señora Seri mientras salía del salón.
 
-Mi querida Tomoyo.
 
Eriol apenas había susurrado pero Sakura lo escuchó perfectamente, lo observó con cuidado, ni siquiera parecía que Eriol se hubiera dado cuenta de lo que dijo. Se veía tan triste que Sakura sintió la necesidad de animarlo.
 
-Es posible que vea a Tomoyo la próxima semana, si quieres que le diga algo…
 
-¡La verás!
 
-Si, si su mamá lo permite podré verla, pero solo hasta la siguiente semana cuando la señora Daidouji no este tan enojada.
 
-¿Podría darte un recado para ella?
 
-Si, estoy segura que eso la animara.
 
-¡Perfecto!
 
-Buenos días -saludó una voz desde la puerta-. Seri me dijo que tenías visita.
 
Sakura miró a la señora Hiragizawa con interés esa no era la imagen que ella tenía de una abuelita, pero aún así sintió una gran ternura hacia esa mujer serena y elegante que aún conservaba algunos rasgos que en su juventud la harían una mujer muy hermosa.
 
-Abuela, que bueno que estas aquí, debo escribir una carta -explicó apresurado mientras ayudaba a la anciana a sentarse-. Esta es Sakura Kinomoto, la mejor amiga de Tomoyo, ¿podrías acompañarla un momento?
 
-Si, por supuesto -dijo su abuela confundida por su extraño comportamiento.
 
-Sakura, podrías explicarle a mi abuela -la chica asintió-. En un momento estoy de regreso y desapareció en un segundo.
 
-Seri también me dijo que traías un recado de Tomoyo.
 
-Si, así es -y volvió a repetir su relato.
 
-Sonomi Daidouji -murmuró Anexa con pesar. Aún tenía esa imagen de la joven mujer que conociera años antes, una muy diferente a la actual-. Es una pena, apenas ayer conocí a Tomoyo y esperaba poder platicar con ella, pero tal vez tú puedas contarme algo más sobre tu amiga, ¿se conocen hace mucho tiempo?
 
Sakura asintió y pasaron los siguientes minutos platicando animadamente. La señora Seri apareció poco después y al enterarse que Eriol escribía una carta para Tomoyo ella también quiso hacer lo mismo.
 
El tiempo pasó tan rápido que Sakura sintió mucho tener que despedirse.
 
-No te preocupes Eriol -insistió la chica una vez más mientras guardaba las cartas en su bolso-. Tomoyo estará bien y te prometo entregar las cartas apenas la vea.
 
-Sakura, me agradaría mucho que volvieras un día de estos a tomar el té con nosotros -dijo la señora Hiragizawa.
 
-Me encantaría, muchas gracias.
 
-Te llevaré a tu casa -ofreció Eriol.
 
-No es necesario, gracias -dijo Sakura-. Mi hermano ya debe estar esperando afuera.
 
Eriol la acompañó a la salida principal seguidos por Canela. Al llegar a la gran reja puedo ver el auto estacionado afuera donde un joven de serio semblante esperaba.
 
-Te lo dije, ahí esta -señaló Sakura-. Te lo presentaría pero ya debe estar de malas por haber esperado. Mejor otro día.
 
-Esta bien, no te apures, Tomoyo también me ha platicado sobre tu hermano. Si me acercara un poco más a ti, estaría sobre mí en un segundo ¿no? -sin poder evitar sonreír divertido. Miró un momento más al hermano de la joven y no dudó por su semblante, que lo mataría sin dudarlo si se acercara más a Sakura.
 
-Si, así es Touya, en estos momentos ya debe estar pensando en bajar del auto. Será mejor que me vaya. Gracia por todo.
 
-Gracias a ti y por favor vuelve cuando quieras.
 
-Lo haré -prometió Sakura-. Hasta pronto -se despidió y corrió al auto.
 
Eriol los observó hasta que el auto desapareció de su vista y entró cerrando la reja tras de si, Canela esperaba pacientemente a sus pies.
 
-Canela -suspiró Eriol acariciando sus orejas-. No veremos a Tomoyo en mucho tiempo.
 
Caminó con lentitud hacia la casa con las manos en los bolsillos del pantalón y la imagen de una chica en su mente.
 
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-¿Qué te pasa? Te noto algo deprimido -comentó Shaoran a su amigo.
 
-Nada -mintió Eriol-. Estoy aburrido, eso es todo -ya habían pasado cinco días sin ver a Tomoyo o tener noticias de ella.
 
Su mirada vagó por el salón iluminado por el sol de la tarde. Shaoran y Fuutie habían ido a verlo para conocer al posible socio de la joven Li.
 
-Estoy de acuerdo con mi hermano -dijo Fuutie observándolo-. Te ves deprimido.
 
-Es solo aburrimiento -dijo Eriol con un gesto de fastidio.
 
-¿Y cómo es que Eriol Hiragizawa esta aburrido? -Insistió Fuutie-. Mi hermano dice que eres el maestro de la diversión.
 
-Fuutie -advirtió Shaoran.
 
-¿Qué? No he dicho nada que no sea cierto. ¿Cómo es posible que para estas fechas no hayas conocido a una hermosa japonesa y andes por ahí con ella?
 
