Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Sombras del Pasado ❯ El Dragón del Tiempo I ( Chapter 7 )

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DISCLAIMER: Los personajes de CardCaptors Sakura y todo lo relacionado con ellos, pertenecen a CLAMP. La trama de Sombras del Pasado es propiedad de Inner Angel

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SOMBRAS DEL PASADO

Capitulo VII: Dragón del Tiempo I.

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El tiempo se ha detenido,
Y las horas pierden sentido.

Ya no existe el pasado,
Que tanto me hiere.

Pero tampoco el futuro,
Que me permita volver a verte.

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Sakura estaba en shock. Abría y cerraba la boca con rapidez, como un pez fuera del agua, tratando de tragar aire en grandes bocanadas, de hacer funcionar sus pulmones que estaban punto de estallar por la necesidad de oxigeno, e intentando en vano de poner en marcha su cerebro para conectar todos los hechos que ocurrieron ante sus ojos en los últimos minutos y encontrar un fallo, un error… tal vez descubrir que todo era una alucinación, ¡una pesadilla!.

Pero todo ante sus ojos era real. ¡Naoko estaba muerta! ¡MUERTA!!!

Su cuerpo sin vida a pocos metros era la prueba. Sus manos ensangrentadas la condenaban. Muerta a manos de su amiga, quien se suponía había jurado protegerla, quien debía estar en su lugar, muerta y no la pobre Naoko, inocente de de los peligros que asechan en el mundo mágico del que Sakura era parte.

Intentó moverse, hacer un gesto, hablar, gemir, gritar, pero nada salía de ella. Las lágrimas manaban sin cesar de sus ojos, pero ella no las sentía.

El silencio era lo único más fuerte que el dolor de Sakura. Un silencio pesado y punzante ataba las gargantas de todos los presentes evitando que los gemidos y lamentos dejaran sus labios. La fuerte impresión y la incredulidad los han convertido a todos en estatuas vivientes. Nunca antes había pasado algo semejante. Habían enfrentado grandes peligros con anterioridad, pero siempre habían logrado salir airosos, y sin consecuencias graves que lamentar.

¿Cómo era posible que esto ocurriera?. ¿Cómo habían fallado?. ¿Por qué?. Era la pregunta que se repetía una y otra vez en la mente de cada uno, haciendo eco de su miseria y vergüenza por haber fracasado. De su desesperación por la joven vida que se había apagado para siempre.

Antes de que nadie alcanzase a reaccionar, una voz débil, entrecortada, pero audible por todos rompió el morboso y contemplativo silencio.

"…alguien que... me ayude...por favor...".

La reacción de sorpresa y horror fue la misma en cada rostro, al ver a Lita suspendida en el aire, envuelta entre los ropajes del Mensajero de la Oscuridad, que la mantenía segura contra su pecho.

"¡Ahhhh, es una pena!. Y yo pensaba que serian adversarios más… interesantes". Se jactó con sorna el maligno espíritu. “Esto fue más fácil de lo que esperaba en realidad. Ahora, el camino se ha sido abierto por tu propia mano Cardmaster Sakura”, dijo lentamente, saboreando cada palabra y su efecto en los rostros de sus adversarios.

“Ha llegado el momento de que pagues por la sangre que tu misma has derramado".

Eriol, Yue y Ruby Moon se lanzaron sin demora en contra de la figura que se elevaba rápidamente en retirada, la velocidad con la que se alejaba ahogó los desesperados gritos de auxilio de Lita. Eriol proyectó con su báculo una energía compuesta por múltiples rayos luminosos que comenzaron a tejerse en torno a la figura en fuga mientras los guardianes le daban caza. Por un instante el mensajero se detuvo, ante el fuerte poder que comenzaba a cerrarle el paso, pero al final fue inútil. Eriol estaba ya demasiado agotado por la batalla, y con relativa facilidad Oscuridad pudo romper los lazos a su alrededor y esquivar hábilmente a los guardianes. Se lanzó a toda velocidad por los aires antes de que más ataques pudieran alcanzarlo, ganándole en velocidad a sus perseguidores.

Tan pronto como la maligna figura desapareció con Lita en su poder, el caos, producto del horror de los acontecimientos, se apoderó por fin de todos los que compartieron la lucha. Tomoyo y Meyling se abrazaron desconsoladas y junto con las demás chicas, ajenas completamente al mundo mágico, comenzaron por fin a dar rienda suelta a sus emociones. Sus gemidos cortaban la noche y encogían aun más el corazón de todos. Mientras, Touya salió por fin de su trance, tomando a Sakura en sus brazos para consolarla, apretándola con fuerza contra su pecho, deseando no dejarla ir nunca más. Cabezas bajas, tristeza y muerte es todo lo que quedaba detrás de la temida visita de los mensajeros.

