Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Simplemente... ¿amigos? ❯ Capítulo 19 ( Chapter 19 )

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Simplemente… ¿amigos?
Por Daulaci Serv
 
Con los personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
 
 
CAPITULO 18
 
 
-“Una hora” -pensaba Eriol impaciente.
 
Ese era el tiempo que llevaba esperando dentro de su auto, golpeteó el volante con los dedos y volvió la mirada hacia el otro lado de la calle donde estaba el estudio de Nagano* Etsuya. No la había visto entrar pero sabía que Tomoyo estaba ahí dentro.
 
¿Como era posible que las cosas se trastornaran de ese modo? Hacia algunos días que Anessa-sama lo había llamado hasta Londres para reclamarle su comportamiento.
 
- Flash Back -
 
-¿A qué te refieres?-Preguntóconfundido por el tono molesto de su abuela-. ¿Cuáles fotos? ¿Cuál periódico?
 
-Unas fotos que te tomaron con Kaho Mitzuqui jovencito -reclamó la anciana-. Las mismas que andan circulando por todo Japón.
 
-No me he tomado… -se interrumpió al recordar la noche en que coincidió con Kaho fuera de un restaurante y la bandada de flashes que se sintieron al momento.
 
-¿Ahora recuerdas? -preguntó sarcástica.
 
-Si, pero no estaba con Kaho, solo me encontré con ella.
 
-No me mientas.
 
-Abuela, no me atrevería, además ¿por qué mentiría?
 
-No lo sé, eso tendrás que explicármelo y no nada más a , sino a cierta jovencita a la que le has roto el corazón.
 
-¿Qué yo…? ¿Pero por qué…? ¿Me estás hablando de Tomoyo?
 
-¿De quién más?
 
-¿Pero por qué dices que le he roto el corazón?
 
-Está muy desilusionada, molesta, herida y no es para menos después de ver estás imágenes -exclamó indignada mientras señalaba el periódico que tenía en las piernas.-Y lo que dice también.
 
-Pero abuela, explícate porque no entiendo nada.
 
Cuando Anessa-sama le leyó lo que el periódico decía y describió lo que se veía en las imágenes no solo se quedósin habla sino que estaba furioso.
 
- Fin Flash Back -
 
Después de haber hablado con la abuela y de convencerla de su inocencia intentó por todos los medios hablar con Tomoyo, pero como sucedía cuando la joven se enojaba con él, no contestó a ninguna de sus llamadas.
 
Incluso intentó buscarla en su casa aunque ya sabía lo improbable que era que lo comunicaran. Llamó a Sakura pero esta le dijo que no podía ayudarlo casi estaba seguro que Tomoyo se encontraba con ella en el momento de su llamada.
 
También habló con Shaoran, él había visto las imágenes y le explicó lo molesta que estaba Tomoyo cuando trató de hablar en su favor.
 
Después de eso no le quedó más remedio que apresurar sus asuntos en Londres y tomar el primer vuelo de regreso que pudo.
 
Y cuando por fin estuvo en casa se topó con una noticia todavía más inquietante: Tomoyo estaba posando para la obra de Nagano. El tipo más odioso con el que Eriol alguna vez tuvo trato.
 
Anessa-sama también se preocupó cuando Eriol le recordara quien era el joven. En Japón se sabía poco de él pues había residido la mayor parte de su vida en Francia con su madre después de que esta se divorciara de Nagano Hiroyasu, su padre.
 
En Europa sus fechorías eran más conocidas, sobre todo en Londres y París, en esta última hubo un escándalo terrible después de que una de sus novias casi muriera por una sobredosis. Mucho se especuló sobre los hábitos de Nagano y de que este iniciara a sus novias y amigos en los mismos.
 
Si Tomoyo le hubiera dicho algo antes de irse, él habría podido advertirle pero ahora primero debía hacer que lo escuchara.
 
Volvió a mirar su reloj, quince minutos más y nada, cada minuto era una tortura. ¿Qué podían estar haciendo?
 
Era una suerte que Shaoran anticipándose a lo que podía necesitar Eriol había ordenado a su secretaria que se encargara de investigar la dirección del “estudio” de Nagano. Casi había muerto de la desesperación cuando Anessa-sama desconocía la misma e incluso Sakura no sabía donde se encontraba pues hasta ahora no había acompañado a Tomoyo en ninguna de sus visitas al sitio.
 
Lo que le llevó a Eriol a pensar con sarcasmo, ¿Nagano? ¿Un artista?, esa era otra cosa que le retorcía las entrañas. Nagano también era famoso por los desnudos escandalosos que plasmaba en sus “obras”.
 
Eriol todavía recordaba cuando un par de años atrás había sido invitado a una fiesta en el departamento de Nagano en Londres, muchas de sus esculturas adornaban el lugar, todas ellas desnudos y algunos en poses demasiado escandalosas.
 
Jamás se había sentido tan desesperado como en ese momento. “Quince minutos más” -pensó volviendo a mirar su reloj. Si Tomoyo no salía él entraría a buscarla.
 
Apenas pasaron cinco minutos cuando la puerta del edificio se abrió y alerta Eriol pudo ver cuando una sonriente Tomoyo salía, su corazón suspiró aliviado aunque poco le duró el gusto cuando detrás de ella vio salir a Nagano.
 