Shaoran miró a su amigo pensando en Tomoyo, la pregunta de su hermana había dado en el blanco. En ese momento Eriol cruzó miradas con él.
 
-¿Cómo esta Tomoyo? -preguntó Shaoran aprovechando el momento.
 
-Ha estado un poco ocupada, su madre… la ha acaparado -mintió pues no tenía ganas de hablar sobre el castigo de su amiga.
 
-¿Quién es Tomoyo? -preguntó Fuutie.
 
-Una amiga de Eriol -respondió Shaoran.
 
-Ahh, entonces si existe la hermosa japonesa.
 
-No, no es eso -se apresuró explicar Eriol-. Tomoyo es una buena amiga.
 
-Mmm con que una buena amiga, ¿tan buena como Kaho Mizuki?
 
-¡Fuutie! -la reprendió Shaoran-. Perdona Eriol.
 
-No te preocupes, Fuutie tiene razón en dudar bien dice “crea fama y échate a dormir” -y miró a Fuutie divertido-. Tomoyo es mucho mejor amiga que Kaho -respondió sorprendiendo a la joven Li aunque no así a su hermano.
 
Eriol meditó unos minutos “Kaho Mizuki”. Tenía meses sin saber de ella. Desde que le había comunicado sus planes de volver a Japón. Kaho era una mujer muy especial 4 años mayor que Eriol, muy hermosa, y tenaz. Trabajaba en un prestigiado periódico londinense. La última vez que la vio aún luchaba por hacerse de un nombre en el periodismo internacional.
 
La relación entre ellos siempre fue apasionada y volátil. Kaho era una mujer muy inteligente y segura de si misma que sabía muy bien lo que quería. Eriol se sintió atraído por ella desde el momento en que la vio y le llevó mucho tiempo derribar sus barreras y convencerla de que le diera la oportunidad a pesar de ser más joven que ella.
 
Kaho más tarde aceptaría que fue su madurez y sentido del humor lo que le había atraído de él pues a pesar de ser tan joven Eriol proyectaba una imagen de seguridad y arrogancia que muchos hombres de negocios mayores que él envidiarían.
 
A partir de ahí su relación se volvería íntima aunque no constante. Los compromisos de cada uno los apartaban, hasta que esos mismos compromisos volvían a unirlos. Kaho era no solo una buena compañera de cama sino su amiga. Ninguno de los dos quería una relación formal y estaban de acuerdo en que entre ellos jamás podría existir algo así, y tal vez por eso mismo es que disfrutaban tanto de las pocas y cortas temporadas que permanecían juntos.
 
Eriol suspiró suavemente pensando en Tomoyo, ella tal vez fuera más joven e insegura pero era muy madura para su edad. Sus conversaciones podían ir desde temas más profundos hasta los más tontos. Con ella reía a menudo y podía hablar de todo.
 
Con Tomoyo tenía muchas cosas en común con Kaho solo compartía la atracción física y el gusto por las fiestas.
 
Kaho era hermosa, Tomoyo también, pero con esta última era testigo del despertar de una mujer. Nunca antes se había tomado el tiempo para ver esos sutiles cambios en una joven.
 
Casi todas las chicas con las que estaba acostumbrado a salir estaban ansiosas por convertirse en mujeres o por demostrar lo mundanas que podían ser. Tomoyo no era así, el despertar a su condición de mujer sería sutil y natural. Tanto así que ni ella misma lo notaba. Eriol se daba cuenta que sería un placer ser testigo de estos cambios.
 
-¡Eriol! -Lo llamó Fuutie con insistencia-. Eriol, parece que estas en otra parte.
 
-Lo siento, ¿qué me decías? -Fuutie lo miró divertida.
 
-Tenías una cara… ¿en qué pensabas? -preguntó y se inclinó un poco más a él como si quisiera verlo mejor-. Ó mejor dicho ¿En quien piensas? ¿Kaho ó Tomoyo?
 
-¡Fuutie! -Exclamó Shaoran-. Perdónala Eriol, siempre es tan entrometida.
 
-Soy honesta -corrigió Fuutie sin inmutarse, acostumbrada a los regaños de su hermano que no eran nada comparados con los de su madre-. Digo lo que pienso. Y no hay pecado en decir lo que una piensa con honestidad. Si fuera hipócrita, eso si seria un gran crimen…
 
Eriol comenzó a reír a carcajadas observando la disputa entre los hermanos que lo miraban sin comprender el motivo de su risa.
 
-Muchas gracias Fuutie -dijo Eriol limpiándose las lágrimas de sus ojos-. Has alegrado mi día.
 
-¿Ves? -Dijo a su hermano-. He alegrado su día.
 
-Si como no -replicó Shaoran por lo bajo y decidió cambiar el tema-. ¿Y la señora Hiragizawa donde esta?
 
-¿La señora Hiragizawa? -preguntó Fuutie fingiendo sorpresa-. ¡Te casaste!
 
-¡Fuutie! -gritó Shaoran cosa que provoco otro ataque de risa de Eriol.
 
Antes de que Eriol pudiera contestar apareció Yurime anunciando a una visita.
 
