Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Simplemente... ¿amigos? ❯ Capítulo 17 ( Chapter 17 )

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Simplemente… ¿amigos?
Por Daulaci Serv
 
Con los personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
 
 
CAPITULO 17
 
 
Tomoyo estaba en un rincón del enorme jardín de la casa de “Eventos Dragón”. Por fin había llegado el día de la fiesta infantil y ya con el disfraz puesto la joven acomodaba su equipo fotográfico.
 
Habían colocado una tarima con una pared en la que se apreciaban diferentes figuras de animales de granja y un vaquero, las cabezas habían desparecido y solo quedaban agujeros en donde los pequeños pondrían sus rostros para retratarlos.
 
Sakura también había planeado que un par de chicas maquillaran a los pequeños con caritas de perros, gatos, mariposas o hasta de “el hombre araña” ya que estaba tan de moda. Después del maquillaje Tomoyo tomaría fotos de cada chico y se entraría como obsequio a sus padres con los teléfonos de “Eventos Dragón” detrás de cada una. Una excelente publicidad.
 
Tomoyo sonrió pensando en lo buena que se había vuelto su amiga en el negocio. También lanzó un bufido desesperado pues a pesar de estar concentrada en lo que hacia no podía colocar la cámara en el triple, este incluso se tambaleó y cayó a sus pies.
 
Exasperada lo dejó donde estaba y aliviada de que la cámara no hubiera seguido ese mismo destino levantó el aparato y miró a través de él ajustando el foco y observando alrededor.
 
La mano le temblaba un poco y tuvo que admitir que estaba nerviosa. No había visto a Eriol desde aquel día en la feria. Los labios le cosquilleaban aún ante el recuerdo.
 
- Flash Back -
 
Su mente no pudo reaccionar hasta unos minutos después, pero era cierto, ¡Eriol estaba besándola! Tomoyo ahogó un gemido. La asombraba aquel beso… ¿cómo algo podía ser tan emocionante y tan aterrador al mismo tiempo? Sin embargo, echó la cabeza hacia atrás para dejar que pudiera besarla.
 
Apenas podía pensar y mucho menos preguntarse porque Eriol la estaba besando. Había demasiadas sensaciones recorriéndola en ese momento.
 
Cuando él se apartó se dio cuenta que no estaba respirando y tuvo que tomar aire.
 
-¿Eriol?
 
-Aún no -murmuró él-. Está demasiado oscuro. No puedo verte.
 
Eriol puso una mano en su cara como estudiando sus rasgos. Nunca lo había hecho antes. ¿Por qué iba a hacerlo? Eran amigos y los amigos no se tocande esa forma. Pero en aquel momento estaba acariciando sus pómulos, la curva de sus cejas, sus labios…
 
-¿Eriol?
 
-Calla -dijo él y volvió a besarla, trazó su boca con la lengua, tentándola.
 
-Eriol -suspiró ella abriendo los labios, él aceptó la invitación consumiéndola con la boca y ella sintió un cosquilleo en el vientre. El placer era increíble.
 
Sintió la necesidad de hacer algo y enredó los brazos en el cuello de Eriol apretándose contra el torso masculino. Le gusto tanto la sensación que emitió un gemido de placer. Aceptaba la invasión de su lengua y la urgente presión de sus manos, una en su espalda y la otra enredándose en su cabello, la trenza hacia mucho que había desaparecido.
 
De repente las luces volvieron, le movimiento, la música y el ruido también. Pero el beso era eterno y cuando por fin se apartaron ella estaba sin aire.
 
Tomoyo parecía ausente, se sentía como en una nube, mareada, sin poder apartar la mirada de aquellos ojos azules intensos.
 
-¿Otra vuelta? -preguntó el operador de la rueda con una sonrisa.
 
Solo entonces Tomoyo reparo en su aspecto, se llevó una mano al cabello ahora suelto y un poco alborotado, se resistió a tocar sus labios tan sensibles e inflamados.
 
-Gracias pero no -dijo Eriol bajando primero para después ayudarla-. Será en otra ocasión.
 
Apenas habían bajado de la pasarela cuando Eriol la abrazo ocultando su rostro en su cabello.
 
-Eriol yo…
 
-No digas nada por favor, hablaremos sobre esto en otro momento.
 
Tomoyo asintió demasiado turbada para replicar y abrazados empezaron a caminar.
 
- Fin Flash Back -
 
Aun no podía creer lo que había pasado. Eriol la había besado antes, aquella noche del baile pero eso había sido completamente diferente.
 
Todavía no comprendía que podía haberlo llevado a hacer algo así. Shaoran había dicho que le molestaría saber que podían llegar a sentir algo el uno por el otro. ¿Celos? ¿Sentiría celos? No Tomoyo no se atrevía apenar eso.
 
Cuando había llegado a casa aún se sentía mareada y extrañamente eufórica. Su mamá la había esperado para preguntarle como le había ido en su “primer cita”. Tomoyo apenas había respondido con monosílabos y cuando creyó que Sonomi explotaría impaciente se limitó a observarla y sonrió satisfecha antes de darle las buenas noches.
 
Esa noche Tomoyo durmió entre algodones, soñando que Eriol la besaba una y otra vez. La rueda de la fortuna daba vueltas y vueltas, y los rodeaba la oscuridad y las estrellas.
 
Solo hasta la mañana siguiente la euforia fue sustituida por la incredulidad y la incertidumbre y con el paso del tiempo la furia. No había podido hablar con Eriol, sabía que él estaba ocupado y ella también había tenido que terminar sus pendientes antes del fin de semana para poder estar libre.
 
Suspiró volviendo a sentirse nerviosa y levantó el tripie para intentar por décima vez colocar la cámara correctamente.
 
Eriol estaba frente a la puerta de cristal que daba al jardín observando a Tomoyo. Hacía unos minutos que había llegado pero Sakura lo había mandado al piso superior a cambiarse y a ponerse el disfraz que según ella Tomoyo personalmente había elegido para él, al verlo no supo si reír o llorar y se vistió resignado.
 
Ahora la observaba embelesado, llevaba un body negro, con una diadema en el cabello que sostenía un par de orejas y también pudo notar la comiquísima y larga cola que ascendía hasta su bonito trasero.
 
La mañana era fresca, llena de los aromas del jardín y a Tomoyo a pesar de la distancia, Eriol estaba seguro de percibir su fragancia, ella siempre olía a flores frescas, algo muy femenino. Debía haber estado ciego hasta entonces.
 
Tomoyo Daidouji era mucho más que su amiga con el corazón de oro. Era una mujer… más inocente que cualquiera que él hubiera tratado o conocido.
 
Quería volver a besarla, realmente quería besarla y eso le daba pánico. No recordaba la última vez que deseo tanto besar a una mujer.
 
