Saint Seiya Fan Fiction ❯ Armaduras y secretos ❯ Liberacion y ataduras ( Chapter 15 )

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CAPITULO 15…. Liberación y ataduras.
 
Seiya entro a la cámara de Athenea luego que los demás se retiraron.
-¿Desde cuando estas ahí? - Le pregunto ella preocupada.
-Acabo de llegar, ¿Por qué?
-Porque si escuchaste algo de la conversaron que tuve con tus compañeros, te pediría discreción.
-No escuche nada, no se nada y eso me desespera Sao… perdón Athenea ¿Por qué nos mantienes nuevamente al margen?
Athenea respiro profundamente antes de responderle: Porque es necesario.
-¿Era necesario hacer un pacto con una diosa tan problemática?
-Si, lo es y deberías cambiar tu forma de pensar, no todo es blanco y negro ni las personas son simplemente malvadas o nobles, eso deberías haberlo entendido ya. Mientras no entiendas eso no esperes confianza en ti, ahora puedes retirarte.
 
Las amazonas vieron a Shaina entrar en completo silencio. Todas esperaron a que hablara sentadas alrededor de la mesa. Excepto Cagglio quien estaba recargada en la pared con el cabello cubriéndole el rostro -Por lo visto estas bien Shaina. Veo que no sufriste un castigo por rechazar a su alteza.
-¿Eso era lo que esperabas Cagglio? me decepcionas - Se escucho la voz de Artemisa sorprendiéndoles ya que no sintieron antes el cosmos de la diosa
-Lo siento su alteza, no sabia que regreso - Dijo asustada y se inclino ante ella.
-Pero no es necesario que te preocupes más, porque ya no me rechazara otra vez. Pero antes de que ustedes la juzguen les diré que si me acepto de nuevo es solo entendió lo valiosa que será su ayuda en lo que vendrá.
Las amazonas quedaron en silencio y la diosa continuo: Ya se Marín que me dirás que hasta este momento no he resultado ser mas que problemática y por ello me arrepiento.
Cagglio se sorprendió de oírla decir esto - Su alteza usted nunca antes se disculpo de algo…
-Dices algo muy cierto Cagglio, pero siempre hay una primera vez.
Marín las observaba intrigada, ambas parecían conocerse muy bien y aunque no averiguaba el porque, lo intuía.
Artemisa soltó una pequeña risa antes de decir: Cagglio ellas quieren saber quien eres en realidad, anda díselos.
Cagglio se sonrió de forma extraña -Mi verdadero nombre no se los puedo decir porque he renunciado a el, pero sirvo a su alteza desde antes que fuera castigada, he compartido su castigo desde entonces.
Misha pregunto asombrada -Maestra… ¿Esta diciendo que usted ha vivido mas de dos mil años?
-Así es Misha.
Marín no se asombro tanto, lo que ella investigo comenzó a tomar sentido.
Pero June mostró mas escepticismo ante esto -¿Por qué creeremos algo tan estúpido?
-Miren… - Cagglio se levanto y quito el vendaje que cubría una herida que se hizo el día anterior - ninguna herida marca mi cuerpo, ayer una de ustedes me hirió.
Marín recordó que ella misma le hizo esa herida. Pero cuando el vendaje cayó al suelo vieron que no había siquiera una cicatriz.
-Puedo sentir dolor eso si - continuo Cagglio - pero ninguna herida por grave que sea me trae la muerte, no envejezco. Eso podría ser lo que muchos quisieran tener, pero en realidad comparto el castigo de su alteza, ella encerrada, yo acompañándola sin poder morir.
June la vio fijamente antes de replicar - Es una historia demasiado fantástica para ser real. Esa herida que mostraste tal vez no fue tan profunda.
Artemisa dijo cruzando los brazos: Creo que será necesario que se los demuestres, pero no ahora. Han sucedió demasiadas cosas y tal vez no estén preparadas para ello.
Cagglio asintió con la cabeza.
-No, yo quiero ver si esa historia es cierta - Replico Marín.
-He dicho que ahora no - Recalco con firmeza - Les recomiendo que duerman y descansen bien esta noche, porque no podrán dormir hasta que todo esto termine.
Cagglio la vio fijamente y se coloco su mascara - Entonces me retiro su alteza, vamos Misha.
La chica la siguió apresurada mientras Marín y June salieron poco después pero antes de que se alejaran Artemisa les detuvo.
-También debo decirles que no deben temerme, lo que sucedió esta mañana no se repetirá siempre y cuando respeten esa regla que les di.
Marín apretó su puño, no necesitaba que le recalcaran esa regla, ella y June retiraron de la casa de Shaina con la intención de descansar, pero el sueño no llego. Lo que les dijo no era fácil de digerir.
 