-Señor Hiragizawa el señor Tsukishiro esta aquí.
 
-Hazlo pasar por favor -dijo Eriol poniéndose de pie.
 
-Por lo que más quieras Fuutie compórtate -ordenó Shaoran a su hermana imitando a Eriol mientras esperaban la entrada del invitado.
 
-Buenas tardes -saludó el hombre al entrar en el salón y con toda la seguridad de un hombre de negocios cruzó el mismo extendiendo el brazo para estrechar la mano de Eriol.
 
-Yue Tsukishiro -saludó Eriol-. Siempre tan formal -y se volvió hacia Shaoran-. Permite que te presente a un buen amigo, Shaoran Li -y busco con la mirada hasta encontrar a una extrañamente callada Fuutie-, esta es su hermana la señorita Fuutie Li.
 
-Un placer -dijo Yue inclinándose hacia la joven para tomar su mano.
 
-El placer es mío -balbuceo Fuutie mirándolo con los ojos muy abiertos.
 
Yue Tsukishiro era un hombre increíblemente apuesto. Llevaba un traje gris de corte impecable, su cabello largo estaba perfectamente peinado. Sus ojos eran de un gris metálico que nunca había visto antes.
 
El hombre la miraba fijamente estudiándola en silencio lo que provocó un leve sonrojo. Fuutie tuvo la extraña necesidad de reírse y buscar un espejo solo para estar segura de que su imagen era la adecuada. Aunque sabía que era así. Llevaba un vestido sencillo pero elegante, zapatos de tacón alto que realzaban el largo de sus piernas, su cabello y maquillaje estaban impecables, una costumbre que le inculcó su madre y que ahora por primera vez agradecía.
 
-Siéntense por favor -invitó Eriol provocando que Fuutie parpadeara como si recién despertara de un sueño-. ¿Un café? -todos aceptaron.
 
Mientras Eriol ordenaba el café para todos Shaoran se sentaba junto a su hermana y con la mirada le advirtió que se comportara, ella frunció el ceño ligeramente respondiendo a su manera que sabía lo importante de esa reunión.
 
-Bueno creo que debo explicar un poco el porque de esta reunión -sugirió Eriol-. Yue es mi asesor financiero desde hace tiempo, uno de los mejores por cierto -el aludido inclinó la cabeza levemente-. También actúa en algunas ocasiones como inversionista de diversos negocios así que pensé que podría estar interesado en tu proyecto Fuutie.
 
-¿Tiene tiempo para ser asesor financiero e inversionista al mismo tiempo? -preguntó Shaoran-. Porque supongo que Eriol no es su único cliente.
 
-Así es, no es el único -respondió Yue en un tono de voz profundo que provocó que Fuutie sintiera un golpe en el pecho-. ¿Se siente bien? -preguntó Yue a la joven haciendo que las miradas se centraran en ella.
 
-¿Yo? -replicó incómoda y se recuperó al instante cosa que apreció Yue-. Por supuesto que estoy bien, continúe por favor -él asintió.
 
-Asesoro a un par de empresas y a algunos clientes particulares como el caso del señor Hiragizawa. Pero para mantener mi mente y mi dinero activo también invierto en diversos negocios, claro mientras estos sean productivos.
 
-El mío será un negocio productivo -replicó Fuutie sintiéndose aludida por el comentario-. Estoy segura que tengo mucho que aprender pero no temo al trabajo, esto es un reto importante para mí.
 
-A mi también me gustan los retos -dijo Yue mirándola fijamente y volvió su atención a Shaoran-. Acostumbro invertir en negocios pequeños, me gusta ver su progreso y ser parte de su éxito.
 
-Pero pensé que usted sería algo así como “un socio silencioso” -dijo Fuutie sintiendo un leve hormigueo en su estómago.
 
-Y lo seré, la mayor parte del tiempo -aseguró Yue-. Pero comprenderá que si noto que la dirección del negocio esta fallando y eso puede llevarme a perder dinero no dudo en intervenir.
 
-Usted no perderá dinero conmigo -y corrigió de inmediato-, es decir, con mi negocio.
 
-Eso espero.
 
Los dos se miraron como dos contrincantes midiendo fuerzas. Eriol sonreía divertido esperando que no se le notara mucho, nunca antes había visto a Yue así, parecía interesado en este nuevo “reto”, aunque seguramente no lo admitiría en ese momento.
 
Shaoran por otro lado estaba asombrado. Fuutie solo se comportaba así con su madre, siempre respondiendo, replicando a cualquier comentario, dispuesta a demostrar que era capaz de más de lo que aparentaba, de más de lo que se esperaba de ella. Aunque también notó algo más, algo extraño y no se animaba a darle nombre a lo que estaba sucediendo. Contuvo un suspiro resignado.
 
El café llegó dando un respiro a los presente en particular a Fuutie que no comprendía el porque de su corazón acelerado luchando por apartar la vista de esos ojos grises que tanto la atraían.
 
-Entonces debo entender que usted no intervendrá -dijo Yue dirigiéndose a Shaoran.
 
-Solo lo necesario, confió en la… -dudó un momento-, tenacidad de mi hermana, pero me mantendré al tanto de todo hasta estar seguro que ella ha aprendido lo suficiente.
 