Como aquella noche, Tomoyo había mantenido la boca cerrada al principio. Tan inocente. Tan sensual. Demasiadas contradicciones en un cuerpo tan pequeño. Su complejidad lo tentaba de tal forma que casi le daba miedo tocarla.
 
Y su pelo. Eriol suspiró, contento. Le encantaba el pelo de Tomoyo. Y su sonrisa contagiosa. Eriol recorrió el cuerpo femenino con la mirada pensando que no era tan delgada como creyó en un principio cuando la conoció y escondía su cuerpo usando ropa ancha. Era una pena tratar de ocultar una figura que dejaría a los hombres con la boca abierta.
 
¿De dónde salían aquellos pensamientos?
 
Pensaba incómodo. Hacía tiempo que su mente parecía tomarse esas libertades. No era normal tener esos pensamientos sobre una amiga y especialmente de una amiga como Tomoyo.
 
¿Cuándo había empezado todo eso?
 
No lo sabía. Pero la semana anterior cuando se había enterado de las intenciones de su madre de casarla con Shaoran… algo pareció despertarse dentro de él. Una especia de instinto protector, el deseo de apartarla de todo y de todos.
 
Tomoyo su amiga Tomoyo comprometida… ¡casada! No era difícil para Eriol imaginar como se vería con el vestido de novia, después de todo la había visto usando uno. La imagen hizo que sintiera un calorcito por dentro, una ternura que lo turbó profundamente.
 
Pero de eso a imaginarla con un hombre a su lado, le provocaba náuseas, aun cuando ese hombre fuera su mejor amigo.
 
Eriol agitó la cabeza desesperado. Ella era Tomoyo solo Tomoyo, su amiga, pero en una semana había tenido más pensamientos incómodos sobre ella que en todo el tiempo que se conocían.
 
Tomoyo se volvió en ese momento descubriendo su presencia, un ligero rubor cubrió sus mejillas y Eriol decidió que había llegado el momento de hablar.
 
-Hola.
 
-Hola.
 
Guardaron silencio unos segundos sin que ninguno de los dos supiera que decir.
 
-Tomoyo…
 
-Eriol…
 
Los dos habían intentado hablar a la vez.
 
-Dime -sonrió nerviosa.
 
-No. Dime tú.
 
Nunca habían estado tan nerviosos y apartados el uno con el otro y Tomoyo se sentía fatal.
 
-No me has llamado.
 
-Lo siento, he estado algo ocupado -se disculpó-. Por eso te envíe las flores explicándote.
 
-Si, las flores -pensó en el ramo que había colocado junto a su cama.
 
-¿Te gustaron?
 
-Si, mucho, gracias -y sonrió un poco recordando que al recibirlas su madre pensó que eran de parte de Shaoran y ella no había creído necesario desmentirla.
 
-Yo… -suspiró Eriol pasándose una mano por el cabello-. No se por donde empezar.
 
-¿Por qué lo hiciste Eriol? ¿Por qué me besaste?
 
-No lo sé.
 
-Ya veo -murmuró ella dolida y se cruzó de brazos-. No fue cualquier beso y yo no soy cualquier chica a la que puedas…
 
-No quise decir eso -la interrumpió de inmediato-. No fue cualquier beso y tú no eres cualquier chica, no para mi.
 
-¿Entonces…?
 
-No lo sé Tomoyo -dijo un poco desesperado-. Hace tiempo que me siento extraño respecto a ti.
 
-¿Extraño? ¿De qué forma?
 
-De una forma que no debería -respondió mirándola tan intensamente que se sintió sonrojar-. Yo te aprecio mucho Tomoyo, yo te quiero…
 
-Eriol.
 
-Me gustas y me gusta estar contigo, puedo hablar contigo de lo que sea y a veces hasta siento que no necesito hablar, explicarte lo que pienso porque tu pareces adivinarlo.
 
-A mi me pasa lo mismo.
 
-He tenido muchas amiga pero ninguna como tú, ninguna con la que simplemente me gustara estar o hablar, pero ahora…
 
-¿Ahora?
 
-Eso no parece suficiente.
 
-Eriol.
 
-A veces quisiera tocarte -alargó el brazo pero lo dejó caer antes de alcanzarla-. Abrazarte o… besarte.
 
-¿Por qué no lo haces? -preguntó ella con valor a pesar del nudo que sentía en el estómago.
 
-Mis relaciones con las mujeres no han sido precisamente serias o prolongadas.
 
-¿Ni siquiera con Kaho?
 
-Mucho menos con Kaho.
 
-Pero ustedes eran…
 
-Lo sé, pero hasta ahora mis relaciones han sido así y cuando terminan… ya no hay nada más. eres especial, eres mi amiga, la mejor y no quiero perderte.
 
-Eriol no vas a perderme -exclamó conmovida y lo abrazó.
 
-No puedes estar tan seguro -murmuró ocultando el rostro en su cuello, cerró los ojos abrazándola con fuerza, temblando.
 
-Si, si estoy segura -dijo con firmeza mientras le acariciaba el cabello-. ¿Qué quieres de mi Eriol?
 
-“Todo” -pensó Eriol con desesperación y abrió los ojos-. “Estar contigo, siempre”. Tiempo; necesito tiempo -dijo al fin con voz contenido y levantó la cabeza para mirarla-. Tengo que hacer un par de viajes próximamente y se vienen algunos exámenes, además he dejado a la abuela abandonada un tiempo…
 
-Y parece muy cansada últimamente -asintió Tomoyo.
 
-Si, después de eso tal vez podamos darnos un tiempo para salir y ver que pasa.
 
-Está bien, aunque recuerda que debo salir con Shaoran.
 
-Podríamos volver a salir los cuatro de nuevo -sugirió Eriol ansioso.
 
-No lo sé, sería raro. Además no creo que Sakura acepte -dijo pensando en la conversación que habían tenido al día siguiente de la salida al parque de diversiones.
 
-Podremos convencerlos -aseguró él.
 
-Tal vez.
 
Eriol sonrió satisfecho y recordó algo más.
 
-¿Tú escogiste este disfraz?
 
-Si -admitió sonriendo.
 
-¿Te parece adecuado?
 
-Me parece que eres un burro muy atractivo. Y que debiste llamarme antes de que lo escogiera.
 
-Lo recordaré la próxima vez.
 
-¿Dónde están tus orejas?
 
-Por ahí.
 
-Pues debemos buscarlas, no es justo que seas el único que no este completamente vestido.
 
-¿Y cuál es tu disfraz? -preguntó él sosteniéndola aún entre sus brazos.
 
-¿No adivinas? -Y señaló las orejas en el cabello, Eriol negó con la cabeza-. Soy un gato.
 