Casi se sintió arder del coraje cuando vio que este le tomaba ambas manos para besárselas y sin soltarlas siguió hablando con ella haciéndola reír. La vio bajar la cabeza y a él inclinarse para besar su mejilla y después tomar su barbilla para hacer que levantara la cara.
 
-“No te atrevas” -gritaba Eriol en su interior mientras bajaba del auto sin poder apartar la vista de la pareja-. “No te atrevas a besarla, infeliz”.
 
-Lamento mucho no poder llevarte a tu casa -decía Nagano con una mirada de adoración-. Pero estoy esperando una visita importante, el dueño de una galería de arte.
 
-No te preocupes, además te dije que traje mi auto.
 
-Perfecto -exclamó complacido-. Pero ten mucho cuidado no quiero que mi musa favorita sufra un accidente, no ahora que he encontrado a mi inspiración.
 
-No digas eso.
 
-Es la verdad, ya verás, a todos les encantará, estoy seguro que ganaremos.
 
-Ganarás -lo corrigió ella.
 
-No, ganaremos, ambos -dijo con un brillo extraño en los ojos-. Ganaremos y celebraremos juntos. ¿Qué te parece? Después del concurso cenaremos juntos y haremos algo especial.
 
-Está bien -aceptó Tomoyo sonriendo.
 
Llevaba tres tardes posando para Nagano y su obra estaba casi terminada, una tarde más y estaría lista para mostrarla en el concurso.
 
Nagano se despidió dándole un beso en cada mejilla y volvió a entrar apresurado pues debía estar listo para su visita.
 
Tomoyo sonriendo agradeció tenerlo cerca pues solo él había logrado levantarle el ánimo con sus mimos. Empezó a caminar hacia el auto cuando notó que alguien la miraba y al levantar la vista…
 
-¡Eriol! -exclamó sintiendo que el alma se le iba a los pies.
 
-Tomoyo, por favor, tenemos que hablar -pidió caminando hacia ella.
 
-No, no tengo nada que hablar contigo -negó y se apresuró a llegar su auto.
 
-Tomoyo tienes que permitirme explicarte -dijo tratando de tomarla del brazo pero ella lo esquivó y buscó en su bolso las llaves.
 
-Ya me he cansado de tus explicaciones -dijo nerviosa-. ¿Por qué no me dejas en paz y regresas con tu amante? -replicó duramente con las llaves en la mano-. ¿Por que no te vas con tu “futura esposa”?
 
-¡Porque no es verdad!
 
Tomoyo resopló incrédula y temblorosa intentó abrir el auto hasta que las lleves resbalaron de sus manos. Antes de que pudiera recogerlas Eriol se adelantó y las tomó primero.
 
-Por favor, vayamos a otro sitio a hablar con calma -pidió con la mayor tranquilidad que pudo pero al ver que ella se negaba y trataba de quitarle las llaves estalló-. Muy bien, si así lo prefieres podemos estar el resto de la tarde aquí, porque no me rendiré hasta que me escuches.
 
Tomoyo igualmente molesta miró a su alrededor y se dio cuenta que la gente los miraba con curiosidad, después miró en dirección al edificio donde estaba el estudio de Etsuya y pensó en lo incómodo que sería si este saliera y los viera ahí discutiendo.
 
-Está bien -aceptó a regañadientes y por primera vez notó el auto de Eriol estacionado del otro lado de la calle-. ¿A dónde quieres que vayamos? Yo te seguiré en mi auto -y extendió la mano para que le diera las llaves.
 
-Nada de eso -negó él-. Iremos en tu auto, yo manejo.
 
Y sin decir más la tomó de la mano para llevarla hasta la puerta del pasajero de su auto y ayudarla a subir.
 
No hablaron una palabra durante todo el camino, la tensión era tal que se podía cortar con un cuchillo. Tomoyo se dio cuenta que la llevaba al parque pingüino y al estacionarse lo miró interrogante.
 
-Ya es tarde -explicó él-. No habrá mucha gente y podremos hablar con calma.
 
-Bien -asintió ella no muy segura-. Pero no me bajaré del auto hasta que me des mis llaves.
 
Eriol resoplo conteniéndose y le entregó las llaves. Los dos salieron del auto al mismo tiempo, Tomoyo quería evitar el contacto con él y así se lo dio a entender cuando camino lo más alejada de él que pudo hasta llegar a una zona de bancas. Cuando Eriol le señaló una para que se sentarán ella se negó.
 
-Vamos, Tomoyo no puedes estar así conmigo todo el tiempo, no te comportes como una niña.
 
-No me porto como una niña -replicó cruzándose de brazos-. Estoy enojada y tengo todo el derecho a estarlo.
 
-Tal vez -admitió Eriol-. Pero al menos debes darme la oportunidad de explicarme.
 
-Pues adelante.
 
-No salí con Kaho, ni una noche, ni siquiera planeaba verla mientras estuviera en Londres.
 
Tomoyo negó con al cabeza incrédula.
 
-No me pareció así en la foto, o me vas a decir que es una foto vieja.
 
-No, no es eso -dijo deseando que así fuera-. Estuve en ese sitio pero no fui con ella, nos encontramos ahí por casualidad.
 