Shaina fue por agua para prepararse un baño una vez que la dejaron sola, aun tenía sangre seca sobre su cabeza y cuello y no le agradaba la idea de dormir así. Ella se sentía muy mal en ese momento, pero aun así vació el agua en la tina y observo su rostro en el reflejo del agua. Pocas veces se observaba, solo en sus momentos mas desesperados. “Yo renuncie a mi rostro hace muchos años… - Pensó - “Era como si ya no tuviera ninguno, me acostumbre a no verme, así como impedía que me vieran.”
Artemisa se contuvo de hablar con ella, Shaina necesitaba desahogarse y se dedico a escuchar.
“Pero en una ocasión en un momento de debilidad Seiya lo vio y yo trate…. Artemisa vaya que trate de matarlo por cumplir las reglas y no lo logre… Por eso tengo que amarlo. ¿Por qué hiciste esa estúpida regla? ¿Por qué tengo que amarlo si es un idiota?”
Artemisa quiso decirle algo, pero Shaina estaba demasiado confundida en sus pensamientos.
“Pero ahora que también lo vio Milo. ¿Qué voy a hacer? ¿Por qué tuvo que ser el?” - Se pregunto mientras se limpiaba la sangre de su cuerpo - “Yo estaba feliz de ser su amiga… no me atrevo a lastimarlo.”
Artemisa no quiso intervenir en su decisión… después de todo ella también tuvo su culpa en lo que sucedió. Solo podía hacer una cosa, iba decírselo pero considero que ese no era el momento apropiado.
“Tal vez mañana cuando estés mas tranquila.”
 
Marín tenia problemas para dormir, aun se preocupaba por Aioria, y claro no podía olvidar la dulce sensación de sus besos y su cercanía, de ese breve lapso de felicidad que compartió con el. Se propuso no olvidarlo, porque ahora menos que nunca podría estar con el.
Aioria compartía su insomnio y paso la noche sentado afuera de su templo, arrepentido de dejar pasar tanto tiempo en decirle a Marín lo que sentía, porque ahora era ya demasiado tarde, demasiadas cosas lo separaban.
June por su parte no estaba segura de que hacer. Después de ver lo que sucedió esa mañana no quería correr riesgos, ni lamentar luego que Shun fuera herido por Artemisa, ni por nadie más, solo por ello decidió aceptar cualquier entrenamiento que Artemisa le diera, por evitarle que mas sufrimiento.
Milo tampoco concilió el sueño ahora que se dio cuenta de lo que sentía por Shaina, necesitó estar cerca de perderla para darse cuenta de ello.
 
No lejos de ahí en otra cabaña otro grupo de personas comentaban los sucesos de ese día.
-Seguro acepto a esa diosa en su cuerpo, porque quiere causarle problemas a Athenea -Comento Seiya tal vez este maltratado a Marín.
Shun replico -Eso no es cierto June me dijo que…
-¿Ella te dijo que? - Lo vio Seiya enojado -Si Shaina no hubiese aceptado a esa diosa nada de esto estuviera pasando.
-Entonces alguien más tendría que haberla aceptado - dijo Ikki - tal vez tu maestra… o June.
Shun vio a su hermano preocupado, el también había pensado en ello.
Ikki continuo - Es obvio que Saori tiene sus planes y que nuevamente nos mantiene al margen, para bien o para mal. Esta mañana lo demostró, por como manejo el asunto con ese dios, sin permitirnos ayudar, pero ahora dime Shun, porque estaba Shaina herida.
-June… ella me dijo que tratando de impedir que Artemisa lastimara a Marín se golpeo tan fuerte que casi muere, por ello estaba herida como la vimos.
Seiya se quedo sin saber que decir, eso no se lo hubiera imaginado.
-Si ella en realidad quisiera provocar problemas tampoco me hubiera ayudado - añadió Hyoga - Pero a todo esto ¿Por qué tanto afán en culparla de lo que sucede?
-No se de que hablas - Respingo Seiya.
-Lo que Hyoga quiso decir es que estas culpando Shaina porque Saori te alejo de ella - Dijo Ikki.
-Contigo no se puede hablar - Replico Seiya enojado y salio de la cabaña, odiaba que le dijeran la verdad. Solo buscaba un culpable de que Saori lo alejara de el.
 