-Una gatita -corrigió él-. Igual que Sakura.
 
-Si, más tarde nos pintaremos bigotes y todo -y rió un poco-. Íbamos a disfrazarnos de gallinas.
 
-¿Gallinas? -Eriol hizo una mueca.
 
-¡Si! Pero el disfraz era demasiado abultado y no te permite muchos movimientos.
 
-Me gusta más la gatita -dijo él.
 
-¿Si?
 
-Si
 
La sonrisa en el rostro de Eriol desapareció desconcertando a Tomoyo, pero al notar que el fijaba la mirada en sus labios un suspiro trémulo escapo de sus labios y sus manos temblorosas se entrelazaron detrás de el cuello masculino para permitir que le diera un beso en los labios que no tenía nada de platónico.
 
-¿Ahora entiendes a que me refiero? -dijo él con voz ronca-. No puedo controlarme.
 
-A mi no me molesta.
 
Eriol le dio un beso más breve.
 
-Será mejor que vayamos a buscar esas orejas -dijo renuente.
 
Tomoyo asintió y tomados de la mano se internaron en la casa.
 
-¿Te cortaste el cabello? -fue la exclamación que lanzó Eriol en cuanto entró en el lugar.
 
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Sakura estaba frente a la puerta acristalada que daba al jardín observando la actividad que reinaba, los empleados habían estado muy ocupados colocando adornos.
 
Todo estaba decorado como en el viejo oeste pues al festejado le gustaban los vaqueros y los caballos. Cuando Sakura había hablado con el pequeño de 7 años este no había parado de hablar del rancho de su abuelo y todos los animales que había ahí. Así que ahí había surgido la idea de la decoración y los disfraces.
 
Tenían juegos inflables donde los niños podrían brincar hasta cansarse, habría payaso, pastel, helado, bocadillos, refrescos y globos muchos globos.
 
Por esa razón Sakura vestida con su disfraz de gato color amarillo había empezado a inflar docenas de globos de helio de diversos colores. Ya llevaba varios cuando noto que el lugar en el que estaba no era el indicado pues le estorbaba a cualquiera que quisiera pasar. El tanque de helio era demasiado pesado para moverlo, pensó en pedirle a Eriol que le ayudara pero no lo veía por ningún sitio.
 
También notó la ausencia de Tomoyo y dedujo que estarían juntos, seguramente hablando, lo cual alegría a su amiga. Ella por el contrario lo menos que querría es hablar… es más desearía no volver a verlo.
 
- Flash Back -
 
-Gracias -le había dicho ella con sinceridad pues se sentía segura y protegida en sus brazos, una sensación agradecía y disfrutaba.
 
Pero envuelta en su ensoñación también pudo percibir un cambio en el ambiente, una ligera tensión que le hizo retener el aliento y casi sin darse cuenta pudo sentir los labios de él titubeantes sobre los suyos.
 
Repentinamente se vio envuelta en tal cantidad de sensaciones que su cerebro se apagó. Un cosquilleo la recorrió de pies a cabeza, sus rodillas se doblaron y se aferró a él buscando apoyo, sintió como la aferraba con fuerza por la cintura mientras la otra mano vagaba por su cuello y sus dedos bailaban provocando sensaciones placenteras que la hicieron suspirar.
 
Sus labios fueron suaves, delicados, la beso lenta y perezosamente, como si el tiempo y el espacio se hubiesen detenido y nada más importara.
 
Sakura se olvido de la oscuridad a su alrededor, de los juegos, la gente y la ausencia de sus amigos.
 
Se olvido incluso de la identidad de la persona que la besaba para solo concentrarse en las sensaciones que le provocaba.
 
Volvióa suspirar buscandoalgo del aire que le faltaba, él también se oía agitado. No quiso abrir los ojos, él seguía dándole pequeños besos, en los labios, la nariz y la barbilla, su nariz jugueteaba acariciando sus mejillas.
 
De repente todo pareció iluminarse alrededor pero a ella no le importó, consciente de que la cordura amenazaba con volver a su mente se aferró a él y buscó sus labios deseando sentir una vez más lo que le provocaba.
 
Él no la hizo esperar, rodeándolacon sus brazos y volvieron a fundirse en un beso más ansioso y desesperado hasta que se vieron obligados a detenerse para tomar aire.
 
Abrió los ojos y se encontró contemplando a un hombre conocido pero igualmente extraño. Hasta que su mente juiciosa le recordó que era Shaoran Li quien la rodeaba con sus brazos.
 
Se tensó confundida y avergonzada y fue testigo del cambio en el rostro masculino viendo en él el reflejo de sus propios sentimientos.
 
Se soltaron de inmediato, Sakura perdió el equilibrio pues había estado de puntitas al abrazarlo, él la sujedel brazo impidiendo que cayera y en cuanto estuvo firme volvió a soltarla como si lo quemara con el simple contacto.
 
-Lo siento, yo… no sé -tartamudeó incómodo y notó que Sakura no lo miraba, apartó la vista y encontró el osito de peluche que yacía en el suelo como testigo silencioso de lo ocurrido.
 
Lo levantó y lo sacudió un poco para después tendérselo a ella quien lo tomó muy despacio. Ninguno de los dos se miraba, si lo hubieran hecho habían notado el mismo tono carmesí en las mejillas del otro, ninguno se atrevía a decir palabra.
 
Y casi como un milagro escucharon la voz de Eriol que los llamaba a desde lejos.
 
- Fin Flash Back -
 
Sakura recordaba como en aquel momento había rogado porque no se le notara la turbación y la vergüenza y descubrió con alivió que ni Eriol ni Tomoyo parecían notar nada, claro que ahora ya sabía que ellos dos había pasado por una situación similar y estaban muy lejos de notar algo que no fuera lo que ellos sentían en esos momentos.
 
Que diferentes eran los sentimientos que embargaban a Tomoyo de los suyos. Sakura se sentía confusa y en cierto modo abatida. No le había dado tiempo de nada, ¡de nada! De sorprenderse, de titubear. ¿Por qué no lo empujo y le dio una buena bofetada? Porque podría haberlo detenido pero no al contrario, se había aferrado a él con fuerza.
 
Le había costado varias noches de insomnio admitir que le había gustado cada glorioso segundo, lo difícil había sido despertar de la ensoñación, descubrirse abrazada a ese hombre que besaba de maravilla y sobre todo digerir el modo en que la miró al darse cuenta él mismo de a quien estaba besando. Seguramente se sintió como un pervertido, besando a una niña, y eso la ponía furiosa.
 