-Que conveniente.
 
-Es la verdad.
 
-Y entonces, porque dice que se casarán -casi gritó.
 
-Dice que ella quisiera que nos casáramos -replicó él en el mismo tono.
 
-No es lo que yo entendí.
 
-Pues entendiste mal, yo nunca le he dado motivos para pensar que me casaría con ella, eso es algo que ella se inventó.
 
-Tal vez si le diste motivos, ¡ustedes eran amantes! -lo acuso.
 
-Si, pero jamás hubo un compromiso éramos…
 
-Amigos -terminó ella.
 
-¡Si!
 
-Como nosotros.
 
-¡No! No es lo mismo, jamás ha sido lo mismo.
 
-Por que aún no me has llevado a la cama -en cuanto salieron estas palabras de su boca Tomoyo se arrepintió y notó la expresión herida que había en su cara.
 
-No digas eso, lo nuestro no sería superficial, tu eres especial para mi y yo nunca te lastimaría…
 
-Pues ya lo has hecho, así que puedes irte con “tu amiga” y dejarme en paz.
 
-¿Para qué? ¿Para que vayas corriendo a los brazos de tu nuevo amigo?
 
-Eso es algo que a ti no te importa y si, Etsuya es mi amigo -y empezó a alejarse unos pasos.
 
-Esa amistad no te conviene -Eriol la tomó de los brazos para volverla hacia él y detenerla-. No lo conoces Tomoyo no es la persona que parece.
 
-Y que sabes.
 
-Porque lo conozco, lo he tratado, poco pero lo he hecho y he oído cosas.
 
-No es posible que hagas esto, no puedes inventar cosas solo porque quieres que me aleje de él.
 
-No estoy inventando cosas -exclamó ofendido-. Puedes preguntarle a Shaoran.
 
-No me interesa, me gusta estar con él y seguiré posando para él.
 
-Lo que él hace es basura -exclamó desesperado-. Lo he visto y es vulgar y…
 
-No hables de lo que no sabes, se esta esforzando mucho y lo que esta haciendo es muy hermoso y me escogió a para su obra…
 
-No te conviene estar con una persona como él, es terrible y acabará por contaminarte como lo ha hecho con otras personas.
 
-¡No es cierto! Él ha sido muy bueno conmigo y me hace sentir… -se contuvo, no quería decirle que la había sentir especial, tan especial como cualquier Kaho Mitzuqui.
 
-¿Qué? ¿Qué te ha hecho sentir? -exigió atrayéndola hacia él con el rostro encendido.
 
-Eriol suéltame -pidió alarmada al verlo tan furioso y respirando con dificultad.
 
-¿Te hace sentir así?
 
Él inclinó la cabeza para besarla apasionadamente hasta hacerla gemir. Ella volvió el rostro casi por inercia para detenerlo.
 
-No, Eriol…
 
Eriol la abrazó por la cintura para pegarla más a él, Tomoyo apoyó los puños para evitar un mayor contacto pero él ya le pasaba la mejilla por los cabellos y sus labios buscaron hasta mordisquearle la oreja.
 
-¿Te hace sentir así? -repitió susurrando en su oído y bajó poco a poco con pequeños besos por su cuello hasta llegar hasta la base del mismo.
 
Muy a su pesar Tomoyo se arqueó para permitirle un mayor acceso. Eriol mordisqueó con suavidad el punto donde latía el pulso, provocando que un gemido ahogado escapara de sus labios. Casi sin darse cuenta las manos de Tomoyo subieron hasta su cuello sin detenerse hasta que por fin sus dedos se hundieron en su cabello y no se resistió cuando él la besó en los labios con una excitante pasión llena de ternura. Cuando él apartó su cabeza apenas unos centímetros ambos estaban temblando.
 
-Dímelo -le susurró contra los labios-. ¿Te hace sentir así?
 
-No -respondió sin aliento-. Nadie podría -confesó temblorosa mientras deslizaba los dedos por su cabello y lo atrajo hacia ella para gozar de la presión de sus labios.
 
Eriol la besó con suavidad una, dos veces hasta que ella gimió suplicante y abrió los labios para que sus lenguas se encontraran y se rozaran enviando millones de señales a cada punto de su cuerpo.
 
Tomoyo habría deseado estar así por siempre, pero una lucecita de advertencia se abrió paso entre la neblina de su mente hasta que casi vio ante si la imagen de aquella glamorosa rival que tanto la había torturado.
 
-No puedo -gimió con pesar al tiempo que lo empujaba con fuerza y con los ojos llenos de lágrimas agregó-: No puedo dejar que me convenzas así, no dejaré que te aproveches de lo que siento por ti.
 
-Tomoyo, yo no…
 
-¡No! No quiero escucharte, no puedo -y echó a correr.
 
-Tomoyo -gritaba llamándola mientras trataba de alcanzarla.
 
-¡Déjame en paz! -gritó ella y en cuanto llegó a su auto entró en el y arrancó a toda prisa.
 
-¡Tomoyo!
 
Y esta se alejó sin siquiera mirar atrás.
 
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Sakura escuchó desde el piso de abajo el sonido insistente de una campanilla e hizo una mueca.
 