Misha veía fijamente a Cagglio mientras su maestra revolvía el fuego, lo que ella dijo fue asombroso, su maestra no podía morir y eso le pareció muy triste, ahora entendía su apatía por todo, ya se había cansado de vivir seguramente. Solo lamentaba que su maestra no hubiera confiado en ella.
-¿Qué quieres mocosa?- le grito Cagglio porque esta estuvo parada mucho tiempo frente a ella -¿Qué te pasa?
-¿Por qué no me dijo lo que le sucedía maestra? - Le dijo la chica, en su voz se escuchaba la tristeza - ¿Por qué no confió en mí?
-Porque eres demasiado débil - Le respondió - Y una tonta además, no hubieras entendido.
-Entonces ¿Para que me entreno? Grito Misha antes de salir corriendo en dirección a la costa.
Cagglio la vio irse, entro a su refugio y murmuro - Porque tengo planes para ti.
Misha llego hasta la costa y se sentó sobre una roca.
-“¿Realmente soy tan mala que ni siquiera merezco su confianza?”- Pensó antes de despeinarse enfadada. Toda su vida escucho que no era lo suficientemente capaz, que no era rápida, que no era inteligente, que era una inútil. Ahora si comenzaba a creer que era verdad, por ello no entendía el porque la habían entrenado, que sentido tenia el que insistiera en que obtuviera una armadura sino servia para nada. Aunque a veces la motivaba y sentía que hacia las cosas correctamente, no entendía a su maestra para nada.
Estuvo pensando largo rato y casi al amanecer cayo dormida, pero ese sueño se interrumpió cuando sintió que le caía un monto de arena sobre ella.
-Oye enana ¿Qué estas haciendo aquí? Casi te piso.
Misha se levanto asustada y aunque se enojo al ver a Canon frente a ella, prefirió no decir nada, solo se levanto sacudiéndose la arena y se empezó a alejar de el.
-Al menos da los buenos días… - la siguió molestando -¿Y que? ¿Ya sabes que hizo la arpía de tu maestra para seguir así de joven?
Misha le grito furiosa mientras regresaba aunque no hizo el intento de golpearlo -Nunca mas vuelvas a insultarme a mi a mi maestra tu no… ¡Tu no sabes lo que ella ha tenido que pasar!
Canon se sonrió antes de preguntar - ¿Y tu si? Seguro ya te hablo de su dolor, del cansancio que siente por la vida y cosas así.
-No, no me ha dicho nada de eso.
-Pero lo hará niña… lo hará tratando de ganar tu simpatía con eso, para luego apuñalarte por la espalda.
-Mi maestra no necesita decírmelo, yo he visto que ella no es feliz.
-Aja, ya te engaño pobre ilusa.
Misha no respondió sino hasta un rato después - Ahora entiendo porque dijo que no lo escuchara, ya veo que no es más que un mentiroso.
-Mira… niña tu debes admirar mucho a tu maestra y quererla también, pero no esperes de ella mas que traiciones, debes creerlo, ella te traicionara.
Misha le grito mientras se fue detrás de unas rocas tapándose los oídos: ¡Yo no lo conozco y no me interesa saber lo que tenga que decir! Mi maestra es buena, es buena.
Canon supo que ella no quería escuchar, pero en ese instante sintió la presencia de Cagglio cerca. La amazona no tardo en acercarse a el.
-¿Has visto a Misha traidor?
La chica la escucho temerosa, segura de que tendría un castigo, pero se sorprendió al oír que Canon la negó.
-No, no la he visto. ¿Ya se te perdió? No cabe duda que los años si te pesan…
Cagglio tardo en responder porque sinceramente tenía ganas de golpearlo, mientras tanto Misha aprovecho para escabullirse de ahí antes de que la descubrieran.
-Pues si la ves dile que vaya de inmediato al campamento, su alteza no tardara en llegar para el entrenamiento.
Canon replico - ¿Como puedo decirle eso si me prohibiste acercarme a ella?
Ella le grito - No te hagas el tonto, sabes a que me refiero. No se te ocurra decirle cosas absurdas otra vez.
-Si, si - Replico Canon mientras Cagglio se alejaba. Una vez fuera de su vista se asomo detrás de las rocas pero Misha ya se había ido y se rió.
 