Ese fue el motivo por el que al iniciar la semana se decidió por fin a cortarse el cabello: lo había dejado a los hombros, un corte que la hiciera ver más madura y sofisticada, según había pedido a la señora que le cortó el cabello, Sakura había quedado muy satisfecha y a todos quienes la conocían les había gustado, a excepción de Touya claro que había puesto el grito en el cielo.
 
Frunciendo el ceño agitó la cabeza para alejar todos esos recuerdos abrumadores. Entonces decidió darse un respiro y empezó a atar los globos en racimos para poder colgarlos en cuanto Eriol y Tomoyo aparecieran para ayudarla. Los demás chicos estaban ya atareados en la cocina, así que prefería no molestarlos.
 
Miró su reloj y se dio cuenta de que los niños iban a empezar a aparecer en cualquier momento, los padres los dejarían ahí para divertirse a sus anchas. El festejado llegaría un poco más tarde con sus padres y la familia más cercana.
 
Contó quince globos. De repente, el cordón de unos de ellos se enredó. Ella dio un paso atrás para poder soltarlo y sintió como si chocara con una columna de ladrillos. Pero no había columnas de ladrillos en aquel sitio. Además, aunque las hubiera habido, no hubieran protestado de aquel modo.
 
Con el golpe ella se asustó y los quince globos salieron volando.
 
-Oh, no, mira lo que has hecho -gimió mortificada girándose para ver con quien había chocado.
 
Se encontró con un hombre alto, vestido elegantemente y con un ya por de más conocido ceño fruncido. A pensar de luchar por mantener su enojo un sonrojo se le escapó revelando su incomodidad.
 
-Bonito disfraz -dijo ella-, pero se equivocó de tema: debía disfrazarse de animal de granja no de abogado del diablo, un ratón de campo hubiera sido mejor.
 
-No he venido a la fiesta -gruñó Shaoran esforzándose por mantener la vista fija en los ojos verdes que resplandecían furiosos en vez de ceder a la tentación y admirar cada curva que revelaba el body amarillo que llevaba.
 
-¿Ah no? -dijo con incredulidad-. Y yo que pensé que no perdería la oportunidad de criticar mi trabajo.
 
-Solo vine a dejar parte del correo que ha llegado a Fuutie y los cheques para pagar a los empleados, ¿y que me gano? Ser atacado por una gata de malos modales.
 
-Espero que se esté refiriendo a mi disfraz, porque si me está acusando de ser una gata…
 
-Primero me llamo usted abogado del diablo y después ratón de campo. Miré el lío que ha provocado -señaló el suelo.
 
Sakura hizo lo que él le decía. Había algunos sobres esparcidos por el suelo.
 
-Tengo que admitir que he sido un poco torpe -dijo ella-. Mire: siento no haberle visto, pero usted sí que tiene que haberme visto a y podría haberme evitado.
 
-¿Cómo? Está en medio de la puerta, estorbando el paso. ¿Es qué no puede hacer eso en otra parte?
 
-Podría haberlo hecho si la empresa que ha traído este tanque no lo hubiera dejado aquí.
 
-Tiene ruedas.
 
-Si, pero incluso con ruedas es demasiado pesado para mi. Si me quiere echar una mano…
 
Casi antes de que ella se diera cuenta, él había agarrado el tanque y lo había empezado a mover. Los globos que ella había atado a un lado del tanque empezaron a flotar. No estaba dispuesta a ver como su trabajo desaparecía en el cielo, por lo que se lanzó a agarrar las cuerdas.
 
Con un pie, pisó uno de los sobres, que se deslizó por el suelo como si fuera un patín. No consiguió agarrar los globos y golpeó con un hombro el tanque, haciendo que perdiera el equilibrio. Tanque, Shaoran y Sakura cayeron al suelo provocando un estruendo que resonó por todo el lugar.
 
Sakura se quedó tumbada durante un momento, sin atreverse a abrir los ojos. No se había golpeado con mucha fuerza, probablemente porque el cuerpo del señor Li le había amortiguado la caída. Pero, ¿y él? ¿Y si el tanque de helio le había caído encima?
 
Rápidamente se incorporó. Se oía un murmullo. Era él, aquello era buena señal. Al menos estaba vivo y lo confirmó mucho antes de girarse a mirarlo pues ya escuchaba un gruñido contenido.
 
-Es usted todo un caso señorita Kinomoto -masculló con una mirada furiosa.
 
-Espere un momento. Espero que no vaya a echarme la culpa de todo esto a mí, ¡cuando usted es el responsable!
 
-¿Yo? -replicó él-. ¡No he sido yo el que ha volcado ese maldito tanque!
 
-Si me hubiera dicho lo que quería hacer, yo habría agarrado primero mis globos… además, si hubiera recogido sus cosas, yo no me habría resbalado.
 
-¿Se refiere al correo que usted ha tirado al suelo? -Sakura se mordió el labio. Era mejor cambiar de asunto.
 
-Vamos, le ayudaré a levantarse.
 
-No gracias. Me levantaré yo solo de… -dijo él empezando a moverse. Entonces soltó un alarido de dolor y agarró con las dos manos la rodilla derecha-. No puedo levantarme.
 
Sakura sintió que se le helaba la sangre y exhaló un suspiro de alivio al ver a Eriol que se arrodillaba al lado del señor Li.
 
-¿Qué ha pasado? -preguntó a Sakura.
 
-Se cayó y…
 
-Yo no me caí -protestó Shaoran-. Ella me tiró… creo que me he roto la rodilla.
 
-No lleguemos a conclusiones precipitadas -dijo Eriol con calma notando el mal humor de su amigo y el susto en el rostro de Sakura ensalzado con las miradas furiosas de ambos.
 
-¿Qué está pasando aquí? -preguntó Tomoyo alarmada, Shaoran notó que llevaba unas orejas de burro en la mano.
 
-Tuvimos un accidente -respondió Sakura.
 
-¿Un accidente? -exclamó Kahu, quien llevaba puesto un disfraz de perro-. ¿Estás bien Sakura?
 
Si no hubiera estado tan preocupada se habría reído del cómico atuendo de su amigo.-Si, estoy bien, pero el señor Li cree que se ha roto la pierna.
 
-Así de mal se siente -aseguró Shaoran con expresión dolorida.
 
-¿Llamo a una ambulancia? -ofreció Kahu pero un ruido en el exterior atrajo su atención, estiró el cuello para ver por una de las ventanas-. Oh, oh. Los primero niños llegan.
 
-No puede ser -gimió Sakura levantándose de un salto-. No podemos dejar que los padres vean esto, no querrán dejar a los niños.
 
-No querrá que me esconda en el armario, ¿o si, señorita Kinomoto?
 
-Por supuesto que no -bufó ella ofendida-. Eriol y Kahu podrán llevarlo a la oficina de Fuutie y dejarlo en el sillón.
 