Ahí estaba otra vez el gran Shaoran Li solicitando su presencia, ¿de quién había sido la absurda idea de darle esa campanita? De ella no, eso lo tenía claro.
 
-En un momento subo -gritó desde las escaleras y el sonido se detuvo.
 
-No tardes mucho -fue la respuesta que obtuvo, lo que provocó que elevara los ojos al cielo pidiendo clemencia.
 
-Tardaré años -amenazó para sus adentros y se dirigió a la oficina, donde había dejado los cuadernos de apuntes y un par de carpetas que había enviado su secretaria con la petición de que los leyera y firmara en la mayor brevedad posible-. ¿Cómo fue que te metiste en esto Sakura?
 
- Flash Back -
 
-No, no voy a hacerlo. Le diré que no -se decía Sakura con firmeza una y otra vez mientras llegabaa las oficinas de “Eventos Dragón”. Se detuvo ante la puerta sin deseos de moverse, más bien quería salir corriendo y no volver jamás.
 
Se tocó los labios con la punta de los dedos, habían pasado 24 horas y aún podía sentir un cosquilleo en ellos cada vez que recordaba lo sucedido.
 
-¿Por qué lo había permitido? Se preguntaba una y otra vez. ¿Por qué no lo había detenido? Y sobre todo, ¿por qué en el nombre del cielo… lo había disfrutado tanto? Cada cálido contacto, cada roce de sus manos, su olor, su sabor. Ya no podría verlo de la misma manera, no cuando sabía que la hacía sentir tan bien. Pero, ¿por qué lo había hecho él?
 
-“Tal vez le gustas” -había dicho Tomoyo.
 
Pero era imposible, no le caía bien, él mismo se lo había dejado claro, ¡además pensaba que era una niña!
 
-“Obviamente cambio de opinión. Un hombre como él no besaría a una niña de esa forma”.
 
La voz de Tomoyo seguía y seguía en su cabeza, aquella noche había hablado largamente de lo que les sucedía a las dos y mientras su amiga vivía feliz e ilusionada ella se sentía confusa y hasta enojada.
 
No quería sentirse así con él, no con Shaoran Li, no cuando durante tanto tiempo solo había fantaseado con el caballero del disfraz extraño que conociera en la fiesta de Anessa-sama. No quería soñar con Shaoran Li y sus besos y por eso no iba a aceptar ser su “asistente”.
 
-“Huyendo no lograrás nada” -había dicho Tomoyo-. “Atrévete a hacer frente a la situación y a descubrir que es lo que pasa entre ustedes dos.
 
-“Electricidad” -pensó Sakura con un escalofrío-. Electricidad pura y sofocante eso era lo que sucedía-. Y por eso le diré que no.
 
-“Pensará que tienes miedo” -dijo Tomoyo-. “Además no podrás evitar verlo, es el hermano de tu jefa y él seguirá instalado en “Eventos Dragón” al menos otra semana.
 
-No tengo miedo -había dicho resuelta y entrado en el lugar.
 
Una vez ahí Kahu le informó que el señor Li se había trasladado al piso superior y que había estado extrañamente tranquilo.
 
Entonces decidida subió las escaleras y tocó la puerta de su habitación.
 
-Adelante -en cuanto oyó su voz todo el valor se le esfumó-. ¡Ah! Sakura, buenas tardes -saludó él en cuanto la vioentrar.
 
Cómodamente instaladoen una enorme cama, con una pijama de seda oscuro, un libro y con la rodilla lastimada sobre unas almohadas, Shaoran Li daba un aspecto relajado muy raro en él. Sakura casi contuvo el aliento al verlo sonreír.
 
-Buenas tardes -respondió sorprendida del tono tranquilo en su voz.
 
-¿Y bien? -dijodejando su libro a un lado-. ¿Me tienes una respuesta?
 
-Si, yo… -hubo una larga pausa en la que Shaoran no dijo nada pero tampoco aparla mirada de sus ojos, hasta que por fin ella habló-. Aceptoser su asistente mientras se recupera pero ni un minuto más -respondió impulsivamente.
 
-Perfecto…
 
-Pero hay una condición.
 
-¿Y cuál es esa?-preguntó con calma.
 
-No aceptaré si usted no accede a ella -advirtió lajoven.
 
-Está bien, aceptaré lo que sea pero primero me gustaría saber cual es la condición.
 
-Bien -aspiró con fuerza-. N-no más be-besos -tartamudeó muy a su pesar-. Lo nuestro será estrictamente profesional.
 
Shaoran no dijo nada solo la miro largamente y con una intensidad que le robólas fuerzas. Y ahí estaba otra vez la tan temida electricidad que se formaba entre ellos.
 
-Está bien -dijo él al fin-. No te besaré… a menos claro que lo hagas primero.
 
-Yo jamás -exclamó aireada-. Jamás lo besaré señor Li…
 
-Shaoran -interrumpió él con calma.
 
-¿Qué?
 
-Quedamos que me llamarías Shaoran y yo a ti Sakura.
 
-No quedamos en nada -replicó molesta-. Pero esta bien, Shaoran…
 
-Bien, entonces estrechemos las manos para sellar el trato -propuso extendiendo su brazo hacia ella.
 