Artemisa ya esperaba a las amazonas cuando llegaron al entrenamiento. Cagglio fue la ultima en llegar y de inmediato le dio una mirada inquisidora a Misha, pero la chica fingió demencia y comenzó a entrenarse.
La mañana transcurrió sin mucha diferencia con la de hace dos días. Cuando el sol estaba en lo alto les dejo descansar unos momentos. Todas estaban visiblemente cansadas.
-¿En que piensas? - Le pregunto la diosa a Cagglio, ya que esta murmuraba para si.
-Su alteza… ellas parecen estar más motivadas, aunque no creo que estén listas a tiempo. Estaba pensando en una solución drástica, pero creo que eso no es correcto.
-Se a que te refieres…
Cagglio la vio fijamente antes de decir -Pero su alteza usted sabe que eso podría ser contraproducente porque no debe ser así.
“¿De que esta hablando?” -Pregunto Shaina.
La diosa le respondió a Shaina: “Los guerreros de Athenea y ustedes las amazonas siendo mortales a nuestro cargo y cuidado tienen grandes similitudes, deben desarrollar sus cosmos al máximo posible para poder ser merecedores de sus armaduras. Por ello los largos entrenamientos y grandes retos. Cada vez que salen victoriosos obtienen experiencia y control sobre su cosmos, pero tanto mi hermana como yo podemos ayudarles si es necesario.
“Al decir ayuda… ¿A que se refiere?
“Si alguna de ustedes no esta del todo desarrollada, es posible que se les guié en el proceso de descubrir su propio cosmos.
“Pero cada persona tiene que descubrirlo por si misma.” -Replico Shaina.
“Así como tu lo has hecho lo se, yo quiero confiar en que ellas pueden lograrlo también. Pero Shaina en verdad queda poco tiempo y de no lograrlo seria enviarlas a una muerte segura.
“Eso sucedió entonces ¿Verdad?
Artemisa respondió con tristeza - “Si, y no quiero repetir ese error.”
Cagglio interrumpió la conversación en su cabeza - Su alteza ¿Qué decide?
-No veo otra opción con el poco tiempo que tenemos. Es hora de decirles la verdad sobre ti Cagglio.
-Adelante, su alteza.
-Acérquense - dijo la diosa y todas obedecieron - Es hora de que les termine de explicar lo que deje a medias anoche. Marín, June espero que estén mas dispuestas a creer luego de lo que verán.
¿Cagglio va a confirmar lo que dijo? - Pregunto Marín.
-Así es… - Replico la diosa y le dio una señal a Cagglio, esta vio a su alrededor, tomo entonces un cuchillo junto al fuego - ¿Lista?
-Si su alteza.
-Maestra… - Misha la vio asustada al ver que Cagglio se acercaba el cuchillo al cuello.
-Aléjate, no querrás mancharte - le dijo antes de cortar su garganta de un solo tajo.
Misha grito asustada al ver la sangre salir: ¡Maestra!
Cagglio cayó al suelo desangrándose y Misha se acerco preocupada.
-Esperen unos minutos - Dijo Artemisa mientras alejaba a una preocupada Misha del cuerpo de Cagglio - Solo esperen y verán.
Cuando Cagglio termino por desangrarse las amazonas se asombraron al ver que la herida comenzó a cerrarse poco a poco hasta desaparecer, Cagglio abrió los ojos un poco después y se levanto como sin nada, mientras Misha se veía realmente asustada.
-¿Ahora si van a creerlo? - Dijo Artemisa, la misma Shaina estaba sorprendida aunque sabia que eso pasaría por las memorias de la diosa - Ella es la única amazona que se mantuvo fiel a mí y por ello pago un alto precio. No les pediré a ustedes la misma fidelidad, porque ya se que no la tengo yo sino mi hermana, pero si les pediré otra vez su ayuda.
-¿Y como exactamente quiere que la ayudemos? - Dijo Marín - si ya con ella tiene una gran ventaja. Una amazona que no puede morir.
-Porque esa inmortalidad esta condicionada, tampoco puede alzar la mano contra mi padre… ella no podrá ayudarme aunque lo desee.
-¿Y espera que nosotras si? - Pregunto June - ¿Pero como?
-Acepten mi entrenamiento porque ahora no pueden ayudar demasiado.
June se animo a hablar - ¿Por qué la insistencia en entrenarnos, en decirnos que no somos lo suficientemente buenas?
-Porque es la verdad insisto en que aun no están del todo desarrolladas porque así es. Mi padre no tardara en castigar a mi hermana y a mí de paso por ayudarla. Yo no pretendo morir tan fácilmente y tampoco quiero que ustedes mueran.
-¿Por qué nos dice esto ahora? - Pregunto Marín.
-Porque Shaina decidió que lo mejor era decirles la verdad. Ella también acaba de enterarse de lo que sucederá y me lo pidió. Además casi no queda tiempo, en unos cuantos días todos serán aniquilados sino le ayudamos a Athenea.
-Vaya… si que es una verdad aterradora - comento Misha.
-No seas cobarde - Le dijo Cagglio, la chica parecía también asustada de ella porque se alejo de su maestra.
Artemisa se le acerco y le dijo: Debe ser aterrador para ti, ya que nunca antes has estado en una batalla ¿verdad?
Misha asintió con la cabeza.
Cagglio dijo: Y eso es culpa mía me concentre en ocultar su armadura que olvide darle el entrenamiento adecuado.
-Después hablamos de eso, hay asuntos que deben solucionarse ya -Dijo Artemisa - Ahora es el momento de que June recuerde lo que significa ser una amazona - replico la diosa y June la vio asombrada - ¿Estas cansada?
-No, ahora mismo sigo entrenando - Añadió la chica.
-Ahora solo necesito que me sigas June - Replico la diosa y se alejo de las amazonas -Las demás podrán descansar por hoy. Pero tu Marín, te espero al amanecer en donde obtuviste tu armadura.
Marín la observo extrañada antes de caminar de regreso a su cabaña en silencio.
 
Cagglio vio que Misha aun parecía temerle pero aun así intento acercarse a ella.
-¿Ya no estas resentida?
-Maestra, en serio… ¿Por qué no confió en mí?
-Tonta no podía porque no era seguro, recuerda lo que paso cuando confié en alguien, trataron de matarnos y quitarnos a su alteza. Pero ahora que nuestra diosa esta aquí ya no tiene sentido ocultarlo, ya no es necesario.
Misha seguía dudosa -Entonces… usted esta así por lo que hizo por su alteza.
-Estoy así por no abandonarla como las demás, todo lo que he hecho y haré es solo por el bienestar de su alteza. Y no me pesan los sacrificios.
-¡Maestra, siento mucho lo de anoche! - Sollozo y se abrazo a ella, Cagglio se sorprendió, pero luego la despeino.
-Deja los lloriqueos y berrinches, su alteza daría permiso para que descanses pero yo. Te falta velocidad ¡Anda sigue entrenando!
Misha se limpio las lágrimas y la nariz y comenzó a correr tranquilizada de que su maestra siguiera siendo la misma de siempre.
Cagglio se sonrió, aun mantenía controlada a Misha y debía conservarla así, era necesario para sus planes.
 