Los dos hombres asintieron y tomaron a Shaoran por los hombros, él tuvo que resistir las ganas de gritar de dolor.
 
Sakura no podía sentirse peor pero decidió dejar los remordimientos de lado, al menos por el momento. Pidió a Tomoyo que recibiera a los invitados.
 
Mientras colocaban a Shaoran en el sillón, tomó el teléfono y llamó a un laboratorio clínico que se encontraba al final de la calle, ella había investigado previamente y el lugar contaba con un médico de guardia.
 
-Perfecto -dijo con alivio mientras colgaba-. El médico viene para acá. Kahu puedes seguir con lo que estabas haciendo y Eriol ayuda a Tomoyo con los niños que hayan llegado, yo me quedaré con el señor Li mientras esperamos al doctor.
 
-¡No me quedaré a solas con usted! -exclamó Shaoran.
 
-Pues no le queda otro remedio señor Li.
 
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Shaoran estaba sentado en una confortable silla en el jardín con el pie en alto, la rodilla vendada y una bolsa de hielo sobre la misma. Un esguince, había dicho el médico.
 
Frunció el ceño aún más profundamente recordando por centésima vez que lo había llevado a esa posición. Realmente no tenía porque haber ido ahí esa mañana, pero su parte masoquista insistió en que debía enfrentarse a la señorita Kinomoto de una buena vez.
 
-“No pasaránada” -se había dicho una y otra vez-. “La verás y te darás cuenta que esa niña no tiene ninguna influencia sobre ti”.
 
Tenía que verla y quitársela de la cabeza de una buena vez. Ahuyentarla de sus sueños, acallar el recuerdo de sus gemidos y olvidar el suave roce de su aliento cada vez que suspiraba.
 
Dirigió una mirada furtiva en su dirección, la gatita amarilla estaba consolando a una pequeña de vestido azul que por alguna extraña razón lloraba.
 
¿Por qué tenía que haberse vestido de esa manera? La había visto en cuanto cruzó la puerta principal. Al principio no la había reconocido con ese nuevo corte de cabello que hacía resaltar ese cuello precioso y elegante, pero en menos de un segundo se había dado cuenta de su identidad… y de otras cosas más, era delgada pero tenía curvas en los lugares precisos, con el pelo suave como el satén y los ojos verdes brillantes sobre la piel de porcelana.
 
-“Usted si tiene que haberme visto a ” -había dicho ella y por supuesto que la había visto. Su mal carácter había aparecido como un método de autodefensa ante lo que ella le provocaba.
 
Luego ella lo había tirado al suelo y su estado de humor había pasado de grave a peligroso.
 
El doctor había aparecido con rapidez. La señorita Kinomoto lo conocía de días antes, cuando ella misma se había presentado en el laboratorio clínico pidiendo hablar con el médico, por si acaso llegaban a tener alguna emergencia durante el festejo. Un punto a favor de la señorita, aunque no duró demasiado cuando el galeno dio su diagnóstico.
 
Un esguince, tendría que estar en reposo absoluto al menos por dos semanas, después de eso necesitaría muletas y probablemente pasarían meses hasta que vuelva a estar en completa forma. Y no podría ir a trabajar, a menos que quisiera instalar una cama de hospital en su despacho. ¿Y la universidad? Ni hablar. Ni siquiera tenía a Wei a la mano para que lo liberara de ese tormento, pues justamente el día anterior lo había convencido para que se tomara un par de semanas de vacaciones.
 
En consecuencia estaba ahí en un jardín en medio de una fiesta infantil. Eriol lo había sacado del despacho de Fuutie al darse cuenta que ocupaba el lugar para trabajar, lo sacó al jardín y lo puso junto a la improvisada cárcel en donde tenían a los niños infractores al menos por 15 minutos.
 
Lo había sentado en una silla cómoda con almohadas bajo la rodilla. Eriol también se había encargado de darle un sombrero, una placa de sheriff y un cronómetro para tomar el tiempo de castigo que tenía cada niño. En mangas de camisa, sin corbata y con el pantalón hecho un desastre, pues el médico le había cortado el mismo hasta la rodilla para poder auscultarlo. En cuanto lo dejaron en el jardín había sido motivo de curiosidad para cada niño en la fiesta.
 
¿Cómo había aceptado todo eso?
 
Seguramente era a causa del sedante que había tomado, se resistió hasta que Tomoyo lo convenció de hacerlo.
 
Otra mirada furtiva a la señorita Kinomoto y se dio cuenta que ella también le miraba con preocupación. Sabía que se sentía culpable, la palidez en su rostro al escuchar lo que el médico decía, así se lo reveló. Pero en vez de disfrutar de sus remordimientos y preocupación, lo que le provocaba era pesar y la necesidad de reconfortarla.
 
La señorita Kinomoto aparto la vista cuando la pequeña a la que había estado consolando llamó su atención jalando de su mano. Ella se agacho a su lado y hablo con ella hasta que logró hacerla sonreír y se levantó para tomarla de la mano y caminar con ella hacia el interior de la casa.
 
Shaoran no apartó la mirada de ella ni un segundo, tenía un modo de andar que llamaba la atención, ligero y al mismo tiempo pausado. Hasta él llegó el sonido de su risa. Le gustaba como reía…
 
Estaba metido en un buen lío.
 
-¡Señor! ¡Señor! -Lo llamó a gritos el niño detrás de él que se encontraba castigado-. Ya terminó mi tiempo.
 
-No, todavía no.
 
-Ya pasaron quince minutos, estoy seguro -aseguró el pequeño alargando el brazo para mostrarle al sheriff su reloj del hombre araña.
 
-Son veinte para ti amigo.
 
-¿Por qué?
 
-Por jalarle la cola al gato -explicó Shaoran con una ligera sonrisa al recordar como el joven malhechor se las había arreglado para jalar de la cola del disfraz de Tomoyo y Sakura. Lo miró de reojo y notó que se había cruzado de brazos haciendo un puchero y pensó -. “Perfecto”.
 
Se acomodó en su silla haciendo una mueca de dolor cuando vio que la pequeña que la señorita Kinomoto consolara momentos antes se le acercaba lentamente.
 
Ahora que la tenía frente a él le calculo unos 6 años, todavía tenía los ojos húmedos por las lágrimas y en lugar de su vestido azul llevaba una camiseta rosa que le quedaba un bastante grande en la que se leía “Adorable”. Se quedó mirando la pierna de Shaoran mientras se comía una paleta roja.
 
Adorable, ¿realmente sería así? Tenía el cabello castaño recogido en dos coletas y unos ojos verdes rasgados.
 
Se sacó el caramelo de la boca y sonrió, se volvió a meter la paleta a la boca.
 