Eriol se acercó lentamente al cuerpo de Naoko. Hizo entonces una profunda reverencia, sus facciones vacías de emoción, pero no así sus ojos. Removió la túnica azul oscuro que cubría sus hombros y con cuidado la colocó sobre los restos desfigurados de la joven, al tiempo que murmuraba unas palabras ininteligibles para el resto, pero que llegaron a sus oídos como un melodioso pero triste lamento que dio algún sosiego a sus corazones.

Varios minutos pasaron así, entre quejas y sollozos apagados, entre preguntas que no tenían respuesta, acompañados siempre por el suave canto de Eriol.

Sakura se desprendió lentamente del abrazo de su hermano quien intentó en vano de retenerla.

“Espera, ¿a dónde vas?. No te… ”, con un gesto de su pequeña mano lo silenció a mitad de la frase. Avanzando con pasos cortos e inseguros terminó de separarse de Touya, y dándole la espalda se alejó de todos unos metros, caminando sin rumbo definido.

Su rostro se encontraba muy enrojecido y sus ojos se veían bastante hinchados por llorar con tanta intensidad. Sin embargo un brillo peculiar en ellos revelaba lo que ocurría entonces en el interior de la Cardmaster. En su alma el dolor y la desesperación iniciales habían sido remplazados rápidamente por un sentimiento de impotencia, de rabia… de odio. Entonces la necesidad de venganza apareció por primera vez en su corazón, cambiando para siempre algo en la hasta entonces inocente Sakura.

“No lo voy a permitir”.

“¿Qué dijiste Sakura?”. Preguntó Touya que no alcanzó a oír el murmullo que salió de sus labios.

En ese instante Sakura se volteó hacia él y la expresión de furia en su rostro dejó sin habla a su hermano y a todos los demás.

“¡NO LO VOY A PERMITIR!!!!!!!!!!!”

El gritó fue el detonante para que, nuevamente, el increíble poder de Sakura se liberara sin la necesidad de la mediación de cartas o de su báculo. El sello de Clow apareció bajo sus pies y una ola de energía color rosa pálido envolvió su cuerpo, elevándola y lanzándola rápidamente en la misma dirección que tomó el Mensajero de la Oscuridad.

La sorpresa se reflejó de la misma forma en cada rostro. Todos quedaron atónitos ante este nuevo giro en los acontecimientos. Touya fue el primero que logró reaccionar y, naturalmente, lo único a que atinó fue a volverse sobre sí mismo para gritarle a Eriol.

“¡No te quedes allí como un idiota!. ¡Haz algo… detenla!!!!”.

“Es imposible”, contestó el mago sin inmutarse ante los insultos, “su magia es ahora demasiado fuerte”.

Aun así, Kero se lanzó tras ella desesperado, en un intento fútil por alcanzarla y detenerla. Mientras que Yue permanecía imperturbable, mirando con atención cada movimiento y gesto de Eriol, como buscando la confirmación a una pregunta no formulada. Cuando sus ojos se encontraron brevemente, obtuvo su respuesta. Con todo lo ocurrido en las últimas horas, la llegada de Fu-Chou era ahora, inevitable. Meyling no necesitaba la confirmación de nadie. Todas las fibras de su ser presagiaban la desgracia que estaba por venir. Apretando los puños trató sin éxito de detener las lágrimas que rodaban por su rostro.

Ruby Moon se elevó con la gracia que le era natural en el aire, forzando la vista hacia la dirección en la que Sakura seguida por Kero, desaparecieron. En el suelo, el grupo se había reunido en un pequeño círculo, en donde se sucedieron más murmullos, sollozos y explicaciones. Sin embargo todos tenían la mirada expectante fija en el cielo.

“¡Veo algo!”, gritó Ruby Moon al resto luego transcurridos interminables minutos. “Es… es… es sólo Kerberous”.

Touya lanzó un grito de desesperación y varias maldiciones cuando sus ojos confirmaron las palabras de Ruby Moon.

Sin aliento, Kero se aterrizó torpemente delante del grupo reunido, jadeando sin parar. “Va demasiado rápido… es imposible seguirla… mucho menos detenerla”. Dijo derrotado, tratando de recuperar su respiración.

“Así es”, respondió Eriol con naturalidad, “en este momento tanto Sakura como el Mensajero de la Oscuridad se dirigen a Hong Kong”.

“¿CÓMO DIJISTEEEEEEE?????”, Touya estuvo a punto de lanzarse y estrangular a Eriol pero los brazos firmes de Yue sobre sus hombros lo detuvieron a tiempo, no sin algo de forcejeo.

Todo se estaba precipitando hacia el peor de los escenarios posibles. Uno que tanto Eriol como Syaoran habían contemplado en el caso del despertar de Fu-Chou. La mayoría de los sellos estaban rotos ya y si las cosas seguían el curso presente, los restantes no tardarían en romperse. Entonces, el vengador sería liberado con toda su fuerza haciendo del plan del joven líder del Clan Li mucho más difícil de ejecutar.