June se apresuro a seguir a Shaina y así continuo por largo trecho sin que la diosa dijera palabra. Finalmente se detuvo y volteo a verla - Este lugar parece bien…
June la seguía viendo extrañada.
-Bueno ya que dije que solucionaría su falta de preparación e iniciare contigo. Tú no te entrenaste aquí ¿verdad?
-No.
-Necesito que te concentres lo más que puedas en tu lugar de entrenamiento, concretamente en el lugar donde obtuviste tu armadura. Anda hazlo.
June cerro los ojos un poco dudosa, pero pronto se concentro en un lugar que no podía olvidar, tenia agradables recuerdos de la isla Andrómeda. Artemisa le toco la cabeza leyó su pensamiento.
“Ahora abre los ojos” - Le dijo Artemisa y ella obedeció, luego observo a su alrededor asombrada.
-Si, nos tele transportamos a tu isla.
-¿Porque me trajo aquí?
-Bueno, es necesario que recuerdes lo que sentiste al obtener tu armadura y no hay mejor lugar que donde la obtuviste.
-No entiendo…
-Tú te entrenaste en este lugar, pero ahora esta vació por lo que veo y tu maestro falleció ¿verdad?
-Si, un caballero dorado lo asesino - dijo con dolor - Y casi destruyo el lugar.
-Bueno, tú sobreviviste y lo que no te mata te hace más fuerte y espero que tú seas más fuerte.
“¿Como pretenderá hacer eso?” -Pensó June.
Artemisa se sentó sobre una roca, se quito la mascara y le pidió a June que hiciera lo mismo.
-¿Recuerdas que paso ese día? Lo que paso cuando lograste explotar tu cosmos por primera vez debe estar impreso en tu memoria y cada una de las células de tu cuerpo porque es un momento único. Ahora, recuerda ese momento.
Artemisa vio a la chica cerrar sus ojos y concentrarse en sus recuerdos. June sonrió, ese recuerdo estaba unido con agrado al maestro Albiore… a su amable y comprensiva sonrisa.
“Tu memoria guarda grandes detalles de ese día ¿verdad? Descríbemelo.” - Interrumpió Artemisa en sus recuerdos
“Si… El sol casi se ponía en el horizonte… mi maestro me dijo que estaba preparada para obtener mi armadura, que no tenia nada mas que enseñarme y que estaba orgulloso de mi.”
“Me alegro que no lo hayas olvidado por completo” - Le dijo la diosa - “Porque esa misma motivación debe estar presente en ti en cada momento a partir de ahora, pero sobretodo cuando la hora de la batalla llegue.”
June asintió con la cabeza. Si, la misma razón que la llevo a conseguir su armadura entonces la tenia ahora, no había cambiado.
Artemisa pudo ver cual era su motivación y como sus cosmos se encendía y aumentaba de intensidad poco a poco, la diosa le siguió animando mientras se alejaba unos pasos con cautela “Muy bien June… ahora demuéstrame de lo que una amazona es capaz de hacer por proteger a quien ama. Explota tu cosmos al máximo June… ¡hazlo ya!
La isla Andrómeda tembló cuando June obedeció a la diosa por la cantidad de energía liberada.
 
Marín le extraño la actitud que Artemisa tuvo con June, pero no tanto como la revelación de Cagglio. Entendió la razón de tanta devoción y cuidado por Artemisa. Alguna cualidad tendría esa diosa para merecer a alguien tan fiel a su lado. Alguna debería tener, pero la comprensión no era una de ellas, porque no pudo entender que ella amaba a alguien. Aunque ni ella misma podía entender que a pesar de todas las prohibiciones ya amaba a Aioria y a pesar de amarlo debía alejarse de el.
Un rostro conocido interrumpió sus pensamientos -¡Señorita Marín!
-Yotte…
El niño le sonrió antes de darle una carta - Mi maestro espera respuesta.
Marín abrió la carta y leyó con rapidez, alzo su mirada y vio que Aioria se encontraba en una colina cercana, entonces le respondió al niño: Sígueme aquí no tengo lápiz ni papel.
Aioria la siguió con la mirada.
 
Mientras tanto June trataba de recuperar el aliento luego de apagar su cosmos mientras tanto Shaina como Artemisa la veían fijamente. La diosa estaba satisfecha al sentir el cosmos de la chica, no era para nada débil, aunque se sintió levemente decepcionada notar que ella no figuraba en sus motivos para mejorar. Pero podía sentirse satisfecha de ver que era una buena amazona. Shaina también la vio asombrada, porque la subestimo, todos lo habían hecho. Y Artemisa logro sacar esas capacidades ocultas, así como lo logro con ella.
-Creo que en realidad no tengo mucho que enseñarte, ya que solo necesitabas recordar. Es hora de regresar al Santuario con tus compañeras -dijo la diosa mientras toco la cabeza de June y regresaron al lugar del que se tele transportaron.
-Ahora, te pediré que descanses, lo mereces. Y no le comentes a Marín lo que sucedió, ella pronto va averiguarlo por su cuenta y recuerda la regla...
June se alejo, cansada pero a la vez mas satisfecha que nunca, al menos con la certeza de que podía serle útil a Shun, de que lo ayudaría. En su camino a la cabaña de Marín se topo de frente con Hyoga y Shun.
-¡Hola June!
La chica lo vio e intento alejarse de él, no fuera que Artemisa estuviera cerca. Shun la detuvo.
-Lo siento, tengo prisa - Replico June nerviosa - Marín me esta esperando.
-Espera…
-¡Que tengo que irme! - Le grito y saco su brazo antes de salir corriendo.
-¡Espera! - Grito pero ella no se detuvo.
-¿Qué le pasa a esta chica? -Pregunto Hyoga - Nunca antes te dejo con la palabra en al boca.
Shun también la vio sorprendido, pero luego bajo la cabeza -Debe estar cansada por el entrenamiento.
-Si tú lo dices… - dijo Hyoga mientras veía el rostro triste de su amigo.
June corrió hasta la cabaña, y casi tiro al pequeño Yotte al suelo cuando este salía.
-Lo siento - solo murmuro.
Marín le pregunto que pasaba no obtuvo respuesta de la chica quien se fue a acostar sin probar siquiera la comida. Marín, tenia idea de que la puso así, porque por su mente pasaba algo similar a la de ella, ambas preferían alejarse de quien amaban antes de provocar nuevamente el enojo de Artemisa, o el de Athenea...
 