-¿Eres vaquero?
 
Shaoran señaló el sombrero y asintió.
 
-¿Tienes caballo?
 
-Si -respondió él pensando en la crianza de seis de purasangres que había adquirido recientemente.
 
-¿Te duele mucho? -preguntó señalando la rodilla vendada.
 
-Un poco.
 
-¿Qué te pasó?
 
-Me caí.
 
-¿Y lloraste?
 
-No, no lloré -respondió conteniendo una sonrisa.
 
-Señor, ¿ya puedo salir? -preguntó el niño.
 
-Ya, ya puedes salir -respondió Shaoran y el pequeño salió volando. Volvió a mirar a su lado a la niña que estaba más cerca de él.
 
-Yo también me caí -le informó ella levantando un poco la camiseta para enseñarle una pequeña herida en la rodilla.
 
-¿Por eso llorabas hace un momento?
 
-Si.
 
-¿Te dolió mucho?
 
-Un poquito -respondió con un suspiro y volvió a sacar la paleta de su boca-. Y me ensucie mi vestido, era nuevo.
 
-Y eso te molestó mucho -concluyó Shaoran.
 
-Si, pero la señorita gatito me prestó esta camiseta.
 
-Ya veo.
 
-¿Te gusta el dulce? -Shaoran asintió y la pequeña le ofreció una paleta igual a la suya.
 
-Gracias -dijo él aceptándola y después de quitarle la envoltura se la llevó a la boca.
 
-Ella tiene razón -dijo la pequeña.
 
-¿Quién?
 
-La señorita gatito, ella dijo que no eras malo.
 
-¡Amy! -gritó Sakura en ese momento.
 
-Tengo que irme -informó con entusiasmo-. La señorita gatito me prometió que me pintarían la cara como un hada, igual que a ella.
 
Y sin decir más desapareció corriendo dejando a Shaoran confundido.
 
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-Me siento mal por dejar a Sakura sola-dijo Tomoyo a Eriol mientras avanzaban en el auto de este en dirección a la casa de la joven.
 
-No te preocupes, no estará sola, su hermano dijo que iría ayudarla ¿no?
 
-Razón de más para quedarme, no se como se tomara Touya la situación.
 
-No puedo ser tan malo, solo hay que estar al pendiente de Shaoran, además estoy seguro que se quedara dormido de inmediato.
 
-Eso espero, Shaoran puede ser realmente exasperante con Sakura y Touya no se queda atrás. Será estresante para ella -guardó silencio unos segundo antes de volverse para mirarlo y agregar-. Mejor regresamos…
 
-No te preocupes tanto Tomoyo -sin apartar la vista del camino le tomó la mano y le dio un leve apretón-. Todo estará bien. Sakura es una chica lista y estoy seguro que sabrá manejarlos a ambos.
 
-No lo sé…
 
En la primera oportunidad Eriol detuvo el auto en un sitio seguro e iluminado. Apagó el motor y se quitó el cinturón de seguridad antes de volverse a mirar a Tomoyo y tomarla de la barbilla para observar su rostro preocupado.
 
-Todo estará bien, dejamos a Shaoran cómodamente instalado en la oficina de Fuutie, prometió tomarse la dosis completa de sedantes y Kahu acompañará a Sakura hasta que llegue su hermano.
 
-Si claro -sonrió Tomoyo-. Solo porque se muere por conocerlo.
 
-Solo será por esta noche mientras decidimos que hacer, mañana puedo mandar al señor Tarisume a acompañarlo por la noche.
 
-¿Y los días siguientes? No podemos moverlo, el doctor dijo que no podríamos hacerlo.
 
-Tal vez contrate una ambulancia y lo lleve a mi casa, para cuando Wei regrese ya podrá andar en muletas.
 
-Si es posible -susurró Tomoyo un tanto distraída por la leve caricia del dedo índice de Eriol en su mejilla-. Si el señor Tarisume no puede, yo podría ir mañana y…
 
-No, eso no -negó Eriol con vehemencia al mismo tiempo que soltaba su barbilla.
 
-¿Por qué no? -preguntó extrañando su contacto.
 
-No es apropiado.
 
-Vamos Eriol, Shaoran solo bromeaba.
 
-Quien sabe y no vamos a arriesgarnos.
 
-Tu mismo lo dijiste -insistió divertida-. Shaoran estará sedado la mayor parte del tiempo y aunque no fuera así el dolor en la rodilla no lo dejaría… es decir, no podría…
 
-No conoces lo suficiente la naturaleza masculina.
 
-No, pero… no te preocupó que Sakura se quedara.
 
-Porque su hermano le hará compañía.
 
-Aún así Shaoran es un caballero y no se atrevería a….
 
-Yo se que no, pero las habladurías…
 
-¿A quién le importan las habladurías?
 
-A tu madre y seguramente a la madre de Shaoran -aseguró Eriol y Tomoyo no pudo negarlo-. Ya ves, hasta te das cuenta de eso… si te quedas con él antes de darnos cuenta ya estarán sonando campanas de boda.
 
-Aún así creo que exageras, no podrían obligarnos.
 
-Lo único que sus madres necesitan es un pretexto y no van a dárselo.
 
-Está bien, está bien -dijo ella dándose por vencida-. Ya me convenciste puedes llevarme a casa.
 
-En un momento. Podemos platicar un rato ¿no? Cuando lleguemos a tu casa no podré quedarme mucho tiempo, no le agradaría a tu madre.
 
-Si, es posible.
 
-¿Qué vas a hacer mañana? -preguntó Eriol haciendo conversación.
 
-Voy a acompañar a mamá a desayunar al club -respondió haciendo una mueca de desagrado.
 
-Pensé que te gustaba pasar más tiempo con tu madre.
 
-Y así es, es solo que -y suspiró resignada-. William nos acompañará.
 
-Ah, el señor McAllister -refunfuño Eriol-. Te desagrada mucho -fue más una afirmación que una pregunta y la joven asintieron-. ¿Te ha molestado de alguna forma?
 
Tomoyo se sobresaltó con la pregunta y ba la mirada, hasta ahora no le había contado a Eriol sobre las insinuaciones de William, solo Anessa-sama, la señora Seri y Sakura lo sabían. Como tardaba tanto en responder, Eriol se impacientó y volvió a tomarle la barbilla para que lo mirara.
 
-Tomoyo, ¿te ha molestado de alguna manera?
 
-No, no exactamente, es solo que…
 
-¿Qué?
 
-No me siento cómoda en su presencia.
 
-¿De qué forma?
 
-Es solo un presentimiento -como él no la soltaba y no parecía dispuesto a ceder confesó-. No me gusta como me mira.
 
-¿Y cómo te mira?
 