Sakura miró la mano frente a ella como si fuera algún bicho que fuera a morderla en cualquier momento pero se armóde valor y dando un paso al frente tomó la mano que le ofrecía.
 
-Es un trato -dijo él apretando la delicada mano con firmeza.
 
-Es un trato -repitió ella e intentósoltarse pero descubrió sorprendida que no la soltaba.
 
Muy al contrario el apretó un poco más y dio un ligero pero firme jalón para acercarla más a él.
 
-Gracias por aceptar -le dijo cuando le tuvo cerca y de repente aspirósuavemente-. Siempre hueles muy bien, ¿que perfume es ese?
 
-E-era de mi ma-madre, y-ya no lo fabrican. Ella dejó un par de frascos sin usar. Y-yo me lo pongo a veces -explicó con rapidez y mirando fijamente una de sus orejas pues sabía que si lo veía a los ojos querría mirar sus labiosy entonces desearía…
 
-Igual que aquella noche -murmuró Shaoran.
 
-¿Cómo?
 
-Delicioso -dijo ignorando su pregunta y volvió a aspirar-. Lástima que ya no lo fabriquen -y liberó su mano.
 
-S-si, lastima -dijo ella tomando aire y se alejó de él y de la penosa sensación de abandono que la invadía.
 
- Fin Flash Back -
 
 
-¿Cómo fue que te metiste en esto? -se volvió a decir sonrojada por el recuerdo y empezó a cargar las cosas que debía subirle a Shaoran.
 
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Desde que se instalara en el piso superior Shaoran descubrió muy pronto que esa larga convalecencia tenía ventajas.
 
Muy a su pesar tuvo que admitir que una de ellas era la buena comida, el señor Mihara era buen cocinero. La cantidad y variedad de la comida era excelente.
 
Otro de los beneficios era el hecho de poder por primera vez en muchos años disfrutar de la quietud y tranquilidad. No recordaba la última vez que había tomado vacaciones de verdad. Unas donde no hubiera nadie más a su alrededor presionando. Su madre, sus hermanas o alguna admiradora persistente que lo persiguiera a todas partes.
 
Y todavía mayor era la ventaja y novedad de verse él mismo como él interesado en atraer la atención de cierta jovencita.
 
Llamaba a Sakura cada vez que podía a veces para ahuecarle los almohadones, a veces a llevarle la comida, ó incluso a veces le pedía que le leyera. ¡Y sorprendentemente ella lo hacia! Él tenía la sospecha de que en parte lo hacía para quitarse un poco el sentimiento de culpa que aún le quedaba por el accidente, aunque él hacia lo posible por no mencionar más él asunto, no más de una vez por día.
 
Pero en realidad no importaba el motivo por le que fuera a verlo; simplemente le agradaba que lo hiciera.
 
Al principio ella se mostraba callada y reservada pero él no lo aceptaba y con toda intención le entablaba conversación, aunque sólo fuera para que no se marchara. O la provocaba, simplemente para irritarla porque le gustaba muchísimo más cuando escupía fuego por esos hermosos y expresivos ojos verdes.
 
Lo principal era que le agradaba estar en la misma habitación con ella, ya fuera que estuvieran conversando o ella estuviera pasando las páginas de un libro. Había algo en ella que había que su sola presencia le produjera paz.
 
Tal vez debía intentar para variar hacerla sonreír, porque sabía que podía hacerlo y que podía iluminar una habitación con su sonrisa. Lo haría cuando fuera capaz de controlar el ligero calor que le provocaba, solo hacia falta recordar la ternura de sus labios y el suave sonido de sus gemidos para que todo su rostro se encendiera como si fuera un colegial con la hormonas disparadas.
 
Un suave golpeteo a la puerta lo distrajo de sus meditaciones y emocionado se preparó para otro encuentro con Sakura.
 
-¡Adelante!
 
Sakura entró con cierta dificultad por la cantidad de cosas que traía en las manos.
 
-Le he traído sus apuntes del día de hoy y un par de documentos que tu secretaría mandó para que los firmaras de inmediato -dijo apresuradamente y mientras dejaba las cosas aún lado de la cama agregó-. Si no hay algo más que necesites voy a bajar para…
 
-¿Estás muy ocupada? -la interrumpió.
 
-No, es decir, si un poco.
 
-No sabes mentir Sakura Kinomoto -la acusó con una sonrisa.
 
-Yo, bueno, no estoy muy ocupada, eso es todo. ¿Se te ofrece algo?
 
-“Todo” -pensó él mirando sus labios por una fracción de segundo y carraspeo-. Bueno, no es que necesite algo, solo que estaba un poco aburrido.
 
-Ahí tienes bastantes cosas en que ocupar tu tiempo -dijo señalando los libros-. Especialmente los documentos que tienes que firmar, tu secretaria dijo que eran urgentes.
 
-Ah si, ya se, es decir, ya me imagino pero puedo firmarlos después, no creo que vengan a recogerlos en seguida.
 
-Prometí hablar cuando estuvieran listos.
 
-Más tarde -dijo Shaoran con un suspiro-. ¿Cómo ha estado tu día?
 
-¿Te refieres a desde la ultima vez que estuve aquí hace una hora?
 
-Si -respondió encogiéndose de hombros.
 