Cuando Shun no probo comida ni quería hablar, Ikki interrogo inquisidoramente a Hyoga, pero el no le hizo comentario alguno sobre lo que paso. Se despidió de los hermanos y ya camino a su casa, se detuvo de repente. El tenia decirle una cuantas palabras a June, esa chica lo iba escuchar. A unos cuantos metros de la cabaña de Marín escucho que le dijeron: Vas vale que te detengas.
-¿Aioria? - Lo miro extrañado, el caballero dorado estaba sentado en una roca con un papel en la mano.
-No se que motivo te trae a este lugar pero es recomendable que no te acerques a Marín o tendrás problemas tanto conmigo como con Artemisa.
-¿De que hablas? Yo no busco a Marín sino a June.
Aioria lo vio con dudas por lo que Hyoga se apresuro a explicar: Mira si antes me acercaba a Marín fue porque ambos queríamos averiguar lo que estaba sucediendo aquí y nada más. La considero una amiga y como tal la aprecio y respeto.
-Entonces si la aprecias no te le acerques, porque lo que sucedió ayer fue por acercarme a Marín - Apretó el papel con fuerza - Creeme no querrás ver enojada a esa diosa. Yo me dije que no importaba, pero no es así. Y aunque deseo verla mas que nunca se que por ahora, es mejor alejarme de ella, la misma Athenea prohibió acercarnos y eso es porque no quiere hacer enfadar a su hermana.
-Ahora entiendo - Respondió Hyoga - Ya tengo mi respuesta a lo que vine a preguntar.
Aioria lo vio alejarse, doblo cuidadosamente el papel luego de leerlo nuevamente después regreso a su templo deprimido.
Hyoga llego a la cabaña y mientras conciliaba el sueño esperaba que al menos Shiryu, no tuviera los problemas de ellos, como Shun y todo porque Artemisa le prohibió a su amiga June verlo. Estuvo tentado a dejar que el solo arreglara sus problemas, pero no podría llamarse su amigo si así lo dejaba.
 
Pero no había nada más lejos que la verdad, cuando regreso a China no encontró a Shunrei en la cabaña y le extraño ella siempre estaba ahí para recibirlo. Fue a buscarle casa de una amiga quien lo recibió con enojo.
-Vaya… hasta que apareces.
-Estoy buscando a Shunrei.
-Aquí esta joven - Dijo la madre de su amiga - Es bueno que haya llegado tiene ya varios días enferma.
-¡Enferma! ¿Donde esta?
La aldeana lo guió hasta la habitación Shunrei temblaba de fiebre, su ropa estaba empapada de sudor y solo murmuraba su nombre.
“Pero Shunrei… ¿Por qué estas así?
-La encontré así ayer- dijo la chica - Tenía días sin verla y aunque estaba acostumbrada a que ella permanece la mayor parte del tiempo alejada de la aldea me extraño no verla bajar en estos días. La busque y cuando la encontré junto al río ya estaba así. Shiryu no se porque te fuiste, pero Shunrei no esta en condiciones para que la dejes otra vez.
 
Pero Athenea ya estaba enfadada, observo con detenimiento a Shaina, quien estaba más segura de si, tanto como su hermana quien esperaba a que le hablase.
-¿Por qué has hecho eso Artemisa? Sentí que ayudaste a June y tu sabes que no es correcto.
-Porque es necesario, tú me preguntaste si estaba lista para lo siguiente, ayer no te respondí pero luego de verlas ahora supe que necesitaba ayudarlas de lo contrario no podrán estar listas. Pero no deberías enfadarte si te estoy ayudando mucho, tendrás a unas amazonas mas fuerte y ella serán de gran ayuda.
-Más vale que tengas cuidado, sabes bien que es posible que luego no puedan controlar su cosmos.
-Ten un poco más de fe en ellas hermana, no las menosprecies más.
Athenea replico -Yo no las he menospreciado nunca.
La respuesta no le gusto a Artemisa quien replico enfadada - Me voy.
-¡Espera! No vuelvas a intentar lo que hiciste con June.
-Eso no es asunto tuyo hermana, ya no lo es.
-Si vuelves a intentarlo no tendrás cabida en el santuario.
-Entonces comenzare a empacar - Replico y se dirigió a la salida pero se detuvo cuando vio frente a ella a Seiya quien parecía realmente enfado, Artemisa lo vio fijamente y lo esquivo, pero Seiya la agarro del brazo.
-Suélteme… ¿Quién se cree que es?
-Seiya por favor… - Athenea dijo preocupada.
-No te esquives detrás de esa diosa Shaina, tu también eres culpable de todo esto ¿Por que le provocas tantos problemas a Athenea?
Shaina lo escucho sin poder creerlo aun. El la acusaba a ella de todo, no cabía duda que no tenía consideración alguna por ella. Artemisa tomo la palabra -Eso deberías preguntárselo a mí querida hermana - Respondió Artemisa - Ella no es todo perfección.
-¡No te atrevas a hablar mal de Saori! - le grito y apretó mas su mano lastimándola.
-¡Y tu no atrevas a volver a tocarme! - Escucho antes de estremecerse por la descarga de cosmoenergia que Artemisa expulsó hasta que la soltó.
-Nunca mas me ponga un dedo encima u olvidare que mi hermana lo tiene en alta estima - Lo amenazo antes de seguir su camino.
Seiya respiro agitado y sumamente enfadado, Athenea se acerco a él, preocupada, entre ambos le hacían la situación mas difícil.
 