Fuutie bebió su café conteniendo su enfado, iba a replicar pero Shaoran ya había hablado seriamente con ella a ese respecto y tenía razón, en lo referente a los negocios Fuutie era una inexperta y muy en el fondo agradecía la protección de su hermano.
 
Levantó la vista de su taza para encontrarse nuevamente con esa mirada plateada que le provocó un escalofrío inmediato. Fuutie pensó que Shaoran no podría protegerla de todo y no sabía si ella querría que lo hiciera.
 
-Perfecto -dijo Yue-. Entonces, si le parece señorita Li podríamos concertar una cita en mi oficina para que me hable sobre su proyecto.
 
-Podríamos hacerlo ahora mismo -dijo sorprendiendo al hombre con su confianza-. Traje conmigo todos los datos al respecto -Fuutie notó el brillo de aprobación en sus ojos y se reprendió por sentir la necesidad de brincar como una niña.
 
-Me parece bien, Hiragizawa, ¿nos permites tu despacho?
 
-Si, adelante -y los acompañó hasta el mismo dejando solo a Shaoran, era obvio que no lo necesitarían.
 
Al momento en que los tres salieron del salón Shaoran se dejó caer contra el respaldo del sillón resoplando confundido.
 
-Fuutie, Fuutie, por favor no hagas que me arrepienta de ayudarte -susurró antes de que Eriol regresara.
 
-Esos dos van a acabarse mutuamente -comentó divertido y observó el semblante preocupado de Shaoran-. No te preocupes Yue Tsukishiro es de mi absoluta confianza, es honesto y te aseguro que lograra que “el proyecto” de tu hermana sea un éxito.
 
-No es eso lo que me preocupa.
 
-Tú también lo notaste ¿eh? -dijo emocionado-. No te apures Yue es soltero y muy formal.
 
-¡Eriol! -exclamó Shaoran escandalizado-. Es mi hermana de quien estamos hablando.
 
-¿Y qué? Tú mamá quería que se casara ¿no?
 
-Si, pero…
 
-Te preocupa que no sea chino.
 
-Tal vez.
 
-Eso no será problema cuando tu madre lo conozca. Es rico, exitoso, serio, formal y lo suficientemente maduro como para sobrellevar el carácter de tu hermana.
 
-No me gusta que hables así.
 
-¿Cómo?
 
-Como si ya se estuvieran casando. Pareces un casamentero… -acusó a su amigo haciendo un puchero algo infantil pero encantador.
 
-Está bien, no volveré a hablar del tema, pero te diré para tu tranquilidad que Yue tiene una ética profesional muy estricta, no creo que se permita una relación con una cliente.
 
-Ya veremos -dijo Shaoran temiendo que a Fuutie le importara muy poco “la ética profesional” de quien fuera. Prefirió cambiar de tema para su propia tranquilidad-. Hace un momento no me respondiste, ¿y tu abuela?
 
-Salió de compras.
 
-Por eso tampoco veo a la señora Seri.
 
-si, también se llevó al señor Tarisume y a Sakura.
 
-¿Sakura?
 
-Si, la amiga de Tomoyo, tienes que conocerla -dijo con una brillante mirada que Shaoran muy bien conocía y temía.
 
-Eriol por favor, no quieras presentarme ahora a las amigas de Tomoyo.
 
-¿Por qué no? Ya conoces a Tomoyo, Sakura es un ángel.
 
-Igual que Tomoyo.
 
-Pues si.
 
-Eriol, la chica ni siquiera a cumplido la mayoría de edad, porque supongo que es amiga de la escuela.
 
-Si, pero…
 
-No Eriol, no saldré con una menor de edad.
 
-Solo quiero que la conozcas no que te la lleves por ahí para…
 
-¡No lo digas!
 
-Está bien, pero tú te lo pierdes, es una preciosidad de pelo castaño y ojos…
 
-Basta.
 
-Está bien -aceptó Eriol pensando que por esta vez no insistiría pero algún día le presentaría a Sakura Kinomoto.
 
Siguieron platicando de otros temas hasta que Yue y Fuutie regresaron al salón. Para desgracia de Shaoran su hermana parecía muy agitada cuando se sentó junto a él.
 
-Señor Li, su hermana y yo hemos llegado a un acuerdo -anunció Yue-. En una semana estaré enviándole el contrato para que lo revise con su abogado.
 
-Me parece bien -dijo Shaoran y sacó una tarjeta de su bolsillo-. Ya he hablado con mi abogado al respecto; si le manda una copia la estudiaremos.
 
-Así lo haré -respondió Yue acostumbrado a esa clase de tratos-. Tengo que irme.
 
Se despidió educadamente de todos, Eriol se ofreció a acompañarle a la puerta.
 
-Es un arrogante -exclamó Fuutie apenas estuvo segura de que no la escucharían-. Es un maldito arrogante, aunque sabe muy bien lo que hace. Eriol te recomendó al mejor, según el mismo Tsukishiro asegura -y se puso de pie para caminar de un lado al otro.
 
-¿Pero estas de acuerdo con trabajar con él?
 