-Pues bien, ha estado bien -respondió mirando la campanita que permanecía al otro lado de la cama.
 
-¿Por qué no te sientas un momento? -sugirió Sharoan, Sakura dejó escapar un suspiró resignado y se sentó. Hubo un incomodo silencio entre ellos unos segundos hasta que el varón decidió ponerle fin con lo primero que se le ocurrió-¿Has ido al cine últimamente?
 
-No, no recientemente -respondió ella sin saber a donde quería llegar.
 
-¿Por qué?
 
-No sé, no he tenido tiempo…
 
-¿Nadie te ha invitado?
 
-Bueno si, pero no tengo tiempo.
 
-Ya veo, ¿y si tuvieras tiempo, irías?
 
-Tal vez, pero no entiendo a que viene…
 
-¿Qué tipo de películas te gustan? -le interrumpe.
 
-No tengo un gusto en especial.
 
-¿Cuál fue la última película que viste?
 
-Pues creo que fue una romántica, una comedia.
 
-¿Te gusta el romance?
 
-Pues, si.
 
-¿Anhelas vivir un romance?
 
El rubor de ella fue instantáneo.
 
-Esa es una pregunta muy personal y no la responderé.
 
Shaoran hubiera querido picarla un poco más pero sabía cuando no debía hacerlo, era extraño pero con Sakura adivinaba muy bien hasta que punto era la chica capaz de resistir sin que deseara matarlo. De repente se encontró observando sus mejillas sonrojadas y la mirada desafiante, se veía preciosa y deseo poder besarla. Si no fuera porque había prometido no hacerlo, pensó removiéndose en la cama.
 
-No me digas que necesitas que te acomode otra vez los almohadones -se quejó la chica al verlo, ya sería la tercera vez ese día.
 
Shaoran pensó que esa seria una buena idea si pudiera aprovechar la oportunidad para tomarla entre sus brazos e inclinarla sobre él y entonces podría…
 
Sakura no sabía que podía estar pasando por la mente de Shaoran en ese momento pero en el instante en que vio que bajaba la vista hacia sus labios lo adivino y sintió la irresistible necesidad de pasar la lengua por sus labios resecos pero sabía que él lo tomaría como una invitación y por supuesto no estaba dispuesta a darle esa satisfacción.
 
-Debo irme -dijo ella nerviosa y se levantó de la silla.
 
-¿A hacer que?
 
-Lo que sea -balbuceó ella torpemente.
 
-Me parece bien, la llamaré cuando te necesite.
 
Sakura no pudo evitar mirar la campanilla cosa que notó Shaoran de inmediato y la agarró haciéndola sonar levemente.
 
-Espero que eso no sea muy pronto -dijo la joven-. Tengo otras cosas que hacer.
 
-¿Cómo que? -y volvió a sonar la campanita levemente.
 
-Cosas -respondió irritada deseando poder arrebatarle el dichoso artefacto.
 
-¿Qué estás pensando? -preguntó Shaoran y volvió a mover la campanita-. Sabías que te ves adorablemente feroz. ¿No te gusta mi campanita, Sakura? -y la hizo sonar una vez más.
 
-No la soporto -dijo ella sintiéndose un poco liberada al decirlo en voz alta.
 
-Que pena porque la necesito para llamarte.
 
-No es cierto, debe haber otra forma…
 
-No la hay -dijo negando con la cabeza y nuevamente la hizo sonar ahora sin evitar sonreír triunfante.
 
-Deje en paz esa maldita campana -exclamó furiosa.
 
-No lo creo -dijo él y observó que estaba a punto de perder el control, no pudo resistir la curiosidad y volvió a agitar la campanita.
 
Todo ocurrió tan rápido que ninguno de los dos podría explicar que pasó, pero en un segundo Sakura se había abalanzado sobre él para quitarle la campanita. Shaoran tenía buenos reflejos y la apartó de su alcance. De alguna manera Sakura recobró la cordura al darse cuenta que prácticamente estaba sobre él, iba a alejarse pero él la retuvo abrazándola por la cintura con la mano libre.
 
-¿La quieres? -preguntó él con voz ronca. Ni en la mejor de sus fantasías podía imaginársela así. Sentía el peso de su cuerpo, tenía el cabello alborotado, las mejillas sonrojadas y respiraba agitadamente como si… Shaoran pasó saliva-. Podría dártela pero tienes que darme algo a cambio -la desafió conteniendo el aliento.
 
Sakura entendió perfectamente lo que quería, ¡cielos, si ella también lo deseaba! Quería besarlo de nuevo, lo había deseado casi desde el mismo momento en que lo había visto al llegar por la tarde.
 
Shaoran la vio titubear, vio la duda en ella y casi creyó que se alejaría de él, pero fue una sorpresa muy agradable notar que se inclinaba hacia él y que cerraba los ojos poco a poco antes de permitir que sus labios se rozaran.
 
Y fue absolutamente impresionante. El beso de Sakura fue atormentadoramente tierno, sus labios se movían como una caricia ligera. El modo en que sus labios rozaban los de él con tanta suavidad y dulzura provocó que esta vez fuera Shaoran el que gimiera contra los mismos sintiéndose débil y dejando caer la campanita para poder rodearla con sus brazos, aunque ahí estuvo su error.
 