Shaina se sentía muy mal en ese momento y Artemisa estaba furiosa con su hermana. Cuando llegaron al lugar donde entrenaba y Shaina de inmediato comenzó a entrenarse tratando de aturdir su mente, no quería pensar. Estaba físicamente agotada y de pronto una vieja herida le molesto, al sentir su dolor la misma Artemisa la hizo detenerse.
Ya basta Shaina… necesitas descansar”
-! Déjame en paz! - Grito.
! Que te calmes te digo!”
-“Tu misma dijiste que debía entrenar, es lo que estoy haciendo.”
“No interpretes mis palabras a tu manera, hazle caso a tu cuerpo Shaina, esta gritando por un descanso.
Luego de aventar el arco Shaina se derrumbo agotada. En su cabeza traía un caos que no encontraba como solucionar.
Artemisa indago más en su mente. “Ya veo… sigues preocupada por que nuevamente vieron tu rostro…”
“¿Y como no quieres que este preocupada? Es lo peor que me pudo pasar.
“Vaya, ¿Por qué te lamentas tanto? Al menos aprecias a quien lo vio ahora.”
“Milo… pero es mi amigo no quiero matarlo.”
“Entonces lo amaras… a no espera ya amas al que antes lo vio, solo que ese nunca corresponderá a tus sentimientos.” -Dijo Artemisa y soltó una carcajada enfureciendo a Shaina- “No te burles de mi, tu misma pusiste las malditas reglas.”
“Si, soy una diosa... suelo poner reglas”
-¡Entonces no te burles mas de mi! - Grito Shaina y se levanto - “No me hables ya.”
Shaina siguió entrenando, ignorándola y aunque preocupada se alegro de que Shaina tuviera fuerzas de rechazarla, eso significaba que se fortalecía. De nuevo se contuvo de decirle algo más.
 
Milo desde su casa pudo sentir que se entrenaba; todo ese día mientras supervisaba si su alumno estaba entrenando o no, inconscientemente dirigía su mirada al área de las amazonas. Sabía que estaba mal el haberse enamorado de Shaina pero el mismo ya no podía hacer nada.
Decidió salir y sus pasos sin querer lo guiaron hasta el lugar donde Shaina entrenaba, no se acerco mucho porque desde las rocas pudo ver como ella se esforzaba, demasiado tal vez. Era como si quisiera desquitarse con las rocas por lo que le sucedió. Y la entendió, porque el mismo estaba igual, recordaba la ley de las amazonas, por ello no quería acercarse, no es que le temiera, en ese momento prefería que ella lo matase, ya que sabia que el no estaba en su corazón. Ella ya amaba a alguien y aunque el hubiera visto su rostro no era su obligación amarlo.
Sintió que ella se tranquilizo y la vio caer agotada, luego de un rato sin moverse se acerco con cautela y vio que solo estaba dormida. La observo detenidamente, el siempre admiro su valentía y perseverancia, ahora sabia que eso hizo que se enamorara de ella. Una corriente de aire frió paso por ahí y le movió el cabello, Shaina tembló. Milo se quito su capa y la cubrió para que tomara calor, Shaina inconscientemente apretó la capa, Milo sonrió feliz de poder hacer un poco por ella.
Artemisa también sonrió, ese joven si era alguien merecedor del afecto de Shaina, pero por desgracia no podía permitir que el la amara…. ¿O si?
 
Cagglio observaba con detenimiento el fuego, se le veía pensativa…
-Maestra… - le dijo Misha - ¡Maestra!
-¡¿Qué quieres?! - Grito enojada.
-Solo quería decirle que aquí esta ya la comida.
-Cena tú, yo no tengo hambre - le dijo y se fue a acostar.
-Pero no es bueno que deje de comer.
Cagglio se rió de la chica - Tonta, no habrá ningún problema si dejo de comer, no lo necesito y ¡déjame en paz inútil!
Misha la vio y cerro la tienda antes de decir: Mejor mas para mí - Y mordió el pedazo de carne con ansias, pero en realidad no le sabia muy bien… ella no se sentía bien luego de todo lo que se entero últimamente.
 