-No creo que tenga “mejor” alternativa -dijo ella con una mueca-. Es un arrogante.
 
-Ya lo dijiste -Shaoran ahora se divertía, ya era una costumbre que Fuutie hiciera a los demás perder los estribos no al revés-. Como sea debemos estudiar el contrato antes de decidir nada.
 
-Y ya me estaba aconsejando como debo manejarme con los futuros clientes -continuó ella sin escuchar a su hermano-. Está de acuerdo contigo en que no debo usar el apellido Li. Dice que es muy conocido en este país. Se cree un gran sabelotodo…
 
Fuutie siguió refunfuñando mientras subía al auto. Shaoran se despidió de un divertido Eriol.
 
-Si notas no ha dicho que no quiera trabajar con el “arrogante” -se burló Eriol al despedirse.
 
Shaoran no dijo nada cuando subió al auto, avanzaron lentamente por el jardín, antes de llegar a la reja de salida vio que entraba el auto manejado por el señor Tarisume quien lo saludo a través del cristal con una inclinación de cabeza. Shaoran hizo lo mismo y fijó su atención en la parte trasera del auto esperando ver a la señora Seri o a la señora Hiragizawa pero lo único que alcanzó a ver fue una brillante cabellera castaña.
 
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-¿Señorita Tomoyo? -habló el ama de llaves desde la puerta.
 
Tomoyo estaba sentada de espaldas a ella, había estado revisando el álbum de fotos que recién había terminado de llenar, en su mayoría eran fotos de la familia Kinomoto, pero detrás de algunas de ellas, estaban escondidas otras más recientes que mostraban a una hermosa perro cuyo pelaje empezaba a tornarse más claro acompañada de un no menos atractivo hombre que cargaba o jugaba con el animalito. También había fotos de una pareja de mediana edad que miraban a la cámara tímidamente.
 
Al escuchar la voz del ama de llaves su cuerpo se tensó y esforzándose por parecer serena, ocultó las fotografías debajo de otras, esperando que Toshime no se diera cuenta.
 
-¿Es qué nunca toca a la puerta? -preguntó enfadada cerrando el álbum y sin esperar respuesta agregó-. ¿Acaso con mi madre se toma las mismas libertades?
 
-Lo lamento señorita -se disculpó la mujer sin sentirlo realmente-. Pensé que le interesaría saber que su visita ha llegado.
 
-¡Sakura! -exclamó al ponerse de pie de un salto.
 
-La señorita Kinomoto está abajo es…
 
-Ya sabe que debe acompañar a Sakura hasta mi habitación -la reprendió Tomoyo al pasar a su lado-. Sabe que ella no es cualquier visita -y se apresuró para bajar al encuentro con su amiga.
 
Toshime la miró con los ojos entrecerrados pensando que últimamente la señorita Daidouji parecía tener más valor. La señora Daidouji no era la única que había notado la ausencia de las horribles gafas que usaba y también había notado los cambios un poco más sutiles en su apariencia y comportamiento. Ahora estaba segura que algo había pasado y estaba haciendo todo lo posible por averiguar “QUE” o “QUIEN”.
 
Toshime se volvió para mirar el interior de la habitación y observó a su alrededor, no había nada diferente, escuchó atentamente, nadie estaba cerca. Camino hasta el escritorio de la señorita donde momentos antes se encontrara, ahí seguía el álbum de fotos que al parecer estaba mirando, levantó algunas páginas y las dejo pasar rápidamente. Las mismas de siempre, aburridas y sin chiste.
 
Resopló molesta, algo estaba pasando lo sabía y pronto lo descubriría…
 
Mientras tanto ajena a todo esto Tomoyo bajaba las escaleras corriendo al encuentro de su amiga.
 
-¡Sakura! -gritó y se lanzó a sus brazos-. Que bueno que viniste, no sabes lo aburrida que he estado aquí.
 
-A mi también me da gusto verte -dijo Sakura abrazando a su amiga con fuerza-. Veo que estás en una pieza -y agregó bajando la voz-. Esa Toshime no te ha maltratado mucho ¿verdad?
 
-No, no mucho, pero ven vamos a mi habitación, así hablaremos con mas calma -llevó a su amiga escaleras arriba y a la mitad del camino encontraron a Toshime-. Señora Toshime, lleve a mi habitación una jarra de limonada fresca y unos bocadillos, ah y por favor que no tarde demasiado.
 
-Así lo haré señorita -respondió el ama de llaves sin parecer afectada por el tono autoritario de la joven.
 
-Sorprendente -dijo Sakura en cuento entraron a su habitación-. Jamás te había oído hablarle de ese modo a Toshime.
 
-Lo sé -se encogió de hombros-. Al principio me ponía algo nerviosa pero ya no. Estoy cansada de que me trate como si fuera una invitada o algo así, menos que a eso si consideras que a un invitado lo trataría con más cortesía.
 
-Es cierto.
 
-Además estaba molesta con ella, ya sabe que debe traerte hasta aquí, no es necesario que te anuncie y te deje esperando abajo.
 
-A mi no me molesta.
 