En el momento en que esta volvió a sonar, Sakura fue traída de nuevo a la realidad. Shaoran entreabrió los ojos para descubrir que ella lo miraba asombrada y eso no era lo que esperaba encontrar.
 
Sakura se separó de él con tal fuerza que casi se cae al suelo, pero de inmediato recobró el equilibrio y sin pensárselo dos veces, tomó la campanita y corrió a la puerta, antes de salir se volvió hacia él y con todo el aplomo que pudo dijo:
 
-No se la devolveré, ya he pagado el precio por ella -y salió dando un portazo.
 
Shaoran miraba la puerta anonadado y se dejó caer contra los almohadones sin aliento.
 
-Por supuesto que has pagado el precio -dijo con una enorme sonrisa en los labios.
 
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-“Ha sido un día terrible” -pensaba Tomoyo mientras bajaba por las escaleras de la gran mansión.
 
Todo estaba a oscuras, aunque a ella no le importaba, caminaba a tientas y con cuidado para no tropezar con nada mientras se dirigía a la cocina. Llevaba días sin poder conciliar el sueño plácidamente. Por eso había tomado la costumbre de bajar a tomar un vaso de leche caliente para poder dormir.
 
-“Primero Eriol” -suspiró pesarosa mientras abría la puerta del enorme refrigerador.
 
Como iba a imaginar que iría a buscarla y precisamente ahí, afuera del estudio de Etsuya. No quería verlo, no mientras se sintiera tan dolida y traicionada. Tantas veces había imaginado su encuentro y todo lo que le diría pero como podía ella siquiera pensar que él reaccionaría como lo hizo que la besaría del modo en que lo hizo.
 
Tomoyo temblaba solo de recordar la profundidad de sus besos, la ferocidad en sus ojos. Estaba celoso eso era claro, pero ¿por qué? Él tenía a Kaho, que se quedara con ella. ¿Y todo lo que había dicho sobre Etsuya? ¿Sería cierto? Quería creerle pero por otro lado no quería terminar la relación con Etsuya, no cuando él la hacía sentir tan bien.
 
-“Y después William” -frunció el ceño mientras servía la leche en un recipiente y lo ponía a calentar.
 
Esa noche William había cenado con ellas, como todas las noches. También se había enterado sobre Etsuya Nagano y en un acto de sincera preocupación le había informado a su madre sobre los rumores que se oían alrededor del joven artista.
 
Sonomi se había mostrado muy preocupada sobre todo después de que le mencionara el episodio de la novia que casi muere. Tomoyo también había sentido miedo pero no estaba dispuesta a hacer caso de las advertencias de William.
 
-“Tal vez deberías dejar de ver a ese joven Tomoyo” -había dicho Sonomi-. “Si lo que William a escuchado es cierto, no será bueno para ti, ni para tu reputación”
 
-“No me interesa lo que William haya escuchado” -había soltado Tomoyo furiosa. Sonomi había protestado inmediatamente y William trato de tranquilizarla y lanzó una mirada severa a Tomoyo.
 
-“No deberías hablar así a tu madre y sobre todo preocuparla de esa manera” -Tomoyo se levanto de un saltó y arrojó su servilleta a la mesa para después alejarse de ellos dos sin atender a los gritos de su madre.
 
Jamás había hecho algo así pero no soportaba a William, no soportaba sus miradas lascivas y su hipocresía. Y sobre todo no soportaba la absurda ceguera de su madre y la adoración que demostraba por el hombre.
 
Sintiéndose molesta al recordar la terrible escena de la cena apenas se percato que su leche estaba hirviendo, las burbujas en la misma eran un claro ejemplo de lo que sentía ella por dentro. Con cuidado vertió la leche en una taza y se dispuso a lavar el recipiente que había ocupado.
 
-Vaya, vaya que escena tan domestica” -escuchó la voz de William a sus espaldas-. La heredera de los Daidouji lavando platos.
 
Tomoyo no sintió deseos de seguirle el juego y cerrando la llave del agua se volvió a verlo. Los ojos se le abrieron como platos al notar su apariencia. Sin saco y corbata con al camisa completamente abierta y afuera de los pantalones, tampoco llevaba zapatos.
 
-Sonomi no quería que te enteraras pero me he estado quedando a dormir algunas noches. Espero que eso no te moleste ¿o si?
 
-No me interesa -respondió entre dientes al tiempo que se secaba las manos.
 
-Lo supuse, se lo dije a Sonomi, ya eres bastante mayorcita -dijo esto bajando lentamente la mirada, apreciando el fino camisón y la bata que lo cubría. Tomoyo no pudo evitar apretar más el nudo de la misma.
 
Cuando quiso tomar la taza de la encimera William se adelantó apartándola de su alcance.
 
-¿Me permites? -dijo controlando el miedo en su voz-. Me voy a la cama.
 
-¿En serio? ¿No prefieres quedarte a platicar conmigo un rato? -y se acercó a ella acorralándola contra el refrigerador.
 
-No hay nada que tengamos que platicar y no me gustan estos jueguitos.
 
-¿Y quien está jugando?
 
-Tú, tú estás jugando -lo acusó con rabia-. Tú y tus mentiras sobre Etsuya.
 