Cuando Shaina despertó por el primer rayo del sol le dio en el rostro y se dio cuenta de la hora.
“Vaya me quede dormida…” - Pensó y se levanto estirando los músculos.
“Si, lo necesitabas.” -Dijo Artemisa - “Linda manta…”
Shaina vio que en el suelo no estaba una manta sino una capa… la observo y se dio cuenta que era la de Milo sin lugar a dudas, no tenia idea de cómo había llegado ahí.
“¿Pues como crees?” - Le dijo la diosa - “Tuviste una visita anoche. Alguien te vio con frió.”
Una sonrisa ilumino el rostro de Shaina y levanto la capa, la sacudió y doblo cuidadosamente antes de colocarla sobre unas rocas.
Artemisa se rió - “Tendrás que devolverla… es lo propio.”
Shaina no la entendía, primero le negaba todo contacto con el y ahora la motivaba a verlo. Pero no tuvo tiempo de pensar mas en ello, Marín quien se levanto antes del amanecer llego en ese momento.
-Ah… Ya estas aquí - dijo Shaina con una leve sonrisa.
-Si, parece que tu si dormiste bien, al parecer el dormir al aire libre es buen remedio para el insomnio, linda manta.
Shaina se sonrojo, pero antes de que Marín lo notara se coloco de vuelta la mascara.
-Ahora me dirás que quiere Artemisa - Pregunto Marín.
“Se lo dices tu.” - Pregunto Shaina.
“Esta bien” - Le respondió la diosa.
-Buen día Marín - la diosa hablo entonces - ¿Estas lista supongo?
-Pues si, de lo contrario no estaría aquí.
Shaina se acerco y Marín dio un paso atrás
-Oye, solo quiero ayudarte a recordar, espero que tu memoria del día en que obtuviste tu armadura este fresca ¿O no es así?
-¿Y esto que tiene que ver?
Artemisa se rió antes de decir - solo relájate, es necesario que recuerdes ese momento… lo demás lo sabrás después.
Marín obedeció no de muy buena gana, Artemisa repitió el proceso que hizo con June y al igual que el Camaleón, el Águila no la decepciono.
 
Cagglio se levantaba cuando sintió el cosmos de Marín, Misha también estaba asombrada.
-Ese cosmos… maestra ¿es de Marín?
-Si, tonta y tú tal vez nunca lograras algo así.
-¿Porque me dice eso?
-Bueno, si decepcionas a su alteza ella te dejara atrás en la batalla - dijo como si Misha no pudiera escucharla.
La chica tembló, tenía miedo de quedarle mal a la diosa por todo lo que Cagglio le había dicho sobre ella, pero ella tenia un miedo propio que aun no lograba superar.
 
Artemisa fue de nuevo con Athenea y se divertía de ver a su hermana enfadada, además no le gustaba seguir órdenes.
-Hermana… de nuevo lo hiciste.
-Solo vine a despedirme.
-No sigas con esa actitud Artemisa. Si dije eso ayer es solo porque debo velar por el bien de todos los que están aquí en el santuario, incluyéndote a ti y tus amazonas.
-Y eso te lo agradezco, pero no es necesario, tanto June como Marín han reaccionado de forma positiva a mi ayuda.
-¿Y que me dices de la restante? Esta totalmente falta de experiencia, ¿Así piensas arriesgarla?
-Le daría más de tiempo pero recuerda que mi hermano me advirtió que nuestro padre nos castigara pronto.
-¿Confías en el entonces?
Artemisa sonrió -Ciegamente.
-Entonces no lamentes luego si algo te sale mal - le dijo Athenea.
-He aprendido a aceptar mis errores, ¿Y tú?
Athenea solo la vio en silencio.
 
Apolo estaba realmente furioso, no encontraba la forma de sacar a su hermana de ahí. De pronto escucho unos pasos… unos pasos difíciles de olvidar.
-Vaya, vaya el hermanito menor sigue lamentándose.
-Ahora no quiero oírte Hera.
La mujer se rió mientras Apolo la veía enojado - mira que sino quieres escucharme le diré a tu padre que te comunicaste con Artemisa…
Apolo se levanto enojado y la recargo con fuerza contra una columna - ¡Calla tu maldita boca Hera! ¡Eso no es cierto!
Ella se burlo: no voy a hacerlo no te enfades, en realidad te quiero ayudar.
-¿Que quieres a cambio?
-Aun no te pido algo a cambio.
-Pero lo harás, no eres de las que hacen favores gratis, lo se por experiencia propia -La soltó - Así que habla.
-Bueno… -Hera se sentó burlona- Yo puedo ayudarte a sacar a tu hermanita mayor de ahí, se la forma perfecta de hacerla salir del Santuario, de hecho ya mi plan esta en proceso, solo necesito mover unos cuantos hilos por ahí y las cosas se moverán a tu favor ¿Que me dices?
-¿Y que debo hacer yo?
-Esperar como buen hermano, yo luego te diré como me pagaras.
-¿Y si no quiero pagar el precio? La vez anterior fue uno demasiado caro.
-Bah, ¿De que te quejas Apolo? Si tu hermana mayor te perdono.
-Pero aun desconfía de mí… - Apolo se interrumpió - Espera ¡Tu fuiste quien hirió a su amazona! -Le lanzo una esfera de fuego, ella desapareció y luego apareció detrás de el.
-Ya destruiste tu sillón… Y si yo fui quien la hirió, por ello te dije que mi plan ya estaba en marcha, ¿Quieres entonces que se mueva a tu favor o en contra?
Apolo la miro fijamente… con esta mirada Hera tuvo una respuesta.