- sabes… de una forma, rara - Tomoyo se soltó y miró en otra dirección-. Esto es vergonzoso, hablemos de otra cosa.
 
Eriol no se iba a rendir fácilmente le quitó el cinturón de seguridad y le tomó la cara con ambas manos.
 
-Tomoyo, si el tal William te hiciera algo me lo dirías ¿verdad?
 
-Eriol.
 
-Si te falta al respeto de alguna forma me lo dirás ¿cierto?
 
-Eriol no creo…
 
-Prométemelo, ¿me lo dirás?
 
-Eriol, pero ¿qué harías tú…?
 
-No importa, prométemelo.
 
-Lo prometo -asintió rindiéndose.
 
-Eres muy importante para mi -afirmó sin soltarla-. Como amiga, como… todo. Muy importante, y si tu madre no te protege, yo lo haré.
 
-Eriol -susurró conmovida-. Nadie me había dicho algo tan bonito.
 
Eriol no dijo nada, en silencio miró su rostro, absorbiendo cada detalle y acarició su cabello.
 
-No vuelvas a cortarte el cabello -dijo él desconcertándola.
 
-Solo fueron las puntas y me hice capas para darle forma y vol…
 
La hizo callar con la boca, a una velocidad sorprendente le pasó un brazo por los hombros y otro por la cintura. Al principio la besó con intensidad pero después el beso se volvió tierno. Suave. La besó y la besó hasta que ella suspiró y abrió la boca y él pudo saborear su dulzura. Su inocencia.
 
-Tomoyo -murmuró-. Tomoyo.
 
La abrazó con más fuerza. Tomoyo alzó los brazos y se los pasó por el cuello. Susurró algo contra su boca, algo que él no pudo entender.
 
Volvió a besarla y cuando se sintió al borde del abismo se obligó a detenerse, la miró a los ojos y le acarició la espalda.
 
-Será mejor que paremos -dijo con voz ronca, y contradiciéndose, le dio otro par de besos ligeros antes de soltarla con renuencia-. Te llevaré a tu casa- colocó las manos en el volante apretándolo con fuerza.
 
-Esta semana tengo que tomar algunas fotografías de la ciudad -comentó ella luchado por recuperar el aliento-. ¿Quieres acompañarme?
 
-Me encantaría, pero no creo que pueda. Debo preparar mi viaje para Londres.
 
-¿Londres?
 
-Si, esta semana iré a cerrar la venta de la casa que tenemos allá.
 
-¿Tardarás mucho?
 
-No lo creo, una semana cuando mucho.
 
Después de eso permanecieron en silencio hasta llegar a su destino. Eriol salió y dio la vuelta al auto para ayudarla a bajar. Los dos se miraron si saber que decir.
 
-¿Qué crees que pase con nosotros? -preguntó ella nerviosa.
 
-No lo sé pero…
 
Su silencio fue aterrador pero ella esperó paciente aunque cada segundo pareció eterno.
 
-Tengo esperanzas -dijo al fin.
 
No fue lo que dijo sino como lo dijo, lo que le dio esperanzas a ella también y sonrió al mismo tiempo que él.
 
-Te besaría en este mismo momento si pudiera -aseguró él con un fervor que la hizo temblar, él se conformo con tomarle la mano y darle un suave beso en el dorso-. Ahora entra, antes de que cambie de opinión y te meta en problemas.
 
Ella rió divertida y emocionada. Rápidamente le dio un beso en la mejilla y se alejó corriendo.
 
Eriol también reía tocándose la mejilla mientras la observaba desaparecer en el jardín.
 
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Sakura aún estaba algo atareada haciendo cuentas y vigilando a los chicos que recogían la basura y ponían orden en el jardín. La compañía que rentaba los inflables había pasado a recoger el par que ella había requerido.
 
Todos los niños habían sido entregados en perfecto estado: sucios, felices, satisfechos y para alivio de sus padres tremendamente agotados.
 
Los padres del festejado estaban muy agradecidos con el éxito de la fiesta. Justo los despedía llevando aún en la mano el cheque con el que pagaron.
 
Se encaminó a la oficina de Fuutie, antes de entrar se armó de valor, tocó a la puerta y entró. El señor Li apenas y le había dirigido la palabra, sobre todo después de que se llegara al acuerdo de que fuera ella quien se iba a quedar a dormir ahí para hacerle compañía.
 
-“Ojalá también dejara de mirarme” -pensaba Sakura mientras caminaba al escritorio para guardar el cheque. Aún llevaba el disfraz pues le había regalado la única camiseta que llevaba para cambiarse a la pequeña Amy después de que esta se cayera ensuciando su lindo vestido-. ¿Cuándo va a tomarse los calmantes? -dijo estudiándolo con atención-. Le duele mucho.
 
-No tanto -negó él.
 
Ella se acercó y se inclinó para mirarlo fijamente. Él aguantó la respiración. Su olor le resultaba extrañamente familiar y estaba seguro que no lo había percibido en ella antes.
 
-Está frunciendo los ojos todo el rato. Voy a traerle agua -insistió volviéndose hacia el distribuidor de agua en la oficina.
 
-No todavía no he decidido tomarlos -dijo él, incómodo por su ayuda. Ella lo miró.
 
-Espero que no se este haciendo el mártir solo para hacerme sentir mal.
 
-Me dejaran fuera de combate -replicó él.
 
-Para eso son -Sakura pasó la vista por su pierna. Había sido muy difícil pasarle la pierna por el pijama que Eriol había conseguido. Tenía una bolsa de hielo que seguramente tendría que cambiar en pocos minutos-. No te culpo por estar de mal humor -sonrió ella.
 
-Muchos opinan que siempre estoy de mal humor.
 
-No creo que te conozcan bien -dijo pensando en todos las cosas buenas que Fuutie, Eriol, Tomoyo, Anessa-sama y la señora Seri decían de él-. Quizá te haga falta una novia.
 
Lo impacientó que ella estuviera convencida de que no era un cascarrabias.
 
-¿Está ofreciéndose como novia? -preguntó para provocarla. Vio su reacción de sorpresa.
 
-Tengo entendido que tiene voluntarias suficientes. Tal vez Vera Tessari venga corriendo en cuanto oiga que necesita novia.
 
-¿Qué sabe de Vera Tessari?
 
-No mucho en realidad -se encogió de hombros y se volvió para llenar un vaso de agua-. Tómese la medicina, necesita dormir, lo sabe perfectamente -sonrió tendiéndole el vaso.
 
-Eriol es un hablador -dijo desdeñoso-. Tomaré la medicina.
 
El móvil de Shaoran empezó a sonar, Sakura lo tomó con rapidez para impedir que él lo hiciera.
 