-No hubo mentiras en nada de lo que dije, bueno tal vez no del todo. No todo lo que he escuchado sobre Etsuya han sido rumores, también lo he presenciado, pero no iba a explicarle a tu madre como es que estaba en el mismo lugar que frecuenta ese joven depravado.
 
-No lo llames así.
 
-Yo lo llamo como quiero. Nagano tiene buen gusto -y pasa un dedo por su mejilla, Tomoyo lo apartó con un manotazo pero él le tomó la cara con la mano-. Yo no tengo la predilección de Nagano por ciertas sustancias pero si que tenemos los mismos gustos en otras cosas.
 
-Suéltame.
 
-Sonomi es muy agresiva en la cama -susurró cerca de su cara-. Tengo marcas que lo prueban -informó con descaró-. ¿Tú también eres así?
 
El sonido de la cachetada que le dio abarcó la gran cocina. Tomoyo sentía que la mano le ardía y no dudaba que William sintiera lo mismo sobre todo al verlo llevarse una mano a la cara.
 
-Ya veo que si -dijo él con la mirada encendida-. Yo puedo enseñarte…
 
-¿Qué pasa aquí?
 
-Mamá -exclamó Tomoyo aliviada e hizo a un lado a William para correr a un lado de su madre-. William es un asqueroso, él intentó…
 
-Tomoyo, ten cuidado con lo que dices -la reprendió Sonomi.
 
-Pero mamá él…
 
-No te preocupes Sonomi -se apresuró a decir acercándose a la mujer-, creo Tomoyo no tomó muy bien descubrir que he estado pasando algunas noches contigo -dijo William frotándose la mejilla adolorida.
 
-¡Will! ¿Qué te ha sucedido? -preguntó Sonomi preocupada.
 
-¿Pregúntale a tu hija?
 
-¡Tomoyo! ¿Lo has golpeado? -acercándose al hombre para ver la mejilla marcada y al enfrentar con la mirada a su hija. -¿Cómo pudiste…? ¡Que poco respeto!
 
-Se lo merecía -gritó Tomoyo frustrada.
 
-Intente hablarle sobre el joven Nagano -explicó William con semblante preocupado.
 
-Hija, no puedes actuar de esa manera, mucho menos cuando Will solo trata de ayudarte.
 
-Es mentira, solo trata de ayudarse a si mismo.
 
-¡Tomoyo!
 
-Déjala Sonomi, ya tendrá tiempo para pensar en lo que le conviene -dijo con una doble intención que Tomoyo captó de inmediato.
 
-No me importa si se queda a dormir algunas noches -dijo Tomoyo temblando del coraje-. Pero no toleraré que viva en esta casa y no dejare de ver a Etsuya Nagano.
 
Y dijo esto salió de la cocina tan rápido como sus pies se lo permitieron pero eso no impidió escuchar la voz de reclamo de su madre pero no iba a devolverse. Tampoco a disculparse; entonces comprendió que tan peligroso era William y la enorme influencia que tenía sobre su madre.
 
Justo antes de llegar a las escaleras, se topó con Toshime, que apareció de la nada con una sonrisa de satisfacción en el rostro.
 
-Bruja -murmuró Tomoyo al pasar a su lado sin importarle que la escuchara o no y siguió su camino por las escaleras.
 
Continuará…
 
Nota de autora: ¡Hola a todos! Antes que nada déjenme hacerles una aclaración, he cambiado el nombre de Etsuya Mihara a Etsuya Nagano porque si algunos recuerdan el primero es el apellido del buen Kahu, así para evitar confusiones mejor cambiarlodesde ahora ¿no creen?
Bueno pues, ¿qué les pareció? ¿Cortito? Si se que me ha quedado muy cortito pero ya no sabía que más poner y el tiempo se me ha pasado y no he actualizado. Tuve una racha de inspiración pero justo entonces llego el tan esperado libro de Harry Potter y no pude evitar dedicarme a leerlo, 10 días me tomo hacerlo, mi inglés no es tan bueno la verdad, pero lo hice y me ha encantado, Rowling merece una ovación por ese libro tan lleno de sobresaltos.
Bueno pues, aunque ya no sabía que poner, dejen que les diga que tengo muchas ideas, espero que mi muso inspirador no se separe de mi y poner en marcha todo lo que tengo en mente. ¿Qué les pareció la reacción de Tomoyo con Eriol? ¿Qué les pareció Eriol? Les dije desde hace ya tiempo que iba a sufrir y bastante. Y algo más, ¿Qué tal Sakura y Shaoran? Espero que a aquellos que me piden y me piden más sobre esta pareja estén complacidos. William ya esta haciendo de las suyas y Toshime esta más que enterada de lo que sucede en esa casa. Sonomi,yo se que es una decepción pero recuerden que su relación no es tan fuerte y que ella es una mujer con muchos conflictos, cosa que William ha sabido aprovechar muy bien. A Tomoyo por otro lado le ha llegado su momento de rebeldía y todavía no saben de lo que será capaz.
Antes de despedirme quiero agradecer a mi amiga Serena por las ideas que me ha dado. A mi buena amiga Crystal23 que me sigue y me sigue empujando para dar lo mejor de mi.