-Lo sé, pero no debería hacerlo, además siempre entra sin tocar antes, estoy empezando a creer que lo que pretende es atraparme haciendo algo indebido.
 
-¿Cómo qué?
 
-¿Cómo saberlo? Tiene una mente retorcida.
 
-A lo mejor piensa que va a encontrarte con algún hombre -las dos rieron a carcajadas.
 
-Como aquella vez que traté de ocultar Kero -recordó Tomoyo con tristeza.
 
Toshime la descubrió tratando de darle algo de leche al animalito que había encontrado cerca de la casa, había querido ocultarlo pero no lo logró. Fue la única vez que forcejeó con el ama de llaves por algo, cuando estuvo a punto de quitarle al animalito le dio un punta pie y salió corriendo de la casa.
 
Apenas supo como logró llegar hasta casa de Sakura. Touya le abrió la puerta y la dejó entrar sin preguntar nada aunque su rostro estaba manchado por las lágrimas y aún llevaba al gatito consigo. El señor Kinomoto fue muy comprensivo al permitirle a Sakura conservar al gatito.
 
-Gracias a ti, Kero vive como un rey en mi casa -dijo Sakura tratando de alegrar a su amiga. Esa tarde después de su papá llamara a casa de Tomoyo para avisar que la niña se encontraba ahí no paso mucho tiempo cuando el chofer ya estaba en la puerta para recogerla.
 
Fue la primera de muchas veces que Tomoyo trato de rebelarse a la extraña mujer que recién había llegado, al servicio de la mansión Daidouji. Con el tiempo Toshime logró controlar a la niña y ayudar a que esta se volviera más introvertida e insegura.
 
En ese momento tocaron a la puerta, una de las chicas del servicio llevó las bebidas y los bocadillos.
 
-¿Se le ofrece algo más señorita?
 
-No, gracias puedes retirarte -en cuanto la joven salió Tomoyo se acercó a la puerta para ponerle el seguro-. Así no nos molestarán.
 
Las dos chicas se sentaron en el enorme sofá que había en la habitación. El cuarto de Tomoyo bien podría ser un pequeño apartamento por las comodidades que tenía, lo único que le faltaba era la cocina. Con un vestidor y baño propios, la chica no tenía necesidad de salir para nada más. También había un escritorio y un enorme librero con todos los libros favoritos de Tomoyo. Una salita con un televisor. Lo único que la chica hubiera querido y por tal vez por esta mismo razón era que no lo tenía era un cuarto oscuro para poder revelar sus fotografías, pero con el consejo del señor Kinomoto había adaptado su baño para esto mismo, solo tenía que cambiar uno de los focos por uno rojo y sacar todos sus utensilios para revelar. Si Toshime había hecho algún comentario al respecto su madre no le había dicho nada, hasta ahora su afición por la fotografía era lo único que su madre le había permitido sin poner peros.
 
-¿Volviste a ir a casa de Eriol? -Preguntó Tomoyo sin más-. ¿Trajiste las cartas?
 
Sakura había podido hablar con Tomoyo días después de su primera visita a la casa de las rosas y le había comentado brevemente sobre lo sucedido. También le había comentado que Anessa-sama le había pedido que volviera para platicar. Según ella todos la extrañaban tanto que se sentían un poco confortados con la presencia de Sakura en la casa.
 
-Calma, calma -pidió Sakura buscando en su bolso-. Claro que te traje las cartas, no podía olvidarme de algo así -y saco los tres sobres para entregárselos a Tomoyo que la miraba dudosa-. Dos son de Eriol -dijo antes de que su amiga preguntara-. La otra es de la señora Seri.
 
-Dos -suspiró Tomoyo feliz.
 
-Si, como volví a visitarlos antes de verte, Eriol ya tenía otra carta escrita, supongo que tiene mucho que contarte pues el sobre es bastante grueso -y volvió a buscar entres sus cosas-. Cuando los visité, Anessa-sama me pidió que la acompañara de compras, salimos con el señor Tarisume y la señora Seri.
 
Tomoyo la escuchó sintiendo un poquito de envidia, por la expresión de Sakura notó que se había divertido mucho.
 
-La señora Seri y Anessa-sama, son encantadoras -y su expresión se volvió soñadora-. Tuviste mucha suerte al conocerlas, estar con ellas es como estar con una madre y una abuela.
 
Tomoyo notó que los ojos de su amiga se ponían acuosos, Sakura no había tenido mucha influencia femenina en su vida y supuso que le pasaba igual que a ella quien a pesar de tener a su madre al conocer a la señora Seri supo por primera vez lo que era el amor materno.
 
-Entiendo lo que dices, así que es una suerte para las dos pues pretendo pasar mucho tiempo con ellas y tú me acompañaras.
 
-Gracias Tomoyo -y entonces sacó un pequeño paquete-. Este te lo manda Anessa-sama, cuando fuimos de compras compró esto para ti.
 
Tomoyo tomó el paquete entre sus manos sintiéndose sumamente feliz y retiró la envoltura con cuidado para encontrarse con una caja de chocolates muy finos. También había una pequeña tarjeta en ellos.
 