Y para rematar, la magia de Clow, de la mano de Sakura, derramando la sangre inocente de Naoko había sido la guinda del pastel. El poder que ganó con ello Fu-Chou logró poner en marcha un contra - conjuro que vería el despertar de otra criatura largo tiempo olvidada, incluso por las leyendas más antiguas en el planeta.

Durante la conmoción causada por un más que furioso Touya, Tomoyo, que había permanecido en silencio todo el rato, se acercó discretamente a Eriol plantándose con una firmeza que no sentía delante de él. Lo miró a los ojos y no pudo evitar sentir la misma sensación familiar en su corazón cuando se encontraba en su presencia. Esa emoción en su pecho que sin explicación lograba hacerla sentir segura, sin importar lo desesperado de la situación.

“Tenemos que hacer algo, Eriol”, su voz salió quebrada, pero sus ojos sostuvieron la mirada penetrante del mago, cuyo rostro no dejaba ver emoción alguna. Su corazón, sin embargo, quería decir muchas cosas, pero ninguna era apropiada dadas las circunstancias.

“Y lo haremos”, fue su respuesta antes de romper el contacto visual con Tomoyo y caminar con paso firme, saliendo del círculo de personas que le rodeaban.

Se detuvo a pocos metros, mirando hacia la dirección por la que antes desaparecieran el Mensajero y Sakura. Entonces, clavó su Báculo en el suelo a su lado, cerró sus ojos y juntó las manos frente a su rostro. De inmediato, un brillo azulado cubrió por completo su cuerpo y de sus labios salieron palabras entrecortadas en un lenguaje extraño que nadie, salvo los guardianes, llegó a comprender.

Poco a poco todos se fueron acercando a Eriol, aunque manteniendo una distancia prudencial por seguridad. Los minutos pasaron lentamente, interminables en la incertidumbre que los embargaba. Touya, impaciente, había estado a punto de preguntar si por fin el tonto había perdido el juicio, cuando Eriol separó sus manos haciendo aparecer entre ellas una esfera azul, que brillaba suavemente, flotando rítmicamente delante de su creador.

Excepto por los guardianes y Meyling, quienes conocían bien esta técnica, todos los demás dieron un salto cuando de la esfera salió una voz profunda, masculina y madura, con una fuerza que comandaba autoridad y respeto de todos quienes la oían, pero que además tenía una nota de frialdad capaz de helar el corazón del más valiente y decidido de los hombres. Y en verdad todos los presentes quedaron paralizados.

“Ya era hora de que aparecieras, Hiragizawa”.

Los labios de Eriol se torcieron en una media sonrisa como toda respuesta, mientras que Meyling sólo atinó a cubrirse el rostro con manos temblorosas.

“Hemos sentido la pelea”. Continuó la voz de forma monótona. ¿Qué ha pasado?“.

Eriol tomó una bocanada de aire antes de responder. Sus ojos estaban aun cerrados y su ceño ligeramente fruncido por el esfuerzo para mantener la conexión.

“El Mensajero de la Sangre ha sido destruido por medio de un sacrificio, como ya lo deben de haber sentido, sin embargo el Mensajero de la Oscuridad fue imposible de detener. Ha huido de aquí con una jovencita humana como rehén. Es lógico pensar, que se dirige hacia ustedes en este momento”.

“Entiendo…”, respondió la voz con tranquilidad. “Parece que nuestra presunción era correcta, van a ir a por el Dragón del Tiempo”.

“Sin duda”, dijo Eriol con una nota de melancolía en su voz que no pasó desapercibida para su interlocutor.

“¿Qué ocurre?. ¿Acaso sucedió algo más?”.

Los segundos parecieron durar horas mientras Eriol ponía en orden sus pensamientos antes de responder.

“La pelea fue muy dura, Sakura tuvo que matar a una de sus amigas, Naoko, que fue poseída sin remedio por el Mensajero de la Sangre”. Hizo entonces una pausa, pero la voz no contestó nada, así que continuó.

“Me temo que Sakura ha perdido el control, y se ha ido tras el Mensajero de la Oscuridad”.

“¡¿QUEEEEEEEE?!”, la voz gimió, perdiendo por un momento la compostura, pero Eriol no le dejó continuar, cortándolo en seco para no ahondar en explicaciones innecesarias.

“No pudimos hacer nada para detenerla, tu sabes que es demasiado poderosa. Sólo nos resta seguirla ahora. Lo siento, pero pronto llegará con ustedes”.

“¡Maldición Eriol!”, la voz estaba ahora marcada por el reproche, y la promesa de violencia contenida en sus palabras no hizo nada por suavizar la sensación de temor de los oyentes alrededor de la esfera.

“No se supone que ella venga todavía… ¡es muy pronto!”.

“Pues listo o no, Sakura a directo hacia ti… Syaoran”.

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INNER ANGEL.