-La medicina primero señor -él hizo una mueca pero obedeció y después intercambió el vaso por el móvil.
 
Por lo que Sakura pudo notar estaba hablando con alguien de la oficina. También notó que la medicina empezaba a hacerle efecto. El señor Li se frotó los ojos y movió la cabeza de un lado al otro. Apoyó la cabeza contra el sillón limitándose a asentir a lo que le decían por el teléfono.
 
-Tengo que dejarte -dijo él-. Estoy a punto de caer fulminado. Llámame si hay alguna emergencia -y colgó.
 
-¿Está bien señor Li?
 
Shaoran no pudo responder pues fueron interrumpidos por Kahu que se asomó por la puerta.
 
-Tú hermano llegó -y desapareció.
 
-En un momento regreso -le dijo al señor Li.
 
Entre una nebulosa Shaoran la vio alejarse disfrutando del contoneo de sus caderas, se sentía tan relajado que incluso se permitió sonreír. La señorita Kinomoto se detuvo en la puerta y de inmediato se escuchó una exclamación que llenó el lugar.
 
-¿Qué se supone que traes puesto? -rugió una voz masculina.
 
-Es mi disfraz de gato -dijo Sakura apenada por la exagerada reacción de su hermano-. Tengo orejas ¿ves? Y también cola -y se volvió para que viera de lo que hablaba.
 
-Pero si prácticamente estás desnuda.
 
-Por favor Touya -exclamó Sakura horrorizada-. No estoy desnuda, estoy cubierta de pies a cabeza.
 
-Maldición -masculló Shaoran tapándose los ojos con el antebrazo. ¿Por qué le daban ideas? No necesitaba imaginarse a la señorita Kinomoto desnuda. ¡No! ¡No lo hagas! Le ordenó a su mente.
 
Cuando abrió los ojos descubrió a la señorita Kinomoto inclinada hacia él mirándolo preocupada.
 
-¿Qué pasó? ¿Se siente mal? ¿Le duele la rodilla?
 
-Si un poco -murmuró entre dientes.
 
-¿Quiere que le acomode las almohadas? También puedo traerle otra bolsa de hielo.
 
-Déjalo como está -dijo Touya detrás de ella-. Seguro que no le caerá mal quedarse como está.
 
-¡Touya! -lo reprendió Sakura.
 
Touya apenas la escuchaba fulminando al tipo con la mirada, como él lo veía podría ser su hermana la que estuviera ahí acostada sufriendo dolores. Afortunadamente no había sido así, o él mismo se hubiera encargado de dejarlo en ese mismo estado.
 
-Touya te recuerdo que es el hermano de mi jefa -dijo Sakura en voz baja-. Pórtate bien -y sonrió para mirar al hombre-. Señor Li, este es mi hermano, es un poco posesivo y gruñón así que no le haga caso.
 
-Él le enseñó a bailar -dijo Shaoran divagando.
 
-¿Qué? Ah si, si él fue -Sakura lo observó confundida-. “Deben ser las pastillas”.
 
-No necesito más hielo -gesticuló exagerando un poco.
 
-Está bien como quiera.
 
Sakura le quitó con cuidado a bolsa de hielo y se la entregó a Touya después extendió una cobija y lo arropó con ella.
 
-Huele muy bien -murmuró él cuando la tuvo cerca.
 
Sakura se tensó esperando la reacción de su hermano a semejante comentario pero al parecer no lo había oído.
 
-Gracias -murmuró ella también y agregó en un tono más alto-. Dejaré la puerta abierta, nosotros dormiremos afuera, llámeme si necesita algo.
 
-Yo vendré a ver que necesita -aseguró Touya con firmeza.
 
-Touya -gruñó ella y sonrió a Shaoran-. Cualquiera de los dos vendrá.
 
-Anda Sakura déjalo descansar y daté prisa para que puedas quitarte ese disfraz.
 
-¡Oh no! -murmuró Shaoran cerrando los ojos con la poca fuerza que le quedaba. ¿Por qué hablaban de quitarle el disfraz? ahora él podía imaginar… tragó saliva.
 
-¿Qué dijo? -preguntó Touya.
 
-Nada, nada -respondió Sakura caminando a la puerta. Quería sacar a su hermano de ahí antes de que el señor Li volviera a hacer algún comentario extraño como momentos antes.
 
-Me gustaba más tu disfraz de hada rosa -refunfuño Touya siguiéndola.
 
Shaoran abrió los ojos de par en par.
 
-A mi también me gusta mi disfraz de Hada -dijo Sakura soñadora-. Con mis alas y mi antifaz. Ojalá algún día pueda usarlo de nuevo.
 
-¿Qué? -exclamó Shaoran levantando la cabeza con dificultad para ver a la señorita Kinomoto.
 
Su mente le estaba jugando una mala pasada, podía verla con el disfraz de Hada Rosa de su Hada Rosa.
 
-No puede ser -murmuró pesaroso antes de cerrar los ojos vencido por el efecto de las pastillas.
 
Continuara…
 
Nota de autora: Hola, hola. Mi buena amiga Crystal23 opina que sigo siendo mala, yo creo que no. ¿Ustedes que dicen? Creo que con este capítulo deben estar muy contentos. Como ven las relaciones entre estas dos parejas van prosperando, pero no se confíen las cosas pueden no resultar como ustedes imaginan. La verdad es que no me ha resultado tan sencillo como imagine llegar a esta parte con el E&T, aunque si me adelante un poquito según como lo tenía planeado. Eriol esta muy confundido y quizá en el próximo capítulo logre que Anessa-sama me ayude a explicar el porque. ¿Qué les pareció? Les adelante que habría un accidente, así que el pobre Shaoran necesitará ayuda, pero… ¿aceptará esta ayuda? ¿O la exigirá? Me pareció divertido dejar que fuera Touya quien sin saberlo dejara que Shaoran descubriera al fin quien era su Hada rosa y por si les preocupa, seré buena y les diré que al despertar no creerá que fue por efecto de las pastillas. Desde tiempo atrás había planeado provocar algún tipo de accidente en el que Shaoran se viera perjudicado para… mmm pues para algunas cosillas que planeo hacer más adelante (trato de que siempre haya un motivo para todo). Y justamente hace poco leí una novela llamada Novia de alquiler deLeigh Michaels en la que sucede este accidente que he presentado aquí, no pude evitarlo en cuanto lo leí me di cuenta de lo bien que le quedaba a lo que quería hacer y decidí tomar prestado ese pedacito, espero que a nadie le moleste.
Gracias YoZu-SaKuRiTa-92, por tu review, ha sido el primero que recibo en este sitio. Tal vez en este capítulo hayas encontrado lo que me mencionabas, espero que si.
Besos a todos y hasta pronto.