“Querida niña: Espero que compartas mi gusto por las cosas dulces, te envió estos chocolates esperando te ayuden a sobrellevar mejor tu injusto castigo. Todos te extrañamos mucho, vuelve pronto.”
 
-Anessa-sama -susurró Tomoyo conmovida.
 
-Es adorable -dijo Sakura asintiendo cuando Tomoyo le ofreció un chocolate-. Tiene una caja muy fina donde guarda sus chocolates favoritos y por la noche toma uno mientras lee algún libro, también le gusta compartirlos cuando toma el té, espero que la próxima vez que tome el té en la casa de las rosas estés ahí.
 
-Yo también lo espero -dijo Tomoyo con ansiedad-. ¿De qué hablaron?
 
-Bueno la Anessa-sama quiso que le hablará de ti, de mí, sobre la escuela. Me preguntó si tenías novio.
 
-¿Yo? ¿Novio yo?
 
-Si, dice que una chica tan preciosa no podía estar sin un novio o varios pretendientes.
 
-Eriol, me preguntó a mi si tenía novio -recordó sonrojada-. Dice que puede conseguirme uno -y empezó a reír-. Anessa-sama lo reprendió, dijo que si alguien va a buscarnos novio es ella.
 
-¿Anessa-sama nos buscara novio? - preguntó tratando de reprimir una carcajada.
 
-Si -asintió Sakura-. Y la señora Seri los evaluara, si ella no los aprueba…
 
-En ese caso nunca tendremos novio.
 
-¿Te imaginas? Touya y la señora Seri evaluando a mis pretendientes -dijo sintiendo un escalofrío-. Creo que mejor entraré a un convento.
 
-Oye, ¿y de casualidad conociste al amigo de Eriol?
 
-No, escuché que estuvo en la casa de las rosas mientras fui de compras con Anessa-sama y el señor Tarisume nos dijo que iba saliendo de la casa cuando nosotras entrábamos, pero íbamos tan entretenidas platicando que cuando me di cuenta lo único que alcance a ver fue la parte trasera de su auto y que auto, un ultimo modelo. Si Touya se hubiera comprado uno así, jamás me dejaría manejarlo.
 
-Es posible -admitió Tomoyo recordando las clases de manejo, aunque la última vez Touya se veía más relajado y casi no regañó a Sakura, en esa ocasión Yukito no pudo acompañarlos.
 
Continuaron platicando sobre lo que pasó durante las visitas de Sakura a la casa de las rosas. Después de un rato, Sakura le sugirió a Tomoyo que leyera las cartas pues se notaba que su amiga se moría por hacerlo, mientras tanto ella se entretuvo mirando los álbumes de fotos de Tomoyo.
 
En la carta de la señora Seri, Tomoyo leyó toda clase de recomendaciones para evitar que volvieran a castigarla, aunque la señora empezó diciendo lo injusto que era que la hubiesen castigado. También le prometía que cuando terminara su castigo le cocinaría algo especial.
 
La primera carta de Eriol estaba llena de pesar, pues como Tomoyo temía se culpaba por el castigo y aunque Sakura le asegurara que no había sido por eso, Eriol comprendió que no había querido preocuparlo. Le prometió que la próxima vez tendría más cuidado. Dijo que cuidaría de Canela y aunque sería muy triste salir sin ella, llevaría a su mascota a pasear al parque.
 
En su segunda carta se mostró más alegre, más como el Eriol que ella recordaba, le contó de la visita de su amigo Shaoran y la hermana de este. Era una lastima que no hubiera conocido a Fuutie pues se habría divertido horrores como él. Le contó sobre sus sospechas sobre un posible romance entre Fuutie y su asesor financiero.
“Creo que sería una buena idea presentarle a Shaoran a tu amiga Sakura. Yo creo que ellos dos harían una buena pareja. Shaoran necesita conocer a una chica como ella, estoy seguro de que no podría quitarle los ojos de encima. Sakura es tan tierna y simpática, ¡y tan inocente! Creo que Shaoran no sabe lo que puede hacer la inocencia en una mujer y más aún en una joven hermosa de ojos verdes como Sakura. Estoy seguro de que al principio no sabría ni que hacer con ella. ¡Se volvería loco! Eso sería digno de ver ¿no crees?
 
Tomoyo levantó la vista para mirar a su amiga, ¿Shaoran Li y Sakura? Si, tal vez por qué no. Shaoran parecía ser el tipo de hombre que no se dejaría intimidar por Touya y además parecía buena persona, apuesto, inteligente, responsable. “Tienes razón Eriol”.
 
-Había olvidado preguntarte -dijo Sakura una vez que su amiga terminó sus cartas-. ¿Fuiste a la comida con tu madre?
 
-Si -respondió Tomoyo con pesar.
 
-Asumo que no te fue muy bien.
 
-Pues no, fuimos a casa de la señora Mishka, la mamá de Nami, ¿las recuerdas?
 
-Si, Vera es la otra chica, la que me presentaste aquella vez que fuimos al club.
 
-Si -Tomoyo se cubrió la cara-. No vas a creer lo que hizo mi madre.
 
-¿Qué?
 
-Me arregló una cita con un chico -gimió Tomoyo mirando la horrorizada cara de su amiga.
 
-¡Qué! -gritó Sakura.
 
-Eso pensé yo cuando me lo presentaron.
 
-¿Te lo presentaron? ¿Lo conociste? ¿Cuándo?
 
-En casa de Nami, es su primo.
 
-Con un primo de Nami.
 
-Si Taikasame Norime es un tonto. Está en su primer año de universidad, tiene 19 años, recién cumplidos según él. Está estudiando algo sobre estudios sociales o algo así, mientras hablaba no le ponía atención, todavía no me podía creer lo que estaba pasando.
 
-¿Y cómo es? Es decir, físicamente.
 
-Pues que te diré -suspiró Tomoyo haciendo memoria-. Es como de mi estatura, un poco gordito, el mismo dice que odia el ejercicio. Lleva el cabello muy cortito y peinado como si fuera un militar.
 
-Con las puntas paradas
 
-Exacto. Tiene pecas, parece un niño y tal vez por eso a mi mamá le encanta la idea de que salga con él, parece inofensivo.
 
-¿Parece?
 
-Tiene la mirada de un pervertido, pero mamá dice que es un chico brillante que quiere seguir los pasos de su padre, el señor Taikasame se postulará para senador el próximo año. Está casado con la hermana de la señora Mishka y al parecer en su familia siempre ha habido alguien dedicado a la política con aspiraciones muy altas.
 
-O sea que tu mamá te esta buscando pretendientes -concluyo su amiga horrorizada.
 
-Eso parece, pero soy demasiado joven para comprometerme, ya podía yo imaginarme como prometida -hizo una mueca de desagrado-, o esposa de Norime ¡Que horrible! Puaj. Estoy pesando usar mis lentes otra vez.
 
-¡No!, no hagas eso.
 
-Solo para la cita, debo hacer algo para desilusionarlo, no voy a salir con él más de una vez.
 
-Tal vez no sea tan malo.
 
-Sakura, te digo que es un tonto y un engreído. Debiste verlo tan pagado de si mismo hablando de los logros de su papi y de sus propios planes para el futuro, porque has de saber que él algún día será muy importante y piensa elegir como esposa a una mujer que sea muy hermosa para que le de hijos bellos, porque la inteligencia la pondrá él.
 
-¿Qué? ¿Qué le pasa? -preguntaba su amiga atónita ante lo revelado-. Es un total machista… eso es notable.
 
-Si no se me fue la boca al suelo fue por que estaba la mesa en su camino, miré a mi madre pensando como podía dejarme salir con ese… ese…
 
-Tonto
 
-Si, ese tonto, cara de niño. “Quiero una esposa hermosa y estúpida”.
 
-¡Hombres!
 
-Tienes que ayudarme -le rogó a su amiga desesperada-. Tengo que encontrar la manera de arruinar esta cita para que él no quiera salir conmigo otra vez.
 
-Y tiene que ser algo sutil para que tu madre no sospeche.
 
-Espero que no quiera besarme -pensó sintiendo nauseas.
 
-No, lo evitaremos a toda costa.
 
-Muchas gracias Sakura.
 
-¡Oye! Tal vez Eriol pueda darnos sugerencias, el debe tener mucha experiencia en esto de las citas, sabrá lo que no le gusta hombre de una chica en una cita.
 
-Es cierto -dijo Tomoyo esperanzada-. Ya estoy deseando verlo otra vez.
 
-Todo saldrá bien, no te preocupes -la animó Sakura.
 
-Eso espero.
 
Continuara…
 
Nota de la autora: Hola a todos, ¿qué les pareció? ¿Una tortura? Jajaja. Como verán Toshime aún no ha soltado la bomba, la mujer esta esperando por conseguir pruebas, algo que realmente afecte a nuestra querida Tomoyo. Por ahí alguien me pregunto si iba a sacar a Yue y realmente no lo había pensado hasta que esta chica me hizo pensar, ojalá te este gustando el resultado y gracias por la colaboración. También me habían sugerido reunir a Fuutie con Touya, y miren que hubiera resultado realmente interesante esta pareja además de que podríamos haber hecho sufrir a Shaoran bastante, pero tengo otros planes, sino júrenlo que hubiera hecho caso a esta recomendación tan buena. Yue y Yukito si serán parientes pero no hermanos, ya veré como arreglo eso. También estoy arreglando uno que otro encuentro entre S&S, en este capítulo apenas vimos algo muy pequeñito, como verán Eriol se divertirá de lo grande reuniendo a esta pareja. Anessa-sama es un ángel, en ella estoy volcando todos los buenos recuerdos que tengo de mi adorada abuelita y también uno que otro malo que desahogare en esta historia. Mi querida abuelita nos llamaba “niñas” a mis hermanas y a mi a pesar de que ya no lo éramos. Cuando nos regañaba, consentía, aconsejaba o simplemente cuando hablaba con nosotras éramos sus niñas. Ella sabía que yo soy super distraída y siempre andaba soñando, jajaja “mira niña ponme atención” me decía. Ella me dio a leer mi primera novela romántica así que también es gracias a ella que ahora puedo escribir con tanta inspiración. Yo la adoraba, aún la adoro a pesar de ya no estar con nosotros.